sábado, 28 de agosto de 2010

Poema - Tormentas

Hay momentos en la vida
de todo hombre
que son como tormentas
pasan

y dejan desolación pero
con un aire más puro

como si la misma tierra
quisiese bañarse,
limpiarse, de lo que el
tiempo como vida
deja sobre su piel

sin embargo,
brota de ella la naturaleza

sin embargo
brota el espíritu
También.

Karigüe

miércoles, 25 de agosto de 2010

Poema - Puente colgante

Nítidamente
ves en la oscuridad
como lo hacen las estrellas;

cuando la oscuridad late
como el silencio

son formas, imágenes
que se desprenden como
las palabras

reposas, y es como si
ellas entraran por tu
piel, por los sentidos
de tu piel

de una oscuridad a la otra
en el medio como un
puente colgante, se mece

el mundo.

Karigüe

domingo, 22 de agosto de 2010

Poema - Orilla

Las aguas del río se ondulan
de tal manera,
que parecen las hojas de los
eucaliptos vibrando
al paso del viento y reflejando
el sol tenue del otoño

olas, todo parece que fueran
olas que avanzan sin
un comienzo, sin un final

eterno movimiento,
como cuando llega el
amor y se va

orilla, no es mas que
orilla del río de la vida

a veces algún arbusto
crece a tu lado,
costumbre aprendida.

Karigüe

jueves, 19 de agosto de 2010

Poema - Melancolía

aún somos el animal
que mira el horizonte
y espera

sin embargo cada mañana
el sol sale e ilumina
la noche
para ser cielo

aún los pájaros cantan
allí
en donde los árboles
los cubren con sus
frondosos brazos

no sabes de donde
por momento brota en ti
la sensación de que tu
eres como ellos

es una mueca
por donde la melancolía
pareciera que te viera.

Karigüe

lunes, 16 de agosto de 2010

Poema - La cosecha

He sembrado – dices
pensando en esos campos
áridos

He dejado de creer y esperar
en la lluvia

He abierto acequias y del
río, aprovechando su huída
le he desviado como un
brazo por donde me
entrega lo que necesito

cuántas noches oscuras
como el silencio he permanecido
hasta el amanecer
haciendo surcos

hoy es tiempo de cosecha,
es como si la misma
tierra emanara
de sí misma.

Karigüe

viernes, 13 de agosto de 2010

Poema - Beduino

presencia – dices

te olvidas
que eres fuente, oasis
que brota en el desierto
de las cosas

lejos del mar
eres beduino

entras en los pueblos que
te necesitan
y sales cuando has entregado
lo que tenías que hacer

las estrellas solo te
recuerdan y te advierten
que tanto la luz como
la oscuridad

son solo sed
en ti.

Karigüe

martes, 10 de agosto de 2010

Poema - Aún brilla

Sientes en ti
como si el metal fundido que eres
hirviera aún más,

cuando llegan los vientos favorables
cargados de presagios

entonces sí,
como un big bang se abre
tu corazón y habla, dice
y canta como un ruiseñor
en la niebla del bosque

cuando se abre una rosa
o brota el amanecer entre
las montañas altas
de tu niñez,

callas, pero contienes
aquella tea permanente
que aún brilla

en tu atardecer.

