miércoles, 27 de febrero de 2013

Poema - Desde el muro

así como tratas a los demás
te tratas a ti mismo

la vaporosa temprana edad
cuando se va fermentando lo
que serás, es como la niebla
que se posa arriba de los árboles
del bosque

casi como si no se ve, pero
se respira, se ahonda en
nuestro ser como camino
que se solidifica, cuando
se transita en el

¿Cuantos deseos, sueños, esperanzas
quedaran apelmazadas
como camino?

sin embargo el niño aún
te mira desde el muro.
Karigüe

lunes, 25 de febrero de 2013

Libro "Z" – Capítulo 19


IMAGEN
Si bien por momentos se da vuelta la tortilla, es decir las cosas cambian en un sentido inesperado, en un sentido aparentemente no conveniente; uno siempre tiene que estar presente, tiene que dar la cara, aunque por momentos se tiene que retirar, se tiene que esperar las consecuencias.
Uno puede imaginar las distintas etapas, pero a medida que la proyección se diluye, se pierde, en el tiempo; la precisión es por lo general menor, hasta llegar a ser nula.
Si bien se puede presentir, se puede imaginar, proyectar, presumir, no por ello las cosas pasan de acuerdo a nuestra presunción o pronóstico; pero tampoco, por ello, debemos de dejar de proyectar, presumir, es decir tener un cierto plan, ya que un plan es mejor que ningún plan.
Por otro lado, ¡Cómo dejar, lo que más gusta! Cuando por distintas razones uno pierde el hilo, el entusiasmo, la necesidad encubierta de saber, de conocer, de construir la idea que late dentro de uno.
¡Esa figura! ¡Esa esfinge!. Como si construyera una forma de ver a la vida, al universo, al mundo. Una simple opinión, pero una opinión al fin.
Cada uno de nosotros, de una manera u otra, tenemos una idea de mundo, de la vida, de dios; aunque sea dogmática, aunque sea eso a lo que hemos llamado fe. No podemos vivir sino tenemos, una idea, una estructura, un cierto orden inventado, aunque este tenga que ver con el mal, o con preceptos éticos, morales o esotéricos.
Pero una idea nueva, una concepción nueva es difícil que se de, ya que uno se debe colocar delante del muro del silencio, y desde allí horadar la piedra, la roca viva, que está, que nos habita y que además late dentro del cuerpo mudo de cada uno de nosotros.
Si bien se puede observar, se puede hilar lo ya alcanzado, lo ya conseguido, lo logrado, lo inventado, lo creado, lo soñado, por todos los que nos presidieron: pero todo ello no es suficiente, tenemos que adentrarnos dentro de esa oscura serenidad, y escuchar, extraer lo que el cazador fortuito, el cazador atento logra atrapar, en esa santa atención, en esos momentos en donde se deposita, se posa como donación aquello que quiere decirse, aquello que se dice a través de nosotros; depositadas, contenidas, en esos cántaros que son las palabras.
Solo decir después, solo describir aquella figura que el relámpago forma, que el relámpago ilumina. Decir eso que solo se da en instantes, en momentos en los que confluye la atención, el conocimiento y aquello que está, que está siempre como donación.
Una idea, es todo, una forma, una concepción, que está adelante, dentro de ese ojo atento, que es el espíritu, que es nuestro espíritu. Si bien lo ha recibido y, más aún lo ha tallado no le pertenece. Está allí como esfinge, como esfinge viva; pero del otro lado del espejo. No es posible asirla con las manos o con otras ideas preconcebidas. Ella está ahí latiente, latiendo con cada impulso de nuestro corazón.
Más aún tenemos con ella el mismo corazón, y no se refiere a sentimientos, conocimientos, logros, sino a algo en común, como si fuera un cordón umbilical, una sinapsis.
Si yo digo presente, si yo digo yo, yo estoy aquí, ahora, soy el que piensa, el que siente, el que sueña; es porque eso mismo se hace presente, está ahí, aquí, ahora. Como si el yo fuera un embajador en un país extranjero, mejor aún un canciller representante ante todos los países extranjeros. Ante todo lo otro.
Es como si algo que fue uno, esta separado. Como alguien que partió, que se separó; y es el espíritu, es la insatisfacción del espíritu quien reclama, quien lucha en cada instante, en cada momento por esa unión.
Los lazos de todos los días, los lazos nuevos separan y a la vez unen. Lazos que se mutan. La separación es natural, la vemos, la sentimos, la reconocemos porque ya antes nos pasó; pero la unión, aquello que une, no, porque ello es sutil, ello se pierde en lo virtual, en lo que no vemos, en lo que no podemos ver.
Ver aquello que está adelante de nosotros, aquello que ya somos, que camina no como sombra proyectada por un sol que nos ilumina, sino, como rastro, como huella de todo cuanto hemos logrado ya, pero que no vemos.
Por eso la observación debe ser nuestro elemento, nuestra herramienta, con la cual abramos, desocultemos eso que el espíritu, en soledad ha construido, los miles y millones de seres que nos habitan, que habitan dentro de nosotros, como células, genes, órgano, seres vivos como nosotros, pero más antiguos.
Entonces la creación, la creación artística, no es más que un decir, un describir, un condensar, lo que ya está afuera y adentro de nosotros y, que el artista da forma, embala, sobre imágenes, sobre sonidos; como el poeta lo hace con las palabras.
Algo que somos ya, algo que todavía no somos ya está hecho, pero permanece todavía en la serena oscuridad que nos habita. Somos el resultado, la obra de esos seres anónimos, que nos habitan. Ellos son nuestros dioses creadores, y pensar que los tenemos adentro y no en los cielos.
En los cielos lo único que está es la imagen, pero del otro lado del espejo.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 4 de Marzo

