domingo, 31 de mayo de 2009

Poema - Sentí

He contemplado el mar
desde la roca alta
de mi vida

lo he visto rugir
estremecerse entre esas
mandíbulas con que
la tierra lo ha atrapado

lo he visto al sol
caminar por los cielos,
indiferente

a las estrellas como a los
animales, espectadores
de tamaño espectáculo

sólo mi corazón se estremecía
latía, con tal fuerza
que me hizo sentir

que el mar y el corazón
están sólo separados
por mi piel.

Karigüe

sábado, 30 de mayo de 2009

Poema - Fecundación

Los cielos calmos
allí en las alturas

en donde sólo se siente al viento
por el canto en las pajas
bravas

frío, poblado de estrellas
y silencios

de vez en cuando
croaba una rana

aún sin luna se veía
la silueta de las montañas
dibujada sobre el
enjambre de estrellas

si la galaxia parecía
lecha derramada

sobre la virginal oscuridad

la noche parecía imponer
el silencio

para tan portentosa
fecundación.

Karigüe

viernes, 29 de mayo de 2009

Poema - Reflejo

Poesía
es un mar inmenso
y profundo

en donde cada mañana
me lanzo como
una gaviota

casi siempre vuelvo
con un pez en el pico

luego planeo como
jugando con las olas,
ellas pasan yo
permanezco

así, por un tiempo corto
hasta que recuerdo
ese momento que
me sumergí

Vi un mundo
lleno de vida
de otra vida que
el reflejo del sol
sobre la piel del mar

impedía ver
desde afuera.

Karigüe

jueves, 28 de mayo de 2009

Poema - La inspiración

Una presencia sutil
y a la vez potente
es el hombre como vida

es la vida como hombre

imaginemos, nada más
que imaginemos

ser, por donde la vida
ve al universo
y se ve así mísma

podríamos decir, un sentido
un instrumento
un poro

y que el hombre a la vez
aunque reconoce ser vida,
la ve, la observa
la estudia

Allí, donde por momentos
se separan

He ahí ¡La inspiración!

Karigüe

miércoles, 27 de mayo de 2009

Libro “Cuando se retira la ola” – Capítulo 10

UN POEMA

Los años avanzan inexorablemente, nos van consumiendo, ofrendando, como todo árbol, como todo animal, como toda vida: y en ese consumir hacemos, construimos, aunque sea temporal, nuestra morada; nuestra fortuna para los años que nos quedan, para que estemos mejor, para que podamos descansar. Aunque en realidad, nuestra existencia no cambia, lo único sí, no trabajamos.
Decía Goethe que: “Dios puso al diablo, para que el hombre trabaje” El trabajo es si es una necesidad para lograr vivir, tenemos hambre y sed, y tenemos que conseguirnos el agua y la comida; lo otro tal vez es obra del diablo: el lujo, los vicios, la apariencia, etc.
Todo eso para el hombre es como subir a una montaña, es esfuerzo; inclusive hasta los delincuentes lo tiene que hacer, pero es la excepción, lo general es un esfuerzo sano.
Lo que consigue un hombre maduro es una cierta paz, una cierta sabiduría, satisfacción del deber cumplido, con lo cual se apacigua el fin, el final. Sentimos que nos vamos desgranando, la tierra va recuperando lo suyo, hasta que por ultimo, entregamos aquello que fue ropaje, el cual hemos cuidado, y tenemos que agradecer.
El antes y el después lo ignoramos; por otro lado vemos a las montañas, las nubes, el sol, la luna, las estrellas, como todo aquello que permanece. Si bien ahora sabemos que no es por mucho tiempo, pero ha nosotros nos superan. Es por ellos que somos. Como decía un poeta: “Somos polvo de estrellas”
Estamos en un mundo donde nos cuesta vivir, no sólo es un esfuerzo físico sino mental y hasta espiritual, por las desviaciones de nosotros y de los demás; para ello basta ver la historia cómo está plagada de guerras, de violencia y de injusticia; pero a la vez hemos creado un cierto orden, lo estamos creando a la fuerza también; y, como agregado lo embellecemos, lo estamos volviendo bello.
De alguna manera somos echados de un estado, que se imprime dentro de sí como un paraíso. No es el vientre de la madre, es un proceso de formación, de gestación fuerte, para el hombre como hombre.
De donde venimos es de un paraíso, y estando aquí lo extrañamos, queremos volver a él, pero no sabemos cómo, porque el límite posterior, es decir a la muerte, le tememos.
A través de la historia, intentamos ver, con sus altibajos, con la naturaleza humana y animal del artista, que estamos construyendo un mundo bello, un paraíso aquí, ahora, en la tierra.
Esto seria lo natural, pero a la vez hay un sabor, como el de la sabiduría, como el sabor de la comidas, de las bebidas, del placer en sí; pero una placer especial que es el obrar, el obrar en su más profundo sentido, que es crear una obra de arte.
Es decir si bien tiene sentido el volver a éste mundo un paraíso, tiene mucha más profundidad el placer de construirlo, de hacerlo, de inventarlo; y no hay otra manera que con esfuerzo, con el trabajo. El trabajo en si, como toda cosa, como todo elemento, herramienta, o medio, ha ido evolucionado, desarrollándose, creciendo, siendo, siendo en el hombre como una de sus partes; como un órgano, como un sistema, de su cuerpo.
Pero el trabajo es algo más que una parte de su cuerpo; es como la pala con la que fabricó los cimientos de su morada; caminos, diques, puentes y hasta abrir la tierra para encontrar los metales.
Más que una herramienta, el trabajo es una actividad que cumple el hombre en forma automática, como es el respirar, el caminar, el mismo soñar.
Debemos haber estado en un mundo bajo agua; pero cuando se retiró, cuando quedamos sobre un valle andino, no solo tuvimos que crear nuestros pulmones para seguir viviendo, sino que tuvimos que ir en busca del agua. La sed nos dio la necesidad, cuando el agua se retiró.
El origen del hambre, lo tendríamos que ir a buscar en los primeros años de nuestra existencia sobre la tierra, tal vez cuando fuimos amebas.
Pero cuando la naturaleza se retira; en las sequías, cuando el agua no cae del cielo, etc., el hombre ha tenido que comenzar a sembrar, regar, cultivar; y si seguimos así podremos ver que la cultura es el acto o la actividad de hacer útil a la misma naturaleza: el trabajo. A través de él, es que el hombre sobrevive cuando la naturaleza, uno de sus últimos bastiones de la tierra, sobre la tierra, se comienza a retirar.
Es decir todo aquello que antes, la naturaleza nos daba, nos donaba en forma natural; ahora el hombre a través del trabajo lo tiene que conseguir.
Aquí vemos al trabajo como un órgano; como aquel que trae, introduce, en nosotros él alimento, como lo hace los pulmones con el aire, como lo hace el aparato circulatorio o el alimenticio.
El hombre tuvo que inventar o crear sus ojos para ver, sus oídos para escuchar, sus manos para agarrar, sus brazos para abrazar; así también el trabajo, para reemplazar a la dadivosa naturaleza; y, además a la nueva morada, el mundo, convertirlo en bello.
El alimento, el sustento, es el pedestal, el cimiento; lo otro es el paraíso.
No he visto, no he conocido hombres trabajadores, dedicados, a su manera, como los poetas, aquellos en los que brotó la pasión de la poesía, ya no se podrán irse de ella. Es uno de los brazos, de las ramas, del paraíso.
Por una parte el deseo está dentro de nuestro corazón y por otro, parecería que nos llegan hebras, hilos, casi invisibles, con los que tejemos las palabras, como cuando formamos un Rosario, o un collar, o simplemente cuando tejemos un canasto con esos hilos invisibles y tratamos de poner, de colar en él a las palabras, algunas pasan de largo y otras las que por su consistencia son precisas, quedan.
Un poema es como un ramillete de flores, más aun es como cuando la Sra, Rosita retiraba las flores del jardín de mi hogar y lo llevaba al mercado todos los Miércoles
Era ese ramillete de flores dentro del canasto de doña Rosita: un poema.
Karigüe

Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.Gracias. Karigüe

Poema - Tu corazón

Cuánta belleza sobre la tierra
en el cielo
en los mares

en los sueños

es como si una hermosa dama
nos estuviera llamando
para que la veamos
la amemos
le escribamos un poema

para mi que está sola
y espera; espera ser
fecundada con amor
y con obras

una morada
para vivir junto a ti

No se por qué,
sólo presiento
que esa morada
es tu corazón.

Karigüe

martes, 26 de mayo de 2009

Poema - Timón

Hay carácteres fuertes
potentes, caudalosos
como los ríos

sabes, ven mejor que tú
y muchas veces te guían
como líderes

sabes también
de los veranos calurosos
de los días de frío
de las tormentas y de las cosechas
así como de las sequías

No todo depende de ti
no eres un dios para juzgar
o juzgarte

suma las fuerzas que no puedes
vencer
déjate llevar por vientos
que llevan a buen puerto

pero nunca
sueltes el timón.

Karigüe

lunes, 25 de mayo de 2009

Poema - Contemplar

Nos fuimos del hogar materno
y formamos otras aldeas,
lo mismo harán tus hijos

agua que avanza
sobre el cause del tiempo

recuerdas y a la vez imaginas
el porvenir de tus hijos

te sientas en el dintel
de la puerta de tu casa

ves pasar personas
recuerdos y fantasías

vives muchas vidas
en tu alma;
y si te imaginas
que alguien nos ve
con más tiempo

sientes que tu corazón se expande;
es como si te sentaras a la
diestra de dios padre

¡Contemplar es cosa divina!

Karigüe

sábado, 23 de mayo de 2009

Poema - Realidad

¿Qué pasa
si todo fue
para que tu estés?

El vacío
La eternidad
El universo
El mundo

Y tu allí contemplándolos
a todos juntos

Tú, el mar
y ellos los ríos

Comienzas entonces
a escribirlos, a describirlos

y ellos como niños
forman fila

Te despiertas
con un sabor
parecido a la realidad.

Karigüe

viernes, 22 de mayo de 2009

Poema - Lo mismo

La vida, el arte
el dinero
son cosas

con las que el hombre construye su mundo
con las diferencias también

¿Puedes juzgar que un hombre
emprenda su camino?
No, por supuesto que no

¿La célula de una uña
se sentirá diferente
a una neurona? – no se

Pero, lo que siento hago

Imagínate lo que quisieras
que los dioses hagan

¿No es lo mismo
en el fondo de tu ser,
lo que tú quieres?

Karigüe

jueves, 21 de mayo de 2009

Poema - Corazón

Recuerdas
cuando el animal rompió
el cordón umbilical
a fuerza de un corazón
que late

Ve ahora
tu alma
la mitad de ella
nutriéndose del cuerpo

La otra
respirando el éter
del universo

mientras su espíritu
como sangre

hace latir
su corazón.

Karigüe

miércoles, 20 de mayo de 2009

Poema - Esperanza

Es verde como la esmeralda

es una luz
como la cruz del sur

está en los cielos
como en la tierra

cerca de ti es ánimo,
y cuando no la ves ni la sientes
la noche pareciera
que recupera lo suyo,

alas del espíritu,
aire donde vuela,
luz que brota de sus ojos
para ver

Esperanza,

luz de mi vida
también.