Karigüe

lunes, 9 de agosto de 2010

Libro “La Vida – Capítulo 10

UNIDAD

Nuestra vida, nuestra existencia, es posible verla, sentirla; estamos vivos. No solamente nos multiplicamos, y tenemos memoria sino que pensamos, sentimos, tenemos un mundo de afectividades, un mundo interior, un alma.
Con todo eso tomamos conciencia que la vida es transitoria, la vida pasa por nosotros, somos solo transmisores de vida; y al paso de ella nosotros florecemos, creamos, obramos, imaginamos, creamos fantasías.
Es decir que al pasar la vida, despierta en nosotros cosas, sentimientos, inspiraciones. Las artes, por ejemplo, las ciencias, los conocimientos que nos permiten inclusive ver a la vida, nuestra vida, pasar. Nos sentimos a la vez artífices, constructores, del mundo, de ésta morada que compartimos con la tierra, la naturaleza, el universo y por qué no con la muerte a través de los muertos.
Sabemos que somos, que nos hemos erigido desde esa montaña de huesos que son nuestros antepasados, antepasados como los animales, como desde el LUCA.
De ese resumen, de esa destilación: somos. Tenemos conciencia de que si tenemos ojos es porque queremos ver; y. si tenemos conciencia es porque queremos entender, sentir, tomar las riendas de nuestra existencia, de nuestra vida, y ser conductores de ella.
Ya sé que mucho no podemos hacer, pero hemos creados nuestras ciencias, nuestras artes; y, con ellas enfrentamos a lo que a ella la afecta en forma natural, como son las enfermedades.
Ella quiere sobrevivir a toda costa, como nosotros, y para ello elige al más apto, ya sea ser o especie, y con ellos va para adelante. Pero nosotros los hombres tratamos de sobrellevar a los que son menos capaces, a los incapaces, a los que por si mismo no pueden sostenerse, sobrevivir; tomamos esas riendas, responsabilidades que son producto del amor, de la piedad, de la pasión: cosas del corazón.
Sabemos que de la tierra brota la vida, la naturaleza, el animal, el hombre, como si fuera una continuidad, una flecha lanzada al vacío, que avanza; pero a la vez está flecha choca, porque en realidad avanza sobre la materia oscura; decimos choca su punta, nuestro espíritu, sobre esa energía, sobre esa masa, entonces se enciende, se pone incandescente y es una luz que ve, una luz que registrar ese paso, marra.
Es la poesía tal vez esa narración hecha canto, hecha melodía; pero a la vez de esa melodía que brota de nuestro espíritu es receptada por algo nuevo, algo así como una morada del espíritu aventurero, que sale al encuentro de su realidad, de su obra. Esa morada es el corazón del hombre.
Desde el LUCA, tal vez está la presencia del espíritu de la vida, es ese deseo, necesidad de ser, de estar aquí, de permanecer por medio de la multiplicación y de mantener registrada la historia, es decir tener memoria.
Tal vez esa memoria es la que con el tiempo se convierte en alma, en mundo interior, que es obra del espíritu; pero es el alma, sus galerías en donde se almacena esa experiencia, esa vida vivida por el espíritu.
Luego eso si lo depositado, lo registrado en el alma, lo destilado, es lo que con el tiempo se convierte en otra morada más profunda, más real, que es el corazón del animal, la afectividad, que con seguridad lo tiene las plantas también, sino que todavía no lo podemos ver, no lo podemos registrar.
El espíritu ya sea de la vida o del hombre es aséptico, es una rama, un tentáculo de la voluntad. La voluntad como nido, el nido en donde reposan las cosas más delicadas que han brotado del alma, como es el respeto, el amor, la aceptación, la comprensión, la amabilidad; es decir una seria de afectividades con una delicadeza tal, que parecen elevarse de la fuerza que es vida.
Imagínate que el hombre ha creado para ese río tempestuoso, que es la vida, diques; lo ha regulado y con ello ha conseguido, la electricidad, poder regar los desiertos, crear la agricultura. Hacer de ella algo útil, es decir como decía Gelhen: “Cultura es hacer de la naturaleza algo útil”
Bueno y eso es lo que hacemos con nuestras ciencias, con nuestras artes; y, en el caso de las afectividades están las cosas delicadas que hemos sabido crear, formar, en nosotros. Así como tenemos manos para agarrar, tememos corazón, hemos sido capaces de crearlo, porque tenemos deseo, necesidad, de amar, comprender, aceptar, hacer de este nuestro mundo, una armonía cada vez mas hermosa, más humana, más real; y, no podemos ir al desierto ha averiguarlo; solo sentimos esa necesidad, y las cosas para satisfacerlo están ya dentro de ese recinto llamado corazón.
Es decir el corazón del hombre es algo de él, creado por él. Aunque necesita de la vida, como la vida necesita de la tierra, no por ello debemos de dejar de pensar y sentir que el corazón es nuestro y desde allí podemos ver, comprender e inclusive crear otro mundo, más profundo que el de todos los días, un mundo bello.
Y esa belleza es más profunda que la física, que la del espíritu. Es una belleza de profunda armonía, de una serena plenitud, en donde el silencio y la oscuridad se integran con el corazón y son uno.
Esta es la unidad que el hombre presiente al vivir, al existir. Pero no sólo presiente sino que inclusive hasta le canta, la trata de describir, de atraparla en palabras, en notas, en formas y colores
Una unidad que por ahora solo la percibimos.

