lunes, 7 de octubre de 2013

Libro "Z" – Capítulo 38


ESPERANZA
Sin darse cuenta los años van pasando, van avanzando por nosotros, por arriba de nosotros; y como si la esperásemos aparece la vejes; pero no tanto en si la vejes sino que la otra gente, la gente nueva nos va reemplazando, sin que nos demos cuenta, sin que ni siquiera nos percatemos de ello.
Es la ley de la vida se suele decir, sin embargo el hombre piensa, pero más que piensa, siente, que en muchas cosas se equivocó, que en muchas cosas no hizo lo que tendría que haber hecho.
El tema es que ha medida que avanzan los años el hombre va tomando conciencia de que no hay un solo camino, que la vida por ejemplo no es solo trabajo, que hay cosas, cosas del alma que reclaman ser atendidas, particularmente cuando dentro de uno hay deseos, necesidades congénitas que quieren, que solicitan ser atendidas.
Ve uno su realidad, y ve y siente que las cosas no fueron tan mal hechas, tal vez no se pudo hacer mejor de lo que se había hecho; se necesita experiencia, cultura, maña, para hacer las cosas, para estar al nivel de mucha gente que tiene esos dones.
No en todo somos buenos; pero solo en la derrota se ven las cosas con más claridad que durante los tiempos victoriosos o de suerte, o de cumplido.
Le que da a uno los años, los años de haber visto cómo se arman y se destruyen los imperios, cómo la suerte acompaña al trabajo. Si bien hay una realidad personal, también hay una realidad de grupo, uno está rodeado, trabaja no con marcianos, ni chinos, como se suele decir; sino con personas similares a uno, similares al entorno cultural, tal vez con los mismos conocimientos, con las mismas mañas, pero solo con algunas escasas diferencias que hacen al grupo.
Es el tiempo quien nos dice como son las cosas, como se hacen las cosas. Nos decía Herman Hess: “Ayunar, pensar, escuchar y esperar” Son las cuatro cosas que un hombre debería tener en cuenta pero, no solo para vivir, sino para tener éxito en la vida también.
Tal vez uno de los más importantes es el ayunar, es el comer adecuadamente, con mesura y medida; lo adecuado, lo necesario, aquello que requiere, que necesita el cuerpo, para poder funcionar adecuadamente, cosa tan simple, pero a la cual le damos poco importancia, porque comer es uno de los placeres más exquisitos con que cuenta el animal que piensa.
Luego es escuchar más que hablar, tenemos dos oídos y uno solo boca, la naturaleza nos está indicando que debemos escuchar el doble, de lo que demos los otros, aquellos que están alrededor nuestro y que son, por lo menos en número, mas que nosotros, que solo somos uno.
Uno de lo factores más importantes, más importantes aún que el pensar, es el observar, el tratar de ver como son las cosas, no tanto por lo que los demás dicen, sino por lo que los demás muestran a través de sus actos, de sus obras, allí está lo que el hombre es, y no hay otra cosa que sus obras, aquello hecho, aquello concertado, no hablemos de aquellos que planean, aquello que crean ilusiones, fantasías, planes, proyectos, sino de aquellos que hacen, que hacen las cosas que luego permanecen, que luego forman partes de aquel mundo real en el cual vivimos y hay que considerar real a las cosas del alma, del espíritu, aquello que está allí, frente a lo que somos y a lo que somos como grupo.
Nuestra bendita realidad, las cosas, los hechos vivos que hemos hecho, que hemos fabricado a lo largo de muchos años, a lo largo de toda nuestra existencia, la obra, nuestra obra.
Poder vernos allí, porque ese es realmente nuestra obra, nuestro rostro, nuestro verdadero rostro aquel que incluye a lo que hemos llegado a ser. Que hay tormentas, que hay accidentes, pueda ser, pero son los menos. Lo que hace un accidente es mostrar tal vez prematuramente lo que somos. No cambian en si lo que somos o mejor dicho lo que hemos podido llegar a ser.