Karigüe

Libro “Cuando se retira la ola” – Capítulo 9

SAVIA

Por momentos o por días, uno se separar de lo que está haciendo, por ejemplo, escribiendo, investigando, conociendo; y, cuando vuelve, cuando se quiere retornar, no sabe a donde se había interrumpido; pero es tan grande nuestra memoria, nuestro cerebro, que al comenzar otra vez a escribir, es como si volvieran las ideas, los pensamientos, y dicen: aquí estoy, aquí estoy nuevamente.
Tenemos adelante de nosotros al mundo, a los otros, a las cosas; y a lo que se produce por la relación, por el contacto, por las circunstancias.
Al comenzar un tema, parecería que no hubiera nada, bueno como nada no, lo que había eran cosas que desconocíamos, que luego al avanzar fuimos lentamente viéndolas. Por el atrevimiento, vamos conociendo cosas que no conocíamos, pero que estaban allí; y, otras son las cosas que cuando el Dios se retira tenemos que ocupar su lugar, esto significa hacernos cargo de las cosas que es responsabilidad de nosotros en este mundo, en nuestro mundo.
Salvo excepciones, todos lo intentamos ocupar ese lugar; que no es sólo trabajo o el empeño que uno pone, sino que tenemos que crear los elementos que son necesarios; la energía necesaria como para ocupar ese lugar
El hombre tiene que hacerse de energía, de su mundo interior; no hay otra manera, podremos tener alguna buena intención, o los demás, en darnos ánimo, en alentarnos; pero ellos es aquello que dice la Biblia: Dios nos da la sed, nosotros tenemos conseguir el agua, por que es necesaria para nuestra existencia.
Eso seria con relación al cuerpo, pero con relación al alma, a nuestro mundo interior: Dios nos da la inquietud nosotros tenemos que satisfacerla.
Aquí podemos dividirla en dos: una es para la construcción de mundo, satisfacción de conocimiento e inclusive de sabiduría; y otra es ese pararse arriba de la roca y encontrar una visión tal, que nos permita ver ese vacío, así como la forma de llenarlo.
Y desde allí vemos el valle, las montañas debajo de nuestra altura, los ríos como venas, los lagos cono lugar de reposo; las ciudades como claros en el bosque, en donde alguno seres se agrupan, se reúnen, se unen, formando una comunidad, llamada humanidad.
Se ve vida. Podría decirse que hasta las montañas se mueven, las nubes, los vientos, los ríos, los mares y los hombres también. Cómo hacer una separación si todos dependen de todos. Salvo aquello más poderosos cómo la luz del sol y su calor, ellos parece que constituyen la cadena desde afuera, como superiores, como algo que depende de algo más superior a todo lo que existe en la tierra.
Pero es algo superior, que nosotros, que somos la punta del Aiseberg, no podemos ni siquiera intuir, por lo que por ahora lo dejamos de lado, no lo tratamos.
Pero sigamos viendo lo que está allí debajo de esa alta montaña, nos podríamos pasar años en describirla, porque sabemos poco de ello, por lo que nos deberíamos concentrar en lo que es vida.
Dijimos que es muy difícil trazar un limite entre las montañas, los ríos, los vientos, las nubes, los mares, y lo que son las plantas, los animales, los hombres; pero hay un vínculo entre ello. Los últimos dependen de los primeros, es decir sin ellos no existirían, no estaría la vida allí.
Lo cual no lleva a pensar que podríamos tener aquí dos eslabones, unidos eso sí pero diferentes, lo que deberíamos también considerar es: que nosotros que indicamos lo que es vida, es decir, las plantas, los animales y el hombre, no podemos vivir, existir, sobrevivir sin ellos.
Pero sigamos en detalle, nosotros los hombres no podríamos existir sin las platas y los animales; ni lo vegetarianos lo lograrían.
Las ideas, los pensamientos, las creaciones, es decir la actividad mental, espiritual, del hombre, no podría existir sin estos corpúsculos llamados genes, células, órganos, sistemas, es decir lo que es nuestro cuerpo físico.
Nos quedamos allí en la punta de esa montaña tomada. Y veremos a nuestro ánimo, a nuestro espíritu, mirando no la nada, mirando a los cercanos eslabones, a los cercanos dioses. Decía Holderlin: “Cercano y difícil de captar es el dios…”
Es así, podemos ver a esos eslabones que nos sostienen, que nos dan sustento. Pedestales, podemos decirles.
Y lo otro nos permite contemplar el cielo, en donde estrellas, los astros, las galaxias, conviven; y, desde donde de una manera u otra, hemos brotado.
Estamos en el medio, en el punto medio, en el prudente mundo que nos otorga la energía suficiente para poder convivir en nuestro medio.
Podríamos permanecer o intentar por lo menos seguir así, seguir la concatenación de lo que es universo, batirnos en las olas que es él mismo; pero no es así, ahora desde ese punto alto pedimos alas.
Y si vemos la realidad: lo estamos logrando, sí estamos logrando tener alas, hemos llegado a la Luna y lo seguiremos haciendo, más allá de las estrellas.
Por otro lado estamos construyendo un mundo interior muy rico, un mundo bello, en donde cada vez más sea agradable vivir, compartir, nuestra existencia con los demás.
Y es que no estamos solos, no es difícil darnos cuenta de ello, lo hemos descrito más arriba; el punto es que somos una boca abierta que se está expandiendo. Es y fue algo que se multiplicó así mismo. Algo que luego pensó, creo; y, porque su naturaleza no lo fue acompañando, creó herramientas, sentidos, entendimiento, que dio lugar a que reunidos esos tentáculos individuales se fueron ahumando en uno, ahora ya es mundo, es humanidad.
Y he aquí que D.H. Laurence dice: “Somos sólo transmisores de vida”
Ahora nos quedaría algunas consideraciones. Ese algo a lo que podemos llamar vida, una vez que nosotros hayamos cumplido la labor encomendada, dada, ¿ella ó el, nos descartaría? Sí es positiva esta pregunta no hay duda que seremos cosas, porque es así la vida nos esta convirtiendo en cosas, primero nos la pone delante, como un traje a medida, luego nos lo calzamos y realmente está como si fuera para nosotros; pero en realidad es como un chaleco de fuerza, en el cual nos tendrá hasta que nosotros mismos no desvaneceremos como un nube.
Pero qué pasa si nosotros no revelamos ante esta ley universal, hasta ahí lleguemos, no podemos decir ley divida, porque estamos aquí en la tierra, en el mundo, donde llevando a cabo estas consideraciones, no pidamos ayuda afuera, ocupemos “el lugar que el Dios nos deja, …”
¿Es aquí el origen del pecado original? El atrevimiento a través del deseo de eternidad, a través del deseo no solo de levantar vuelo, sino de dominarnos a nosotros mismos, que no seria otra cosa que domesticar a la vida; como si ella, de ella reconocemos su superioridad, a la que no debemos vencer, no destruir, porque de ella estamos hechos; sino la de montarla, si la de montarla como si fuera un caballo, que ella nos lleve a donde nosotros, por nosotros mismos, no podríamos llegar. Llegar a ser.
Un atrevimiento, un intento el de ser hombres capaces de tomar el lugar que el Dios deja, para que el universo sea mundo, se transforme en mundo, una tarea tan grande como grande es ver a la vida sólo como la sangre del mundo, la savia de ese hombre que está llagando a ser.
Karigüe

Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.Gracias. Karigüe

martes, 19 de mayo de 2009

Poema - Crisol

Una tarde tranquila
llena de luz
transparente

Afuera de la ventana,
por dentro un mundo
en ebullición

Una parte del alma
es como un crisol
en donde se funde lo vivido
con ese terrible pasado
que heredamos para
llegar aquí.

