lunes, 31 de diciembre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 16


¿LO DEMÁS?
Podemos viajar por el espacio, por el tiempo, por y con nuestra imaginación; por y con nuestros sueños. Podemos pensar, meditar, reflexionar, idear, crear cosas, inventarlas, modificarlas, pulirlas, etc., etc.
Lo que si no podemos es saber nuestro origen; porque en este caso particular el inventado es el inventor. Tendríamos que tener, contar, con un espejo tal, en el cual nos podamos ver.
¿En qué momento comenzamos a pensar? Este no es un punto en el espacio ni un instante en el tiempo, es algo extendido en el espacio y en el tiempo, modificable por elementos finitos, tangibles, pero a la vez diminutos.
Por ejemplo cuando se forma o se crea un rayo. En primer lugar el primero rayo, fue producto de que el agua que cubrió a la tierra, por el choque de uno o vario cometas; esta agua debido a la cercanía del sol, se comenzó a calentar, a evaporar; pero a la vez ella en su estado gaseoso no estaba libre de las garras de la tierra, es decir de la fuerza de gravedad, ni de las demás pequeñas garras de los demás astros.
Estas nubes, mejor dicho este estado del agua, estando en un estado semi - desprendido, fueron sujetas a las demás fuerzas que actúan sobre la tierra, como es la de los demás astros, y a las fuerzas producidas por el movimiento de la tierra en sí.
Todo esto, todo este movimiento del agua en estado gaseoso llevó a la creación y a la formación de la atmósfera, de los vientos, etc. La presencia de nitrógeno en la atmósfera fue posterior y se debió a la cantidad de polvo que los vientos levantaron cuando parte de la tierra quedo al descubierto, pelada.
El primer rayo se formó cuando estas nubes, esta agua evaporada se cargó de electricidad por el roce entre sí de sus elementos, luego la descarga, el rayo, no solo entre las nubes y la tierra; sino entre ellas también.
Es muy interesante la formación de nubes compuestas por pequeños bloques de hielo, es decir agua en estado sólido. Cuando se forman estas nubes, dentro de ellas los bloques giran, se mueven y son expelidos como proyectiles, y caen sobre la tierra produciendo destrozos. Da la casualidad que en esto nicroclimas y no en otros, es cultivada la mejor vid, de donde sale el vino.
¿Cómo se forman estas nubes? ¿Qué fuerzas se forman o nacen en ellas como para transformarse en partes sólidas? ¿Cómo pueden mantener estos bloques, venciendo a la fuerza de la gravedad, sólo con el movimiento? ¿De qué fuerzas dentro de la nube hacen o nacen, estas otras, si todo fue producto de la evaporación?
Acaso nuestro cerebro, nuestra mente, no es un lugar en donde se repiten, en donde se forman estas fuerzas capaces de vencer, de mover masas, y llevarlas a la destrucción. ¿Qué es sino la ira, un desorden sino una consecuencia de fuerzas que actúan sobre nuestras neuronas, entre nuestras sinapsis?
Un rayo es la consecuencia, un fenómeno resultante, una fuerza resultante de un conjunto de fuerzas, de fenómenos, que actúan: ¿Sobre qué?
Que pregunta tan interesante, porque en si hasta el big –bang debe ser una resultante, una consecuencia, un resultado de varios fenómenos y /o fuerzas.
Pero debe haber algo original, sobre lo que se actúa. Debe haber una matriz, en ultimo caso una nada, un vacío, sobre lo que y donde las fuerzas actúan.
A ese campo de batalla lo podemos llamar espacio, base, cimiento. Al tiempo se lo puede comprender como deducción de la existencia de la velocidad.
Entonces tendríamos espacio y movimiento como elementos básicos. Un lugar vacío y algo que se nueve, que en sí es movimiento. La fuerza seria lo que agrupa, lo que dispersa, aquello que esta moviéndose, dentro del espacio.
Se forman los universos, los rayos, las ideas, para luego desvanecerse. ¿Juego solamente? ¿Azar? O un ser, algo que existe como tu o yo: un organismo vivo, incompleto, imperfecto sobre algo que será, partiendo de algo que fue.
Es o somos, una hamaca extendida entre lo finito y lo infinito, entre lo presente y lo eterno, entre la nada y el todo, etc., etc.
Es decir nos tensamos entre los límites y dentro de ellos vibramos, y vibraremos eternamente.
Esta es nuestra eternidad, nuestro verdadero patrimonio, nuestra riqueza, nuestro saber y nuestra ignorancia a la vez.
Seres en movimiento eterno. Átomos que se agrupan, quartz que viajan por el espacio moviéndose eternamente, agrupándose, dispersándose, y produciendo este estelar espectáculo que es el universo, el mundo, tu y yo. Lo demás es nada.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 31 de Diciembre