Lo otro es pensar, pensar no es otra cosa que ver con la mente, ver con los ojos del espíritu, con aquello que además de ver, de conocer, se proyecta a través del tiempo, a través del espacio y une, junta, reúne, lo vivido, con la realidad y con aquello que soñamos despiertos y dormidos, es decir lo que queremos ser.
De todo ello, de todas estas cosas, se forma el baño fundido, el baño metálico, metálico porque esta hecho, construido, formando, de todas, de todas las parte que fuimos, que pertenecieron a nuestros antepasados, da nuestra historia personal, y a todos nuestros sueño, allí con el fuego del espíritu se funden, hierven. Todo una sola cosa aparente, un solo baño. Esos instantes, esos solos instantes, es cuando podemos ver lo que somos. En aquello momento: vemos.
Luego el molde, el molde es lo que enfría al metal, lo que le da forma, es como una cuna, un vientre hecho por la naturaleza a través del hombre, a través del espíritu del hombre.
Pensar entonces es ver, ver éste molde, ver lo que el medio nos ha permitido ser, la forma que nos dio el medio, y si por medio consideramos lo que hemos podio lograr a través del otro, nuestra obra reflejada en el rostro del otro, es ante todo un respuesta, un eco, recibido de parte, de la respuesta del otro.
Y así llegamos a aquello tan poético, tan hermoso, tan delicado, como es la esperanza; la espera, saber esperar es saber cosechar el fruto a tiempo, no antes ni después sino cuando el fruto está a punto, cuando el fruto no ha caído aún del árbol.
No apurarse a anunciar la renuncia, sino dejarlo a que el medio nos la pida, a que el medio, aquello por lo general presuroso se adelante, se adelante a la indigestión.
La renuncia, la principal renuncia es a la vida, a aquel regalo recibido, dado, vaya a saber por quién, pero regalo al fin, presente al fin.
La vida tiene mas imaginación que uno, la vida nos envuelve como a niños, no acurruca, nos protege, y por cierto siempre lo ha hecho; ella brota como lo que salva, como aquello que nos decía Hölderlin: “Cercano y difícil de captar es el dios; pero cuando aumenta el peligro crece lo que salva”.
Así es la realidad de la vida, de los hombres que la forman, aquello seres que piensan, que tratan de ver, de conocer, de entender.
Parados allí como los Prometos frente a la realidad, a los dioses; no tienen respuesta, solo les queda escuchar, pensar y esperar, a caso falta uno más, además del ayunar.
No será que lo que nos está faltando es el obrar, aunque en sí nunca ha dejando el hombre de obrar, aunque lo hemos hechos más cerca del error que del acierto; pero ese obrar con fe, con principios, con una decisión y voluntad acorde a las circunstancias, siempre que yo sepa el hombre en éstas condiciones ha logrado lo que profundamente desea.
Y ese deseo es lo que en su espíritu se anida, como resaca tal vez de lo vivido, en esos repliegues de un alma que cobija, que contiene, como lo hace cuando se convierte en palabra; cobija, contiene, aquello que se está haciendo constantemente presente, a aquello oscuro, aquello que habita el silencio, aquello que late en nuestro corazón, como queriendo dar un salto y salir antes de tiempo, ser antes de tiempo. Solo la razón, la razón de este nuestro cuerpo mudo, los contiene.
Contiene significa no solo contener, detener, sino que es caparazón, envase, vientre, de aquel fruto que es, que está madurando, que está siendo, aquella realidad de la cual somos; prevemos la punta, la punta de un iceberg.
El dios, aquello que ya somos, aquello que ya está, pero no es tiempo de sacarlos del árbol de la vida, ella nos indicará, no solo por el color, por la dureza, no por el olor, sino, porque el fruto ante todo se entrega, nosotros no lo sacamos, él se entrega.
Podremos algún día entender que nosotros no sacamos de dentro nuestro la vida, la fuerza, el ánimo, el espíritu, sino que ella a través de estos elementos, ella se entrega.
Tal vez esperar es lo mejor que podemos hacer como existentes, esperar pensando.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 14 de Octubre

