miércoles, 31 de octubre de 2012

Poema - Ellas

Viajo, eso es lo que hago desde
que me desprendí

mi imaginación es como un
navío que me lleva por
lugares siempre nuevos, solo
para mi

a veces, en algunos lugares
bajo solo y recorro como
un explorador

nombro y reconozco después
y es como si las cosas fueran
más amigables y hablasen

ellas son entonces las que se
dicen a través mío, ellas
son las que me describen
más aún me forman.
Karigüe

lunes, 29 de octubre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 8


LA SOMBRA
El carácter, el temperamento, la personalidad, son atributos, formas de ser, de comportarse, de reaccionar consigo mismo, con los demás y con el medio.
Cuando decimos consigo mismo, nos estamos refiriendo a que hay algo, alguien, que reacciona con el mismo, por lo tanto hay alguien también al que llamamos sí mismo.
Lo del mundo exterior esta claro, es el conjunto de cosas que pasan, que suceden en el mundo de todos los días, con los demás, en lo cual nos referimos también a la forma como reaccionamos, con los estímulos de los demás y con el ánimo que nos damos a nosotros mismos. Es decir que inclusive en el mundo exterior está actuando también aunque no siempre, lo intimo, lo nuestro, lo impalpable, nuestra forma de ser, nuestro carácter, nuestra personalidad.
En el mundo interior ya es otra cosa, estamos dentro de algo, de nuestro cuerpo, de nuestras ideas, percepciones, sentimientos, sueños, etc., es decir con todo aquello que es nuestro y de nadie más.
Si lo expresamos, si lo compartimos; lo que llega al otro son cosas similares, pero no llegan a ser lo que somos, lo que sentimos, lo que percibimos, la desconfianza, el interés, etc.
Cuando está el otro enfrente, son tres mundos que se encuentran, el mundo del otro, nuestro mundo interior y el mundo compartido. El mundo en el cual estamos compartiendo, lo común, el interés, el deseo, el miedo, es decir todo aquello que se pone al asador, en una olla, en un crisol, llamada comunidad. Lo común con el otro con los otros, es decir la sociedad.
No podemos decir mundo real, porque los tres son mundos reales. Existen, viven, laten, se expanden y se contraen; cambian. El mundo compartido, el común, es de difícil manipulación, es decir que es un mundo de cambios lentos, como si el mismo tuviera ya su propia mismisidad. Un mismisidad latiente, formada por cada uno de los seres que lo forman, por cada uno de los hombres, de los pueblos, de las sociedades, de las culturas.
Este mundo común, esta común unidad, comunidad, es un ser vivo, como es el de cada persona que lo compone. Es el mundo en si, es la suma, la montaña de huesos destilados, que se reúnen, que se unen, que intercambian cosas, como si fuera un mercado en los que todavía se trueca, se hace trueque, se vive intercambiando cosas, bienes; bienestares, bien estar.
Es como si se estuviera formando una galaxia, ya no un sistema como el solar, sino una galaxia, con astros estrellas, planetas, cometas, agujeros negros.
Hay algo en común, hay algo que podemos ver al atravesar verticalmente a lo largo de nuestra historia, desde el LUCA hasta ahora, hasta este momento que estamos intercambiando ideas.
Hay algo que se está haciendo, algo que se está expandiendo, desde el ARN, al ADN, desde el gen a la célula, desde el órgano al cuerpo, desde el alma a la mente. Esa mente, esa alma que ve, que quiere ver, con un interesante condimento, ver hacia fuera y hacia adentro, quiere mirar hacia atrás, desde un punto que está en al piel del alma. Un sentido, ya no solamente un poro de intercambio.
El poro fue un punto de intercambio, había que separar las aguas, había que buscar una identidad. Un pararse en si, un formar raíces, y ver que pasa; un detenerse y resistir los embates del sol, de las aguas, del tiempo, un estar ahí.
Fue después el ánimo, el temperamento, el microclima, la atmósfera, el agua retenida, fermentada, destilada.
Si vemos la formación de los moluscos, a los vertebrados, a los mamíferos; veremos que es la columna vertebral, la que sigue dándole flexibilidad a los vertebrados. Con la diferencia que es la columna, la que lentamente nos va a ser parar, nos va a permitir mantenernos erguidos.
Con ésta posición, podíamos no solo mantenernos parados, sino caminar, mirar no solo el horizonte sino el cielo físico también, entonces si soñar, pensar, imaginar; porque el cielo se abre como una ventana grande, ya no es solo un sentido como el de la vista sino que el cielo se introduce dentro de nosotros y lo que hacemos es copiar, gravar, recordar, memorizar.
Es entonces, que nuestro animo, nuestro carácter retiene, desarrolla un casco, una gorra, algo que detiene el agua que pasa por nosotros, el agua que se está yendo de la tierra y de todo ser, la retenemos formando una garra invertida, y allí el agua se enfurece; pelea, nos da pelea, y de esa pelea, de esa lucha brota nuevamente el rayo por segunda vez, pero esta vez de una manera sutil, etérea, imperceptible: la idea. El pensar, la luz que nos permite ver y vernos.
Por un lado la naturaleza hecha costumbre forma alrededor de un ánimo: el cuerpo, el alma; pero después de un cierto punto se repite, como se repitió el rayo, nuestro espíritu vuelve a brotar pero ahora como un yo, como una conciencia, que quiere aprende, que quiere ver, no solo lo de afuera, lo del mundo exterior, sino nuestro pasado, las distintas costras que hemos formado para proteger aquello que somos, conchas, casas, construidas al vivir, al existir.
Des – ocultarnos, para volvernos a ver, para reconocernos, es nuestro pasado, nuestra historia, el camino que hemos tenido que recorrer para llegar aquí, para llegar a ser lo que somos. Ver esa historia es vernos, es comprendernos, entendernos.
Hoy somos un ojo circular, esférico, que ve nuestros rastros, nuestro sueño, nuestros tentáculos, nuestro medio, medio ambiente, desde donde nos hemos tomado prestado lo que somos.
Un paso adelante, otro atrás. Soñamos y vemos el paso que todavía no hemos dado. Vemos que la sombra de lo que somos camina adelante de nosotros, porque es así el presentimiento es algo que reúne lo vivido ya, lo experimentado. El yo sólo tiene la cualidad de recordar, el espíritu de vivir, de soñar, de ser, de lo que estamos hecho.
El yo como ojo, el espíritu como obra, como la mismisidad que obra, que funde a las cosas de todos los días en el crisol de lo que hemos llamado mundo y de donde nos alimentamos, pero además decimos yo quiero, yo soy; y, una sombra que camina adelante nuestro se ríe, un ojo que ve nuestro sueños no solo sueña sino que nos abre camino, para que digamos como un niño: “Pienso, luego existo”.
Aquello que describe de una manera casi inconsciente el reino que vive desde siempre en el corazón del mundo, en el corazón de cada hombre: el amor.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 5 de Noviembre