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Gracias. Karigüe

viernes, 22 de febrero de 2013

Poema - De otro mundo

después de la tormenta, el aire
es más puro, las cosas brillan
con sus propios colores

respiras y sientes que todo el
paisaje transparente claro,
entra en tus pulmones y te
ilumina

es como una niebla que te
envuelve y es una, sin
dimensiones ni sentidos

estas como en el centro
de una rueda que el tiempo
mueve dentro de un espacio
vacío

tan como de otro mundo
en donde el corazón del alma
es el corazón del mundo.
Karigüe

miércoles, 20 de febrero de 2013

Poema - Como un niño

He tenido pocas posadas
mi vida ha sido el camino

senderos, quebradas, valles
cornisas, desiertos, bosques

todos eran vida que bebía
con ansias de calmar
una sed que nunca pude
satisfacer

He tocado puertas como el de
la oscuridad, del silencio,
de mis soledad, de mis
sueños

nadie a contestado, solo
yo allí junto a lo que soñé
ser

solo he jugado con la vida
como un niño.
Karigüe

lunes, 18 de febrero de 2013

Libro "Z" – Capítulo 18


EL POEMA
Los cambios se producen, y a veces: unos traen salud, trabajo, amor, plenitud, felicidad; otros sin embargo no, traen dificultades; aunque puede ser vistas así al comienzo, luego la realidad nos nuestra lo contrario.
Siempre hay cambios, lo vemos a diario en nuestra vida, en el medio ambiente, en lo que nos rodea, con lo que nos rodea; sin embargo vemos que esos cambios pareciera que tienen un sentido, pareciera que existe una razón básica que hace, que permite, que las cosas sean, sean así; que el universo, el mundo, permanezcan, que tengan un sentido, una evolución y una involución también.
Lo que nace, muere; lo que brota y lo que cae, vuelve al árbol; y así en una sucesiva cadena de eslabones, de escalones; se forma, se permite que el mundo, que el universo, sea así como nosotros lo conocemos, como nos conocemos.
Si bien hay un pasado y un futuro que soñamos, también se erige el presente, aquello que está, aquello que se ha logrado tener, contener, alcanzar, pero no solo por nosotros y los otros, sino por lo que nos rodea, por las otras vidas, por las otras naturalezas, por lo otros sistemas, galaxias y porque no universos también.
Entonces estamos aquí por ese milagro que es la suma de los millones de milagros que se producen en y a cada instante, en cada quartz, en cada electrón, en cada átomo, en cada molécula, partícula, gen, célula, órgano, organismo, seres, organismos, etc. Son un milagro.
¿Qué es entonces el milagro? Es el hecho fortuito de ser parte de algo que está permaneciendo en el tiempo; del hecho de que algo, esas minúsculas partes, elementos, permanecen.
La idea, la mente, la conducta, la actitud, más aun sus sinapsis como son las palabras, se formaron, permanecen nombrando, diciendo, uniendo, purificando, puliendo, sosteniendo y porque no resistiendo, que las partes se diluyan, se desordenen, se pierdan.
Es decir que si bien hay fuerzas, como la de la atracción de los astros, como es el caso de la gravedad de la tierra, la que permite que las cosas sean de una determinada forma, de una determinada manera, que es la que nosotros conocemos y de la que estamos formados.
