lunes, 31 de enero de 2011

Libro “Existencia"– Capítulo 6

MARIPOSA

Sentimos, registramos, lo que nos pasa; guardamos lo que vivimos, lo que hacemos, lo que nos pasa en cada momento; algunas cosas más que otras; solemos llamar a eso sensibilidad, propensión, como si no fuéramos iguales todos los humanos. Así como hay millones de especies de plantas, de animales, así también hay millones de seres humanos diferentes, cada uno diferente a otro; cada uno con una historia diferente.
¿Qué entonces tenemos en común? Muchas cosas, muchos intereses, muchos deseos; podríamos pasarnos mucho tiempo describiendo lo común, lo general; pero mucho tiempo también describiendo lo particular.
Pero en sí hay una cosa muy común entre los humanos, entre los hombres, es el espíritu. Ese ánimo que nos moviliza ha hacer cosas, ha obrar, a crear y porque no también a pensar y a sentir. Es como un pedazo, un trozo de energía, un pedazo de sol dentro de cada uno de nosotros, que vamos consumiendo lentamente a través de nuestra existencia.
Existimos porque fuimos creados, fue la unión de un óvulo y un espermatozoide, ese contacto energético, milagroso que al unirse, al juntarse, forman a un nuevo ser, que toma del exterior su alimento, y se va expandiendo, como un pequeño big bang, para luego desvanecerse como una nube; sino a creado, sino ha sido capaz de formar otros seres que lo continúen.
Tenemos ya conciencia, conocimiento de lo que es una bomba nuclear, algo tan pequeño y tan destructivo. Nuestras ciencias nos alcanzan cosas, nos explican lo que pasa con un gen, con una célula; ya podemos hacer, realizar el genoma de una planta, de un animal, y vamos explicando lo que es vida, cómo se crea, cómo se forma; pero no sabemos todavía de donde vino ese soplo, ese aliento por el cual se diferencia de lo que es vida de lo que no lo es.
Pero más aún, lo incomunicable, lo intransferible, que es nuestro espíritu, nuestro yo, nuestra alma, nuestro corazón; algo que somos, algo que está ahí, adentro de cada uno de los hombres, sea cualquiera su grado cultural, su grado de desarrollo mental, espiritual.
Estamos aquí, en esta tierra, en este mundo, ahora. Estoy escribiendo, mirando cada tecla de la maquina con que escribo, estoy desarrollando un tema, y es como si lo escribiera automáticamente, como si alguien desde adentro, me los dictara.
Estoy escribiendo sobre lo que somos, sobre ésta existencia, sobre ésta presencia, sobre éste presente y me doy cuenta que hay dos, el medio que me contiene, el mundo, lo estoy viendo actuar al hombre, sentir, odiar, amar, soñar, luchar por algo que es su existencia; quiero saber qué es esto que estamos pasando, sintiendo, registrando a través de nuestros sentidos del cuerpo, del alma, del espíritu.
Todo un arsenal de tentáculos, de poros por donde intercambio ideas, pensamientos, suposiciones, percepciones, para poder poner sobre la pantalla, sobre un papel, nada más lo que somos, lo que es la vida.
Dije que hay un mundo exterior, un medio, una representación mental que hago; pero hay alguien también que mira, que ve, que va registrando con palabras, ideas, pensamientos, lo que está pasando.
Una especie de yo, de un yo activo que observa, que mira, que contempla, y porque no que goza haciendo, lo que estoy haciendo.
Se está formando un ser, el ser del hombre, aquello que va formándose, se va trasmitiendo por medio de palabras; como si estuviera erigiendo un pueblo, una ciudad, un país, y éste a la vez se fuera comunicando, se fuera vinculando, uniendo, para formar algo más grande, más potente, como un panal de abejas, como un hormiguero: el mundo.
Si miramos un poco nuestra evolución, desde una célula simple hasta el cerebro del hombre, veremos que al crease el hombre fue producto de una conjunción de elementos, de partes, para ser un todo, bueno ese todo es el hombre.
Hoy está pasando algo similar y se está formando otro todo: la humanidad, el mundo
Y ese mundo y esa humanidad tendrá un yo, tendrá un tu, una conciencia, que todavía no podemos ni imaginarla, que se erigirá sobre la tierra y levantará vuelo como una mariposa en el universo.
Es como si la misma tierra se fuera transformando de capullo en mariposa. Es la misma tierra que tiene almacenado dentro de sí el fuego de su existencia, alimentado por astros amigos, astros hermanos, como el Sol, la Luna y las estrellas.
Nosotros solo un eslabón, unos transmisores de vida, de una vida que va tomando diferentes formas a lo largo del tiempo.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 7 de Febrero