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Gracias. Karigüe

viernes, 26 de octubre de 2012

Poema - Donde el cosmos solo late

extraemos sonidos del silencio
signos del espacio
e instantes de plenitud, de belleza
vividos como espíritu en el alma

estamos adentro de ella, nos
movemos en su placenta como
larvas, como renacuajos

crecemos y cuando miramos
desde las orillas, las montañas
el desierto y el cielo nos
parecen la inmensidad pura

ya en el atardecer de la vuelta
volvemos a sumergirnos y
soñamos

como si el alma fuera aquello
en donde el cosmos solo late.
Karigüe

miércoles, 24 de octubre de 2012

Poema - ¿Cómo ….?

¿Estamos solos?

cómo puedes decir eso, si
sientes el silbido del viento en
la paja brava, el rugir de las
olas cuando chocan contra
las rocas, el murmullo del
bosque al anochecer

cómo puedes decir que estas solo, si
la tempestad te despierta, te
arrasa y te lleva como una
hoja de papel

sí cuando la tierra respira
a través de sus poros
llamados volcanes, entrega
su alimento a la nueva piel

Y con el que conversas, ese que
a veces te pregunta otras te contesta

¿Cómo puedes decir que estas solo?
Karigüe

lunes, 22 de octubre de 2012

Frase Ilustrada - La idea...