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Gracias. Karigüe

lunes, 30 de septiembre de 2013

Libro "Z" – Capítulo 37


DESPEJAR
Estamos frente al muro de silencio, y no contamos con otra cosa que no sea el salto. El salto es la capacidad del mono que piensa, como para sortear (no se refiere a un sorteo) la dificultad, esa facultad es el pensamiento.
Pensamiento como juego alegórico de las palabras, juego de palabras que construyen sentido. Un sentido es mejor que ningún sentido.
Avanzamos con el, a través de las tinieblas que las cosas tejen alrededor nuestro. El tema es que las cosas son vivas, están sujetas a un cierto movimiento, cumplen, tienen que cumplir, las mismas leyes que el universo impone a lo seres.
Si nos atreviéramos a diferenciar a las cosas de los seres, diríamos que las primeras se pueden dividir en vivas, virtuales e inertes. Siendo los seres cosas vivas; pero las cosas virtuales e inertes existen, están, conviven con los seres, más aún los forman, los componen.
Un hombre por ejemplo es un ser vivo, brotado de la naturaleza, hijo del agua y de la tierra, del sol, de las estrellas; pero tiene además dentro de sí, mejor si decimos que dentro de sí tiene cosas virtuales y cosas inertes.
Por otro lado podríamos decir que los seres, son los que piensan; con lo que podríamos eliminar a muchos animales; sabemos que esto no es así.
Otra alternativa es identificar a los seres como cosas que se reproducen y tienen memoria. Esto proviene de la transformación del ARN en ADN.
Pero observemos lo que es una tormenta, algo, una cosa que se repite; no sabemos si está aumentado en cantidad por unidad de tiempo o no; pero se transforma, mejor dicho es un movimiento de agua y aire, que se desplaza produciendo cambios a su paso, destrucción de lo construido.
Dura un cierto tiempo, y vuelve; vuelve en un tiempo que no sabemos si es constante, pero sabemos que existe allí, se forma allí, en esa zona o lugar.
Podríamos imaginar a un ser vivo, cuya respiración es la tormenta.
Sabemos además que existen que hay alrededor de nuestro planeta una seria de tormentas, que se producen cada segundo o menos. La tormenta sería algo vivo que se muestra, que se presenta alrededor de nuestro planeta, como se debe presentar las ideas dentro del cerebro.
Sabemos que las tormentas vienen acompañadas de rayos, de lluvia, etc., son como el enojo que se produce en el ser humano; la ira; movimientos que hacen, que permiten la agitación del mar, el cambio de aire. Toda una serie de cambios para lograr mantener como un enjambre encendido, como si la tierra en sí quisiera iluminarse, quisiera imitar al sol, responder como espejo aquello que recibe. Como si eso que llegó: luz y calor, quisiera volver, volver a donde y de donde partió.
La materia se enciende, se prende, iluminan a la tierra, son tormentas. De lejos podría aparecer apagada, sin embargo las tormentas la iluminan, aunque sea en partes, por partes dando la visión del instante, como encendida.
Es la materia en si que se transforma en energía, en luz y calor, como queriendo ser sol: luz y calor.
Imaginemos ahora que la tierra es un ser desprendido, separado de algo más inmenso, de algo así como de otro sol; por un tiempo alejada y fría permaneció rotando, agarrada por las fuerzas de lo otros astros, como el sol, los que permiten que haya permanecido en un lugar, como esperando, como preparándose para ser fecundada.
Así paso hasta que uno o vario espermatozoides - cometas, la fecundaron, la cubrieron de agua, permitiendo la formación (luego de un cierto tiempo de retirada) de una atmósfera, la que permitió, como si ella fuera el liquido uterino, la formación de la vida. Vida tal como la conocemos; animales, plantas, hombres.
