viernes, 29 de octubre de 2010

Poema - El Agua

lo he pensado
pero mas aún lo he sentido

cómo si el pensamiento fuera una nube
y el sentimiento el agua
que se abate como olas
en el mar

el pensamiento imagina, hace
formas que juegan con los
rayos del sol o del espíritu
creando lo bello

el sentimiento trata de
hablar, de decir a través
de la roca, pero solo
se escucha como estruendo

los dos en la tierra
los dos en el cuerpo

como dos manos tratando
de atrapar a la vida.

Karigüe

miércoles, 27 de octubre de 2010

Poema - Eco

qué paz, qué plenitud
te da el volar en las alturas
como el cóndor

el planear,
jugar con la respiración
de la tierra
con el viento que brota
en el cielo y baja por
las montañas meciéndote

ver, como te visita
cada mañana el sol y
cómo se va para entregarte
la noche

allí, si allí ere uno mas
un astro en el latido de
la nada

un eco

tal vez

solamente.

Karigüe

lunes, 25 de octubre de 2010

Libro “El Hombre"– Capítulo 5

CIRCULO

Es verdad que caemos, no sólo una vez, sino muchas veces; pero volvemos a empezar; tal vez es ese tesón, esa insistencia, esa perseverancia, la que muchas veces nos lleva al éxito; a conseguir cosas, a lograr cosas; que además, todas ellas son pasajeras, transitorias.
Llegar a una pequeña colina es un logro; pero hay otras que escalar, hay desierto, hay mares, valles, quebradas; es decir hay cosas, hay fenómenos con los cuales estamos relacionados, estamos en contacto permanente.
Si nos pudiéramos alejar de este mundanal ruido; es verdad, también lograremos una paz, un equilibrio difícil de no gustar; pero nos perdemos la actividad, las cosas que suceden, la buena vida, como se suele decir.
Por otro lado, está el éxito de las cosas, de la obra; pero no tanto lograrlo ante los demás. Si bien no hay que dejarlo de lado, porque vivimos, estamos en relación a los demás, aunque no estoy seguro, no se, mejor dicho no sé hasta que punto dependemos de los demás. Somos mundo, pero somos mundo en relación de los demás.
Pero he aquí, que es la satisfacción de un trabajo bien hecho, es la posibilidad de hacer otro igual o mejor. Hay como una satisfacción intima, un acuerdo con es mundo interior, con ese yo profundo; ese acuerdo es el que nos da placer.
La pregunta sería ¿a quién, al yo o al yo intimo y profundo? ¿quién es el que siente el placer?
Buena pregunta, porque aquí se va divisando que hay una cierta separación, una capa, un vacío aparente, a donde brota la luz, brota el arco eléctrico, un arco eléctrico.
Brota el mundo. Pero si dijimos que estamos en relación con los otros, con los demás; y ahora percibimos que el mundo salta de entre el yo y el yo profundo, que es algo de una sola persona.
Veamos al cuerpo del hombre, él está formando por una cantidad de células, de órganos, de sistemas, de genes; todos estos elementos con su característica particulares, todos ellos con su función. Es como si cada una de ellas haría su trabajo, cumpliría su función, para que el hombre sea.
Da la casualidad que los hombres son semejantes, por lo menos en cuanto a los elementos nombrados más arriba; y, si cada hombre cumple su función, pero no ya participando con sus células, genes, etc., sino con otras cosas: como sus ideas, pensamientos, percepciones, sentimientos, etc., es decir con funciones ó partes del alma.
Bueno, esas cosa del alma, son las que brotan de esa relación entre el yo personal y el yo profundo, que tiene todo hombre; con la interesante percepción que el yo profundo pareciera que es lo común, lo almacenado como especie, aunque tiene ciertas particularidades, pero son pocas, son casi imperceptibles.
Podríamos decir que es la historia de la vida sobre la tierra, la del universo sobre la materia oscura; la del hombre sobre la tierra, la de la persona desde que nace.
Es decir que es todo lo de atrás, todo lo que es pasado; pero un pasado desde donde constantemente brotamos, como si fuera la tierra, para una planta, e indirectamente para el hombre.
La flor nace antes que pimpollo, nace desde antes inclusive que los pelos absorbentes tomen el agua y los nutrientes de la tierra y la conviertan en savia; tal vez desde que el sol alumbro por primera vez, tal vez de un poco antes que el big bang.
Tal vez es un circulo, tal vez lo de antes del big bang está brotando desde cuando se abre la flor, se abre una rosa y se pierde como color y forma, como perfumen en el éter, en la atmósfera; tal vez es lo que entra en la materia oscura; y ella la que la recibe, se estremece, se llena de goce, de placer y despierta, le despierta un latido, un suspiro, como si fuera otro big bang, pero para formar otro universo.
¿Qué sabemos? Nada, todo eso pasa lejos de nuestro entendimiento, de nuestros sueños y fantasías inclusive.
Tal vez solo somos y en esto incluyo a lo que nos rodea, solo círculos de algo que no cambia, de algo que permanece; y, el tiempo como latido, como una ventana que se abre y se cierra, solo para ver más allá, lo que está aún más allá de todo lo que hasta ahora somos.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 1 de Noviembre