Libro "Z" – Capítulo 7


SABOR
Las cosas del poder: el orden, las relaciones, las posibilidades, las oportunidades, etc., es un conglomerado de cosas, de situaciones cambiantes, que son tan errática y tan imposible de ser calculadas, como lo es una tormenta, un huracán, con la similitud también de que es difícil, de prever sus consecuencias, más aun su resultado.
La naturaleza de la mente es una copia de lo que está afuera, del medio ambiente, de lo que nos rodea, de lo que está afuera de nuestra piel; pero no la que cubre nuestro cuerpo sino la que cubre a nuestra alma: la piel del alma.
La naturaleza como costumbre, la naturaleza como experiencia. Lo almacenado, aquello que se va formando por lo vivido, que se va modificando de acuerdo a las necesidades, de acuerdo a lo conveniente; para poder existir, para poder estar, para poder comprender. Es decir la naturaleza como resultado de la experiencia de estar, del estar de algo en la tierra.
Imaginémonos el origen, el primer elemento, el primer ADN existente sobre la tierra; podríamos algún día ir un poco mas lejos y encontrar el eslabón perdido, aquel que hace, que permite, que lo inmaterial, que lo inorgánico se convierta orgánico. Que no debe ser muy diferente a cuando la tierra, el agua, los nutrientes se convierten en savia, que permite que el árbol sea; pero como todavía nuestro desarrollo no ha llegado allí, tenemos que comenzar por el ADN.
Imaginemos entonces que nuestro primer ADN el LUCA, sale a lo exterior, se encuentra con un clima hostil, al cual se tiene que adaptar, pero este clima hostil existe y está y vive con lo del alrededor; por no decir rodeado por fenómenos cercanos y lejanos que lo están modificando constantemente, pero que es dócil, esto quiere decir que es solo consecuencia.
Pero nuestro LUCA tiene una particularidad, recuerda, almacena recuerdos que después le van a servir; de los cuales él se va servir, no sólo para dar respuestas sino para alimentarse como los hacen los rumiantes.
El LUCA además se multiplica o sea que se expande como elemento similar, como elemento semejante; sí bien el trata de repetirse de forma similar, el medio que le toca a cada uno de sus descendientes es diferente por lo tanto, tiene que tomar la forma y adaptarse a esos diferente medio, es decir a sus otras mitades.
En este multiplicar, en este almacenar, se produce otro fenómeno interesante que es el siguiente: este ser vivo es caníbal, aunque ya nació, mejor dicho se hizo presente, mejor si decimos que es de esta forma y no de otra, éste ser necesita de los demás para vivir, para estar, ya sea físicamente, químicamente. Más adelante veremos que psíquicamente, socialmente, etc.
Es decir que el ser, para darle un nombre a esto vivo que se repite y se almacena, es devorador, es caníbal, necesita alimentarse. Además del agua, su principal elemento que lo forma, necesita de otros elementos que han ido teniendo, por así decir, sus antecesores.
Es decir que la vida como ser presente sobre la tierra es un conglomerado, es un ser que se erige de sí y sobre sí mismo, sobre ascendientes. No es poético sino practico decir, que nos erigimos sobre la montaña de huesos de nuestros antepasados, mejor hay que aclarar que esos huesos, son los que nos hemos comido o sino directamente a través de nuestros antepasados.
Es muy interesante ver a ese tipo de araña, que cuando esta embarazada, come y come hasta tomar dimensiones importantes, luego pare y sus crías se alimentan de ella.
¿No habrá hecho eso la tierra, también? ¿Nosotros sus hijos, no nos estamos alimentando de ella, no la estamos consumiendo?
Y así nos podemos remontar hasta el big-bang. ¿No será que este nuevo ser llamado universo, se esté alimentando de otro ser superior, otro ser anterior, consumiéndolo? No me sorprende ésta idea, ésta imaginación proyectada, porque lo siento así.
El tema es cuando nos acercamos, cuando nuestra lupa, mejor dicho nuestra mente comienza a ver adentro de nuestro cuerpo.
Lo que ve son órganos, cada uno cumple una función, pero para llegar a donde hemos llegado, desde aquel LUCA hasta este mono que piensa ha pasado mucho tiempo, a tenido que pasar mucho agua debajo del puente.
Ríos de sangre, de prueba. Hay un escritor francés que se pasó gran parte de su vida recolectando piedras que tengan semejanza con los órganos del cuerpo del hombre, y en verdad lo logró. El nos dice que la naturaleza, paso mucho tiempo haciendo moldes, moldeando lo que después seria el cuerpo de uno de sus criaturas más bellas, como cosa bien hecha, nos guste o no.
Decimos en este caso la naturaleza; pero a la vez comenzamos a decir que la naturaleza es una costumbre, el hombre también. Pero aquí esta la pregunta ¿costumbre de quién?
Es decir que hay algo, hay alguien, que está experimentando, que está siendo, que está tomando formas, diferentes para asegurarse, para asegurar su presencia sobre algo diferente, sobre algo que existe mucho más tiempo que él.
No es que lleguemos a los opuestos, sino además de los opuestos, a los opuestos con sentido, es decir una cupla que se relaciona.
Que juega, si se podría decir así, y que a través de ese juego se avanza, como si se avanzara en el sentido de un tornillo, de una espiral.
No creo que haya dudas a esta altura de nuestro conocimiento, sobre nuestro desarrollo, sobre este mejoramiento continuo. Sé hacen mejor las cosas, los seres humanos son más bellos, más acabados, aún con sus imperfecciones o cosas por mejorar.
Somos solo una forma posible, fue lo que hasta ahora pudimos ser. Pero como también lo vemos ya sea en los animales (desde donde hemos brotado) y en los vegetales. Ellos también se modifican, también están dentro de esta espiral que avanza.
La pregunta se vuele a plantear así ¿Hacia a donde vamos? ¿Qué es el que avanza?
Estamos dentro del mismo bote. Lo vivo, para incluir solamente lo orgánico está como entrelazado, unido a lo inorgánico, necesitamos de ellos, es nuestra otra mitad. Así debe ser para aquello que está y aquello que está siendo. El tu y el yo. El universo y el vacío, lo orgánico y lo inorgánico.
Todo un conjunto de células, de elementos que unidos desaparecen y que separados hacen estallar, saltar, un arco eléctrico, la luz, el calor. Alrededor de ese calor y luz, alrededor de ese fogón nos sentamos, conversamos, hablamos, pensamos, opinamos; y por que no, nos divertimos.
Una sonrisa, una risotada, nada más. Luego el silencio, la oscuridad, aquello desde donde hemos brotado, aquellos desde donde somos, desde donde brota nuestra vida, nuestra savia, nuestras palabras, nuestras ideas; sólo, sólo para consumir el tiempo, beberlo como cuando se bebe una copa de vino, se disfruta el sabor: su bouquet..
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 29 de Octubre