El poeta lo reconoce
y moja su pluma
en él.

Karigüe

lunes, 18 de mayo de 2009

Poema - Instante

Pasan tantas cosas
por nuestra vida
cerca
y lejos también

Por momentos parece un río
que tiene sentido
y aún dirección

Otras es como una tormenta
en la que tú no reconoces
ni a ti mismo;

Pero hay instantes
en que pareciera
que todos estamos sentados
en la mesa

En el centro
como un florero
el Tiempo detenido.

Karigüe

domingo, 17 de mayo de 2009

Poema - Un Instante

Al medio día,
la mañana, el alba
sólo es un recuerdo

la tarde, el crepúsculo
son esperanzas que llegan
minuto a minuto
segundo a segundo

todo parece tan seguro
pero no lo es
ya que en algún momento
tú no estarás

y ellos seguirán repitiéndose
por un tiempo corto también

lo seguro es ahora, en donde estas
escribiendo,
lo que pasó, lo que vendrá

Tú y el Tiempo se han cruzado

el tiempo eres tú
y tú el tiempo.

Karigüe

Reflexiones Celebres - Raúl Ballbé

En un honor para mi poder publicar en este medio un adelanto del libro del Dr Raúl Ballbé que aún no ha sido publicado.
Karigüe


Anticipos del libro:

"EL ESPACIO CERRADO DE LO ARTIFICIAL""


II


LA DESERCIÓN DE LA INDIVIDUALIDAD O ¿PARA QUÉ INDIVIDUOS?.