También existe dentro nuestro una actitud, tal vez una inquietud insatisfecha siempre, una necesidad como es el hambre y la sed, pero en este caso de una necesidad que siempre ha existido en todo ser viviente, tal vez es lo más importante, de la vida; cómo si fuera el corazón y el cerebro del hombre.
Algo que permanentemente está, una inquietud insatisfecha, siempre, por los siglos de los siglos amen; como si del otro lado estuviera el vacío, pero solo, el vacío como aquello diferente, aquello que está y desde donde florecemos, desde donde estamos siempre.
Es como si ésta nuestra inquietud permanente, no es sólo de los seres vivos, sino de todos los seres o elementos que componen, que han nacido de esta burbuja en expansión que es el universo; esta inquietud o espíritu está bebiendo, ya no el agua aquel elemento que le permito la vida, que le permite estar aquí, sino bebiendo el néctar de esa quietud permanente, de esa halada eternidad, de esa serena eternidad que lleva todo hombre dentro de su corazón.
Y que de vez en cuando, por medio de los cambios, de las situaciones sale, brota, de entre las piedras que nos han echado, que nos han arrogado, con intención y sin ella, la vida, los hombres o las circunstancias que es lo mismo.
Lo otro es lo que nos permite ser, considerando a lo otro no solo los demás, no sólo al otro medio ambiente, sino al espíritu de los otros, del mundo y del universo, que nos mantienen despiertos.
Entre todos cantamos, luchamos, lloramos sufrimos, nos alegramos o simplemente rezamos, para mantenernos despiertos, vivos, porque estar vivos es habernos elevado desde el fango, desde el barro, para volver a el, somos un instante como el vuelo de los ángeles.
Un instante glorioso en el que podemos ver, en el que podemos vernos, para luego volver. Un instante que nos une y que lo podemos describir, nombrar, con aquel tentáculo, con aquel don, que nos hemos ganado y que seguimos ganándolo, que es la palabra, la lengua, esa flecha lanzada al vacío que vuelve con el encanto del otro, de lo otro, con ese eco que rompe el aislamiento y crea la bendita soledad, esa soledad que comparten por ahora las especies y que crean eso que hemos llamado murmullos, como el que hace el agua cuando cae entre las piedras, un murmullo desde donde sale de vez en cuando el canto de una alondra, la palabra poética, la palabra de un poeta: el poema.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 25 de Febrero

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Gracias. Karigüe

viernes, 15 de febrero de 2013

Poema - Brotan los sueños

tu memoria es como un mar
las olas solo recuerdos

de vez en cuando, en el que un
fenómeno se impone a otro, brotan
los sueños, como brisas

las olas los traen y al caer
son espuma o sonidos roncos
sobre las rocas y sobre las
orillas blancas de la realidad

de ellos se alienta tu
espíritu que vuela sobre las
olas como sobre esas dunas
que el viento forma en las
orillas

el sol y el cielo acompañan
a ese espíritu solitario, al
que de vez en cuando crees
comprender su canto.
Karigüe