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Gracias. Karigüe

lunes, 17 de diciembre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 15


VERDADERA MORADA
Caminando entre mis propias sombras, entre esos álamos que crecieron a lo largo de ese mi camino, que fui abriendo paso a paso. Cómo desde siempre fui temeroso, miedoso tal vez de que algo sucediera, que algo malo como un terremoto ó como una sorpresiva golpiza a correazos de mi padre.
Miro hacia atrás y todo quiero comprender, perdonar. Miro hacia adelante y no quiero mirar, ya que vuelve ese miedo infantil, que desde siempre me ha tenido en sus manos.
Pareciera que no pudieses retobarte, revelarte, quejarte, de aquello que tu considerar injusto; pero que la vida te lo dio. No puedes ni quejarte porque la vida en si te vuelve a golpear, tienes que mantenerte atado a la proa del barco, aún cuando las olas te golpeen, tienes que soportar, resistir a cuanto embate te dé ó te presente la vida.
Pero, ¿Quién es este señor, este dios, este ser vida del cual solo soy un transmisor? ¿Por qué, por mi sangre transita odios, miedos, rencores, deseos, deseos de ser feliz? ¿Por qué no ser como la piedra inmóvil, en cuanto nadie la mueve, en cuanto nadie la alza, la tira, o la hunde, allí en donde nadie sepa mas de ella?
Nosotros queremos ser recordados, queremos que nos amen, nos respeten, nos quieran, nos aprecien; pero no es así en cuanto te hayas descuidado, en cuanto te hayas dormido por un poco más de la cuenta asignada, de lo normal. Veras como te devoran los otros, animales, los fenómenos, los movimientos puros inclusive.
Cada uno con su función, aún el yo atento siempre, despierto, gozando con lo asignado, con lo dado, ya sea talento o terreno ganado, al final es lo mismo llegaremos a estar confundidos con el barro.
Pero es que pienso, he pensado: ¡quiero revelarme! pero no se contra quién; todos los rostros cambian, pueden ser hasta amados como odiados casi un instante después.
Acaso la vida no se mira en el otro, así ella sabe que está, ¿no es la manera de estar ella siempre atenta, ya sea en uno u otro, en una persona, en un animal, en una cosa, en un ser, en una palabra, en una idea?
Todo un mundo de ideas, de conceptos, de preceptos, de dogmas, de miedos, de anhelos de felicidad, nos habitan; moran como cuervo arriba de nuestras arterias, de nuestras venas, como si ellas fueran ramas de un árbol que eres tú.
Desde allí se lanzan en picada cuando te has aflojado, cuando te has caído ó tropezado. Después de mucho tiempo tratas de ver, de verte y solo encuentras arrugas, pieles deshechas, huesos roídos por ese animal que nos devora, que no nos deja de devorar ni un instante: el tiempo.
El tiempo allí constante, golpeándonos como olas sobre nuestro rostro, en nuestro rostro; carcomiéndonos célula a célula, gen a gen, intención a intención, sacándonos, socavándonos las fuerza dadas, donadas, en el tiempo primero, en un tiempo en el cual comenzamos a caminar, respirar, pensar.
¿Qué hubiera sido si no hubiera pensado? Tal vez hoy hubiera estado en animales microscópicos, como partes, como partes de ellos o tal vez hubiera estado feliz ignorando, suspendido en las olas que las cosas tienen, contienen dentro de sí.
Algunas bien otras no tan bien y en otras mal o muy mal, no se podría saber, sin embargo estoy ahí viendo lo que soy, lo que he llagado a ser; y tengo miedo de describirme porque tal vez a la vida le resulte ingrato.
O no es que nosotros, a través de ese soñador de castigos que fue el Dante, no puso a la ingratitud como el último escalón del infierno, acaso él con esa religiosidad que aun resuena en nuestra alma, en nuestro espíritu como pecado. Acaso el no inventó el purgatorio para ser más lenta nuestra agonía.
Creamos sueños, cosas, herramientas, con las cuales creemos que manejamos a las cosas; pero por lo general terminamos manejadas por esas herramientas; acaso en nuestro tiempo no es así la computadora.
Tenemos que saber. Un hombre normal sabe aprovechar las herramientas que inventamos, porque a toda cosa le debemos de sacar la utilidad, porque hasta la cosa más mala tiene dos caras buenas, tantas maneras de sacar alguna conclusión, algún provecho de lo que nos sucede. Bendice todo lo que te pasa y se propenso a la alegría.
Siempre tratándonos de contentar, de no desilusionarnos de la vida, de respetarla, de amarla, de conocerla.
En ultimo caso la vida o la tierra, es la mama pacha, desde donde hemos brotado, acaso no se debe respetar a la madre, al ser desde donde hemos brotado, hemos salido, hemos nacido.