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Gracias. Karigüe

viernes, 28 de enero de 2011

Poema - Simplemente son

La suave brisa del mar
llegaba como los rayos del sol

el cielo transparentemente azul
se unía en el horizonte al mar

era una piel
como la del cuerpo
que contenía dentro de si
al universo

mientras el mar latía como
un animal enfurecido
en esa jaula, en ese cráneo
con que al tierra lo retenía

solo el viento, solo los rayos del sol
los unían
como ese niño
que mi corazón no olvida

si digo al nombrar
sol, cielo, universo, tierra
mar
siento a medida que los voy
nombrando uno a uno
los uno a mi

ahora que los recuerdo y los escribo
es como si en mi alma
ellos vuelven a vivir

ni siquiera son reflejos
ya que yo soy en ellos
y ellos simplemente son.

Karigüe

miércoles, 26 de enero de 2011

Poema - Sueño maravilloso

He venido de lejos
a donde estoy

He cruzado desiertos, lagos
valles, montañas
y al mar

llena esta mi alforja
de recuerdos vividos
soñados, pensados

es como si entre cada palabra
hubiera una imagen
y entre cada imagen
una palabra

de tal manera que parece
una alfombra mágica
con la que vuelo ya sea
por el espacio, por el tiempo
por mis sueños

ahora es mi frazada y
colchón a la vez,
en donde duermo
este sueño maravilloso
que es vivir.