Tormentas; pero tal vez primero fueron las tormentas luego la vida, o sea una etapa anterior, que permanece. Si como observadores atentos podríamos imaginar, ver, desde lejos, que la tierra después se iluminaba, y se sigue iluminado por medio de las tormentas.
Es decir antes que lleguen lo meteoritos para fecundar a la tierra, ella era inerte, para luego pasar a ser viva, contener la vida.
Contener en su vientre a lo que hemos llamado seres vivos.
Por un lado la tierra inerte, por otro el agua que llego inerte también; pero ambos formaron, crearon, algo vivo, crearon a seres vivos.
Por ultimo lo virtual aquello que se crea dentro del cerebro, del alma, de los seres vivos que piensan. Es decir que primero lo inerte, luego lo vivo y por último lo virtual, todo dentro de lo que es tierra, todo dentro de éste vientre fecundado.
O sea que el límite, entre lo que son los seres y lo que son las cosas no existen, o por lo menos desde nuestro punto de vista, que no es otra cosa que desde nuestra formo de pensar. Esos límites no existen.
Se están transformando las cosas en seres y los seres en cosas; más aún es como si el movimiento, fuera el que lo logra.
Hay una fuerza, mejor si decimos que existen las fuerzas dentro de lo que es el universo, que permiten que surjan, que se crean movimientos, cambios de lugar; pero movimientos también es cambio de estado.
Para lo cual ahora tendríamos, por lo menos, dos tipos de movimiento: uno físico, el que producen las tormentas, por ejemplo; y otro perpendicular a este, y es el que permite el cambio de estado, en el agua por ejemplo.
Pero veamos un tercero, el más interesante de todos ellos, el movimiento que existe dentro de nuestra alma, los sentimientos, los pensamientos, se mueven, no solo entre ellos, es decir entre pensamientos, sino que hay una mutación entre lo que es sentimientos y pensamientos.
Unos se trasforman en otros y viceversa; hasta se ha llegado a decir a comparar a los sentimientos como el agua liquida y a los pensamientos como el agua evaporada, por eso se forman las nubes, las tormentas desde donde brota el rayo, la idea.
Pero los sentimientos están atados mas a la tierra, se abaten como olas, ellas producen la fecundación del alma, de la tierra.
Es decir que a través de la metáfora, podemos ver, que aquello que se produce en la tierra, alrededor de la tierra, sobre esa superficie abierta, es algo similar a lo que se produce dentro del cerebro, pero con una diferencia importante, el cerebro tiene una superficie no abierta sino cerrada dentro de sí, un cielo invertido, un cielo que se cierra en sí y de sí.
He allí que el hombre, mejor si decimos, en el cerebro del hombre se produce un fenómeno tal que es como si se encerrara a la vida, se la atara, se la zunchara, para lograr la profundidad, para que ella se convierta en algo etéreo, algo sublime. El cuarto estado de la materia.
Un mundo virtual, un mundo espiritual, producto de la lucha de la vida, ya no tanto con su vientre en sí, ya que lo ha superado, se ha elevado de él; con lo que ahora lucha es como cuando un ave ha roto la cáscara del huevo, y se eleva, se desprende, trata de levantar vuelo hacia las estrellas siguiendo la ruta, el sentido, el camino trazado entre las estrellas.
Un camino, el camino inexorable que nuestro espíritu, el espíritu de la vida, del mundo, del universo, tiene que recorrer, tiene que transitar.
Un camino que se anida hoy en el corazón de todo hombre, un camino que la niebla del amanecer del mundo ha cubierto; pero que la luz y calor del espíritu, del propio espíritu, está comenzando a despejar.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 7 de Octubre