En ultimo caso es el ser por el cual estamos aquí y si en realidad no nos gusta tenemos alternativas, nadie nos ata las manos, ni menos la mente y la imaginación.
Sin embargo por más que reneguemos, por más que nos quejemos, debemos admirar, debemos reconocer a nuestros padres, al esfuerzo que ellos han hecho, para que estemos en este momento leyendo lo que se ha escrito o escribiendo lo todavía no escrito.
Células, genes, cromosomas, elementos que desde la nada, o mejor dicho desde la casi nada ha hecho, ha fabricado, al hombre.
Acaso tu en tú corazón no siente esa agradable nostalgia o ensueño, que te hace escribir, que cuando escribes piensas que tal vez uno de los hijos de tus hijos que vendrán, leerán esto que escribes, esto que piensas, esto que odias, esto que temes, y ellos seguirán como tú estas siguiendo hasta ahora.
Hay algo, un reloj, una especie de cosas que están dentro de todas las cosas, entre y dentro de todos los seres, que hace de ellos la durabilidad.
Es como si fuera un salmón que nada contra la corriente, contra la corriente del tiempo desafiándolo, consumiéndolo.
Quien dirá que el hombre puede consumir tiempo, pero es así, el tiempo es algo que esta ahí, estemos o no estemos está allí para pasar de un punto a otro, para el movimiento, para el riesgo, para el desafío, como si fueran el agua de un mar, como si fuera el aire, están allí para aplacar nuestra sed, nuestro hambre y a nuestro espíritu.
Porque en si él se repliega sobre sí, como una serpiente, se arrolla, se arroba, solo para permitir que el tiempo se extienda como una presa cerca nuestro, entonces damos el salto, el salto atrevido de crear, de pensar, de desafiar lo establecido entonces volamos, pensamos, creamos un mundo de ideas, de sueños, de seres ausentes, de recuerdos que ya no están dentro del tiempo, están afuera de él.
Nuestro yo aquel que imagina puede viajar a velocidades inimaginables, a velocidad en donde el tiempo es cada vez más diminuto, cada vez más cerca de vencerlo, de superarlo, de pasar para el otro lado en donde el tiempo es negativo, en donde el tiempo no quita, sino entrega. Es el mundo de lo eterno, de los dioses que no podemos todavía crear, ni menos imaginar.
Pero están allí adelante, como sueños agazapados, entumidos, solo porque todavía no es tiempo de salir, de dar el salto.
Un sueño en algo nuestro, que viene desde los tiempos remotos, en casi un instante podemos sentir lo que sucedió hace miles de años, hace algunos instantes, y algo que sucederá, más aun que podrá suceder.
¿No es así que nuestro yo profundo, es el que trata de y con el tiempo diferentemente que el yo presente, el de la conciencia?
Luchamos contra el tiempo y algunas veces lo vencemos, el nos da, nos entrega el aliento, pero nos cobra, nos quita vida. Una vez afuera en la intemperie, somos presa del tiempo, él nos cultiva para luego devorarnos, como nosotros hacemos con los animales domésticos.
Que no lo veamos, que no lo podamos ver, eso ya es otra cosa, eso ya es nuestro problema.
El equilibrio, la plenitud, es algo especial, es algo nuestro, que como seres que piensan pueden lograr, no aturdirnos, ni quedarnos quietos esperando que la vida pase, como pasa un transeúnte.
Un punto medio, un punto tal que nos imagináramos como un colibrí que revolotea, sin que aparentemente los demás vieran que nosotros movemos las alas tan rápido que no se ven. Las que las hemos vuelto invisibles.
No es acaso así la idea, el gesto, la palabra, cosas tan sutiles, pero a la vez tan reales, que solo el que puede ver, el que puede escuchar, el que puede pensar, sabe de su existencia.
El pensar en la sima. Nadie ve que piensas, hasta que al pensamiento lo pones dentro de la palabra y lo dices, lo trasmites. Un libro es algo que contiene vida, en forma de pensamiento, de ideas, palabras escritas que al leerlas, al entenderlas se instalan como vida nuevamente dentro de nosotros.
Cosas que se crean, que se envasan, que se guardan, para que alguien la instale dentro de sí nuevamente, y sea vida nuevamente, ¿no es así, acaso una semilla?
Estamos buscando formas de lidiar con el tiempo, de buscarle la vuelta, de hacer que el no nos devore, ¿no es acaso el escribir un libro, algo que supera al tiempo? lo esquiva, o vence digamos de alguna manera.
Pero el tiempo es inflexible, es un dios superior a la vida joven, adolescente niña, y nosotros sus ojos, su espíritu compartido con todo lo que es ella, en la tierra, dentro de la tierra.
Vida como ser que llegó a la tierra, al vientre de una madre, se instaló, se multiplicó, y ahora trata de emprender vuelo, viajar nuevamente entre las estrellas, su verdadera morada.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 24 de Diciembre