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Gracias. Karigüe

viernes, 19 de octubre de 2012

Poema - Vemos

a medida que avanzas
las cosas no son mas cosas

es como el aire
unión de tierra y agua,
lo superior que las rodea
a ambas, como una esfera

dentro de la atmósfera, pasan
tantas cosas, como dentro
de una piel

afuera es como si fuera
otra vida, otra comarca,
otro mundo

bendita la piel no
porque protege sino
porque al separarnos

¡Vemos! ¡nos vemos!
Karigüe

miércoles, 17 de octubre de 2012

Poema - Mi espíritu

¡Ay! ese mundo invisible
solo para la física

habita allí mi espíritu, el alma
es como la atmósfera en donde
esa pequeña águila respira y
sueña

esos sueños con como su presa,
no llegan a el porque lo buscan
sino que él los caza

es la fuente desde donde la
vida brota y se transforman
en naturaleza o belleza

cada vez más alto su nido
cada vez más altas las montañas
como si la tierra y el cielo
crecieran con el.
Karigüe

lunes, 15 de octubre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 6


MUNDO INTERIOR

“Hay algo libre que vive en el universo”. Karigue

Hay un tiempo del tiempo, en cual quiero estar solo. Caminar, ver lo que me pasó en los últimos días. Verme cómo reacciono, cómo lucho; con ese carácter, con ese temperamento. Luego trato de ver eso que sucedió, eso que me pasó, eso que vive, de una manera más clara, dando una respuesta más de acuerdo a lo conveniente de las cosas, de mi interés también.
Entonces pareciera que la niebla que cubría (hace algunos momentos, desde que sucedieron los hechos, las cosas) se levantase, y las cosas fueran más claras. Luego me siento bien, me siento acorde con los hechos, con el mundo.
Pero qué pasó entonces, si los hechos seguirán sucediendo de esa manera, la gente no cambiará, el mundo es así: y si cambia, cambia a paso de una hormiga, de una tortuga. Lo que cambió es un baño, es hacer pasar una brisa fresca por una frente cansada, por una frente sometida a las tormentas que pasan, que suceden, en éste mundo, en ésta tierra.
Como un momento de paz, como un momento en el cual se construye, se erige, un castillo, un conglomerado, un edificio: el mundo. Mi mundo, pero lo interesante no un mundo exterior, aunque si bien este se ve afectado; pero lo que se construye es un mundo interior.
Algo tan grandioso, tan inmenso, tan inconmensurable; como si hubiéramos abierto el más grande de nuestro sentido, de aquellos poros por donde nos vinculamos con el mundo, con el mundo exterior.
Éste nuevo poro, éste nuevo sentido, es más profundo e inmenso que el pensar, que el conocer, que el aprender. Es un nuevo mundo, el cual se ha ido preparándose, construyéndose, a fuerza de la costumbre, a fuerza de estar aquí presentes, viviendo, siendo, conociendo.
Un mundo, un nuevo mundo que estoy descubriendo, aunque un poco tarde; pero temprano cuando se siente, se sabe, que es un mundo que no tiene tiempo.
Un mundo en el cual represento, en el cual cocino, aderezo, lo que he conseguido en el mundo en donde vivo con los otros. Luego allí con todos esos ingredientes, pongo al fuego, la olla de mi reflexión.
¡Ay fuego divino! Eres lo divino, eres aquello con lo que preparo mis alimentos, enciendo los palos, las ramas, secas, para que me den calor, fuego. Enciende las ciudades para prolongar el día, enciende las moradas para vivir juntos.
Alrededor de este fuego nos estamos, estaremos sentados por siempre. Fuego divino, fuego con el cual me reúno, con los otros, me vuelvo a reunir con los que hace tiempo me había separado.
El cariño, el amor, es ver, es ver en el otro la representación. La representación, la misma y a la vez otra de aquella brotada, nacida, fabricada, por la reflexión.
