viernes, 29 de enero de 2010

Poema - Función

Te has preguntado muchas veces
y lo único que haz logrado
son otras preguntas

entonces te sientes como un gen
que quiera saber que partes
es, de ese todo llamado hombre

a los sumo sabe su función
y la cumple para que estés,
tal vez para que te preguntes
por él.

Las funciones, llaman al vacío
de tal manera
que sino hubiera atmósfera
el cielo, el que ves
seria un enjambre de estrellas

como la arena del desierto
por donde caminas.

Karigüe

miércoles, 27 de enero de 2010

Poema - Algo Nuevo

¿Qué es lo que ves
lo que presientes?

Nada – dices
sin embargo no haz dejando de pensar
aunque casi todos ellos son ya
viejos, gastados

como la arena de la playa,
aquella formada por restos
de caracoles

de vez en cuando
brota uno nuevo
y es como si del mar
surgiera una sirena

que se vuele a sumergir

Lo se – dijiste

sólo los sueños hacen
algo nuevo.

Karigüe

lunes, 25 de enero de 2010

Libro “El Alma” – Capítulo 4

PARTES

Las partes del alma. Es el alma algo que ha brotado del cuerpo, y el cuerpo del hombre de la tierra.
Entonces debería tener partes, estar compuesta de partes. Tener como la tierra, una base que es la misma tierra, un elemento exterior como es el agua, otro elemento común como es el aire; tenemos lo común a todos como es el cielo, el universo.
El hombre tiene su cuerpo físico, su sangre, sus ideas y pensamientos. Podríamos decir que la sangre pertenece al agua y que él ó los elementos comunes son las ideas, los pensamientos, es decir una parte a la que podríamos llamar alma.
Pero he ahí que en esa separación constante que se está llevando a cabo en el universo, algo se está desprendiendo de lo que está, de lo que está como base o pedestal.
Vamos sólo a suponer, que lo que se desprende del hombre es el alma, la mente, la inteligencia artificial; que si bien no tendría por qué llegar a ser solo una inteligencia artificial, pero tampoco podría negarse este camino o posibilidad.
Ahora veamos, la tierra tiene elementos y fenómenos, que se combinan, que se relacionan, los cuales han formado lo que es vida. La vida está formando por lo de la tierra, más otros elementos especiales con vida, como son los genes, las células, los órganos, los sistemas.
Muy bien, ahora llegamos al alma, ella esta compuesta por todo lo anterior, es su base y pedestal; pero a la vez tiene elementos como las ideas, pensamientos, sentimientos, percepciones etc. ahora bien debe tener como el cuerpo órganos, partes, sistemas y algo más; algo que la coordine y la haga, le permita ser otra base, donde algo de ella se desprenderá y será lo otro, lo otro que de ella se eleve.
¿Cuáles son esas partes? Comencemos por lo superior, por el cielo del alma; sí, sí, porque es lo diferente que el hombre siente dentro de sí, es una especie de su corazón, en donde llegan las cosas de todos los días, las cosas que vivimos, y en ese órgano se purifican y se vuelven a sus partes, pero ahora, purificadas.
Es lo más elevado que podemos tener, que podemos percibir, es lo que el poeta siente dentro de sí, lo percibe, sabe que existe, pero no puede alcanzarlo, atraparlo, aunque sea por instantes; lo que a veces le queda es poco, es el aroma, la belleza. La belleza es como esa brisa, que acaricia nuestro rostro en un día de verano.
Es como las nubes, pero en nuestro corazón, ellas son parte de nuestra sangre que quiere y algún día lo logrará, desprenderse de la tierra y seguir en esos círculos amplios, más amplios, que nos superan.
Esa sangre evaporada, es la que choca con el craneo de nuestro cuerpo y se convierte en rayos, pequeño rayos, luces, destellos, que se producen en las sinapsis.
Hasta aquí lo físico, algo se transforma; así como de la tierra broto la vida, algo nuevo, algo diferente a ella; bueno en el cerebro del hombre algo está naciendo, brotando, siendo, algo diferente a lo que es vida. Podríamos y en realidad lo hacemos, cuando tratamos de decir que eso es vida espiritual.
Los rastros, que tenemos de eso nuevo, son: la belleza, la vida espiritual, el arte en sí.
Lo que tenemos son sensaciones, percepciones de eso nuevo que está brotando de nuestro cuerpo, de nuestro cuerpo de hombres. Tal vez todavía no tenemos el órgano, como es el cerebro en el cuerpo, que sea capaz de coordinar todo esto que está sucediendo en nuestra alma, dentro de cada una de las partes que la componen.
Pero en carácter solo de imaginar, dentro del mundo de las fantasías, podríamos decir que ese centro es aquello que hemos llamado corazón del alma, allí en donde no podemos mentirnos, ya que siempre ese centro nos dice lo correcto, es como si en cualquier momento o tema que vayamos a él, volveremos con lo que debe ser, fuente de todo lo nuevo, sentido de nuestros caminos futuros, fuego encendido allí en el fondo de nuestra propio oscuridad, que nos da señales; sólo para que podamos ver y seguir.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 1 de febrero