Karigüe

lunes, 24 de enero de 2011

Libro “Existencia"– Capítulo 5

UN SER

Cómo civilización tal vez 10.000 años ¿Qué si nacimos, brotamos, por la guerra, por el deseo, por el placer, por el miedo? Realmente estamos en camino a saberlo.
Pero estamos aquí ahora en la era de Platino, salimos al espacio, enviamos ojos que nos están informando desde lo inimaginable; y cada vez que avanzamos, que conocemos algo mas, pareciera que la realidad de la verdad se aleja; pero no podemos por ello dejar de avanzar, dejar de investigar.
Uno si lee el Libro de Edgar Allan Poe “Eureka” nos encontramos que Poe ya imaginaba, digamos así, lo que después se llamó el Bing Bang cien años después. Tenemos visionarios como Heraclito, como Nostradamos, como Verne, como Leonardo da Vincy.
Pareciera que primero el hombre imagina, supone, luego juega con la imaginación, es decir lo que hemos llamado fantasía. Ésta es una actitud, aunque en realidad deberíamos llamarlo sentido; y, más que del alma del espíritu.
La oscuridad y el silencio no rodean; aunque a veces hay ruido y luces, pero si a ellos no los podemos distinguir, no los podemos interpretar, son como si fuera silencio y oscuridad.
Es decir tenemos una mente, una conciencia capaz de interpretar, pero interpretar con lo ya sabido, con lo ya entendido, ya conocido, ya digerido.
Podemos decir que el yo imagina ó es la conciencia; aunque no nos debería importar quién es el que imagina, deberíamos decir se imagina y punto. Pero al tratar de por lo menos presentir, iremos descubriendo, des ocultando aquello que somos.
Ya sabemos cómo actúan gran parte de nuestros órganos, de nuestros sentidos, inclusive algunas cosas del cerebro también; pero tenemos que saber del alma, del mecanismo del alma o la mente; allí es como si existiera un organismo, casi como el cuerpo mudo. Esta bien que se ha inventado a la Psicología, inclusive a la Filosofía también; ellas son herramientas que nos ayudan a saber algo más de ese organismo.
Ante todo nos deberíamos preguntar ¿Quién es aquel que investiga? inmediatamente diríamos el yo, si pero el yo como intención, como si él mismo fuera una fuerza que se dirige a algo, ya sea para saber o a actuar; pero no actúa de una manera instintiva sino deductiva, analizada, consensuada. ¿Con quién? Nos sale inmediatamente con la conciencia, aunque deberíamos decir con el tu.
Veamos ahora ¿quién es el tu? Si lo llamamos la conciencia no estaríamos errados, pero nos faltaría mas, podría ser la memoria, pero una memoria no solo de experiencias vividas sino una memoria almacenada, destilada, ya sea por la comparación o por un buen análisis inconsciente.
Es algo incoherente hablar de análisis del inconsciente; pero ¿por qué? No será que tenemos un yo más profundo, un yo que actúa en la oscuridad, que es oscuridad, pero no por ello deja de ser un yo.
Preguntémonos ¿quién es el que ve nuestros sueños, cuando los soñamos? No es el yo consciente, podríamos decir es el yo dormido. ¿No tendremos como los rumiantes varios estómagos, varios sectores de la mente, por donde pasa lo vivido, lo experimentado hasta ser lo adecuado para el cuerpo?
Los procesos de censura que solemos realizar son para que no afecte a los niños, para el cuidado y la preservación de ellos.
No será que nuestros organismos (en sí el cuerpo mudo tiene diferentes órganos) los que van digiriendo, lo que la vida como mundo nos va dando, por ejemplo los sueños, esos escombros del universo con los que nos construimos. ¿No fue así la formación de la tierra, por la aglutinación de partes, de escombros del big bang?
La pregunta ahora es ¿qué es lo que hace que se formen este tipo de cuerpos, como el de la tierra ó como el del hombre? Debe haber un centro catalítico, que podría ser la de un universo anterior, un universo en donde la memoria es más antigua, más potente; tal vez ese, ese otro universo es el que se erige, el que se forma, el que se va formando por el big bang; siendo en sí ello solo su alimento; como el hombre toma de la tierra el suyo propio.
Es decir podemos entrar en un mundo de ideas nuevas, con las viejas, como si fuéramos desencadenando, desvelando, algo que ya es, que está aquí, pero no lo podemos ver
Volviendo sobre el inconsciente reflexivo, como algo desde donde somos, desde donde se erige nuestra existencia; casi podríamos decir un pedestal, una base, un cuerpo mudo que no deja de actuar; y, que hoy tenemos conciencia, tenemos un yo, con los que seguiremos hurgando, escarbando, esa montaña de deslave que el tiempo a tapado, que el tiempo a cubierto, solo tal vez para protegernos, para preservarnos; como hace un jardinero cuando cultiva una rosa.
La rosa es porque si, pero se necesita del agricultor, del jardinero, que la cuide, que la preserve, para su placer, para su goce. Es decir así como necesitamos de alimento y lo tomamos de la tierra, también necesitamos goce, belleza, las cosas bien hechas, pero para ello tenemos que obrar.
Nunca ha sido diferente, cualquier sentido u órgano que hemos podido desarrollar, lo hemos logrado con esfuerzo; pero la pregunta ahora es ¿esfuerzo de quien? De esa parte, de eso que quedó no solo del universo anterior, sino de los universos, de los universos que lo antecedieron.
Es decir un tu rico, profundo; cuyas raíces se sumergen en los orígenes del tiempo, si los hubo; y un yo que va erigiéndose constantemente y desde siempre también. He ahí la maravilla del mundo, he ahí la maravilla del presente.
Para completar, para poder entender un poco mejor, podemos decir que el yo consciente activo, obrador, del hombre, es solo la punta de un iceberg. El yo como un río que fluye, que brota como manantial de este nuestro cuerpo mundo.
Ríos hay en la tierra, en el mar los llamamos corrientes, nuestra sangre puede ser vista como río; entonces por qué dejar de ver como río al yo, a esa gran cantidad de cosas por las que actuamos, por la que inclusive decimos: “pienso luego existo”
Aquí el pensar no es solo el diálogo del alma entre sí, que no seria mas que el diálogo del yo y del tu; sino que además el pensar es como el cultivo; un cultivo antiguo, en donde el agua es el yo y la tierra es el tu.
Ve entonces como surgen bosques, valles, flores y frutos agradables, gustosos, bellos, que agradan, que van agradando ¿a quién?
A eso más profundo, más grandioso que somos: un SER.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 31 de Enero

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Gracias. Karigüe

viernes, 21 de enero de 2011

Poema - Templo

cuántas cosas sabes
cuántas cosas conoces

que solo habitan
en tu imaginación

ella es como un crisol
en donde la vida es el fuego
que funde y mezcla

recuerdos, experiencias
sueños,

He ahí luego como se vierte
el metal fundido
en cada molde
en cada palabra

con el tiempo las plantas
como semillas
en el campo abierto de tu corazón

como si trataras de reconstruir
piedra a piedra

el templo
del que nunca te fuiste.