El amor solo es un vinculo, solo es una vena, una sinapsis, entre dos aislamientos, entre dos soledades. Representaciones diversas, diferentes, con diferentes actores; pero el mismo trama, lo mismo que se está haciendo desde siempre, que se está haciéndose presente, y que el eje z traspasa, que desde el eje z se puede ver, observar.
Por eso habrá sido que Wittgenstein, nos recomienda: “Antes que pensar, observar” Porque es de la vida que nos alimentamos, es del andar, del vivir, aún del pensar. Pero el pensar, cómo una cosa mas, cómo un tentáculo más, cómo un poro más.
Nuestra intimidad, nuestro mundo interior, nuestra mismisidad; es un mundo profundo, abierto, fértil; como los desiertos que algún día estuvieron cubiertos de agua, de vida, y ahora son reservorios; ahora ya están para volver.
Sí lo vemos así, nos daría la impresión que alguna vez y no hace mucho nuestro mundo interior estuvo cubierto de vida, era vivo, fértil, pensado, trabajado. ¿Era de otro? ¿Somos seres que vuelven a vivir, vuelven a cultivar un mundo ya cultivado, un mundo que cuando llegas es un reservorio? ó ¿Es un mundo compartido, un mundo parcelado, un mundo formado por celdas, células; a una de las cuales volvemos a cultivar?
Un mundo compartido, un mundo parcelado, un mundo separado, pero que se vuelva a unir por medio de la relación, del vínculo, del compartir, del amor, de los afectos.
Sí ahora vemos, lo vivimos, vivimos con él a diario, en cada momento, es porque es nuestro; es real. Así lo sentimos, así lo estamos juntado, uniendo; pueblos, ciudades, naciones, países, continentes, imperios, se unen. Se unen a fuerza, por fuerza, por el imperio de las fuerzas que nos incitan a unirnos, a estar junto, a forman un ser, más grande, más poderoso, para poder así sobrevivir.
Pareciera entonces que ya el universo está en el estado de contracción, se está volviéndose a unir, compactándose. Lo vemos a diario, en nuestras ciencias, en nuestras investigaciones, en nuestra elucubraciones: un mundo, una unidad.
Pero como el espíritu, es libre, como el espíritu es pura expansión, entonces se vuele contra sí, se arroba, y se introduce en el mundo interior, en el mundo de la conciencia, allí logra una libertad más pura, más plena.
Por eso nosotros, que somos portadores de vida, portadores de ese espíritu del mundo, nos sentimos plenos cuando estamos, cuando tratamos de conquistar, de cultivar, el mundo interior, un mundo que todavía ni siquiera le hemos nombrado. Un mundo nuevo, un mundo construido para el espíritu, por el espíritu, a través de nosotros, de aquellos monos que piensan.
Un mundo en el cual compartimos la paz, la plenitud que lleva dentro de sí el espíritu; y, que hoy lo encontramos con los otros, en el mundo exterior.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 22 de Octubre

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Gracias. Karigüe

viernes, 12 de octubre de 2012

Poema - Lo eterno

Desde muy lejos he venido
a quedarme allí, en donde
la soledad se respira

es el mismo lugar, pero otra
vida vive y late, como si el
lugar no hubiera cambiado
nunca, como la cuenca de
un río antiguo

tanta agua pasó por debajo
del puente, pero tu además
de ser río eres puente

como si fueras un recuerdo
que une las orillas para ser
puente

como si algo tuyo, de tanto
ser recuerdo es eterno.
Karigüe

miércoles, 10 de octubre de 2012

Poema - Inflexión

Eres como el alma
que salta dando zancadas
de roca en roca para
cruzar el río de la vida

la razón son las piedras
mientras el agua eres tu,
ese líquido, esa lava
aparentemente transparente

que brota de las montañas
para llegar a ese mar
transparente y tempestuosos
que vive en tu cerebro

es como si en tu cerebro
se invirtiera lo natural,
y en es punto de cambio
de inflexión, consume
tu tiempo solo para ver

lo estruendose que vive en ti
lo maravilloso que eres.
Karigüe

lunes, 8 de octubre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 5


EL MUNDO

“Olas de un mundo que se abate, es el hombre”