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Gracias. Karigüe

viernes, 14 de diciembre de 2012

Poema - Allí, más abajo

El reposo del agua sobre esa
cuenca cerrada que era el
lago

se encrespaba por el viento que
bajaba de la montaña, se formaban
como crestas de luz, pequeños
soles como eco

miraba mi imagen en su vientre
era más pura que la del espejo,
más flexible, más humana

allí mas abajo se veía el
fondo, formado de piedras y
barro; piedras de muchos
colores, barro gris oscuro

mi alma se estremecía al ver
ese fondo; tan pesado es la
conciencia que ella atrapada ahí
respirase solo
como aliento.
Karigüe

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Poema - Paraíso perdido

manantial de agua pura,
ese café con leche que tomabas
caliente por las mañanas,
ese pan con mantequilla

tenías que salir, ir al colegio
pero tu no querías, querías
permanecer en tu jardín, viendo
a las rosas que dejaron de ser capullo
a los claveles cada vez mas enroscados,
a la retama, la tumbo
que creció y broto amarrado
al sauce

era tu mundo del cual te arrancaban
cada mañana hasta lograrlo

ahora que estas desprendido y solo
¡cómo recuerdas con amor
aquel paraíso perdido!
Karigüe

lunes, 10 de diciembre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 14


LO QUE VUELVE A NOMBRAR
“Hay golpes en la vida tan fuertes, no lo sé, como si la resaca de la vida se depositara en el fondo del alma… “ Vallejos.
No tenemos empatía, no nos damos cuenta hasta que el vaso está rebalsado; cuando el agua o las lágrimas fueron vertidas afuera del vaso, afuera del corazón.
Como saber el límite, como detenerse un poco antes, como saber determinar la medida, la relación adecuada frente al otro, frente a una determinada situación.
Sin embargo tenemos que seguir, seguir viviendo, conviviendo con el otro, con los demás. Estamos no sólo atados por hilos de seda invisibles, sino a la vez irrompibles; ya que no se trata de dejar, de irse, de abandonar, porque afuera de eso hay muy poco, o nada tal vez; y, nosotros aunque resulte teóricamente posible de dejarlo, no lo podemos hacer.
No se trata de justificar, no se trata de huir de la realidad, se trata de enfrentarla.
Nunca es tarde para aprender, para modificar comportamientos, actitudes, formas de ver, de comprender a la realidad; en aquel campo de fuerzas que es el mundo, que es la humanidad.
Nos guste o no darnos cuenta, pero las cosas que son las sabemos, nos damos cuenta de ellas, aunque con dificultad; debe haber una alteración considerable, dentro de nuestra mente para no ver, para no saber cual es el camino a seguir, a tomar.
Pero ha la vez hay un manto, una niebla que brotan o nosotros mismos hacemos brotar de las cosas, para no verlas.
En el temperamento también está incluida, incrustada, como si fuera una aguja en un pan, en un pedazo de carne. Eso que es, como si fuera aquello que lo hemos llamado maldad, el demonio, aquello que nos hunde debajo del nivel de agua, nos sumerge como si fuera ello, esa actitud una forma de protegernos, de hacer que el sol de la vida no nos consuma, no nos dañe.
En este crisol de cosas que es el mundo, en donde se funden los seres y las cosas, haciendo un compuesto capaz de soportar las presiones y las temperaturas que tenemos que soportar en estas nuevas eras, en estos nuevos tiempos, en donde los cambios son para ser claros, independientes casi del tiempo.
No se entiende ahora en esta etapa de nuestra evolución a las cosas y a los seres como elementos separados, no es que algún día lo estuvieran, sino que al ser los cambios lentos se podía ver por un lado a los seres y por otro a las cosas.
Hoy en día, en nuestro tiempo, en el crisol de la vida, nos fundimos seres, hombres, cosas, animales, vegetales, fenómenos, fuerzas y demás hiervas.
Es como fabricar acero, con hierro y carbón, y algunos agregados más. Hoy nuestro mundo no se entiende sin los medios de comunicación, sin la computadora, sin el microscopio, sin el telescopio, sin los libros, sin los hombres de ciencia, sin los filósofos.
Todo ello hoy forma un enjambre, una red, en donde se empolla nuestro futuro. Aunque resulte extraño, somos más futuro que pasado, más aún que presente.
Un poema de Karigue decía: “Un poema es el acto por el cual el hombre nombra, pone nombre al presente, allí en donde el instante se sumerge de sí, en su propia profundidad”.