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Gracias. Karigüe

viernes, 22 de octubre de 2010

Poema - Creer en uno

no hay limites
en lo abierto

hasta puedes decir – vacío
porque aun no has llegado allí

cuando caminas por las
montañas sientes que el viento
helado es como una mano
que acaricia tu piel

como si el mismo cielo se
mutara y arrancase de
las cumbres aquello que
luego te entrega

es la soledad en que algo
brota, aunque solo
crees en ti

lo que brota es el alimento
para que sigas creyendo en ti.

Karigüe

miércoles, 20 de octubre de 2010

Poema - Confianza

Aún sabiendo
que eres un astro

por tus venas
todo un mundo de pasiones
de instintos y sueños
quieren ser

entonces rompes amarras
y te lanzas sobre la oscuridad
de un mar que late en ti

arriero, aventurero
soñador de ensueños
malabarista de fantasías

confianza
solo te da el vacío.

Karigüe

lunes, 18 de octubre de 2010

Libro “El Hombre"– Capítulo 4

MEMORIA

Nosotros ¿qué sabemos? ¿qué sabemos de qué? Seria la contra pregunta. Tal vez poco, tal vez nada.
Decía Pesoa: “… nada es verdad, todo es imaginación / rodéate de rosas / ama, bebe y calla / lo demás es nada” Qué contundencia, pero es en verdad así.
Hemos imaginado, hemos inventado y lo seguiremos haciendo; hasta a nuestros dioses; luego les decimos que han muerto, que están vivos, que Dios es así, de ésta forma, etc., etc.
Pero en verdad no sabemos nada y no me refiero a lo de Sócrates: “Solo sé que no sé nada” Simplemente es así. No sabemos de lo más grande, miramos al cielo sin saber que es lo que está pasando allí, lo mismo pasa con lo diminuto; por supuesto, menos de lo vivo, de las bacterias, de los microbios, que de vez en cuando alguno aparece y solemos decir: Pandemonia.
Pero por otro lado, luchamos por saber, por conocer; con nuestras ciencias, con nuestras técnicas, vamos avanzando; creamos la máquina, los remedios, nuestras moradas, cada vez más confortable. Qué hemos errado y lo seguiremos haciendo, con uno mismo y con los demás; pero seguiremos, seguiremos quejándonos, seguiremos avanzando.
Los parámetros, para decir así, en los cuales nos vamos guiando, son el bienestar, la paz, la tranquilidad, la calidad de vida, el tiempo de vida, etc.
Pero hay uno que es el más importante. Es como si tendríamos alguien mas dentro de nosotros, algo así como un yo, pero uno más profundo que el consciente. No es que hagamos o intentemos hacer una división, pero podemos decir que algo oscuro, es como la oscuridad que rodea y sobre la que están sustentadas las estrellas, las galaxias, en el universo; podría ser tal vez como la materia oscura; pero en el caso de la materia o energía oscura, pareciera que es algo como diluido, algo dispersado; pero lo que uno percibe es que eso interior es algo como compacto, como una agujero negro tal vez; pero, por lo que nos van indicando nuestra ciencia, que el agujero negro es algo así como un poro, a donde toda la materia desaparece y va a otro lugar, tal ve a otro tipo de universo.
Pero lo que está en nosotros, es algo que es ya, no necesita transformarse, algo desde donde emanamos, desde estamos siendo siempre. Solemos decir: “Podemos engañar a otro, pero jamás a nosotros mismos”
Palabras del pueblo, pero palabras que nos dan entendimiento, que nos van haciendo describir, desvelar, eso que ya es. De niño, pensaba que podía ser un dios, algo diferente a nosotros, solía escuchar: el dios habita en ti, el dios está en ti. Era difícil de explicármelo, y la verdad que sigue siéndolo.
Pero es un camino, que sea metafísica, es decir aquello que con la razón vamos construyendo: ideas, pensamientos, formas, figuras, imágenes, con las que aclaramos éste nuestro estado de estar presentes aquí, ahora; por otro lado el de la fe, el de las religiones, que van creando, avanzando y construyéndose desde sí mismas y sobre si mismas. Todo esto son caminos.