Karigüe

miércoles, 19 de enero de 2011

Poema - Un Lugar

Lentamente
como si caminaras por la sombra
en silencio

debajo de aquel alero
que contorneaba la casa

el sol era fuerte
quemaba aún en el pasto

afuera los árboles, los arbustos
casi marchitados

en el centro un pileta
de aguas azules
parecía un oasis

recuerdos de un lugar hermoso
rodeado de árboles altos
y ligustrina

un oasis en el corazón
un recuerdo, un lugar.

Karigüe

lunes, 17 de enero de 2011

Libro “Existencia"– Capítulo 4

LO INVISIBLE

“Estamos aquí, tal vez solos” - Solemos decir así; pero si miramos a nuestro alrededor vemos vida. Tomamos un trozo de tierra y si lo analizamos bien, veremos millones de bacterias, microbios, etc.; es decir la tierra en sí está llena; más aún podríamos decir que está compuesta de vida.
Somos producto de una evolución, ha esta altura de nuestra existencia ya no deberíamos dudar de ello.
Pero es necesario a diario, que nos digamos, que nos diéramos cuenta que no estamos solos, que estamos rodeados de vida; más aún que nuestra existencia es vida.
Nuestra bendita soledad, nos dice que por mas que estemos separados del mundo, alejados, en el aislamiento más extremo siempre tendremos la posibilidad de pensar, de dialogar con nosotros mismos: no podemos concebir que ya no puede estar solo el tu sin el yo, ni el yo sin el tu.
Dialogamos es cierto, pero lo hacemos a diario, ya que pensamos, razonamos, reflexionamos, concebimos ideas que después las analizamos, las purificamos; en nosotros se producen varias cosas, nos referimos a la mente.
Ya la mente es un organismo, no sólo un sistema como el digestivo, el respiratorio, el circulatorio; nuestra mente tiene sistemas, órganos, se alimenta, se nutre y a la vez se purifica; tal vez digo solo tal vez el yo y el tu solo son algunos de sus órganos; la reflexión, el pensar, pareciera que ya son sistemas, sistemas que son a partir del yo del tu; y, de eso que es superior, eso por lo cual no podemos mentirnos a nosotros mismos; podríamos decir que es la conciencia. Un tribunal, un parlamento, en donde se debate y se elige lo mejor para cada uno.
Se pude ver en las distintas culturas, en los distintos estratos sociales; en los que cada hombre es diferente a otro, tiene diferentes facultades, diferentes tipo de parlamentos, formas de dialogar, de analizar y de elegir las soluciones más acabadas, más humanas, más posibles para cada pueblo, para cada grupo, para cada persona.
Es decir no sólo hay distintos grupos de personas, distintas personas, sino que hay en cada uno de nosotros diferentes maneras de pensar, de elegir, diferentes tipo de sistemas de digestión de ideas, de pensamientos.
Si analizamos la vista, pero no la vista de los ojos físicos sino la del alma, la de comprender, la de entender, veríamos ahí, los distintos niveles de personas, de culturas de países, de grupos sociales.
Ya no nos es difícil ver como son los gobiernos de los países desarrollados, los del segundo mundo, los del tercero; pero a la vez vemos el salto, la diferencia abismal entre un chimpancé, un delfín, una horca (para nombrar a los animales más avanzados) y el hombre.
Se habla mucho del eslabón perdido, de ese eslabón que une a los animales y a los hombres; tal vez se ha perdido, se ha desvanecido; por el gran desarrollo de la conciencia, de la mente, de ese sentido, de ese otro sentido del hombre que es el pensar