El hombre comenzó a nombrar, comenzó a poner nombre a las cosas, inclusive a los seres; los comenzó a llamar por su nombre, nombrándolos, reconociéndolos después. Antes de esto, no hace mucho, el hombre enviaba una señal por vez a través de un cable de cobre, hoy en día envía un bus, es decir un conjunto de señales, de información. Ahora envía un paquete de señales.
Así está sucediendo; o mejor dicho desde hace mucho el hombre a través de poeta ya no solo nombra sino que describe realidades, describe instantes, presentes, situaciones. Una situación es un conjunto de actos, comenzando por uno.
Decía luego Karigue: “La mañana fresca, clara, transparente / nos acompaña, nos cubre con su manto de silencio / haciéndonos soñar”.
Describe un momento, nombrándolo ya no solo con una palabra sino con un sentimiento. Quedó gravado ese instante en que la mañana era clara, en el que el silencio, aquel reposo del espíritu hacia, lo hacia soñar, soñar aquí significa elevarse de sí, imaginar aquella felicidad, prolongarla, hacerla que dure en el tiempo.
El poeta escribe el verso, y así el instante se graba, queda como atrapado en su propia profundidad, en su propia intensidad sentida, vivida. Un presente que puede ser futuro y que es futuro desde que es descrito, recordado, nombrado, leído nuevamente.
Ya no podemos ir nombrado a las cosas, ellas ya no son elementos, ahora son compuestos. Hace mucho que creamos el acero, y aunque ahora lo seguimos fabricando pero también hay otras cosas, otros materiales fabricamos con otros procedimientos.
Es entonces, que nuevamente es necesario volver a nombrar, volver a identificar a aquellos compuestos que el hombre usa, emplea, como lo hace o como lo suele hacer una máquina. Lo adecuado para la necesidad, lo conveniente, lo indicado como útil.
No hay duda que así los pueblos se hacen fuertes, convenientes para soportar y aun para conquistar a los otros. Animales puros de raza, de especie, que sobrevivirá a los otros, animales puros es la palabra – frase, adecuada para nombrarlos.
Pero que de aquellas almas delicadas, de aquellas almas sensibles, de aquellos seres que cultivan los jardines, las flores; tejedores del paño de seda extendido, por donde los hombres descalzos, caminan.
Qué de ellos, acaso dejarlos que mueran de sed, dejarlos abandonados a su suerte. Ellos no quieren entrar al campo de batalla, al campo en donde los animales se degüellan, se muerden, se destrozan, por un pedazo de poder, de dinero, de gloria. Animales finos, delicados para las cosas delicadas, que el hombre del futuro cada vez necesitará menos.
Tal vez son como la piel que hay que abandonar, dejar; sin embargo la sed del alma, el hambre del espíritu reclama su participación, porque de ella vive y vivirá.
El espíritu del hombre abre surcos, cultiva, cosecha; pero solo el vino, la vid convertida en vino satisface su sed. Lo mismo el alma, ella necesita de plenitud, la plenitud, aquel o aquellos momentos, instantes de armonía entre las cosas, los seres y, el mundo, aquel pacto de hermandad, aquel reconocimiento mutuo de que son partes de un todo, de que todos son necesarios y a la vez suficientes.
Sin este acto aristocrático que es la cultura no se podría seguir, no se puede continuar, de vez en cuando es bueno y necesario parar y beber el agua, y comer el pan. Ese reloj biológico por el cual todos lo Jacarandá florecen, comienzan a florecer el mismo día, que no siempre es el mismo día en el calendario del hombre, pero ¿por qué ellas comienzan a florecer en mismo día?
Bueno así también hay un reloj biológico dentro del cuerpo del hombre, que nos marca, que nos recuerda, el tiempo de pensar, de reconocer, de volver a escuchar a los poetas, a lo que ellos ya nombraron.
Mirar y de por sí, así los han hecho todos lo hombres que nos antecedieron; mirar, ver, escuchar, a aquellos hombres que siguen y seguirán nombrando, seguirán diciendo aquello que nos está sucediendo, pero no solo el camino, sino acerca del peregrino, porque el peregrino es un camino, que el mismo no puede ver.
El poeta al nombrarlo lo dice, los describe, describe sus recodos, sus veredas anchas, por donde es mejor caminar, su camino de montaña, de cabra, sus ríos, sus valles que se pierden en el bosque para aparecer nuevamente en el mismo lugar de encuentro; como cuando las flores del Jacarandá comienzan a floreces el mismo día.
Así la palabra poética florece, se dice, es dicha por los hombres atentos, que quiere escuchar. Escuchar aquello que es rumor entre las olas del mar, y el viento que habla un idioma en el pajonal; que el pájaro repite y el hombre imita.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 17 de Diciembre