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Gracias. Karigüe

viernes, 27 de septiembre de 2013

Poema - Una amistad

golpetean las gotas de lluvia
sobre una ventana vertical,
abierta

la lluvia se convierte en sonido
y es como cuando las olas
irrumpen sobre las rocas

como si las casas hablasen
un idioma, intentaran
desarrollar un lenguaje

como alguien que toca la
puerta solo para peguntar,
y el dueño de la casa lo
hiciese pasar

una amistad con las cosas,
tal vez hasta cariño; como
vapor que brota desde el
abismo que nos separa.
Karigüe

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Poema - Te despierta

amaneceres en el campo abierto
que la puna entrega como
recinto

allí el sol es mas amarillo, el
cielo azul oscuro, las montañas
desnudas parecen lomos de
potros a cabalgar

respiras profundo el
aire frío, ese mismo que
roza tu rostro como queriendo
que abras los ojos para ver

la soledad de las alturas es
como aquella soledad en
que habita tu alma

al espíritu tu lo sientes
como el viento que solo
te despierta.
Karigüe

lunes, 23 de septiembre de 2013

Libro "Z" – Capítulo 36


TEMPORALIDAD
El dolor de ya no ser, de ya no tener; cuando se pierden cosas, posiciones; pareciera que el mundo, la vida se acaba para uno.
El mundo es vivo, está vivo, como la vida como el hombre; el hombre es el que se mete, el que busca un lugar en ese mundo caudaloso, en ese mundo, en ese lugar vivo, en donde se forma parte de aquello que llamamos humanidad.
Un trabajo, un lugar en donde morar, algunos vecinos, algunos amigos, la familia, todo eso conforman nuestro mundo, esa parte de la humanidad, esa parte del mundo, que en sí es nuestro medio ambiente, nuestra otra mitad, sin al cual es difícil vivir.
Si bien está la tierra, el aire, el sol, el viento, el agua, las montañas, etc.; pero está también el otro, los otros, aquellos semejantes sin los cuales nos cuesta existir.
Puede un hombre estar solo, puede vivir, existir en soledad; pero aunque sea de lejos, es necesario saber de ellos, inclusive cuando escribimos sobre ellos, pensamos en ellos, estamos pensando en nosotros también.
Éste mundo, éste nuestro mundo, no se ha hecho unidireccional, la diversidad son como ramas de un árbol, por las cuales respiramos el aire de la vida, es decir, la propia experiencia vivida a través del otro, a través de esas cosas que de otra manera seria imposible de vivir, no tanto por capacidad ni deseo, sino por tiempo.
Leer, leer historias, experiencias, cosas vividas por otro experimentadas por otros, estudiadas, analizadas por otros también es respirar, también es vivir, pero vivir a través del otro.
El otro es una parte nuestra, es un tentáculo del mundo, pero en el fondo, en las raíces, es un tentáculo de cada uno de los seres semejantes.
Pensamos por lo general, los pensamientos ya pensados por el otro; salvo excepciones, salvo esas ideas o pensamientos que salen solo de vez en cuando; todo lo demás es volverlo a pensar, ver como cuando uno ve las caras de un prisma, algunas tal vez las estamos mirando por primera vez, pero a la vez el prisma nunca deja de ser diferente.
Es decir las leyes del universo, del mundo, de la vida, de los hombres, son leyes únicas básicas que hay que cumplir, como es la ley de atracción y de repulsión, de acercarse y alejarse, que de eso se trata; cada una con su fuerza, con su intensidad de fuerza. Lo que varía en el hombre son las ideas, son los ideales. Tenemos desde que salimos al mundo deseos, miedos, temores, angustias, con las cuales seguiremos por el resto de nuestra existencia, algunos recibido otros creados en nuestra temprana edad.
Respondemos, atacamos, soñamos, tenemos en nuestra mente, en nuestro corazón cosas que quisieron ser, algunas se cristalizaron, otras nunca se las pude concretar, sin embargo tenemos que vivir sea como sea con todas ellas.