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Gracias. Karigüe

sábado, 23 de enero de 2010

Poema - Sentido

de todas las figuras
que sostienen al espacio

eliges algunas

luego le pones medidas
para limitarlas más,
domesticarlas

así son las palabras también
cuando las sacas del silencio
para que sean aullido, grito

luego las domesticas

pero como ellas son libres
se elevan de si
volaron

Ahora son como esas
bandada de palomas
que te indican el sentido.

Karigüe

miércoles, 20 de enero de 2010

Poema - Deslave

Intentas
tal vez en vano
otra pregunta

Como queriendo hacer destilar
el agua de la lluvia
que vuelve lodo al deslave

abajo el pueblo,
sólo un túnel revestido
de acero con poros
podría permitir que el agua
siga su camino del
cielo al mar

¿No somos así?
no somos barro humedecido,
huaico que arrasa pueblos
inofensivos

Sólo por no separar
lo que no es nuestro.

Karigüe

lunes, 18 de enero de 2010

Libro “El Alma” – Capítulo 3

LA BELLEZA

Es la noche, el silencio de la noche, la soledad en que estamos. Algunas veces soñamos, otras recordamos, pensamos; y, es como si el pasado fuera una fuente desde donde nos erigimos, una fuente que nos alimenta desde las profundidades que somos.
Llegamos más adentro, más allá, desde donde comenzamos a pensar, a hablar, a movernos; más aun tal vez a aquellos instantes en que la materia incandescente fue fecundada; tal vez al instante aquel de la gran explosión. Más aun estar, estar sostenidos por esa materia oscura, por esa energía oscura que brota desde el quartz o desde el fotón; más allá tal vez, allí en donde lo infinito es solo una excusa.
No debería sorprendernos tamaño atrevimiento, ya que sabemos de una forma u otra que la materia también tiene memoria; los animales la tiene; la energía con seguridad también. Es como si un gran recuerdo no dejara nada olvidado, sino que todo se sumara a él; y él estaría almacenado, seria una de las raíces del alma, del alma de hombre.
Si la vida en un tiempo apostó al tamaño, a los dinosaurios, cambió con el tiempo apostó a la flexibilidad, a la astucia, a la inteligencia, al animal que piensa: el hombre. Vemos que la parte física del hombre no es lo notable, más aun es un animal no especializado; pero piensa, obra con sus manos, inventa, es un animal que va hacia lo abierto, es atrevido, sagas; tiene un alma, la más desarrollada dentro de la naturaleza.
Un alma que es cada vez más inmensa, porque no sólo él la alimenta desde afuera con las cosas que logra saber del mundo exterior, del universo; sino que ella misma también y a la vez, se expande para dentro de sí, un mundo interior.
Sí, el alma es cada vez más profunda, penetra más allá del tiempo, escucha el silencio que los oídos ignoran, inventa fantasías que no existen en la tierra.
Así el hombre, abierta su alma al mundo, se dio cuenta, encontró al universo ante él, frente a él. Los dioses, las imágenes del dios fue siendo para el aún, pero ahora como el telón de fondo.
Así emprende la búsqueda de un origen, de un punto, de un elemento, desde donde ser. Tales: el agua; Heráclito: el fuego; Anaximenes: la tierra; Empédocles: el aire. Cómo comenzamos a desandar, cómo comenzamos a encontrar en esos nuevos caminos de nuestra rica interioridad. “Solo se que no se nada”: Socrates. Platón, Aristóteles, sentaron las bases de nuestro mundo moderno.