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Gracias. Karigüe

viernes, 7 de diciembre de 2012

Poema - ¿Para quién?

La Luna en la oscuridad es
un ojo del sol

como si el sol viera a través del
del brillo, a través del
rebote de sus rayos sobre
las cosas

así de noche cuando todos
creen que está ausente el sol
ve, no deja de ver y cuidar
a uno de sus miembros,
de sus tentáculos: la tierra

de la tierra hace brotar la
savia, aquel ser, que une
el agua con el sol y que lleva
en esta unión aquello que
es flor, fruto, perfume

¿Para quién?
Karigüe

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Poema - Otro Mundo

sólo estuviste solo cuando eras niño
ya que eres suficiente

los que están llegando al mar
tienen seres queridos del otro lado
en sus menoría como recuerdos
como afectos que parecen un jardín

te poblaste de tal manera que
parece el parlamento de un país,
tan diferente son las opiniones

pero es ese aire de afectividad
ese recinto al que haz llamado
corazón, que late

formando otro cuerpo más
sutil, más efímero, pero
más real

al que entras como en punta
de pie, para no despertar a los
que están dormidos.
Karigüe

lunes, 3 de diciembre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 13


DE OPINIONES A CONJETURAS
El hecho de avanzar, de seguir, conseguir, continuar, es un signo vital; es el sentido real de la vida.
La vida es un impulso, es nuestro impulso. Es el deseo de estar, de estar aquí sobre la tierra, el de ver, el de oler; de sentir que las cosas nos rozan y nosotros rozamos con ellas, en ellas. El hecho de escuchar al viento, al rumor de los ríos, de las olas; de contemplar el cielo, los montes, el mar. Los paisajes, aquella naturaleza y aquello que supimos pulir, copiar de lo que ya está, y con los que hemos hecho catedrales, monumentos, dibujos, pinturas, melodías, poemas.
Tanto es la vida que pareciera que es todo para nosotros; sin embargo la vemos, la podemos describir, la podemos describir como los existentes, aquello que está y a demás ven, describen lo que son.
No; hay algo que es más que vida. Somos por la vida y ella esta aquí sobre la tierra siendo musgo, pasto, árboles, animales. La vida es un ser que quiere vivir, que quiere estar aquí en la tierra y permanecer también todo cuanto pueda, todo cuando los fenómenos que la rodean y además la forman, se lo permitan.
Como una garrapata ella se sostiene, se mantiene, se sujeta, siendo hormiga, siendo dinosaurio, siendo hombre, siendo inteligencia, pensamiento, idea, concepto. La vida mantiene nuestro fulgor, nuestras fuerzas, potencias o espíritu, con la lucha, con el combate permanente que tenemos que lidiar, primero con nuestro semejantes, luego lentamente con los que nos rodea. A través de esta lucha, de ese combate, es que el hombre pudo llegar a donde llegó.
Ha creado un castillo transparente llamado ciencias, allí se refugia, allí construye sus armas, sus herramientas, no solo para imponerse al medio, para asegurase una morada, su morada; sino que con ellas forma o trata de formar una cierta común - unión, es decir una comunidad.
Si bien ello lo vemos en algunas especies de una forma clara, como en las abejas, en las hormigas, en las manadas de animales de mayor tamaño, y con mayor evolución; no nos dejara de sorprender lo maravillo de las formas alcanzadas, de la organización física de sus cuerpos, de sus sentidos, de sus sentidos de comunidad también. Solo a través de nuestras ciencias estamos alcanzando a ver, a comprender, a estudiar, sus naturalezas y nuestra naturaleza.