Recuerdo un poema de Karigüe, se llama: Palabras; en el cual decía que así como una gota de agua, una lagrima, una gota de rocío, son esferas que reflejan los rayos del sol, convirtiéndolos en colores, dividiéndolos; así también mi vida, la tuya; mi espíritu, el tuyo, los reflejan también, pero convirtiéndolos en palabras.
Es decir algo físico, algo que no tendría que ver, con el verbo se hizo carne, ni con la palabra como fundamento, como desde donde el hombre se erige desde sí mismo. La piedra desde donde Pedro erigió la Iglesia o la palabra primera.
Es decir algo natural, algo sencillo, algo concatenado; para no ir muy lejos el sol ha brotado, como si desde la nada, desde el big bang, el ha recibido energía que la vuelca, que la entrega, que la da, que la dona; y, ella como luz y calor, provoca en los demás vida, otra vida como la de él, se ve un amanecer, un crepúsculo, un medio día brillante, un paisaje, las montañas, el cielo, en la tierra y en el hombre palabras, aquellos cántaros luminosos, que nos dan luz a nuestro entendimiento, a nuestro conocimiento, a nuestra mente, a nuestra alma, inclusive porque no a nuestro espíritu también.
Ya creo, a ésta altura de nuestro desarrollo metal, no podemos estar pensando que hemos sido creados a imagen y semejanza del Dios, además Dios no está dentro nuestro solamente, está en todas parte, en el universo, en el mundo, y en el animal, en la planta.
Pero ¿qué es eso referencial? Aquello que nos va referenciando, aquello que, por experiencia, si seguimos, si lo seguimos, nos damos cuenta con nuestro yo, con nuestra conciencia, que es un buen camino, ya que nos lleva a la paz, a la plenitud, a ese tranquila serenidad que tiene todo hombre iluminado.
Es decir se trataría también de algo simple de encender, de prender; algo que ya está en nosotros o tal vez solo se está formando; pero un tiempo, solamente un tiempo muy corto, delante de nosotros; por lo que es, por lo que se convierte en algo referencial.
Podría ser que lo experimentado, por lo vivido como ser viviente, como desde el LUCA, digamos, fuimos almacenando, guardando, experimentando a la vida, a estar vivos aquí sobre la tierra y vaya a saber tal vez también algo anterior a estar aquí vivos, a comenzar a ser ADN, célula gen.
Algo tan concreto como esa paciente en Estados Unidos, a la cual se le había transplantado un corazón, ella soñaba cosas que luego se fue verificando que pertenecían al donante, es decir que el corazón físico tiene memoria, todo órgano, también, toda célula, todo gen.
Creo que por ahí anda el tema, tenemos dentro nuestro, es decir en nuestro cuerpo mudo, la maravilla del universo: una memoria, que es capaz de recordar, no me atrevo a decir, pero lo diré, la historia del universo y la de los universos. Así tan maravillosa es.
Bueno, bueno, ello seria como un mundo construido de recuerdos, de hechos, de cosas, de sucesos, que ya ocurrieron; pero, pero lo referencial lo sentimos como si fuera alguien, dijimos, compacto, ¿cómo se podría relacionar, entrelazar, estas dos sensaciones, una de mundo interior y otra de alguien refenrecial, alguien compacto?
Buena la pregunta, pero lamentablemente otra sin respuesta; pero no por eso abandonemos el camino, sigamos un poco más.
Decimos cielo, y durante el día vemos solo un manto azul, que no es más que el reflejo del sol sobre la atmósfera, sobre esa capa intermedia, que la tierra se ha creado, casi podríamos decir su vestido. ¿No habremos creado eso, nosotros los hombres? Algo así como un vestido al que hemos llamado alma; y, al ser creación del hombre, sirve para el hombre (tal vez los animales tienen pero en un grado de desarrollo menor) por ahora, y por él o ella, podemos vivir, convivir con el medio, con la tierra, con el cielo y con lo imaginado, percibido y sentido, un acuerdo un re - cuerdo, y una forma de hacer morada temporal, una posada del caminante que somos, un estar aquí, un agradecer, un bendecir, hasta el próximo paso, un próximo paso como hombres, un próximo paso del hombre.


Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 25 de Octubre

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Gracias. Karigüe

jueves, 14 de octubre de 2010

Poema - Comenzar a vivir

ya libre,
como un viento estelar

viajo por el universo
traspasando como una nube

lo miro desde afuera y
tiene la forma de la tierra
porque al envolverla, las
montañas, las quebradas y
los ríos, imprimen; le
imprimen sus formas

¿para qué salir entonces?
- me pregunto

comenzar a vivir es solo
percibir que lo vivo está
delante tuyo como sombra

al sol que le da forma
no lo puedes ver.

Karigüe

martes, 12 de octubre de 2010

Poema - Caras de un Prisma

recorres tu vida
como una sombra que ve

niño, adolescente
joven, hombre
padre

tantas cosas pasaron
tantas cosas viviste

sin embargo ahora estas
permaneces, describes
como si esa vida fue de otro

como si el que ahora eres
quisiese abrazar a todos

y sentado alrededor del
fuego solo nos mirásemos

el tiempo nos separa
pero nunca dejamos de ser
solo caras de un prima.

Karigüe

lunes, 11 de octubre de 2010

Libro “El Hombre"– Capítulo 3

EL MUNDO

¡Tenemos que morir! Qué fuerte ésta frase. Somos finitos, tenemos que hacer madurar ésta nuestra muerte; porque ella siempre está presente, como telón de fondo. La vida sólo como representación, como una tragedia o como una comedia; por momentos somos los actores, por otros solo los espectadores.
Sin embargo no dejamos de luchar, no dejamos de tratar alcanzar nuestros sueños, aunque estemos vencidos, aunque estemos derrotados. La pregunta es: ¿De y desde donde sale tanta fuerza, tanta energía, tanto espíritu?
De y desde nosotros brota un animo, una esperanza; sabemos en el fondo que somos finitos, no por eso dejamos de vivir más, con más paz, con más gozo, con más plenitud. Vemos a los que nos antecedieron, a nuestro familiares, a nuestros padres; vemos también a nuestros hijos, nietos; como todos ellos, ya como pasado, ya como futuro, estamos enfrente, estamos dando batalla.
¿Qué nos lleva a eso? Si observamos a los animales, pensamos que tal vez ellos nos se preocupan de la muerte ¿o si? Si bien la mirada de una vaca es indiferente, es como si contemplase al horizonte sin un por qué; pero como se resisten cuando presiente, cuando sabe que está por morir. Lo mismo he visto en los gallos, lo gallos de pelea, cómo tiemblan antes de entrar en la pelea, en el combate.
Es como si fuéramos, todos, tentáculos de la vida; ella seguirá existiendo como vida, cuando tu o yo nos hayamos ido; somos tal vez como escamas; pero presiento que ella también es finita como lo es el mundo, el universo.
Por otro lado surge, brota, como una confianza; como cuando los ansiamos dicen: “Tengo más conocidos allá que acá” Una dulce resignación surge desde el corazón de todo hombre; una cierta confianza, una cierta fe, en que algo poderoso rige nuestra vida, nuestros destinos.
Por momentos estamos en algún valle, por otros en lo alto de una montaña, como les ocurre a la mayoría que vivimos expuestos, que estamos en la intemperie, que avanzamos por la vida con la frente en alto, con esa dignidad que nos entregaron los que nos antecedieron, los que fueron abriendo caminos en el bosque.
Recibimos huellas. Místicos como Eckhart, como Silesios, como San Juan, abrieron caminos, poros sólo tal vez, por donde respiramos el éter puro que nos rodea, constantemente.
Están los de afuera, otras vidas, un mundo, el universo, todos ellos formando el cosmos; la otra parte tan inmensa, tan potente, sin embargo tiene que entrar, tiene que caber en nuestro corazón; porque no es en si con el entendimiento que podemos tener, contener, a tan inmensa gloria, ni con el alma que pueda almacenar conocimientos, sabiduría, experiencia, historia; es con nuestro corazón, con nuestro corazón con el que podemos amar todo lo que nos rodea y a nosotros mismos, a lo largo de la vida, del tiempo que se nos a signado.
Podemos pensar y por supuesto lo hacemos: en que no hay nada, nadie regula al cosmos, nadie está pendiente de nosotros. Porque no puede ser que una mente, un dios, pueda estar atento a todo lo que sucede. Así lo hemos pensado y así seguiremos preguntándonos también.