Se tiene, se vive, se siente, se quiere; etc.; sin embargo pareciera que ya, mejor dicho desde hace tiempo el hombre a construido una morada más, una choza más, una morada para su alma, pero mejor sí decimos para su espíritu.
Porque desde hace tiempo ya la vida, el universo, está entrando, se está adentrándose en el cuerpo del hombre. Siendo cuerpo físico, siendo alma, siendo espíritu.
Pero a la vez ésta vitalidad que es capaz de tener ojos porque quiere tener ojos, que es capaz de ver, de pensar, inclusive de sentir, porque quiere ver, pensar, sentir; es como un río, como una ola, que brota desde ese centro vacío que es, desde ese agujero negro que es y sale como fuente, brota.
Entonces sí allí lo bello, el choque de estas dos olas, el istmo. Aquello que se eleva de sí, aquello que es palabra, aquello que es lo destilado. Esa esencia no brota de la nada, sino es destilación; como si fuera un humo, un perfume, un halo. Como si desde esas dos olas, como si desde esos dos ejes que forman un plano invisible (solo para el que no lo quiere ver) se eleva el eje z, se eleva lo bello, lo bien hecho, la cosa bien labrada, la cosa armónica, la forma agradable, para un nuevo sentir.
Para un nuevo poro, para un nuevo canal, una nueva sinapsis, entre el mundo exterior y el mundo interior del hombre.
Desde ya hay mucho desierto. Aquello que deja el agua en su partida, en su huida, en ese inexorable destino que tiene: movimiento. Ella deja a su paso, nos deja a su paso vida reservada, vida condensada, solidifica, guardada, almacenada; para que brote lo que es: el alimento.
La vida como un circulo, como una intención solamente, como algo que nueve, promueve, agita, despierta, lo que siempre está, lo que nunca llegó, ni se ha ido, lo que permanece, como señal, huella, rastro.
El espíritu y aún el espíritu del hombre, es solo un agricultor, algo, alguien, que riega, que canaliza, la vida que está ya, aquello que es movimiento, aquello que se despierta con solo una inclinación, con solo ponerla en una pendiente.
Luego un brazo, luego una herida, un desvío; para sacar algo del río, agua del río canalizado, del río acequia, del río cuenca, de aquello que ya es y se repite.
Entonces un bracito, un pequeño hilo de sangre, de agua riega un desierto, convierte al desierto en un valle, en un campo cultivado, a fuerza de insistencia, de permanencia, de dejar abierto ese poro, esa ventada, ese vinculo.
Así se ha formado el alma del hombre, así se ha regado, se ha poblado, es un campo vivo. Se siembra, se cultiva. Se siembra, brotan frutos, flores, colores, perfumes. Otra vida, otro mundo, otro universo: el alma del hombre.
Ahora sí entramos ya, en un mundo compartido, en un mundo formado como dos caras o dos mitades de una naranja. El mundo interior y el mundo exterior.
Ahora ya en el mundo interior se hace nuevamente la división, el hermafroditismo, la fecundación. La nueva criatura, lo espiritual, lo nuevo el mundo del espíritu, el eje z.
Desde no hace mucho éste eco, ésta ventana, éste circulo cerrado, nuevamente sobre una espiral que avanza. Bueno el avance de esta espiral, de este conjunto de círculos que avanzan, que penetran en la oscuridad, en el silencio, es el tiempo. Es el resultado del movimiento sobre un espacio, sobre un vacío eterno, sobre una nada insustancial.
Alma como mundo de los afectos, de las reflexiones, de los sentimientos, de los sueños, de las esperanzas, de las angustias, inclusive del arte, de las bellas artes. La morada, el lugar, el mundo en donde el hombre se siente a gusto, en donde el hombre dentro de esta morada se enamora, es decir vive con y con los demás con un vínculo, unidos como por un cordón umbilical llamado amor.