Genéticamente no hay mucha diferencia entre un chimpancé y el hombre: solo el 2%; pero ¿cuál es en sí la diferencia, lo que hace abismal la diferencia mental? Tal vez el desarrollo del cerebro, pero este órganos es el hardtware, es lo físico, el sostén, para la mente; como es el cuerpo mudo del hombre para el alma.
No es difícil ver la diferencia o mejor dicho sentir en cada uno de nosotros la diferencia del alma con el cuerpo; pero está ahí; está como un vaho perceptible, no lo podemos medir, porque todavía no tenemos los instrumentos pare ello; pero con seguridad debe tener peso, masa.
Es como si habláramos de la niebla, del aire; no los vemos, pero los sentimos, los respiramos. El oxigeno tan elemental para la vida está ahí, no lo vemos, pero sabemos ya que tiene peso; así debe ser con los pensamientos también, tienen peso, son energía, podemos hasta decir que es una energía oscura, simplemente porque no la registramos físicamente, pero sabemos que existe, sabemos que está.
Este es un punto de suma importancia, estamos rasgándonos las vestiduras en encontrar la materia, la energía oscura; pero no nos damos cuenta que estamos formados, estamos construidos, de ella.
Nacemos con un ánimo, un espíritu (no lo analicemos todavía); bueno a través del tiempo, a través de alimentación vamos construyendo un cuerpo, de eso nadie duda; pero vamos construyendo una mente también. Los alimentos para el cuerpo, sabemos cuáles son, los de alma también: la educación, el cariño, la confianza, la lectura, todo tipo de enseñanza y de aprendizaje.
Llegamos a adultos, y ya con el cuerpo hecho, lo hacemos funcionar adecuadamente, hasta que cumple su ciclo como todo aparato, como toda maquina; y luego se va, desaparece, es polvo nuevamente.
Pero la mente si bien pareciera que cumple un ciclo también; pero además, por ejemplo, puede un hombre escribir un libro y deja su enseñanza, lo que su mente logró fabricar, crear; lo deja para alimento de los demás; pero he ahí una obra como la de Sófocles, de la Shakespeare, son además de ser alimento para los demás es base, pedestal, para formar lo que podemos llamar mundo, sus ideas todavía persisten, mucho más que el cuerpo físico, por mucho tiempo más.
Es a veces como la tierra, en donde pensadores nuevos plantan sus propias ideas y crecen, se fortifican y hasta dan frutos, nuevos frutos, que dan semillas también.
Lo que quiere decir, que hay una energía viviente que hace posible ésta durabilidad mayor; y ¿cuál es esa? La que no vemos, la invisible, la que malamente decimos energía oscura, simplemente porque no la vemos.
Quién puede negar que el mundo está lleno de ideas, de pensamientos, de reflexiones, de percepciones, etc., están flotando como el aire; y, tienen además cuerpos perceptores, tienen tierra en donde son y pueden ser fértiles, pueden florecer y hasta dar frutos, como es por ejemplo la humanidad, la espiritualidad, el hombre nuevo: el Prometeo, el Hyperión, el Saratustra y por qué no todos los hombres que vendrán.
Por dios, cómo podemos negar ésta energía, aunque aún no la vemos, aunque no la podemos pesar; pero está allí, está aquí.
Ahora nos debemos preguntar, porque no queda otra salida: el big bang ¿fue la conversión de esa energía oscura, de esa energía que no vemos, en energía visible como los astros y las estrellas, en masa?
Es decir, hemos sentido alguna vez el amor ¿No es una fuerza poderosa? ¿No nos cambió el ánimo, la vida? ¿Podemos negar qué es energía?
No, indudablemente que no, ahora otra pregunta ¿No es nuestra existencia, el hecho de estar aquí presentes, la existencia, mejor si decimos la realidad del hecho de hacer presente esa energía invisible, tal vez solo por un tiempo?