miércoles, 13 de febrero de 2013

Poema - Cause

Es un río el tiempo,
un río que nunca llega al mar

a veces nos paramos en una orilla
lo vemos, por momentos quieto,
por otros como si tuviera prisa

es como si a lo largo de su cause
tuviera motivos para ser diferente,
caídas; murmullos, en su
temprana edad, ente los pedregales

es como si el cause no solo
le impusiera su forma sino
los estados también

pero es el mismo río que trata
de imponer su cause a la tierra
de labrarlo en ella

pero ella es así, sus raíces
no cambian.
Karigüe

lunes, 11 de febrero de 2013

Libro "Z" – Capítulo 17


PAZ CIENCIA
Es difícil ver, darse cuenta; cómo desde el yo, desde la conciencia del yo, se puede entender, conocer, ver, lo que somos, lo que hemos llegado a ser, lo que estamos siendo y lo mas importante lo que realmente está aconteciendo.
Lo que sí es fácil de ver, es la serie, la concatenada serie, de escalones, eslabones, que es el universo, que es el ser, que somos, que son las cosas.
La metáfora es la herramienta con la que contamos para ver lo que acontece en el universo.
Karigüe decía: ”Un pájaro es una hoja desprendida del árbol de la vida, que se eleva” Es desde la tierra que el animal se desprende, se convierte en un astro, dependiente, pero con su órbita determinada. Lo mismo la lengua, el lenguaje, como algo más que un sentido, algo que el ser del hombre extiende. Mejor sería decir que el lenguaje se desprende del hombre, aunque siga por ahora dependiendo de él.
Es la naturaleza como vida que lentamente se va desprendiendo de su madre tierra, de la Mama Pacha. Es el animal después quien se desprende de la naturaleza, de la tierra, para caminar; ya no depende directamente, ya no mana como la planta de la tierra, su savia; si no que su sangre forma un círculo cerrado.
Luego el lenguaje como algo más que sentido, algo más que una garra, es lo que funda mundo. Un mundo en donde el mono que piensa vive, comparte, hace que el lenguaje sea, crezca, se convierta en mundo, y allí habite como idea, como concepto, como pensamiento, que hacen, que construyen, su morada, su propia morada.
Así suceden los eslabones concatenados. Así la hoja desprendida del árbol se convierte en pájaro. Así el pájaro se convierte en canto, en manada, en seres alados, que recorren el mundo, que forman su propio mundo habitando la tierra.
Lo interesante es que para un pensador lo próximo, es en lo que se convertirá el lenguaje, en lo que se convertirá. Es decir saber, presentir, aquello nuevo en lo que se mutará el lenguaje.
No solo construye el lenguaje al mundo, sino al ser, a su propio ser. El ser en sí es la creación del lenguaje. Es él y lo que ve, lo que describe, como algo que va describiendo lo que va siendo, en lo que se va convirtiendo.
El ojo que ve nuestros sueños, ya deja de ser leguaje. El lenguaje como herramienta, pero desde el otro lado, desde el lado de arriba, desde el lado de lo adelante. Si por adelante entendemos el sentido de nuestra creación, de nuestra evolución.
El hombre, el ser del hombre está en el centro, un centro como el de la esfera, que ve a través de los radios, de los rayos, las distintas circunferencias, las distintas esferas de lo que está compuesto, de lo que a la vez se está componiendo.
El hombre tiene hambre, tiene sed, y sale en busca del agua, de sus alimentos. Necesita respirar también, pero eso lo hace su cuerpo automáticamente, ni siquiera le pide, ni le pregunta si tiene que respirar. El cuerpo mudo aquí, en este punto, toma el control de todo cuanto es; en lo demás él le da al alma, a ese mundo consciente la posibilidad de que elija, de que discierne; de que inclusive salga de sí, de su lugar, de ese estado natural de la materia que es la quietud.
Parte del cuerpo, su parte más etérea es la que sale en busca del agua y de sus alimentos; y así no solo consigue lo que necesita sino que forma una estructura, un entretejido, capaz de servirse de ello, después, para otras tareas; como son los pies y las manos, la boca, el aparato digestivo etc.