Todo eso como una ciudad. El mundo comenzó a expandirse a fuerza de todas estas almas excelsas; como cuando se fue formando la naturaleza, los genes, las células. Las plantas, los animales, el cuerpo de todos estos nuevos seres estaban siendo formados por genes y células. El mundo por almas.
Ahora el hombre del siglo de Platino, mira a su alrededor contempla un mundo cada vez más bello, más potente, más viril, más hermoso; y, sus almas cada vez más profundas, ciudades de intimidades, castillos ostentosos, sencillos, delicados, simplemente bellos también.
Es como si la belleza fuera una tercera tarea del alma. Si consideramos que la primera fue el hombre, la segunda el mundo, y ahora la vemos atareada creando, formando, la belleza; aunque aún las dos primeras no estuvieran terminadas, acabadas.
Es así el espíritu de alma, aquel ánimo que ha brotado desde ella, desde ese recinto sagrado que habita en el hombre y por el cual él es hombre.
Este espíritu es como un vaho, como una brisa que brota de éste inmenso, profundo y a la vez tormentoso mar: el alma. Esa brisa por momentos nos llega desde lejos y es como una caricia en nuestro rostro, otras es tormenta que abate al mismo mar sobre la tierra, lo lleva siendo nubes, vientres cargados a desovar sobre los desiertos, sobre las ciudades, sobre los campos cultivados.
¡Ay espíritu mío! Eres ahora aire que respiro, aire suspendido en el cielo de este mundo que no podemos dejar de respirar, porque estamos también constituidos por él.
El espíritu es como la mano del alma, con la que ella crea, obra, saca como desde la nada su nuevo alimento: la belleza. Alma profunda desde donde todo es, es en nosotros.
Y el hombre en su afán, en su deseo de verla, de contemplarla, se distancia de ella, necesita el foco, la distancia adecuada para verla; y bien aunque cueste reconocerlo, esa, eso mismo es el dolor.
El dolor profundo que siente el hombre en las profundidades de su ser, de su corazón, ya que de una o otra forma está sintiendo, presintiendo, la belleza. Esa belleza parecería que es recuerdo, parte del gran recuerdo almacenado en nuestra alma, ese gran recuerdo es su corazón y él más que el yo o la mente, reconoce como suyo, siente que algún momento lo vivió, ya que lo que hace el joven e inquieto espíritu es solo desempolvar, describir, desvelar, lo que siempre está, lo que siempre ha estado.
He ahí, que desde esos tiempos el hombre está sintiendo que fue echado de algún lugar en el que fue pleno, feliz; en donde eternidad e infinito solo son palabras para expresas, para reclamar aquello que nos pertenece, ese paraíso, el paraíso. Y aunque resulte trillado, es la belleza un rastro, una huella, de él.
Es la distancia el alma de la belleza, porque podríamos entrar sin reconocer, sólo porque presentimos, y ser uno con la belleza; pero el hombre de la era de Platino, se detiene, se para, frente a las cosas, frente al mundo, frente al universo y al gran recuerdo; y quiere ver, verificar, entonces sí se distancia, se va al desierto en su búsqueda, se retira a su soledad, esa que sólo da la noche y allí, y desde allí la contempla, ve, ve ya la belleza creada por el alma: su obra.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 25 de enero