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 24 de Enero

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Gracias. Karigüe

viernes, 14 de enero de 2011

Poema - Un Mundo Nuevo

He vivido
más aún
he soñado

desde niño
un mundo, como atmósfera
del mundo de todos los días

he llegado a respirar en el
ha tener algo mas que
branquias y pulmones

es como si saliera el alma y
volara como hacen las palomas
al abrir las rejas

ahora tanto el tiempo
como el espacio
son pies con los que camino
y brazos con los que obro

pero mi mirada es más
profunda ya que veo en la
oscuridad, me acostumbre a ella

de ella en mis momentos de soledad
se destilan cosas, se condensan
en palabras.

Karigüe

miércoles, 12 de enero de 2011

Poema - Ver

He esperado el amanecer
desde muy temprano

de noche los bosques murmuran
de día hablan
a través del canto de los pájaros

sales y te da lo mismo si el
día es brillante o si llueve
o si está nublado

la realidad son como nubes
que llegan, caen o se van

mientras lo permanente
crece, las cosas y aún los
fenómenos se adhieren

como esas lapas
que las olas no pueden
separar de la roca

así de perseverante eres

las cosas no son malas
ya que son el nido

en donde una pequeña águila
ve.

Karigüe

lunes, 10 de enero de 2011

Libro “Existencia"– Capítulo 3

OTRA PIEL

Estamos, vivimos, existimos, en esta tierra, en este mundo, en este universo. ¿De donde venimos? ¿A dónde vamos, después de la muerte? La muerte en si se nos aparece, como un pasar ó en último caso como un desaparecer.
Pero en este universo, todo lo que se crea no desaparece, solo se transforma ¿Será cierto este postulado? Ó es como nos decía Pesoa: “… nada es verdad, todo es imaginación…”
Imaginamos y es como si anduviéramos con un bastón, probando, tocando con la punta a aquello que nos vaya dando señal, indicación que estamos en lo correcto, que por lo menos creemos no fallar, no errar.
Qué otra cosa tenemos sino es la prueba, la verificación, primero para nuestro camino, después para el camino de la mente. Pareciera que físicamente hemos creado un cuerpo capaz de moverse con cierta seguridad, correr por ejemplo, aunque esa velocidad es poca para un felino; pero hemos hecho, nos hemos creado miembros, sentido, bastones con los que vivimos, con lo que logramos una cierta seguridad de vida.
Ahora con la mente, con la inteligencia, con la memoria, vamos construyendo algo más sólido, más seguro: el mundo; allí con la técnica hemos creado los blindados, los aviones; con la ciencia hemos creado los medicamentos, los tratamientos; los ambientes más seguros y más agradables, más confortables, y todo por seguridad, todo por placer también.
Estamos por buen camino, estamos además limpiando la maleza de los caminos; estamos no sólo convirtiéndonos en el rey de la naturaleza sino en su dictador también; ya estamos creando las lluvias artificiales, las tormentas y porque no la destrucción también.
Pero hay un aspecto interesante, las ciencias virtuales, como son la Filosofía, la Psicología, etc., nos están creando un mundo, el mundo de las ideas; las ideas que van siendo creadas, por ahora, por las palabras; ellas nombran, la palabra vida, como existencia, como Dios, como hombre, como mundo, como amor; son sentimientos, pensamientos, que van siendo puestos, almacenados, en ideas, es decir en un enramado de palabras, en donde se ponen, en donde se tejen, conceptos, percepciones, intuiciones; y se mezcla todo como una ensalada, como una mazamorra y he allí el conocimiento, he allí ese mundo virtual en el que no solo vivimos sino existimos, pero mas aún forma parte de nuestro cuerpo; como es la memoria, como son los sentidos.
Se podría ver por este camino que somos seres que se están expandiendo, creciendo como se ve cuando se explota una bomba, cuando se formó el universo, el famoso big bang.
Vamos adquiriendo experiencia, conocimiento, sabiduría, paz, plenitud; es decir si bien comenzamos con un mundo físico, luego un mundo virtual, mental, ahora estamos expandiéndonos en una atmósfera, en un mundo espiritual; lo interesante es que no hemos dejando ninguno de los dos anterior, ó vaya a saber cuanto más, sino que los conservamos, es decir nos expandimos hacia afuera, no dejando en ningún momento el centro, ese centro al que siempre volvemos, particularmente en nuestros momentos de meditación, de contemplación deberíamos decir.
Desaparecemos, es cierto, del árbol de vida, como lo hace el fruto; pero queda el árbol que sigue dando frutos ¿Podrá desaparecer el árbol también? Yo creo que si, así como podrá desaparecer el universo y el universo de los universos. ¿Qué quedaría entonces? La verdad que eso está afuera de los límites inclusive de nuestra imaginación.