El yo es una posibilidad que se realiza, pero, fundamentalmente, el ser que soy sin que medie libertad alguna y que en cada querer, en cada acción tiene el poder de revelársenos independientemente de lo que hagamos. Desde el punto de vista fenomenológico, el yo se manifiesta de un modo inmediato, sin la mediación de representación alguna: yo mismo siento que soy. Además, “yo” quiere decir que soy alguien y una posibilidad humana. Por ejemplo, cuando Heidegger dice que el Dasein tiene el carácter de la Jemeinigkeit, sostiene que en cada uno radica la propiedad inefable de ser singular. Sin embargo la cuestión ontológica y trascendental de la individualidad no será tratada aquí, pues nos limitaremos a describir e intentaremos comprender algunos problemas inherentes a la crisis del ser humano como individuo, gravísima, puesto que en la individualidad reside el ser del ser hombre(1).
Aunque el hombre ha sido fragmentado en un subproducto que procede, por un lado, de la investigación científica zoológica-psicológica-sociológica-cibernética y, por otro, de lo imaginario, proveniente de los más antiguos mitos, de la teología, de la metafísica, de la jurisprudencia y de la psicología fantástica o meta psicología, es inevitable tomar contacto con estas disciplinas para abordar la individualidad desde una perspectiva antropológica.
No obstante podemos afirmar que la individualidad está naturalmente establecida en el hombre ya que éste, sin la tutela de los instintos debe, a diferencia de los animales, arriesgarse a tomar decisiones en cada inédita situación y esforzarse para lograr un conocimiento del mundo que le permita obrar adecuadamente. Esta compleja industria remite a cada cual a su propia razón, a sí mismo, a su peculiar experiencia mundana, y convierte al ser humano en el ser más individualizado de todos.
Sin embargo, al poder de la razón se contrapone otra potestad que se manifiesta en las tradiciones del pensar, sentir y actuar, venidas de antiguo, cuidadas por la comunidad y a las que el hombre pertenece más profunda y originariamente. Por este motivo, la autonomía que el individuo alcanzó por medio del empleo de su razón estuvo sometida, en las primeras culturas, a un orden establecido por la tradición.
Fueron ante todo los griegos quienes osaron multitudinariamente vivir desde la razón, con la que creyeron poder descubrir la verdad y fundar los valores. Apoyados decididamente en ella con la fe de los iniciados, disolvieron las tradiciones, fortalecieron la razón individual e intensificaron históricamente, sin contradicción aparente alguna, lo ya potencialmente dado, pero sin olvidar que la razón no es un don innato, primitivo y persistente, sino una adquisición compleja y frágil.
Por individualidad no sólo entendemos la peculiar manifestación del ser natural propio y cambiante del individuo y su personal manifestación sino también aquello que el individuo llega a ser cuando, por medio de su razón, logra descubrir una verdad general o norma que lo rebasa y lo eleva al constituirse en el inventor de una vida práctica superior que, al ser ejercida conforme a sus reglas, promueve una destreza adquirida, un uso continuado, una costumbre. De este modo surge, de la concreta individualidad, con su fortuito talento y disposición, la individualidad en sentido prominente y abstracto que erige, frente al individuo concreto, una nueva legitimidad, precursora de un orden total cuyas exigencias apuntan al futuro, mediadora de lo general, común y colectivo, es decir, de lo no individual, lo cual nos plantea una aparente paradoja. Sin embargo, el individuo se elevará con sólo afirmar y ejecutar una ley objetiva pues en ese enfrentarse se encontrará a sí mismo y, al identificarse con lo que enfrenta, llegará a ser único e insustituible incorporando lo aparentemente ajeno y extraño: mientras se encamina esforzada y libremente hacia lo general y necesario, cobra realidad y se perfecciona a sí mismo.
Con el despertar de la individualidad mediante la razón se levanta un límite doble ya que toda verdad descubierta compromete a todos los hombres de la misma manera. Cuando el individuo confía más en su razón que en la tradición, a la que opone la verdad por él mismo hallada, denota su individualidad. Pero en virtud de que la razón le exige someterse a la verdad alcanzada, del mismo modo que se inclinaba ante la tradición, de manera que la heteronomía es inevitable para individuo. Debe reconocer la verdad que, como señaló Aristóteles, obliga y de la que nadie puede evadirse sino traicionando su propia consciencia. Por eso la razón atenúa a la individualidad, a la que por un lado llama y por el otro limita. La razón, cuando en todos alcanza el mismo nivel de verdad –si entendemos por ésta la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas se tiene-, establece, según la distinción de Simmel, el individualismo cuantitativo, pero no el cualitativo. Si bien Aristóteles da al individuo el telos en sí mismo, la libertad del propio libre albedrío queda limitada por el poder del Estado que tiene el criterio de la altura en la ‘buena vida’ de sus ciudadanos, y no reconoce un ideal que atienda las diferentes propiedades de unos y otros. Así como para la religión bíblica todos los hombres son iguales ante Dios, para la filosofía griega lo son ante la razón (2).
Si bien la personalidad en su singularidad se desarrolló naturalmente en la cultura de la razón, fue más intensamente y propiamente cultivada –desde el Renacimiento al siglo XVIII- por la cultura del sentimiento. Podría argumentarse que si bien hay sentimientos auténticos y falsos, el sentimiento en tanto tal, comparado con la razón, queda en cierto modo indeterminado frente a la razón que va en busca de la verdad. Es más subjetivo, puede variar más libremente y no ser tan inmutablemente objetivo como expresión de la persona. Cuando, por lo contrario, como sucede en épocas ilustradas y racionalistas se sobrevalora la objetividad y al sentimiento se lo ahuyenta como algo de uso exclusivamente privado, poco confiable, también el valor de la personalidad vuelve a debilitarse pues se pasa por alto que la subjetividad es la garantía de toda objetividad posible. En verdad, se han confundido los diversos sentimientos y las variadas tonalidades afectivas y todas sus denominaciones, a las que se dirige la conciencia intencional, con la pasividad e inmanencia absoluta del sentir que manifiesta la vida misma en el plano trascendental, es decir, en su esencia más remota. El videor –sentir, parecer- del comienzo ha sido finalmente olvidado por el videre –pensar- del cartesianismo ulterior.
El segundo límite que pone la razón a la individualidad resulta de motivos diferentes y bien fundados. Así como debemos someternos a la verdad, también tenemos que subordinarnos a la razón ajena cuando se entiende mejor con la verdad que la nuestra pues, según Sócrates, el ignorante debe cederle el timón de sus pensamientos al que más sabe, lo que conduce, como en Platón, a ponerle serios reparos a la democracia. Paradójicamente, la razón, que permite a los hombres ser mayores de edad y funda la democracia, produce, por otra parte, una nueva aristocracia en la cual sólo los especialistas son tenidos en cuenta.
La distancia entre la más encumbrada y la más llana razón ha aumentado todavía más desde que las ciencias dominan progresivamente y se adueñan de todos los ámbitos de la vida y del ente. Actualmente va desapareciendo la posibilidad del encuentro personal con el hombre sabio pues el individuo sólo se topa con la ciencia, es decir, con grupos de investigación, computadoras y máquinas de todo género. No sólo el ignorante sino el individuo en general, con su propia razón, deben capitular ante esta mega-razón organizada supraindividualmente y matemáticamente perfeccionada. Tan sólo allí, donde él mismo a lo sumo representa una ínfima rueda en el gran engranaje de la razón, ¿qué se le podrá aún preguntar acerca de los resultados de su propia razón?
Antes, quien representaba algo en un ámbito, también cultivaba otras disciplinas y actividades relacionadas entre sí. Mientras entonces no se conocía ninguna instancia más elevada que la relevante razón del individuo, hoy contactan la razón sobresaliente y la mediocre, ambas diletantes, meras aficionadas que se deben inclinar ante la razón especializada y desarrollada por y para la investigación. La de los individuos sólo tiene aún validez para el uso doméstico y fuera de allí de nada sirve.
La razón, que ha hecho al hombre más poderoso frente a las tradiciones lo ha debilitado al excluirlo como sujeto de la razón que es hoy un anónimo devenir. El individuo, respecto al logro de los más recientes conocimientos y a la busca de la verdad, ya no está más en los puestos de avanzada, ya no puede ser moderno. Debe comportarse con la gran razón como lo hacía antiguamente frente a las poderosas protoformas de las tradiciones: sólo de modo reactivo, pilotado exteriormente. Y no sólo con ella, sino igualmente con nuestras actuales formas de vida, con la totalidad del aparato técnico y social, sin intervención alguna de la reflexión, con lo cual el paralelismo con la tradición se hace más patente. Puesto que esta estructura es para todos lo mismo, los individuos llegarán a ser mediante la preponderante receptividad iguales entre sí, aptos para la calculada espera del engranaje que ha de someterlos a su servicio y al régimen de consumo que requiere de todos el mismo comportamiento. Después que la técnica logró liberar al individuo de pesadas cargas se ha transformado, en su segunda y dominante fase, en un poder anti-individualista. Desde que a la individualidad se le ha quitado su fuerte deseo de humanidad, su creatividad para erigir lo original en el mundo, proyectar un futuro y esperar que sus pensamientos cobrasen realidad y se la ha reducido a algo privado, a algo vano, el nivel de decrecimiento es estilizado como sustituto de la auténtica individualidad. La civilización del reflejo ha sustituido a la cultura de la reflexión.