Pero de otro, de aquello que se está adentrando, de aquel nuevo poro, nueva ventana, mejor no digas nada, ya que no tiene que ver con el pensamiento, ni con el sentimiento, ni con el corazón aquel destilado músculo que se contrae en forma inconsciente y armónica al ritmo de los latidos del mundo exterior.
Esto de lo que te hablo, es algo nuevo, algo que te enceguece, algo ante el cual tienes que callar, bendecir, ya que la palabra son cántaros que rebalsan, son cántaros minúsculos, innecesarios para poder contener lo que se contiene solo.
Es como el vuelo del colibrí, no veras las alas, no veras la vida porque ella en es movimiento rápido, en ese movimiento imperceptible, se agita, se mueve, se sostiene.
Acaso tu ves a la luciérnaga en la oscuridad, solo ella se muestra cuando emite la luz, solo a ella la puedes ver cuando ella quiere hacerse ver. Así es de lo que te hablo, así es de aquello que está, que está siempre, y solo aparece ante ti como vuelo, como movimiento. Pero tu quieres ver continuidad, sí está sobre la tierra debe tener pies, cómo camina, cómo se desplaza, en último caso cómo vuela.
“Pero de ahí a que aparezca en un punto y luego en otro y yo no pueda seguirlo, no pueda calcular su próximo paso, eso si no puede ser” Así piensa el hombre, así pensamos los hombres.
Sin embargo la huella, nuestra sombra está adelante de nosotros. Ella va siendo, ella va adelante, no atrás, nos va guiando como se guía un ciego para cruzar una calle, infestada de autos, de tránsito, de movimiento.
Un mundo nuevo, un tentáculo nuevo que ha brotado, de uno ya gastado, en último caso ya se está gastando; porque, todo que, toda cosa que nace inmediatamente comienza a morir, comienza a desgastarse; para que el nuevo miembro, un nuevo miembro ocupe su lugar. Una rosa nueva reemplace a la ya gastada, a la ya vieja al nacer, al desprenderse de lo que la contiene.
Del pensamiento brotará lo nuevo. Hoy con el pensamiento vemos, pero estamos ciegos para lo imperceptible. Entonces sí, a seguir a Wittgenstein, a observar antes que pensar, porque el pensamiento ya es ciego para lo nuevo, aquello que está brotando de nosotros, del pensamiento.
La belleza podrá ser esa satisfacción íntima, ese goce, ese juego, ese juego con las palabras, desde las palabras, desde los sueños, desde los temores, desde la angustia, desde la ignorancia, desde la oscuridad, desde el silencio.
Somos un ojo que ve, que trata de ver, un oído que trata de escuchar, unas manos que tratan de esculpir, un pensamiento que trata de expresar, de poner en evidencia, de mostrar, de demostrar, de traer a la luz aquello que desde siempre está.
Somos solo algo que despierta, algo que desde el desierto árido aparentemente estéril, brota, pero brota siendo; escribiendo, pensando, sirviéndolo sobre esa mesa extendida al mundo, en el mundo, que ahora la están comenzando a llamar….
Una palabra aún no nombrada, aún no dicha. Si por dicha quiere decir ya hablada, un placer ya sentido, pero todavía no expresado, todavía no puesto a la luz.
Si el hombre a pensado, ahora el mundo lo hará. El hombre tiene cien mil millones de células; ahora sobre la tierra, el mundo, el nuevo ser que está formando el hombre, solo tiene seis mil millones. Todavía no está formado aquel cuerpo que nombrará la nueva palabra, aquel cuerpo invisible, para la célula que lo forma.
Un nuevo eco y un eco de retorno. Primero la captura, la posición, el tomar una forma; luego un adentrase, una ola que se sumerge en el alma, en el espíritu del mono que piensa. Ahora la contra ola, el mundo.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 15 de Octubre