Pero volvamos a algo interesante que dejamos en el camino transitado. Dijimos que el ser, el hombre, no deja su centro, que ese centro referencial siempre está, lo hemos probado, por lo menos los que meditan desde hace ya tiempo. Pero es centro ¿realmente existe?
Tal vez lo percibimos, más aún con esfuerzo podemos recordar algunas de las cosas de nuestra niñez, y si podemos pasarlas, es decir, digerirlas, podremos entrar al mundo puro del niño, al mundo que pertenece al cosmos, si cosmos es el viento, las nubes, los árboles, las montañas, el cielo, la tierra, la lluvia.
No es así como el hombre entra en ese mundo que es puro cosmos, pura naturaleza, pura existencia; puro estar, puro compartir, puro juego.
Es en esos instantes en que el hombre vuelve de sí, vuelve así, así mismo, como si diera algunos pasos más atrás, hacia su centro. Ese baño, ese sumergirse nos da señal, nos da huellas de un camino ya recorrido, pero que al volver a recorrerlo, después de haber limpiado la maleza, nos encontramos con un cierto agrado, y tal vez pura sensación, pura percepción, de una paz, de una plenitud, de un paraíso perdido.
Tal vez nuestra mente, como seres temporales no va más allá, porque ir más allá seria encontrarnos en nuestra primera edad, de abrir los ojos, del primer grito, de estar encubando en el vientre de nuestras madres.
Pero, ahora, veamos al hombre, al ser del hombre, del cual somos solo una escama, ó un gen, una célula. Ese hombre que comenzó a salir, a emerger, desde el LUCA; cómo se deslizó por los mares, cómo se arrastró por la tierra, cómo subió a los árboles antiguos, a las montañas, a los bosques; cómo fue su primer grito, su primera palabra, su primera devoración, su primer miedo; que los fue destilado, estilizando, hasta caminar parado y ver el horizonte, luego el cielos y descubrir las estrellas, el universo, el cosmos.
Todo un mundo se fue formando primero en su alma; mejor dicho su alma atizada por una inquietud permanente, de ir adelante, de elevarse aún más y cruzar los mares, los desiertos; y, por qué no los cielos también, a ese ánimo lo llamamos espíritu.
Primero como una órbita pequeña, sutil, la que vemos, sentimos, y en la que creamos, inventamos, tratamos de conocer y saber; luego la otra esa de nuestra existencia como seres que habla sobre la tierra, sus orígenes, sus batallas, sus caídas y sus volverse a poner en pie.
¿Cuantas órbitas más? Tal vez la de la naturaleza, la de la tierra, las del universo, las del universo de los universos.
Pero es el centro que nos debe interesar, tal vez es la nada, la pura nada, la raíz y el fruto de nuestra existencia; tal vez como un latido, un suspiro; y en ese acto, en ese entreacto nuestra existencia, nuestra vida, nuestra presencia en esta tierra, en este mundo.
Se siente, como por lo menos dos sensaciones; la de nuestra existencia personal y la de nuestra especie, la del barro pensativo.
Recibimos del segundo toda una historia, todo un conocimiento, toda una experiencia de vida, de existencia, como si recibiéramos una casa de herencia, un pueblo, un mundo; luego por un tiempo existimos allí, vivimos allí, y deberíamos decir soñamos en él, hasta que alguien nos vuelva a llevar al lugar desde donde vinimos.
¿Es así? Tal vez; pero además es el paréntesis que nos debe interesar, es el presente, el estar aquí que nos debe interesar; pero ¿por qué indagamos? Porque queremos saber lo que está afuera del paréntesis. ¿Es acaso el paréntesis una delgada capa como la piel de nuestro cuerpo, a la cual todavía no la sentimos ni menos la percibimos?
Es así, sólo es un camino, al que irremediablemente vamos. Pueda ser que el animal no piensa, no tiene ideas; pueda ser también que nosotros no seamos capaces de percibir, de sentir, esa piel que separa la vida de la muerte. Nos aterra como aterra el fuego a los animales; pero tal vez es solo un pasaje, un estar en el otro lado, pero ¿Quién?
Ahí está la pregunta ¿Quién es el que puede estar en los dos lados? Es como corrernos y hacer la pregunta del otro lado. Una presencia tal vez, un dios, un ser divino que pude habitar en los dos lados; en la luz y en la sombra, en la oscuridad; podremos tal vez tener otros ojos para ver en la oscuridad, no es así los ojos del espíritu, aquel que ve a la rosa porque sí, aquel que ve a la vida porque si, aquel que se siente cómodo en el silencio, en la oscuridad.
¿No es el espíritu el que trata de ver, para traspasar los muros de niebla, las capas, las píeles con las que estamos cubiertos, solo porque todavía no tenemos los órganos para ello?

