lunes, 30 de septiembre de 2013

Libro "Z" – Capítulo 37


DESPEJAR
Estamos frente al muro de silencio, y no contamos con otra cosa que no sea el salto. El salto es la capacidad del mono que piensa, como para sortear (no se refiere a un sorteo) la dificultad, esa facultad es el pensamiento.
Pensamiento como juego alegórico de las palabras, juego de palabras que construyen sentido. Un sentido es mejor que ningún sentido.
Avanzamos con el, a través de las tinieblas que las cosas tejen alrededor nuestro. El tema es que las cosas son vivas, están sujetas a un cierto movimiento, cumplen, tienen que cumplir, las mismas leyes que el universo impone a lo seres.
Si nos atreviéramos a diferenciar a las cosas de los seres, diríamos que las primeras se pueden dividir en vivas, virtuales e inertes. Siendo los seres cosas vivas; pero las cosas virtuales e inertes existen, están, conviven con los seres, más aún los forman, los componen.
Un hombre por ejemplo es un ser vivo, brotado de la naturaleza, hijo del agua y de la tierra, del sol, de las estrellas; pero tiene además dentro de sí, mejor si decimos que dentro de sí tiene cosas virtuales y cosas inertes.
Por otro lado podríamos decir que los seres, son los que piensan; con lo que podríamos eliminar a muchos animales; sabemos que esto no es así.
Otra alternativa es identificar a los seres como cosas que se reproducen y tienen memoria. Esto proviene de la transformación del ARN en ADN.
Pero observemos lo que es una tormenta, algo, una cosa que se repite; no sabemos si está aumentado en cantidad por unidad de tiempo o no; pero se transforma, mejor dicho es un movimiento de agua y aire, que se desplaza produciendo cambios a su paso, destrucción de lo construido.
Dura un cierto tiempo, y vuelve; vuelve en un tiempo que no sabemos si es constante, pero sabemos que existe allí, se forma allí, en esa zona o lugar.
Podríamos imaginar a un ser vivo, cuya respiración es la tormenta.
Sabemos además que existen que hay alrededor de nuestro planeta una seria de tormentas, que se producen cada segundo o menos. La tormenta sería algo vivo que se muestra, que se presenta alrededor de nuestro planeta, como se debe presentar las ideas dentro del cerebro.
Sabemos que las tormentas vienen acompañadas de rayos, de lluvia, etc., son como el enojo que se produce en el ser humano; la ira; movimientos que hacen, que permiten la agitación del mar, el cambio de aire. Toda una serie de cambios para lograr mantener como un enjambre encendido, como si la tierra en sí quisiera iluminarse, quisiera imitar al sol, responder como espejo aquello que recibe. Como si eso que llegó: luz y calor, quisiera volver, volver a donde y de donde partió.
La materia se enciende, se prende, iluminan a la tierra, son tormentas. De lejos podría aparecer apagada, sin embargo las tormentas la iluminan, aunque sea en partes, por partes dando la visión del instante, como encendida.
Es la materia en si que se transforma en energía, en luz y calor, como queriendo ser sol: luz y calor.
Imaginemos ahora que la tierra es un ser desprendido, separado de algo más inmenso, de algo así como de otro sol; por un tiempo alejada y fría permaneció rotando, agarrada por las fuerzas de lo otros astros, como el sol, los que permiten que haya permanecido en un lugar, como esperando, como preparándose para ser fecundada.
Así paso hasta que uno o vario espermatozoides - cometas, la fecundaron, la cubrieron de agua, permitiendo la formación (luego de un cierto tiempo de retirada) de una atmósfera, la que permitió, como si ella fuera el liquido uterino, la formación de la vida. Vida tal como la conocemos; animales, plantas, hombres.
Tormentas; pero tal vez primero fueron las tormentas luego la vida, o sea una etapa anterior, que permanece. Si como observadores atentos podríamos imaginar, ver, desde lejos, que la tierra después se iluminaba, y se sigue iluminado por medio de las tormentas.
Es decir antes que lleguen lo meteoritos para fecundar a la tierra, ella era inerte, para luego pasar a ser viva, contener la vida.
Contener en su vientre a lo que hemos llamado seres vivos.
Por un lado la tierra inerte, por otro el agua que llego inerte también; pero ambos formaron, crearon, algo vivo, crearon a seres vivos.
Por ultimo lo virtual aquello que se crea dentro del cerebro, del alma, de los seres vivos que piensan. Es decir que primero lo inerte, luego lo vivo y por último lo virtual, todo dentro de lo que es tierra, todo dentro de éste vientre fecundado.
O sea que el límite, entre lo que son los seres y lo que son las cosas no existen, o por lo menos desde nuestro punto de vista, que no es otra cosa que desde nuestra formo de pensar. Esos límites no existen.
Se están transformando las cosas en seres y los seres en cosas; más aún es como si el movimiento, fuera el que lo logra.
Hay una fuerza, mejor si decimos que existen las fuerzas dentro de lo que es el universo, que permiten que surjan, que se crean movimientos, cambios de lugar; pero movimientos también es cambio de estado.
Para lo cual ahora tendríamos, por lo menos, dos tipos de movimiento: uno físico, el que producen las tormentas, por ejemplo; y otro perpendicular a este, y es el que permite el cambio de estado, en el agua por ejemplo.
Pero veamos un tercero, el más interesante de todos ellos, el movimiento que existe dentro de nuestra alma, los sentimientos, los pensamientos, se mueven, no solo entre ellos, es decir entre pensamientos, sino que hay una mutación entre lo que es sentimientos y pensamientos.
Unos se trasforman en otros y viceversa; hasta se ha llegado a decir a comparar a los sentimientos como el agua liquida y a los pensamientos como el agua evaporada, por eso se forman las nubes, las tormentas desde donde brota el rayo, la idea.
Pero los sentimientos están atados mas a la tierra, se abaten como olas, ellas producen la fecundación del alma, de la tierra.
Es decir que a través de la metáfora, podemos ver, que aquello que se produce en la tierra, alrededor de la tierra, sobre esa superficie abierta, es algo similar a lo que se produce dentro del cerebro, pero con una diferencia importante, el cerebro tiene una superficie no abierta sino cerrada dentro de sí, un cielo invertido, un cielo que se cierra en sí y de sí.
He allí que el hombre, mejor si decimos, en el cerebro del hombre se produce un fenómeno tal que es como si se encerrara a la vida, se la atara, se la zunchara, para lograr la profundidad, para que ella se convierta en algo etéreo, algo sublime. El cuarto estado de la materia.
Un mundo virtual, un mundo espiritual, producto de la lucha de la vida, ya no tanto con su vientre en sí, ya que lo ha superado, se ha elevado de él; con lo que ahora lucha es como cuando un ave ha roto la cáscara del huevo, y se eleva, se desprende, trata de levantar vuelo hacia las estrellas siguiendo la ruta, el sentido, el camino trazado entre las estrellas.
Un camino, el camino inexorable que nuestro espíritu, el espíritu de la vida, del mundo, del universo, tiene que recorrer, tiene que transitar.
Un camino que se anida hoy en el corazón de todo hombre, un camino que la niebla del amanecer del mundo ha cubierto; pero que la luz y calor del espíritu, del propio espíritu, está comenzando a despejar.
Karigüe

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Gracias. Karigüe

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