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Gracias. Karigüe

domingo, 17 de enero de 2010

Poema - Algo se dice

había que escuchar
el silencio de las montañas

cuando el viento pasa
por la paja brava,
se escucha como si la montaña
hablara, tratara de decir algo

luego se ve la quebrada, el valle
como vestido de seda del río,

el río bramando baja, es un
sonido persistente, monótono
pesado

He comparado, con el tiempo
los dos sonidos

y es como el canto de los pájaros
y la voz del hombre

Algo se dice
cada vez con más precisión
cada vez con más delicadeza.

Karigüe

jueves, 14 de enero de 2010

Poema - Vía láctea

Una vez, ya de noche
allí arriba, en las montañas altas
entré en un pequeño lago
de aguas termales

Qué placer el calor del agua
en aquella noche fría

me recosté mirado al cielo
en plena oscuridad

¡Qué impresión más fuerte!
estaba allí la vía láctea
con sus millones de estrellas
reunidas, formando una
mancha de luz sobre un
cielo formado por estrellas
lejanas

estaba allí, cómo viva
¡Que plenitud!
por primera vez, la sentí
mía
y yo el desprendido.

Karigüe

lunes, 11 de enero de 2010

Libro “El Alma” – Capítulo 2

COMENZAR

Ríos profundos, ríos del alma; nacen puros en las alturas del corazón, de esa fuente cristalina desde donde brota la vida. Parte llega del cielo y otra parte el sol del mundo, el mundo convertido en sol, derrite lo almacenado.
Baja el agua como hilos de sangre, entre las piedras, los arbustos; se van juntado los arroyuelos, como niños que quieren jugar; las montañas sólo son pliegues, repliegues que la tierra tiene, que la tierra hace, para retener el agua, embalsamada en el mar.
Pero es el roce, es el contacto del agua con la roca, que ha la misma roca, a la misma tierra endurecida, encallecida, la fecunda también. Ve entonces las montañas vestirse de verde, velas cómo les crecen arbustos como cabello que se ondea con el viento, con ese viento indiferente que se abate sobre la piel de la tierra y del agua.
Luego se juntan, como sentimientos tempranos, con esa alegría que tiene el arroyo, que tiene el amanecer de la madre naturaleza.
Ve entonces cuando se detiene, cuando los cerros lanzan manos desprendidas y hacen, forman, con el agua, esos pequeños lagos de altura. Ve también como la alegría de la niñez se convierte en juventud; es el mundo, es la familia, la cultura, que al niño lo hacen explayar, lo detienen y lo abren, lo educan.
He ahí ese pequeño lago, en donde el agua brilla; como brillan en los vientos de Agosto los eucaliptos de mi casa materna, o las polleras de gitanas, las lentejuelas de las polleras de gitanas, agitadas con el sol.
Pero el agua, el tiempo, la vida, no pueden quedarse en un lugar mucho tiempo; más aun no se quedan quietas nunca. Es así entonces que esos pequeños lagos andinos solo son tiempo explayado, vida abierta, espejo de agua en donde juegan el viento, el sol y las piedras, como lomos azotados.
Materia bendita, tierra bendita, lomo, que nos da vida, pero que nos lleva arriba de su lomo siempre; nos sostiene y nos alimenta.
Luego baja el agua, el tiempo avanza; y, los desiertos como alma antigua, comienzan a beber. Maravillosa unión, impenetrable acto, en el cual los desiertos son fecundados nuevamente; en el cual el alma, el alma del hombre comienza a ser, a despertarse, animada por esa vida nueva que ha bajado de las alturas del corazón.
Nuestra juventud, nuestra madurez y la muerte misma, pareciera que sucede en esa planicie de arena y tiempo, que es mundo. Ya en el mundo habitamos valles, quebradas, desiertos, moradas temporales en donde el habla nos trae, nos lleva, nos combina, para que seamos, para que seamos más. Parece un corral y un campo abierto y fértil en donde un pastor nos cuida, nos regula y después saca la leche y nuestra carne, para que alguien se alimente.