Pero por qué pensar que un dios puede ser como nosotros; por qué no ser unos seres más humildes, más sencillos. Y pensar que un gen podría estar preguntándose lo mismo; pero él no puede ver todo el cuerpo humano, todo lo que son ellos, solo partes de esa inmensidad que es el hombre.
Tenemos ojos porque queremos ver, tenemos oídos porque queremos oír, manos porque queremos agarrar; mente porque queremos entender, comprender, corazón porque queremos amar, etc., etc.; podríamos seguir así en numerando lo que somos, las partes que hemos sido capaces de formar, para ser lo que hoy somos: un hombre.
Un hombre que ve, que se ve; un hombre finito, un mono que piensa, barro pensativo, un ser que habla, que dice cosas, que piensa cosas, que sueña, que tiene esperanzas, miedos, temores. “…es como si la resaca de lo vivido se fuera depositando en el fondo de mi alma”: Vallejos
Si, si pareciera, que por lo menos a nuestro alrededor, fuéramos unos seres que registran, que llevan la cuenta, como si fuéramos las neuronas del mundo. Porque si hay mundo (si hay mente, es porque hay neuronas) es que hay hombres.
Solo eso parecería que hay alrededor, en las orillas de la vida, en las orillas de ese río de energía, de cosas que lleva suspendidas, que arrastra desde las montañas, desde los orígenes, y los lleva al mar, los lleva a ese manto oscuro que es la muerte.
Pero no es qué, después, esa agua que arrastra tierra, árboles, arena, vida dentro de otra vida; cuando se abate, cuando se decanta y luego el sol (ese astro que brilla en el firmamento más que todos los demás, pero para nosotros es nuestra fuente de vida) la evapora, la eleva, la desprende nuevamente de ese seno enorme que es el mar; luego nube, luego lluvia, nuevamente río, nuevamente mar.
Círculos, órbitas. ¿No será así también la vida, la muerte? ¿Por qué tendría que ser diferente, si las leyes son las mismas para todo el universo? La de la gravedad, la de la cosecha, la de la armonía, las pulsaciones, los latidos, el amor, las esperanzas, aunque con diferente intensidad ¿No son los mismos, las mismas, para todo el universo, para todo ser humano, planta o animal?
Tal vez nuestras ciencias nos están llevando a ello, a comprender al universo, a comprendernos, a entendernos: ¿qué somos? ¿quiénes somos? Sólo partes de este universo, de este cuerpo portentoso llamado universo, tal vez unas neuronas en formación, un poema de las mismas neuronas, de la misma alma del mundo.
Mundo como un cuerpo, un organismo del cual somos parte, una de las partes, ya que el mundo es la tierra, es el cielo, son los dioses, los muertos, el amor, el dolor.
Todo ello, lo sentimos como parte; no como algo más completo, como un todo; porque eso es la zanahoria suspendida delante de nuestras narices, como para tratar de morderla, pero sin lograrlo nunca. Es casi como cuando un perro muerde una piedra; unos dirán inútilmente, pero para el perro tal vez es la forma de afilar sus dientes, para cuando el toque morder un hueso.
No sabemos, no entendemos, pero no por eso renunciamos. Y si vemos nuestra historia, algo hemos logrado, algo estamos logrando, como lo de Eckhart, como lo de Silesius, como lo de San Juan.
He ahí, que hoy sentados alrededor de la mesa, nos miramos a los ojos, nos contamos la historia que cada uno ha tenido que pasar, recorrer, intercambiamos cosas, energías, conocimientos, a través del lenguaje. El lenguaje como la sangre del mundo, como la sangre de ese nuevo ser que está surgiendo desde nosotros y por nosotros.
Vemos a la savia cómo brota aún de la tierra; vemos como el animal se tuvo que formar un corazón para desprenderse de la tierra y tener su propio sistema de sangre, que lo une; que intercambia entre órganos, para poder ser un astro; así también ahora el mundo está formado por cada uno de nosotros y el lenguaje como sangre. Pero ¿Estaremos formando su corazón también ó el mundo tendrá que formárselo?
¿Qué indicio, qué huella tenemos de ello? No lo sé, no lo puedo ver, porque ahora en sí nos supera, nos envuelve. ¿Será un dios? ¿Será un dios que irrumpa en el universo, en el espacio? Tal vez ya lo está haciendo, estamos ayudándolo. ¿Mantendremos el liderazgo? ¿Estará en nuestras manos el timón, el comando? o ¿Será la inteligencia artificial, la que ya la vemos actuar, venir, la que tome el lugar de nosotros? No lo sé.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 18 de Octubre