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 17 de Enero

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Gracias. Karigüe

viernes, 7 de enero de 2011

Poema - Vidas

ya vivo
sobre esa piel que late

y al latir separa

pero eres como un buzo
que pasa de un lado a otro
de esa piel

un águila cuando lo saltas
y un cóndor cuando planeas

es como si tuvieras dos vidas
tratando de hacer un
nido en una tercera

cómo me acuerdo de ti
Aristóteles, cuando decías
que el placer más exquisito,
el contemplar

a veces te veo susurrar al
oído cosas al Alejandro

A veces hasta creo estar
con Uds. También.

Karigüe

miércoles, 5 de enero de 2011

Poema - Respíralo

más tarde
después

¿Por qué no ahora? – te insistía

mañana puede ser tarde

hoy está el sol,
el campo brilla con ese color
verde esperanza que tiene
toda primavera

el cielo tan azul
que hace brillar a los
lagos como metáfora de el

los desiertos
y aún los mares
laten con el ritmo del
viento

no podes dejarlo para
mañana

respíralo ahora

respíralo lentamente.

Karigüe

lunes, 3 de enero de 2011

Libro “Existencia"– Capítulo 2

COMPARTIR

Es un camino casi a ciegas; intentamos, como si la vida fuera algo que está afuera y adentro de nosotros; como si ella fuese ese conjunto de deseos, de miedos, de necesidades, que nos hacen salir, que nos hacen existir; y, allí afuera el mundo, ese recinto en donde se realiza el más milagroso de los milagros: el convivir, el estar con los demás.
Podemos estar parcialmente a solas; la soledad no es sino un modo de estar, de vivir, de convivir, con los demás; por más aislados que estemos, estaremos con la naturaleza, con el universo, con el cosmos; pero están los otros, aunque están en forma de extraños, de evitables, pero siempre como un referencial.
Sino estamos con los otros, con el mundo, nos convertimos lentamente en naturaleza, en animales o en plantas.
Pero son los otros, aquellos que están presentes, aquellos con los que conversamos, con los que amamos, inclusive a nosotros mismos, pero siempre en base a la existencia del otro; aquel que siempre tememos, que estamos enfrentados: nuestro espejo.
Desde niños aún cuando jugamos con la naturaleza de una forma que consideramos como lo otro, a ella misma; pero están los padres, los hermanos, los otros, aquello a los que contamos, aquellos a los que volvemos después de estar solos con el cosmos, con la naturaleza.
Aún en el estado de rebeldía, de aislamientos, están presentes los otros, el otro, el que está enfrente mirándonos, observándonos o inclusive ignorándonos.
Es el otro el que nos hace salir de la madriguera, de la cueva; nos medimos, nos comparamos, nos escuchamos, nos pensamos, nos imaginamos; es una relación el estado de existir; no sólo es respirar, comer, tomar agua, sino es el hecho de comparar, de relacionarnos entre sí.
Si bien la palabra, por la palabra nombramos; pero nombramos para decirle al otro, para contarle, para que nos pongamos de acuerdo en algo.
Inclusive cuando tejemos, cuando tejemos palabras que no son otra que frases, que oraciones, es para decirle al otro, para hacernos entender y entender al otro, a los que están enfrente, hacerlos conocidos; compartir con ellos nuestra existencia, nuestros conocimientos y por qué no nuestros propios miedos también.
Tal vez el hombre es creado, formado, por esa sombra llamada miedo, es como hacer crecer, hacer brotar y cuidar después una serie de consideraciones, para poder paliar ese miedo, que en realidad, no solo es miedo al otro, es miedo a la muerte; que si bien puede deberse al otro, pero también sabemos que llega inexorablemente; pero a la cual tratamos de demorar, de demorar para solo morir por la muerte misma, no por el otro.
Pero tenemos ese periodo natural de vida, de existencia, que tratamos de vivirlo lo mejor posible, dentro de nuestras posibilidades.
Parecería que se instala en nosotros ese miedo al otro, porque en nuestros orígenes, fue lo primero, ser devorado por el otro, inclusive, por los de la misma especie, o más aún por los más cercanos.
¿Qué podemos hacer cuando somos niños? Casi nada; solo después de un cierto tiempo, que en el caso de los hombres es el más extenso de los animales, los que necesitan ser más cuidados, más custodiados, más protegidos.
¿Será que a medida de que se avanza a estados superiores de existencia, se necesita más tiempo de incubación, de aprendizaje, de cuidados?
Tal vez lo más desarrollados necesitan de más tiempo de aprendizaje, de conocimiento, más aún no solo del cuerpo físico, sino del cuerpo invisible, como es el alma, el espíritu.
Nos encontramos entonces con un fondo de miedo, de temor; como un telón de fondo en donde se realiza la existencia, y en escena, como representación, lo logrado por ese miedo, por ese temor al otro; pero solo como excusa, como quién quiere disimular su ignorancia, su miedo real, por algo que ponemos en el otro, que con el tiempo se ha convertido en mundo, lugar en donde compartimos con los otros lo realizado, lo logrado, pero no hay que olvidar: por el miedo.
Tal vez ahora, como es el caminar, nos olvidamos de ello; para seguir erigido sobre pedestales olvidados, al mundo, a la realidad nueva que es el mundo de hoy, el mundo en donde estamos compartiéndolo con lo creado, con lo convertido en utilidad, como es la maquina, como son nuestras ciencias.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 10 de Enero

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