Solo los arrieros, los aventureros, vuelven a las montañas, pero ya no como arroyos sino como sed de ser otro, carreteando por esas pistas curvas que son las siluetas de las montañas, para volar, para desprendernos de estas leyes físicas que nos ahogan; cómo ganado que cumple una ley biológica, un destino casi marcado.
La vida llegó, fertilizó a la tierra desértica; a esa alma antigua, para rejuvenecerse. El arriero de ella es el espíritu, ese ánimo brotado de ella; de ella que lo retiene desde siempre en su vientre; pero al despertar solo algunos espíritus emprenden su camino hacia las montañas azules, hacia eso picachos cubiertos de agua blanca, esos mantos blancos lo incitan, lo provocan al vuelo.
He ahí al Cóndor, al Águila, al espíritu, jugando como niños en las alturas, soñando, creando, formando figuras en el cielo, en las nubes, allí siempre allí, en donde haya juego.
La tierra antigua, el alma vieja, miran a sus niños, los cuidad, los reciben cuando las tormentas los derivan, y los vuelve a lanzar al vacío. Son madres que saben, que ya conocen por lo vivido, que solo en las alturas está, brota, lo nuevo; en esas alturas en donde el corazón del hombre roza y bebe el néctar puro, que el dios entrega como lágrimas o como rocío.
Es el alma, mi alma, la tierra de mi espíritu, tierra vieja, sabia, que todo lo almacena. Como esa araña preñada, que comen y comen, hasta morir, y ser alimento después, de sus criaturas. Es así la tierra, es así el alma.
Cuando queremos comenzar ha hablar de la tierra, no paramos, y además no tendríamos el tiempo del mundo, para describirla.
Así también es el alma, más aun ella se sumerge en la tierra su origen; de la tierra ha brotado, de las raíces de la tierra, más aun de las raíces del universo.
Y ella como una diosa que almacena, que retiene, a flor de piel, casi cerca de la palabra. Almacena y tiene almacenado la historia del universo, de los universos.
Que tarea ardua será el tratar de hablar de ella, de describirla, de querer entenderla.
Mi alma, la que desde niño ha relucido como una morada de sueños, de anhelos, miedos y esperanzas, está allí como un recinto, como una casa materna, en donde todos los días la madre enciende el fuego y prepara los alimentos, dejando ese perfume, ese olor a hogar.
Ella mi alma temprana fue como un lago, un pequeño lago o estanque en donde me bañaba y jugaba, nos sabía de los ríos profundos que la alimentaban, ni del mar, ni sabía que ella solía convertirse en nube.
Esa es el alma, mi alma que amo aún, el alma de mi niñez. La otra, la inmensa la estoy tratando de conocer, conocer a través de describirla, de desmenuzar el dolor de mi corazón y su alegría; porque ella es como el agua que solo cambia de estado o de función o simplemente se esconde entre las cosas, en las cosas, y desde allá me mira, como diciéndome, allí estoy, pero tu tienes que decirme, cómo soy allí.
Hermosa tarea es el escribir sobre el alma, porque no sólo es hablar de uno sino del mundo, del universo y de los universos también.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 18 de enero

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Gracias. Karigüe

Poema - La luna

Cuando la luna se impone,
cuando primero es un disco rojo
que aparece desde el fondo del mar

allí en el horizonte, pareciera
que nace; se eleva, crece hasta
el cenit,

allí titilan las estrellas
como si estuvieran sólo
de adorno para ella

luz blanca, esplendor del
bosque, en donde el búho
hace sentir su canto ronco

luego ya al irse, al
entregar a la noche en brazos
del sol

queda allí transparentemente
blanca
como un fantasma.