El hombre se mueve en razón de un conocimiento de corto alcance en un todo que ya no comprende. De este modo ha comenzado un nuevo primitivismo que se manifiesta, por ejemplo, en la reivindicación no sólo a favor de una relación recíproca entre teoría y práctica, sino de su unidad en surrealistas acciones inmediatas, en la acción directa que se proyecta en la negación constituida por una nueva objetividad relevada de intereses genuinos y de responsabilidad. En ese retorno a lo primitivo los hombres llegan, efectivamente, a ser iguales entre sí. Este devenir iguales progresivo es todavía reforzado por una ideología igualitaria que no pretende ser sólo un correctivo de las diferencias que denuncia, sino que aspira a una igualdad total, al totalitarismo, cuyo conocido motor es la envidia, el resentimiento, que se delatan en el desconsiderado reemplazo de una virtud, el respeto, por el lecho de Procusto del igualitarismo.
Muchas veces se ha señalado el hecho de que en nuestro tiempo la individualidad cambie su importancia relativa. Una descripción de la moderna atrofia de la individualidad ya la anuncia Musil en el título de su novela. Las fuerzas colectivas fueron liquidando irremediablemente a la individualidad; pero no hubiesen tenido tanto éxito si ésta no hubiese perdido su apoyo desde dentro como ocurre en política cuando pueblos marginales se abalanzan sobre un imperio que muestra signos de debilidad.
A partir del Siglo XIX el hombre aparece marcado enteramente, hasta en lo más íntimo y profundo, por lo biológico, por su inconsciente, por la clase, el medio y por la sociedad. Aún cuando parece ser él mismo en sus sentimientos religiosos, morales y estéticos oímos que tan sólo refleja lo que es más grande y poderoso que él. Aún donde el individuo lucha contra la sociedad que lo rodea, está socialmente condicionado. Autonomía, libertad del individuo eran mera ilusión, tan sólo delirio.
Se entrevé que si no se puede ser un individuo, tampoco se lo quiere ser más. Para los modernos colectivistas la individualidad era un falso ideal y como el individuo no es objetivamente más que un miembro de la sociedad, su intención no debe dirigirse hacia ninguna otra meta y su acción debe limitarse a la sociedad, por el interés de la sociedad y para sus fines. Esta inédita concepción del hombre implica un nuevo fin. En lugar de individuos entran en escena colectivos. Surgen eventualmente equipos de disertantes entre cuyos miembros ya no es posible saber cuál es la contribución de cada uno y hasta la palabra ‘colaboradores’ resulta discriminatoria.
Entre la sociedad y el individuo hay una antigua lucha en curso. Para subsistir como totalidad, la sociedad limita por medio de normas estrictas el espacio del individuo quien por su parte, paso a paso, trata de ampliarlo. Hoy en día parece que la sociedad ha vencido en esta lucha pues la presión que ejerce sobre el individuo por medio de modelos y prohibiciones ha disminuido con respecto a otras épocas, lo cual prueba que lo sabe manejar con tanta firmeza por fuera como por dentro que no necesita de ninguna manera enfrentarlo: el propio individuo ha perdido la fe en sí mismo y se rinde. Bajo las veladas palabras de la emancipación, del antiautoritarismo y contrarias a la represión el individuo es en verdad sepultado. Sólo se debe emancipar de la sociedad anterior, de la que hubo hasta ahora, para entregarse ciegamente a la nueva. Es el conocido tema de la lucha contra el pasado.
La construcción de una esfera personal, la reflexión en la propia existencia, las vivencias religiosas y estéticas, la formación histórica, la propia visión del mundo, las valoraciones y todo aquello en lo que el individuo se expresa, encuentra y amplía desde sí mismo, es difamada como ‘huída en lo privado’. Los únicos derechos que conserva no deben trascender el marco de lo social pues son conforme a la sociedad y exclusivamente para ella, cuestión que se exacerba en las revoluciones –o en las que pretenden serlo- pues es traición adherirse y atender a los ‘valores de la interioridad’, porque sirven, con intención o sin ella, a la ‘afirmación’ de lo existente, dejarlo todo según estaba, cuando la misión impuesta consiste en cambiarlo todo. Cuando la burguesía abandonó el suelo que posibilitó el despliegue del individuo, la individualidad comenzó a ser rechazada como un tipo humano condicionado, temporalmente, por una agonizante época de la historia. Un síntoma de este cambio de valoración se manifiesta desde hace varios lustros en los jóvenes estudiantes universitarios y profesionales: el desinterés por asumir la propia individualidad concuerda con el desconocimiento de las grandes individualidades de nuestra cultura.
En tiempos de la Revolución Francesa, pese al problemático equilibrio entre libertad, igualdad y fraternidad y la no menos dudosa genealogía de la igualdad, ésta era, como sus otras hermanas, una idea ética. Se postulaba la igualdad ante la ley de los derechos que el hombre, como tal poseía y se superaba toda contradicción con la libertad. La igualdad que hoy se reivindica y se vislumbra en el futuro es bien distinta pues más que un ideal es un medio cuyo fin consiste, en cuanto quepa la posibilidad, en suprimir toda desigualdad entre los hombres, es decir, alcanzar una igualdad substancial. La igualdad reclamada por la Revolución Francesa aspiraba a un individualismo cuantitativo que dejaba espacio vital para el cualitativo, mientras que la idea actual ambiciona la extinción del individuo cualitativo. A partir de un cierto grado de igualdad surge una incompatibilidad entre igualdad y libertad. Tras haber recorrido, luchado e inspirado juntas un trayecto de la historia, vemos momentos críticos en que la humanidad está dispuesta a sacrificar la libertad para lograr más igualdad.
Si bien la igualdad es una idea ética, también hay otros orígenes de la exigencia de igualdad. Por ejemplo, la persona subcortical se siente muy a gusto en una sociedad primitiva igualitaria. El pretexto, un autoengaño seductor y convincente que supone que se puede corregir la alienación del individuo a partir del fraternal tú, apunta en verdad –y entre otros motivos- contra la originaria disposición antropológica a la individuación, que está siempre unida a la realización de tareas, a la responsabilidad, a la soledad, al sufrimiento, a la comunicación existencial y a la alegría de la acción. La exigencia de igualdad tiene una de sus raíces en la rebelión eudemonista contra el peso de la existencia.
También una parte no dominada de la persona cortical envidia no sólo ventajas visibles y méritos personales sino la mera existencia del otro. La envidia aumenta con la igualdad: “El alfarero envidia al alfarero” dice Aristóteles citando a Hesíodo y al desacreditarse el principio jerárquico como tal -por ejemplo, en el feudalismo, el capitalismo, y el racismo- también deben allanarse paratácticamente las jerarquías legítimas argumentando que podrían ser utilizadas en forma de privilegios o sólo porque ofenden la ideología igualitaria. El individuo fenece por la culpabilidad de ser porque se puede simplemente no querer que el otro sea y tenga lo que uno ni es ni tiene por la sencilla razón de ser otro. El diabólico principio igualitario de la envidia está bien descrito en el Billy Budd de Herman Melville.
Según Jung las ideas son como las almas y también llevan consigo a su oscuro hermano que, de tanto en tanto, asume el poder. Pasan por épocas de grandeza, de decadencia y después de haber triunfado, vueltas inactuales pretenden, desconformes, ser siempre jóvenes. Puesto que ya han perdido su mejor estado como atletas fuera de competencia, grotescamente maquilladas, se ponen monstruosas y ridículas. Todo fracaso pretende justificarse y cae en la exageración: el amor no correspondido se vuelve apasionado; la fe refutada, militante y misionaria; el que no tiene razón es además descarado; y la idea inoportuna, deviene mueca.
En una sociedad constituida por individuos, cada existente debe encontrar un equilibrio entre el cumplimiento de la ley y lo por sí mismo querido en su fuero íntimo. Debe respetar, en el trato con el otro su particularidad y tener en cuenta la propia frente a él. Esa difícil pero esclarecedora y creciente comunicación con el otro se despliega en el sentido de exigir a cada uno ser auténticamente sí mismo en relación con sus semejantes y rechazar la presión de la conducta conformista que caracteriza al enjambre humano.