Es decir que el cuerpo mismo, se forma, se crea, para satisfacer sus necesidades primarias, y también para crearse otras necesidades, así seguir avanzando en su propia evolución, en su apropiado sentido.
Veamos en que se convierte el cuerpo mismo. Él necesita un cierto orden, un cierto control, para ellos crea y forma de sí el cerebro, quien a la vez coordina etc., pero siempre hay un delta, un pequeño diferencial, que hace, que crea la insatisfacción; pero la insatisfacción como un sentimiento, no como un desorden, no como una angustia.
La insatisfacción del cuerpo mudo, es ya una necesidad, como el hambre o la sed; así hay otras cosas; pero para no expandirnos demasiado, pensaremos en la insatisfacción como una necesidad que es necesario ser satisfecha. He aquí la necesidad de saber, de conocer, de entender.
Es la angustia, la angustia de Kierkeggar, de no saber que somos, de ver que hay un orden, que se desconoce quien lo implanta, desde donde viene, desde donde proviene.
¿Quién nos implanta ese ojo que ve nuestros sueños cuando soñamos? ¿Por qué ese deseo profundo por pelear, por tirar a los otros arena en los ojos? ¿Por qué tenemos que estar atentos, en guardia, esa paranoia, esa angustia de saber que nuestro presente es lo real, que el pasado y el futuro son algo que nos pertenece, pero que puede ser segado en cualquier momento? ¿No tenemos la seguridad? Es entonces la inseguridad aquello que no hace crece, brotar adrenalina, savia, desde la profundidad de nuestro cuerpo brota, y recorre por nuestra sangre, a través de nuestra sangre, regándonos, sembrándonos, con aquello que se fermenta adentro de nosotros desde siempre, la esencia que es, que se convierte en presencia.
Y crea ya, forma los eslabones, los anillos, los enjambres de células, de sinapsis, que nos unen al pasado, al futuro; y que nuestro yo desgrana, desde esa roca ya sólida que deja nuestro cuerpo mudo; que nos rodea, que nos protege, que no cobija, como hace la concha, la que el caracol construye.
Es el rastro que miramos, contemplamos; y nos sorprendemos, porque es un rastro, es una huella que va adelante de nosotros, que va dejando el cuerpo mudo. Lo que somos, lo que ya somos, pero que todavía no lo vemos, no lo entendemos, no lo conocemos. Somos seres encapsulados, nuestro propio pasado y nuestro futuro nos cubren, nos tiene como en un vientre, del cual nos alimentamos, lentamente como si la leche materna deviniera como gotas de rocío sobre la hoja temblorosa que es nuestra alma.
Así; lo que es éter se convierte en agua que solemos beber, lo que es tierra se convierte en alimento por el cultivo; y lo que es ignorancia se convierte en cultura, en conocimiento por medio de esa angustia, de esa insatisfacción que tiene, que siente, permanentemente nuestro cuerpo mudo.
Somos, somos ya algo que es, que pareciera que la metáfora de una flecha lanzada al vacío, en el vacío, debería ser una flecha encapsulada, una flecha convertida en astro, recubierta de una naturaleza, de una materia tan resistente y tan dura y a la vez flexible, como son los materiales del universo que nos rodea.
Somos universo. Estamos dentro del universo porque estamos hechos de pedazos de elementos del universo, no de otras partes, no construidos de otros materiales.
Un universo dentro del universo. Un universo con ojos, que ve, que va moviéndose, mutando sus ojos, sus miradas, sus conocimientos a medida que lo va recorriendo, lo va descubriendo, al universo en sí.
Un espíritu, el espíritu del universo convertido en ojos, en arte, como queriendo traspasarlos a otro estado, a otro sistema de medidas; al otro lado del espejo, como construyendo un universo representado, un universo que sea posible de ser visto por el espíritu mismo.
Valery decía: “ Si tu no ves que el fruto que cayó del árbol vuelve al árbol, es porque todavía no tienes suficiente paciencia”.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 18 de Febrero

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Gracias. Karigüe