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Gracias. Karigüe

viernes, 8 de octubre de 2010

Poema - Acontecer

aún
la esperanza brota
como los árboles en primavera,
como la primavera en la tierra,
como la vida de la muerte

solo un acontecer
permanente

del otro lado los sueños,
las fantasías, crean mundos,
paraísos, infiernos

en el centro tu
como piel
o como puente colgante
evitando el vacío

¿para quien? – Te preguntas

cuando se diluye el yo
siempre brota el tú.

Karigüe

miércoles, 6 de octubre de 2010

Poema - Celan

me gusta,
los que alrededor de las lagrimas
ven los detalles y los escriben

como si sintiesen dentro de ellos
otra vida que se destila
de lo que sucede en ambas
calles

son como topos que abren
la tierra, para que respires,
ya que por lo general el
mundo te quita el aire

nos hacen ver y hasta sentir
que entre las células, los genes
las sinapsis

está brotando un mundo
del cual solo presientes
su sombra.

Karigüe

lunes, 4 de octubre de 2010

Libro “El Hombre"– Capítulo 2

ondas

Somos seres que tienen fe, no hemos tenido otra posibilidad que creer en algo, sentir que hay alguien aquí en la tierra como en los cielos, que está ordenando, que está tratando de que esto se sostenga, se mantenga.
He inclusive, que haya alguien que esté más allá de la muerte, alguien que esté cuidando a nuestros muertos, y que nos cuide cuando estemos con ellos. Aunque en realidad no sabemos nada que esté después de la muerte.
Creímos en el Sol, en la Luna, las Estrellas, adoramos a cuanto animal, cosa, o ser, estaba cerca nuestro y que percibiéramos, presintiéramos, que tuviera algo sagrado.
Hasta que Parménides llega con su pensamiento a percibir que hay un Ser. Si bien ya Tales pensó que el Agua era el principio y base de todo lo existente, luego Empedocles el aire; Esiodo la tierra, y Herácilito en el fuego; pero es Parménides quién nos dice que debe haber un Ser, origen de todo lo existente.
Desde entonces hemos vagado, hemos ido, andado, caminado: Parecieran que sobre dos ríos: uno sobre la superficie que era la vida, la vida del mono que piensa hasta llegar a Descartes, kant, Liebniz, etc., la razón básica, la razón, lo lógico, que nos ha llevado hasta la técnica, la ciencia de nuestros días, sin dejar de lado a la moral, a la ética. Pero otro río paralelo, pero subterráneo, fue avanzando, alimentando a la vida de los hombres, fue y son los semidioses; sí, aquellos hombres especiales, intermediarios, que nos están acompañando desde siempre, de vez en cuando aparece uno nievo con rostro de hombre, lo fue Mahoma, Buda, Zoroastro, Lau Tze y tantos otros, que ampliaron nuestra mirada, hicieron brotar la fe, como flor y fruto del árbol de la vida.
Pareciera que inclusive la vida avanza como una onda, por momentos está en la superficie, por otros se sumerge bajo la tierra y brota como oasis en el desierto que somos.
Alguna vez escuche: ”El hombre es un poema de Dios” La verdad que fue una de las cosas que más toco a mi corazón, ya que un poema no solo son palabras, son palabras que fundan, que traen en sí, como si fueran la esencia que llena a una vasija, como es la palabra.
Cuando usamos las palabras ellas se convierten en nuestra segunda piel, una piel que nos sirve para protegernos de la intemperie y relacionarnos con los demás.
Pero es que las palabras mismas se internan, son sembradas en nuestra alma, ya sea ella desierto o campo fértil, y solo el tiempo como vida la riega, la va regando; ellas crecen, se multiplican y hay algo así como nuestro ser que las cultiva, que las cuida, las injerta; sin que mucho tengamos que ver nosotros, como seres con conciencia.