Desde el momento en que la individualidad deja de ser una meta de vida, el hombre se desinteresa de su historicidad. La historia ha dejado de interesar porque resalta otras posibilidades vitales y la fe en el sentido de la vida, frente a la angustia latente ante el absurdo. A partir del momento en que a los demás no se les concede su esencial otredad tampoco el género biográfico, el epistolar y el diario ejercen ya ninguna atracción. La concepción histórica del hombre ha sido reemplazada por la estructuralista: una sintaxis elemental predada inconscientemente a todos los hombres en común, en colectivo, determina al individuo hasta en lo aparentemente creador. Esa sintaxis y no el individuo engendran la historia que, en forma combinatoria, ya está preparada por encima de su meta-nivel por los patrones en ella actuantes. Mientras el hombre cree actuar plenifica, sin reflejarlo, sólo esos patrones; ejecuta, como ya sostenía Durkheim, un a priori social. El hombre que como centro de iniciativas fue un redescubrimiento del siglo XVIII parece haber dejado de existir, pues las ciencias humanas sólo pueden surgir cuando el mito del hombre se ha disuelto. Con respecto al aporte de las ciencias naturales al estudio del hombre, la actual fascinación popular por la genética y por la imaginería cerebral, merece un capítulo a parte.
Cuando la lucha por la igualdad se dirigía contra las capas sociales privilegiadas las sometidas conseguían igualdad legal, política y una mejor situación económica. En esas luchas que redundaron en grandes ventajas para toda una parte de un pueblo permaneció el individuo aún inadvertido respecto de su otredad. Por lo contrario, tan pronto como las clases más antiguas convergieron hacia un punto medio, en un centro, esa otredad se volvió una existencia visible, tangible y motivo de conflictos. Odio y furia comenzaron a descargarse contra el individuo. La sociedad como un todo se alió para apoderarse de su espacio libre y de sus posibilidades de acción. Hasta las minorías perseguidas desde antiguo gozaron de relativa tranquilidad a partir del momento en que el individuo fue descubierto como un nuevo objeto de persecución, generalmente, de una sutil persecución.
Sin embargo Marx manifestó en sus escritos económico-filosóficos su oposición a lo que llamó comunismo grosero –‘rohen’- ‘que en todas partes negaba la personalidad de los hombres’, a ‘la envidia constituida como poder’, al ‘afán de nivelación’, a la ‘negación de la totalidad del mundo de la formación, de la cultura, de la civilización’ y sostuvo que la igualdad del derecho reconoce ‘el desigual talento individual y la capacidad como un privilegio natural’ (Crítica del Programa de Gotha). El trabajo debe tener como fin propio ‘la libre manifestación de la vida’ y por eso Marx, con Schiller y Humboldt está del lado del individuo, ya que ‘la totalidad ideal de la sociedad es para sí’ y jamás debe ser subordinada a cualquier tipo de estatismo. Sus nobles ideales, lamentablemente, comparten una notable torpeza psicológica(3) porque tras ellos opera una “teoría científica” que finalmente puso en marcha un genocidio incomparable y único por su justificación teórica.
Mientras la Ilustración mantuvo viva su herencia emancipadora se consiguió elevar el nivel de vida de la totalidad de la sociedad y se logró que la mayoría pudiese participar de una cultura personal. Los grandes educadores todavía no habían sido desplazados por los tecnócratas de la pedagogía. En cambio, los populismos seudo democráticos del presente, para crear la ilusión de que todos pueden participar del mismo nivel, no hacen otra cosa que rebajarlo. No se aspira a un ideal de lo que el hombre debe ser sino a un igualitarismo que lo sacrifica de antemano pues antes de que sólo unos pocos puedan realizarlo, a nadie debe serle permitido llevarlo a cabo. A partir de una justicia mal entendida, para no frustrar a nadie, uno debe conformarse con la disminución del nivel humano e intelectual y avenirse a la barbarie. El seudo socialismo, como segunda fase del socialismo, le quita a la humanidad lo más valioso, la libertad, cuando todos son sospechados y vigilados. Salvo a aquellos que se las arreglan, como sabemos, para no ser sospechados ni vigilados(4). Estos privilegiados del sistema se caracterizan por rebelarse contra la razón, contra toda verdad que la razón pueda descubrirles, contra la tradición –aunque se manifiesten fanáticos del tradicionalismo-, no soportan autoridad alguna –aunque se someten servilmente a sus ídolos-, cada uno quisiera ser él mismo y ningún otro –pese a vivir de un yo prestado; reivindican una libertad absoluta que los libere de toda sujeción y dependencia –aunque sean totalmente incapaces de valerse por sí mismos. Por este camino llegarán, finalmente, a no ser nadie porque nunca fueron nada, pero viven con la felicidad que da la ilusión y que niega el saber.
Puesto que la individualidad atrae por su valor, además de satisfacer la natural tendencia a expresarse y elevarse, los ideales de igualdad e individualidad habrán de encontrar entre sí, librados a su curso, un modus vivendi. Pero si la mejor sociedad bien puede limar las asperezas que los crecientes problemas económicos e interpersonales pesan sobre los individuos, sin embargo le es imposible establecer una armonía total libre de conflictos. No debe amputarle al individuo ni la capacidad de decisión ni la responsabilidad. La totalidad creadora le deja al individuo su propia formación; libre, ante todo, para ser sí mismo y lo remite, después que la tarea histórica ya no urge tanto, a su quehacer más difícil, interior, que es la misión propiamente humana: emprender su propio camino. Porque cuanto más justas y equitativas son las relaciones existentes, tanto menos deben dar vueltas sus pensamientos en torno a posibles modificaciones en el ámbito de la ingeniería social. A los individuos dedicados a lo que les es propio no se les sustraen las fuerzas de que disponen con legítimo derecho, bajo amenaza de criminal traición a la causa de turno, habitual en las revoluciones. Cada vez que se logra una sociedad justa acorde con los tiempos vuelven los valores y virtudes ya descubiertos por la burguesía, aunque se presenten con nuevos nombres. Los grandes pensadores, escritores y poetas vuelven a encontrar sus lectores y comentaristas, la gran música se escucha nuevamente y el individuo dispone así, para sus capacidades e inclinaciones, de un renovado interés que aboga por lo esencialmente personal. Al trascender la revolución es posible recuperar la parte de la herencia cultural, esto es, una forma de vida que se apoya en la disciplina del pensamiento, se ejerce en el ámbito de un conocimiento ordenado y cuyo contenido es la comprensión de las formas del pasado, la apropiación de evidencias apodícticas, el conocimiento de lo real y la familiaridad con las lenguas.
Pero en la actualidad el ideal igualitario llega por momentos a ser la doctrina exclusiva de los dirigentes políticos que tienen siempre a mano para eliminar toda teoría adversa. Es así que la mediocridad que participa en toda empresa y organización democrática mal entendida produce nueva mediocridad como ocurre con la enseñanza obligatoria que se halla en tan bajo nivel que los alumnos mejor dotados maldecirán como un suplicio la omisión permanente de formación y conocimientos, sustituida por la inundación ideológica que va quitando fuerzas y destruyendo las esperanzas de un desarrollo personal.
Las alabadas reformas superadoras del sistema son puestas al servicio del establecimiento de un nuevo sistema –el de la disolución de la individualidad- que debe ser luego blindado contra toda reforma posible. El desarrollo que elevó al hombre, hasta entonces dependiente, carente de iniciativa, a la posición de un individuo políticamente libre a la democracia, hoy en día, la ‘democratización negativa’ (Mannheim) se dispone a estrangular al individuo en el cual ve aún un principio aristocrático intolerable. Este proceso es la consecuencia de un equívoco que conviene aclarar: la injustificable devaluación del pensamiento interrogativo que se opone, en último término, a todo cuanto se presenta como aserción, memoria, relato, enunciado, proposición o, como se dice en inglés, statement, es decir, a cuanto se presenta como afirmación sin réplica(5).
Si bien antes de los griegos el individuo no había sido aún descubierto en su pleno sentido todo parece indicar que actualmente impera una tendencia a eliminarlo de la sociedad y una propensión a desertar de la individualidad. Jaspers pudo aún creer que en el tiempo-eje se les confirió a los hombres, por primera vez, un carácter más íntimo, un sentido a su vida y un nuevo punto de partida a toda la humanidad posterior(6).
En la actualidad, por lo contrario, se juzga al tiempo-eje y cuanto derivó de él, como un engaño, un extravío de la humanidad que al concederle más espacio y libertad a los individuos los separó de la sociedad en vez de fundirlos en ella. Los tres milenios del apogeo de la individualidad que ya han pasado ¿fueron sólo el preludio de un futuro sin-más-individuos? Si nos percatamos de esta tendencia real y palpable podremos sobreponernos a esta adversidad y, aunque el individuo del futuro ha de ser otro, esperemos que pueda comprender a esos tipos humanos que como Leonardo, Cervantes o Goethe sobresalieron en el medio milenio que llamamos época burguesa y produjeron la cultura más fértil que hemos conocido, nutrida por la fuerza y el coraje de asumir auténticamente esa libertad que parece resultarle al hombre actual tan incómoda.