Karigüe

viernes, 8 de enero de 2010

Poema - Permanecer

La aridez de las palabras
hace que quedemos empantanados
en ellas

parloteo de pájaros
sobre el árbol frondoso
de primavera

tienes que volver al mar
allí, en donde la vida sigue
brotando como oasis

mucha veces esperas en vano
que ellas lleguen y te entreguen
al agua fresca que calme
tu sed

sabes también, permanecer
en la orilla
ellas llegan cuando el mar brama

lo nuevo
llega cubierto
de capas.

Karigüe

martes, 5 de enero de 2010

Poema - Ser uno

¿Qué tienes?
¿Cómo haz cautivado
mi alma, mi espíritu
mi ánimo?

Qué hay de ti cielo azul
sagrado

comencé a caminar despacio
lentamente mis pulmones
respiraban el éter puro
que el aire trae

es un estado de letargo,
como si el tiempo se detuviese

como sino me quisiera
mover más, de donde estoy

Quiero respirar profundamente
de tal manera
que sea uno

con la vida.

Karigüe

lunes, 4 de enero de 2010

Libro “El Alma” – Capítulo 1

"A partir del día de hoy comenzaré a publicar todos los lunes los primeros diez capítulos del libro "El Alma".

Karigüe
.


TAREA

Si el cuerpo viene con una cierta constitución. ¿Por qué el alma, su alma, no debería venir así, también?
Miles, millones, de seres los conforman, los determinan, los constituyen.
Crisol divinamente humano, animal que encierra dentro de sí un universo. Cada gen, cada célula, van formando los órganos, los sistemas, desde el nacimiento; van formando, van formando también, los órganos, los sistemas, del alma.
Al cuerpo en si, lo hemos llamado cuerpo mudo, hasta que comenzó ha hablar, a nombrar, a describir, a ordenar, a crear eso que después llamaríamos el ser, el ser de ese animal que habla.
Dentro de ese crisol que es el cuerpo, se funde: lo recibido y aquello que vayamos recogiendo por la vera del camino que nos ha tocado vivir, y además lo que cosechemos en esa parcela que nos dan y ó que pudimos lograr, arrancar podría ser la palabra, al mundo.
Si bien el mundo está dentro del universo, nosotros vivimos primero en el mundo y si somos capaces podremos vivir en el universo también. Esto quiere decir que tenemos la posibilidad de lograr ver al mundo desde afuera, desde el lado puro del universo.
Lo que vemos es un poco menos de lo que sabemos y lo que en realidad sabemos es solo la punta del iceberg que es nuestra alma.
El crisol es algo sólido, casi sin fisuras, así se tiene que conservar a lo largo del tiempo asignado. Se puede ver como se derraman algunas almas, como se van antes de tiempo; pero es por el cuerpo, por las fisuras del crisol, por donde se va la existencia de los dos.
¿Podríamos hacer una división entre cuerpo y alma? ¿Son diferentes, de diferentes naturalezas?
Qué podemos decir, que respuesta podemos dar si estamos adentro; sí además de los dos ha brotado ese yo, esa presencia sutil y a la vez potente que es nuestra voluntad de ser. A esa voluntad la hemos llamado espíritu.
Tal vez el hombre es espíritu, brotado del cuerpo y del alma; como es la naturaleza, brotada de la tierra y del agua.
Ahora la naturaleza cubre a la tierra, pero sigue necesitando de las dos fuentes que le dio vida. Ahora de ella han brotado las plantas, los animales; y de ellos, en ellos, está brotando el alma y tal vez de esa alma, de esas almas, está brotando el espíritu.
Un encadenamiento formada de eslabones espiralados, como es la forma, como tiene la forma el ADN del cuerpo de los seres vivos. Es importante hacer notar que hasta aquí no hemos hecho diferencia de plantas y animales, solo decimos seres vivos.