Lo alcanzado, lo logrado, se está tratando de ver así mismo, de comprenderse, de conocer los mecanismos del conocimiento, del aprendizaje, de ese micro mundo que habita dentro del cerebro del hombre.
Tormentas luminosas, reacciones químicas, eléctricas, electrónicas, microscópicas a niveles de átomos, a niveles de electrones, de memorias, de recuerdos que se acumulan, se guardan; como si fuera acorazados hundidos, abatidos por otras fuerza superiores, pero que de vez en cuando pareciera que se despertaran y lanzaran sus misiles, sobre blancos estudiados, sobre blancos inimaginables para los hombres.
Y es que la vida, la naturaleza, la tierra, los astros, los universos, se manejan por leyes desconocidas, ignoradas; y tal vez nunca logremos desentrañar sus principios, sus leyes, sus formas de relacionarse como elementos y como fuerzas.
Decía Demócrito “En el universo hay átomos en movimiento y opiniones” No deja de separar las aguas. Desde entonces parecería que para nosotros los seres que describen, son los hombres, aquellos que crean sus propias relaciones de fuerzas y tratan de comprender aquellas que desde siempre los forman.
Estos monos que piensan han dividido al universo: el universo visible y el invisible; pero sabemos ya a través de nuestras ciencias que tanto los universos visibles como los no visibles se relacionan estrechamente. Son cosas, mundos, concurrentes.
Hemos dividido la materia, la energía, las fuerzas, Einstein creo la formula E= mxc2. Es decir que si viajásemos por el universo hechos o convertidos en un quartz, ¿veríamos a otros quartz nada más? Bueno inclusive nuestra imaginación no nos da para contestar esta pregunta.
Pero veamos que tenemos hoy. Sabemos que la materia es energía acumulada, que energía es una fuerza, contenida acumulada dentro de una forma, que al ser liberada se convierte en lo que es capaz de mover a otros cuerpos, de movilizar también.
Desde este punto de vista el líder actúa sobre sus seguidores como si este tuviera la energía suficiente o por lo menos superior a la de los demás; así como cuando un dique acumuló agua, ésta agua puede ser liberada y así no solamente producir inundaciones, sino que pueden ser empleadas para al riego, si se la utiliza de una manera racional.
Si en el sistema solar, si en nuestra galaxia, si en nuestro universo hay astros que se relacionan a través de la masa, de sus fuerzas, porque no, o mejor dicho ¿por qué no seria esta forma la de la relación de los hombres?
En realidad no es diferente sino que pareciera que la energía, y sus consecuencias, las fuerzas, se están convirtiendo sutiles en los hombres. Las sinapsis que tienen en el cerebro los hombres, es una metáfora o mejor dicho se repiten de una forma casi simétrica por no decir similar en las relaciones de grupo, en las relaciones sociales.
Es la forma en la que se crea el mundo; pero además como si fuera una contra ola del mundo, vuelven fuerzas, formas de relacionar que influyen sobre las sinapsis en el cerebro de los hombres.
Esta realimentación es lo formidable que tiene nuestro mundo, una generación autosuficiente. El hombre crea a sus dioses, crea a sus opiniones, pero estas a la vez cuando se abren, se expanden, golpean sobre las orillas de la materia, la riegan, y de ese cultivo se alimenta, pero no solo físicamente sino espiritualmente también, como es el caso de la belleza, como es el caso de los paisajes cultivados.
Este batir de alas que es el mundo. Las alas casi no se ven. Es como el colibrí. Vemos a un mundo aparentemente quieto, pero en si es un mundo inquietantemente inestable, en movimiento permanente para sostener lo que hemos logrado hacer, nuestro vuelo. Ese mundo tan agradable, tan bello, tan informe, tan injusto, tan honesto, tan amargado, tan dulce, tan amable, lleno de cariño, honor, amor y fidelidad; como los opuestos.