Las que se cristalizan, las que se logran, son están allí, se pueden conservar o se pueden perder, igualmente solo nos pertenecen por un cierto tiempo; pero las que nunca fueron, esos sueños soñados, están como bocas abiertas tratándonos de devorar, como perros cada vez más hambrientos, nos ladran y nos tratan de morder.
Resignación, remordimientos, dolor, son como “la resaca de la vida que se depositan en el fondo de nuestra alma”: Vallejos. Muchas veces las vemos pero en los otros logradas, alcanzadas en los otros, es como decía Cabral: “Allí va la mujer que a mi me gusta con el hombre que le gusta a ella”.
Aunque sea en el otro, aunque se alcance en el otro pareciera que se alcanza también en nosotros; por supuesto que la mujer le pertenece, es de él, ella lo elige; pero a mi me gusta, me gustaba, está ella allí, existe, la miro, la puedo contemplar, puedo soñar con ella, que ella sea mía.
Todos dirán pero eso es absurdo, lo absurdo es ni siquiera soñar, ni siquiera alcanzar, a pensar, a sentirla, desear a aquella mujer, algo se ha materializado, no me pertenece pero existe, está allí.
Veo su rostro, sus piernas, su sonrisa, su andar, sus ojos grandes, color de miel, su pelo rizado, su cintura, su pecho, es decir que aún así aunque no está a mi lado, yo siento por ella todo lo que quiero sentir, es por lo menos la mitad; qué ahora no se cristalice, que ahora no sea mía, no me pertenezca, eso ya es otra cosa.
Así nos pasa con nuestro sueño, con los que escribimos, con lo que creamos, Shakespeare, Hölderlin escribían para el futuro, sentían que en algunos años, siglos, ellos iban a seguir existiendo, iban a seguir siendo a través de sus escritos, poder estar en la mente de los hombres que vendrán, creo que es un placer vivido por adelantado, como quien recibe un pago adelantado por algo que será.
Sin embargo es Shakespeare, es Hölderlin, los que están en los libro, cuando los leo, es como si ellos existiera a través de lo que dicen, a través de sus ideas, pensamiento, poemas, etc.
Vida horizontal prolongada, extendida a través de esa tela o ese paño extendido por el espacio que es el tiempo; pero otro tiempo, otro eje del tiempo es la intensidad, es el instante profundo y enraizado en lo ideal, en aquello que siempre está, pero solo del él sabemos, de el se ha logrado arrancar algunas pétalos, algunas hojas con las que hacemos nuestro ramillete de flores y lo ponemos en el centro de nuestra mesa, ó hacemos esos menjunjes, eso preparados para calmarnos el dolor, el dolor de vivir aquello que nos hace soñar, soñar el sueño de poder algún día alcanzar, lograr, saber, lo que es la existencia.
Existir es salir, es como cuando el caracol sale, saca su cabeza de la caparazón solo para mirar, solo para contemplar su camino, luego se arrolla en si, se arroba, se viste con trajes de colores como el camaleón, algunas veces para atraer, otras para pasar disimulado enfrente de aquellos que lo quieren devorar.
Atacar, atacar nunca, solo esperar, escuchar y pensar, arremeter cuando el dique se rompe, cuando las aguas son incontenibles; atacar pero atacar solo por rencor o venganza es solo algo bajo, algo de lo cuando trae, trae como cadena, las desgracias.
Enmudecidos quedamos cuando nos llega una sorpresa, pero una sorpresa casi siempre es una consecuencia de lo que hacemos, lo que hacemos es el dique, luego nos sorprendemos cuando se rompe, cuando el agua inunda nuestras casas, nuestros hogares ó simplemente nos ahogamos.
Pero eso sí, tenemos que obrar, tenemos que cambiar, mejorar, solemos decir aunque la historia no nos lo confirma. Como con un bastón de ciego, caminamos ciegos, solo palpamos a las cosas, nunca las tenemos, la palpamos por algunos instantes solamente.
Luego decimos es nuestra la mujer, el perro, el niño, el trabajo; pero sabemos, no podemos mentirnos, que eso será por un corto tiempo no importa lo prolongado que sea, pero es un tiempo limitado.
Sin embargo es nuestro tiempo, nuestro tiempo limitado el que nos importa, ¡seres temporales! eso nos cuesta entender.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 30 de Septiembre