Karigüe

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Gracias. Karigüe

viernes, 6 de agosto de 2010

Poema - Años

Los años brotan en ti
como la primavera
en los árboles

no sabes si es una mas
o uno menos
ya que no son ellos
matemática

son como esas gotas de lluvia
que caen en un charco,
no vuelven
a lo sumo abren como
una herida casi
instantánea

solo las ondas perduran
un tiempo más

como tus sueños.

Karigüe

martes, 3 de agosto de 2010

Poema - Apiádate de nosotros

Entre la multitud
caminas como entre sombras
que laten en la oscuridad

tratamos de ser vistos,
de decir presente cuando
nombran tu nombre

pero al atardecer,
callados vamos al templo
a pedir perdón o a pedir
ayuda

así de perdidos
andamos

Señor, mi señor
apiádate de nosotros
cuando nos olvidamos
de nosotros.

Karigüe

lunes, 2 de agosto de 2010

Libro “La Vida – Capítulo 9

DEL LADO NUESTRO

Cuando se reúnen los amigos, la familia; en una fiesta, en un cumpleaños por ejemplo, hay un gusto, un placer de ver, de volverse a encontrar, los abrazos, los saludos, la conversación, el brindis, la alegría, el baile; tantas cosas que en un pequeño lapso de tiempo, recuerdas cosas que pasaste, que viviste.
Es hermoso, por más que a veces se recuerden cosas no tan agradables; la mayoría están en esos momentos con el carácter inclusive de perdonar, de olvidar recuerdos que nos carcomen por dentro y que son como pequeñas enfermedades, que nos van destruyendo por dentro.
Algunas veces, he escuchado, particularmente en la religión Cristiana, que Dios castiga. Este concepto es muy amplio, pero tiene un matiz que hemos visto a lo largo del tiempo, que el que la hace lo paga, es como una ley de la naturaleza, como la ley de la gravedad; pero es así no está escrita, no la vemos, pero de una u otra manera está, se cumple.
No es el caso aquí quedarnos en este tema tan delicado; sino sólo el de que en esos momentos uno es propenso a perdonar, y la mayoría de eso que llamamos culpa, error, ofensa, por lo general son cosas sin importancia, porque el mismo tiempo las borra.
La fiesta en si, es una creación humana, el encuentro con los amigos, con los familiares, el brindis, la comida, la sonrisa, el chiste, el baile, todas son manifestaciones, expresiones, de nuestra forma de ser, forma de relacionarnos con los demás.
Ves rostros que el tiempo ha consumido, pero no el ánimo, el cariño que sienten por lo demás; con el tiempo, con el paso del tiempo las personas nos convertimos en más afectivos, como si nos diéramos cuenta, que todos nos estamos yéndonos; aunque muy pocos se quieren dar cuanta de ésta realidad, pero el resultado es lo que importa nos guste o no, nos volvemos más amables, más cariñosos.
La mayoría de las luchas, las peleas, son inútiles. Después de la adolescencia nos enredáramos en ese tipo lucha; mejor si decimos nos volvemos luchadores porque queremos tener un lugar en el mundo, un respeto, una forma de ser respetable. Ello no está mal, lo que esta mal es la desmesura, luchar por luchas, luchar por miedo. Luego con la madurez quedan como rezago, como basura, por así decir, los rencores, las enemistades, que sólo el paso del tiempo o el crecimiento personal, la maduración, lo borra, los eliminan.
Surge en cada uno de nosotros una personalidad, un yo, que trata de ver, de comprender, que aquello que nos mantuvo en la superficie necesita profundidad, necesita comprensión, amor, entendimiento, perdón.