Llega el momento en que salen, brotan como racimo de flores, en los cuales hay rosas, claveles, magnolias, jazmines. Es el conjunto de colores, de formas, de perfumes, que llegan nuevamente a nuestro ser. Es como cuando una mujer tiene en su vientre a un niño, la revelación es cuando nace, cuando sonríe, cuando habla, cuando camina.
Así es un poema y es lo más cercano, por lo menos para mí que así lo siento, que lo que debe sentir un dios, El Dios, con esa criatura llamada hombre.
Ya que está el universo, la tierra, la naturaleza; pero si vemos en este orden, sentiremos que la belleza va creciendo, va acercándose, al llegar la vida o el big bang a la naturaleza; sentimos la belleza, esa belleza que tienen los campos verdes, las flores, los animales; es como si primero fuera el grito, luego la palabra y por ultimo la palabra poética.
Lo que podemos ver, sentir o simplemente percibir, es que se va erigiendo algo, algo maravilloso se está haciendo presente, presencia. Es decir la esencia se convierte, se muta, se trasforma, en presencia.
Eso pasa también en el alma del hombre, en el alma del poeta, la esencia se hace presente; la vida, nuestra vida se convierte en un poema.
Un poema que se muestra, que se hace realidad, presente en el amor, el respeto, por los otros, por la vida, por el mundo, por el universo. Es como si los muertos volvieran y se hicieran presentes en el corazón del hombre, como si ellos nunca dejaron de ser parte nuestra.
Ellos son como el telón de fondo desde el cual brota la vida como belleza: ese es el cielo de nuestro corazón, el cielo en el cual compartimos los hombres con los dioses. Unos que legan del cielo, otros que brotan de la tierra. Podemos decir que ese es el mundo, pero es algo más, es lo que se va destilando del mundo, convirtiéndose en espíritu.
Hace muy poco nada mas, que no había arte, música, pintura, poesía; pero fueron y están brotando lentamente del alma de los hombres.
Pero ese cielo de nuestro corazón es habitado, compartido, casi sin intermediarios el espíritu del hombre, con los dioses, dioses que son mensajeros del Dios. Hemos dado, mejor si decimos estamos dando otro paso más, en nuestra escalada de desarrollo, de evolución: intentamos volver al paraíso perdido.
Tal vez con la muerte volvemos, pero es en la vida que queremos sentirlo, porque es allí en lo alto del istmo, en el que se percibe, como se percibe una brisa, un viento fresco, la presencia de lo divino, de lo sagradamente divino.
Todo esto lo decimos como si saliéramos afuera de nosotros y viéramos al hombre como representación; pero veámoslo ahora desde dentro de nuestra alma, la vemos, lo vemos, como si al nacer estuviéramos en lo alto de la onda, luego la vida, nos sumerge y vivimos como si estuviéramos dentro de un remolino de arena en el desierto de las cosas, luego brotamos como un oasis y he ahí el aire puro, la belleza, la melodía dentro de nuestra alma, volvemos a ser niños, como cuando jugábamos con el cosmos y brotaba desde nosotros esa sonrisa llena de gozo, como cuando uno se encuentra con los seres queridos.
¿No son así las épocas? Desde hace tiempo, no es que el Dios a muerto, sino que hemos estado sumergidos por un tiempo largo, solo para nosotros largo, y ahora es como si comenzáramos a brotar de nuevo.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 11 de Octubre

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Gracias. Karigüe