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Gracias. Karigüe

viernes, 5 de octubre de 2012

Poema - La razón

tener razón
es haber tocado con nuestra
mano ciega un piedra y
evitarla

son como recuerdos acumulados
como cera que después
la consumes para iluminarte

tan necesaria es que cuando
te pierdes, ella esta como
una comarca que acoge

pero a la vez es como esa
liga que usabas para
atrapar pajaritos sobre una rama

el existo de los demás no
es tu existo, solo aquello
que te motiva

por eso a la razón
hay que tenerla de amiga.
Karigüe

miércoles, 3 de octubre de 2012

Poema - Espacio en belleza

respiro tiempo
y me consumo en el espacio
como una pira de leño seco

veo y sueño a la vez
así me libero del tiempo,
y encuentro que el espacio
es belleza, siempre lo fue
aunque permanentemente
el tiempo lo arrebata

el vacío es la raíz espacio
su cielo es un conjunto
de presagios que el tiempo
lleva, como nubes

espacio cuando estoy
tiempo cuando soy.
Karigüe

lunes, 1 de octubre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 4


AMOR
Terreno pantanoso, terreno lleno de piedras; valles, quebradas, montañas; solo de vez en cuando terrenos fértiles, terrenos cultivables, terrenos en donde la vida es más vida.
¿Por qué entonces, el hombre podría ser diferente? Somos naturaleza y la seguiremos siendo: climas cálidos, fríos, tormentosos, calmos, desde donde brota lo que hay, desde donde se erige el clima, el microclima: el hombre.
¿A qué se debe entonces que los hombres no son tan diferentes, o es solo que una planta, un gen, un animal se expandió después? ¿Se expandió como se expandió el agua; como cubrió el agua toda la tierra y ahora en su retirada, en su irresistible retirada lucha, hoy deja su huella de similitud, de herencia almacenada en lagos, en ríos, en mares, en platas, en animales?
Mares llenos de vida, valles guardados entre las montañas, como contenidos por ellas; planicies, de tan imperceptibles movimientos, cambios, que desde lo lejos parecen eternos, parecen permanentes, y son tan vivos como los hombres, son tan inestables que pareciera que el fruto es solo porque la madre preñada, sigue tratando de no ser abandonada.
Olas de vida, olas de muerte, avanzan una de tras de otra, una en un sentido y la otra en otro; en el centro, en el choque, el istmo, el altar, la ceremonia, la celebración: el hombre.
Si, el hombre es un altar en donde se lleva acabo una ceremonia, de la lucha entre la vida y la muerte, entre la oscuridad y las sombras de esa oscuridad, de ese silencio que solo es telón para que el hombre ore, habla, diga su oración, celebre.
Está delante del hombre la nada, el vacío, todo por hacer, todo por construir, por resolver; las cosas necesitan ser bendecidas (bendecir es ven a decir) por el hombre, quieren además ser nombradas, ser dichas. La dicha es un acto de decir, del decir, del nombrar.
Si algo es nombrado por el hombre, ese algo es traído del mundo de la oscuridad, del mundo del silencio y es implantado en el mundo de las obras, en el mundo del habla, en el mundo en donde las cosas son de otra manera al ser nombradas. Las cosas toman otra vida, entran en la vida, en el mundo del hombre.
El mundo es un claro en el bosque del universo. Este último es un conjunto de fuerzas, de fenómenos, de reacciones inconcebibles, incomprensibles, para el hombre. Ese ser nuevo crea, está creando un nuevo universo: el mundo. Allí las cosas si antes no están dichas no están vivas para el mundo. No existe allí lo que nunca fue nombrado, lo que nunca fue dicho por el hombre, por un solo hombre.
Porque el mundo es un ámbito, un recinto imaginado, pulido, labrado, construido por y exclusivamente por el hombre.
No creo que haya sobre la tierra otro ser que pueda imaginar, y llevar a cabo lo imaginado, hacerlo patente, hacerlo real, si se quiere decir así, que no sea este mono, mono particular que habla.
Si bien el mundo del hombre fue construido con piedras, con ladrillos del universo. Pero el hombre fue quien les dio forma, pero no sólo el hombre desde que habló, sino el hombre como ser, aquel ser brotado de la materia, del agua; siendo así el animal, la planta, el gen sólo etapas, sólo estados de niñez, de evolución.
Aún cuando la naturaleza probaba con moldes, con moldes de piedra, desde ese entonces ya era el hombre algo soñado por alguien, como si a través de la forma, del molde, se fue probando, se fue construyendo, se fue erigiendo el habla, el pensamiento, la idea, el istmo.
El hombre entonces como un medio, una escala, una forma primitiva de algo que se está haciendo presente, de alguien que hace del universo, aquello que se pule, aquello que se emplea para construir, para erigirse.
Una metamorfosis, un cambio, como cuando la mariposa se muta; se transforma de gusano en alguien que emprende el vuelo, en alguien que remonta el aire, los tiempos, para cubrir la faz de la tierra, para cubrir los confines del universo.
Una cierta brisa, un cierto aire remonta el universo, el vacío que contiene al universo, algo así como si fuera una caricia, un cierto contacto de lo infinito, de lo eterno, con aquello que está, con aquellos desprendido solo porque es necesario un movimiento permanente, un movimiento en vaivén, como si fiera un niño que se acuna; como si fueran olas, vientos, huracanes, para luego una vez consumido su fuerza; la fuerza brotada del cambio, vuelva otra vez a ser lo que siempre fue, muerte, sueño, quietud, silencio, oscuridad.
Un eterno silencio, una eterna oscuridad reina en los cielos, aún los dioses son así, no sueñan, no quieren, no aman, no odian, solo están; están y son lo que para nosotros es la nada, el vacío.
Sin embargo sentimos, pensamos, soñamos, imaginamos solo porque nos hemos dado cuenta que somos los dioses extraídos, enviados, expulsados, de algo que vive eternamente. La eternidad está dentro del alma del hombre, como si aquello fuera un agujero negro, como si allí se realizara un cambio. El cambio, inclusive, de la vida y la muerte, el de la forma y de lo informe, como si allí, en solo algunos instantes la eternidad morara, en forma de luz, de idea, de pensamiento, solo para después desvanecerse como se desvanece una nube, un astro, un hombre, un sueño, y un universo también.
Instantes llenos de plenitud, que se sumergen como las sirenas de Mallarme, allí enfrente de la proa de nuestro impetuoso barco, navío; sólo para que despierte en nosotros no solo la inquietud, la palabra, sino el poema.
Aquello que describe de una manera casi inconsciente el reino que vive desde siempre en el corazón del mundo, en el corazón de cada hombre: el amor.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 8 de Octubre

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