Es como un campo de batalla, después de la batalla, recogemos a los heridos, bajamos las armas; miramos al horizonte sin saber, sin comprender a estas, que son por lo general luchas inútiles.
Es como si nos fuéramos acorralando en una esquina del corral, allí nos apretamos, de tal manera que esos roces son los que encienden al fuego, son las chispas, para que el hedor explote. Nos preocupamos solo por nosotros sin importar al otro, pero es qué somos el otro también, somos el entorno. Es como se ve ahora hermosos centros de campo rodeado de villas miserias, no se puede esperar que tarde o temprano eso se encienda, que el roce cause las cosas que nos presentan el mundo también injusto, la esquina del corral comprimida.
Esto no es política, es realidad, es verdad. Peleamos por que nos asustamos, nos salimos de nosotros mismos, estamos atareados nos guste o no de vivir por vivir; es verdad también que el temerario va adelante sin que tenga conciencia de ello, pero tarde o temprano esa realidad, se hará presente y he allí las consecuencias.
No es que la vida en si es injusta, los hombres son lo que practican la injusticia, por esa ambición desmedida, por ese miedo, a que la salud, la riqueza, el buen pasar, nos abandone; el buen pasar en esa esquina del corral.
Las puertas de la vida están abiertas, están a merced de los espíritus lucidos y valientes que se atreven a ver, que tiene el corazón amplio, como una morada en donde el otro puede habitar también.
Hay algo a donde tendríamos que ir con más frecuencia es o son esas ventanas, puertas, abiertas por donde podemos salir allí, a donde la vida es más vieja, más antigua, más sabia, más madura.
Esa ventana se llama amor, amor así mismo significa respeto; para amar a los demás se necesita conocerlos, comprenderlos, perdonarlos como nos tenemos que perdonar por nuestros errores, es como sino supiéramos perdonar los errores o fallas en su conducta, en el comportamiento de los niños; los tratamos con tal dureza, que es como un límite móvil que sino obedecen, del otro lado está el abismo, porque es así todo lo que no entendemos, amamos o comprendemos, lo consideramos peligroso, casi como si los barrotes del corral nos estuvieran protegiendo, y en verdad es cierto nos protegen de la desbandada, pero no por ello debemos de dejar de ver, de dejar de salir de nosotros mismos, de nuestras enseñanzas recibidas, de nuestro preconceptos, que el mundo que recibimos no es el mismo en el que vivimos, ni el que dejaremos a nuestros descendientes.
La vida está, está ahí para ser vivida, ella no nos impone nada que no podamos trepar la cerca y salir, y respirar la libertad, esa responsabilidad de elegir, por nosotros mismos, los caminos a seguir, y esos caminos necesitan ser desmotados, abiertos, mantenidos; he allí el trabajo, pero el trabajo como imposición nuestra, porque el mismo es el que nos da el placer de otras cosas, de otros logros humanos.
De este nuestro lado está la injusticia, como la que cometemos con los animales, con los otros y con nosotros mismos, es el hombre el responsable; pero no como obligación sino como consecuencia; que si cultivo es porque necesito los alimentos, alimentos que nos sean convenientes, por esa naturaleza nuestra y esos sueños de querer ser algo mejor de lo que hasta ahora somos.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 9 de Agosto

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Gracias. Karigüe