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Gracias. Karigüe

viernes, 20 de septiembre de 2013

Poema - Solo una manifestación

aquellas tardecitas, tenues,
sentado leyendo “El pueblo” mi Padre
absorto estaba

no se si leía o se perdía en ese
su mar de recuerdos; nadaba,
flotaba, se sumergía, una
página sin tiempo

ahora, desde lejos, qué otra
cosa puedo hacer mas que
recordarlo en esos momentos
en los que él era sin tiempo

somos trasmisores de vida;
es como si el mismo universo
fuera la vida, como si
el mundo también fuera
solo un trasmisor

la vida es solo una manifestación
de alguien que solo
quiere ser.
Karigüe

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Poema - Solo percibes

adhesión al mundo

almas, conjunto de almas
dentro de ese templo de piedra
y cielo azul

respiras el aire profundamente
y el fuego con el agua
sobre al tierra, como una
tea encendida de pura vida,

cada amanecer nos llegan
los rayos del sol como
una bendición del cosmos
para una tierra que tiene
aún atrapada algo de el

respiras y es el futuro con
el pasado que forma el
Istmo que solo percibes.
Karigüe

lunes, 16 de septiembre de 2013

Libro "Z" – Capítulo 35


POEMA
Guerras, luchas, combates; no tenemos mas que ver, vernos, ver a nuestro alrededor, a la naturaleza, a la vida, al universo.
La atracción y la repulsión de los astros; la expansión y/o contracción de nuestro universo, sobre lo otro, sobre los otros que los sustentan, son grados de lucha; de lucha por ser más, aún que eso nos cueste la desaparición, o la perdida. Somos así. Ello es una ley.
Pero en nosotros hay algo; algo que ve, observa, contempla; contempla como desde afuera, como si aquel espectáculo no fuera nuestro, fuera de otros seres, de otras formas de ser, de querer vivir, de querer existir.
Hölderlin nos dice: “… el hombre durante su existencia, pierde su tiempo, en luchas inútiles…” Tal es solo porque nuestro cuerpo mudo necesita de adrenalina; necesita luchar para sentirse vivo, para estar vivo. Pero dentro de lo que llamamos humanidad, para ver de una manera más precisa, lo que nos hace mantenernos preparados, atentos, es el miedo a ser devorado por el otro.
No ha cambiando mucho, no hace mucho éramos caníbales, necesitábamos la carne del otro para sobrevivir. Hoy ¿no será que necesitamos el alma del otro, el espíritu del otro, para sobrevivir?
Hay un estado de equilibrio, que a la vez es desequilibrio para lo que forma parte. Se ha descubierto que existen estrellas mellizas, es decir que una gira alrededor de la otra y así logran, logran romper la idea que tenemos de que a medida que se acercan dos astros, dos estrellas, ellas llegan a destruirse, se produce la destrucción de las dos o simplemente se convierte en otras formas, se dividen para decir así.
Logran el equilibrio a través del movimiento, de la rotación de una alrededor de la otra. Eso mismo pasa con los planetas del sistema solar; pero para lograr este movimiento debe de existir, por lo menos, dos fuerzas que lo provoque.
Pero existe la otra posibilidad de que la repulsión y la atracción se compensen y a si logren un estado de equilibrio, pero moviéndose.
Es decir, para concentrarnos en el sistema solar, la fuerza de atracción del sol sobre la tierra, es compensado por la fuerza tangencial (a la órbita) de ella. Esta fuerza proviene de algo más antiguo, de la generación en sí producido por el big –bang. Que no sería otra cosa que una generación de energía de un pedazo de materia.
Es decir que el equilibrio que vemos ahora, es logrado por la presencia, la existencia, de un sol (energía acumulada), energía concentrada, y el movimiento producido por la explosión primera.