Si por algunos segundos observáramos con claridad lo maravilloso que es el cuerpo de un gusano, de una mariposa, de una abeja y por supuesto de un hombre también; no creo que lo podamos resistir en su totalidad, es demasiado para la poca capacidad de nuestra mente, de nuestro corazón y más aun de nuestra capacidad de sorprendernos.
Heráclito, aparece en nuestra memoria y nos dice. “La armonía invisible es superior a la visible” Que infantil ahora nos resulta esta frase si pudiéramos proyectarla al conocimiento logrado desde que Heraclito nos la dijera. ¿Cuanta armonía invisible se ha hecho visible desde entonces?
Inconmensurables, y ¿cuanta se nos hará visible en diez años, en cien, en miles de años? No es posible ni siquiera suponer.
Nos adentramos a un mundo cada vez más denso, más rico en cosas, en hechos, en ideas, en conceptos, en fuerza que vemos y presentimos, en creaciones. Los Da Vince de nuestro tiempo deberán estar trabajando mucho, deben estar imaginando lo que vendrá.
Crecemos a medida que comenzamos a ver, a vernos, a comprendernos, con ese nuevo sentido del alma, del espíritu que es el pensamiento, creador de las ideas, de las ciencias.
Pero está naciendo uno nuevo, un sentido que tal vez ni siquiera aún lo percibimos, él que tenga subordinado al pensamiento.
Es interesante ver, comprender, como el sentido de la vista, un sentido superior dentro de la evolución haya quedado subordinado al pensamiento, a la razón, a las ideas, a los conceptos.
Que pasa si ahora dejamos volar sin retenerlo a nuestro pensamiento, ya que el ahora, en este nuestro tiempo el pensamiento es como lo único que tenemos para avanzar, es como si él fuera nuestro bastón.
Que pasa si dejamos ese bastón, si nos largamos a caminar sin el. Y observamos, pero ya no con los ojos del cuerpo, ni los ojos del alma como es la reflexión desde donde broto el pensamiento.
Ahora deberíamos comenzar a caminar con los ojos de nuestro espíritu. Observar, dejar que entren las cosas, los hechos del mundo, sin tener que retenerlos con los centuriones que solemos tener o contar como son los preceptos, los conceptos. Un mundo libre sin fronteras, sin fronteras entre lo visible y lo invisible, entre lo vivo y lo inerte, entre la materia y las ideas, entre lo eterno y lo presente, entre el tiempo y el espacio.
Como si el universo, la falla, la herida producida en el silencio, en la oscuridad, se contrajera, se comprimiera y quedara solo el origen, como si el mundo se callase, la luz se apagara.
No estamos pensando en la muerte, aunque ella sea así, sino en una vida plena, en una vida en donde la vida sea solo un latido, unido a la muerte. Un latido, una herida, que se abre y se cierra.
Ver a la vida por ejemplo, como lo que se abre, como el día, como el universo, y ver a la noche, al silencio, a la oscuridad, como la muerte en donde la vida solo vuelve a donde partió.
Como el corazón, un poco para adentro otro poco para afuera; pero para ésta función, para ésta nuestra existencia desde algún lugar llega el aliento, esa fuerza que es capaz de movilizar a nuestros pulmones, y extraer el aire, la luz, del medio en donde estamos.
Ola y contra ola, espíritu y universo, desde las y con las cuales aleteamos para estar aquí, todo lo demás son conjeturas.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 10 de Diciembre

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