La función de cada gen, de cada célula del cuerpo de los seres vivos, es hacerlos durar, permitirles ser, estar presentes, a la vez ellos también logran permanecer: La pregunta inmediata es: ¿No es así el mundo, también?
Ellos han creado al cuerpo, nosotros estamos creando al mundo. Qué tarea titánica la nuestra, que tarea titánica de aquellos que nos conforman.
Podemos ver, analizar, entender, estudiar, al mundo; y él nos sorprende día a día: guerras, masacres, amor, delicadeza, todo un conglomerado de cosas, como si fuera un crisol en plena ebullición, en donde se mezclan una variedad inmensa de elementos, de materiales, de seres, para lograr mantenerse vivo, existente. El mundo, esa criatura que hemos sido capaces de formar.
¿No sentirán, no verán, no entenderán los genes así, al cuerpo, al cuerpo mudo, más aun ahora al cuerpo mudo que habla?
Hermosa visión podríamos tener si por un momento nos imaginamos ser un gen, una célula, un órgano, un sistema.
Hay como un eslabón, podríamos decir perdido, mejor si diríamos casi invisible. Ese eslabón es aquel que permite que el cuerpo sea alma y el mundo sea eso otro que estamos construyendo. Debido a nuestra falta de visión no podemos ver todavía, es como un semi – eslabón, que trata de cerrarse arriba de nosotros, allí a donde va, a donde crece, a donde se expande el mundo.
Porque en sí el alma debería ser el eslabón que une el cuerpo mudo del hombre y el mundo, y el mundo debe tener algo como una alma, abierta al vacío, tratando de cerrase.
Nuestra situación de angustia, la angustia sin nombre, la por ahora existencial, es el no poder ver, encontrar la forma como el mundo, cómo los seres que lo conforman.
Es una tarea titánica para los genes enfrentar, luchar, contra los nuevos virus, las nuevas bacterias, los nuevos peligros que a diario están enfrentando. A nosotros también, lograr, cuidar la retaguardia y enfrentar los nuevos peligros que a diario se crean en el mundo; es fácil verlos en nuestras familias, en nuestros trabajos, en las comunidades, en las sociedades, etc.
No es tarea fácil para lo genes, para nosotros tampoco; pero ellos lo están logrando desde hace unos tres mil millones de años, nosotros tal vez quinientos mil años, es muy grande la diferencia, en cuanto experiencia.
¿Por qué podríamos pensar que los genes no intervienen también en las decisiones del mundo? Seria bastardo de nuestra parte, no darles su lugar en esta formación del mundo. Y en honor a la verdad debieran, mejor dicho, están interviniendo los elementos, desde siempre, pero mejor dejémoslo así, para no perturbar nuestras mentes; para lograr así que nuestra alma se concentre en solo algunas cosas, de esta forma lograr un buen resultado.
En este pequeño pantallazo de lo que es el alma, vemos la grandeza de ella, lo inmensa que es, lo compleja que es; pero para llegar verla hay que salir aunque sea con la imaginación afuera de ella y verla. Vernos, así nos vamos a comprender y lo que es más importante perdonar aquello errores que solemos cometer, porque en sí nuestra tarea es enorme, inmensa, de la cual también conocemos sólo la punta, la punta del iceberg que es nuestra función, nuestra tarea diaria.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 11 de enero

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Gracias. Karigüe

sábado, 2 de enero de 2010

Poema - Todavía llegaba

El ruido de la ciudad
me molesta

los gritos, enojos
el caminar rápido
de un destino a otro

Dios ¿En qué no hemos
convertido los hombres?

si no hace mucho
éramos astros, cuyas constelaciones
cruzaban el cielo
como por un templo
en el que te adoraban

He visto rezagados
en el camino, abandonados

mientras el reflejo del sol
todavía llegaba al parque.

Karigüe