La materia, o lo que es lo mismo la concentración de energía, la energía acumulada; retarda, frena, el movimiento primero, casi se podría decir que la materia o la energía concentrada son envases. Como es la palabra.
No sabemos, ni tenemos idea, como era lo que exploto para que se forme el universo; tampoco como se formó el pensamiento, más aun la vida, más precisamente el hombre.
Ya es hora que debamos imaginar, crear por lo menos, la palabra de aquello que no solo contiene a nuestro universo, sino a aquello o de aquellos desde donde broto nuestro universo.
El universo de los universos, podría decir por ahora.
Nuestra mente se podrá hacer una imagen sobre éste tema. Imaginemos, que de este universo de los universos, está brotando constantemente universos, vidas, mundo, hombres.
No debe ser muy diferente a como desde nuestra mente brotan las ideas. Una idea nueva, un poema nuevo, un nuevo emprendimiento, etc. Pompas de jabón, que se elevan y vuelve, se desinflan o explotan, que es lo mismo.
Pero todo esto es manifestación de algo. Algo es lo que produce el surgimiento de lo nuevo, y algo que está más del lado de nosotros; es la matriz, es donde se produce lo nuevo.
El planeta encendido y el cometa; el óvulo y el espermatozoide; el tu y el yo; la observación fecundadora y lo otro, el universo de los universos como conjunto, como totalidad, como matriz.
Este yo intrépido, éste ojo azul mira, contempla, se alimenta con la observación.
No sabemos si hay otras vidas como la nuestra; pero nos llena, nos hace sentir algo diferentes, cuando no solo somos capaces de contemplar, de mirar, lo que esta afuera sino lo que esta adentro también.
Es decir que lo que siente el hombre no solo es los rayos del sol, sino también el calor, el fuego abrasador que surge de nuestro interior, como si ello fuera un crisol, en donde se funden, lo que va llegando de afuera, para luego formar las galerías, las paredes, de esa ciudad invisible que es el alma.
Pero más aún que universo, más aún que espíritu, que alma, el hombre es esa piel que separa, que divide; pero además no es hermética, tiene poros, tiene sentidos, válvulas que se abren para adentro y para afuera, es decir que por lo menos tiene dos sentidos y una sola dirección.
Somos lo acumulado, somos lo que sobra, la escoria, lo que queda del paso de la vida por nosotros. Sí por vida entendemos el latido de eso que hemos imaginado como universo de los universos.
Así seguiremos imaginando, construyendo imágenes, hipótesis, teorías, leyes, que nos permitan seguir avanzando, en esa sola dirección, avanzando y oscilando. Oscilando en las direcciones que tiene o pueden tener los radios de una esfera.
Esa sola dirección, ese solo eje, por donde nos desplazamos, ésta es lo que hemos llamado conocimiento. Una figura que va desde un punto ha lo abierto, desde lo abierto ha un punto. Cimiento, cemento por una parte, por otra la figura, el cono.
Como si desde un punto brotara la luz, una luz constante, permanente y del otro lado la representación, que se acerca y se aleja según lo que un observador quiere ver, quiere ver con más intensidad, quiere conocer.
Algo, alguien como aquel que ve nuestros sueños, mientras soñamos.
Algo es la idea, algo es el hombre, algo es el mundo, algo es el universo de los universos, algo que se destila como una gota de rocío en la hoja temblorosa, nuestra alma.
Un poema.
Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 23 de Septiembre

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Gracias. Karigüe