Dr. Raúl Ballbé


(1)Cf. Ballbé, R.: Vida, tiempo y libertad, Lumen, Bs. As. 2001.

(2)Cf. M. Landmann: Das Ende des Individuums, Klett, Stuttgart, 1971.

(3)Cf. Henry, M.: Du communisme au capitalisme, Odile Jacob, Paris, 1990.

(4)Cf. Schoeck, H.: Das Recht auf Ungleichheit, Herbig, Munich, 1988.

(5)Cf. Marcel, G. : L’homme problématique, p. 72. « Oponiéndome a quienes han intentado incluirme artificialmente entre los filósofos existencialistas, declaré que el término neo-socratismo me parece convenir mucho mejor a la marcha a veces trabucante que ha sido la mía desde la época en que comencé a pensar por mí mismo. El pensamiento interrogativo se opone en último término a todo lo que se presenta como aserción, memoria, relato, enunciado, proposición o, como se dice en inglés, como statement. A cuanto se presenta como afirmación sin réplica.” Aubier, Paris, 1955.

(6)Cf. Jaspers, K.: Origen y meta de la Historia, trad. F. Vela, Revista de Occidente, Madrid, 1953.

sábado, 16 de mayo de 2009

Poema - Lo nuevo

Cuando llega eso nuevo
no sabes si de cerca
o de lejos

por lo sutil
por lo sublime

Es como si te inundara otra vida
y nadie más que tú

para reconstruir o crear
otros pulmones,
para respirarla

Callas y es el silencio
que te habla nuevamente

Te dice:
Como fabricar una morada

una morada,
un entretejido de ideas
para que ella

Se quede
junto a ti.

Karigüe

viernes, 15 de mayo de 2009

Poema - Descubrir

Siempre es bueno conocer gente
no es porque te hablen de lugares
sino porque es
como cuando un astrónomo
descubre otra estrella
otra galaxia

Así de diferentes somos
aunque la profundidad
está en los detalles

en el lenguaje

las palabras salen como palomas
por ventanas que se abren
y se cierran
a causa del ánimo
de la motivación

La mano abierta
siempre está en oración

Si las juntas
te pierdes lo mejor.

Karigüe

jueves, 14 de mayo de 2009

Poema - Poema

Te acostumbraste a escribir
a los saltos
no podías concentrarte
y escribir poemas
largos, extensos
y a la vez precisos

Eres buzo natural
cuyo cuerpo y pulmones
no pueden estar mucho tiempo
Allí a donde llega

No hay luz, ni sonidos
menos superficies que palpar

No eres cazador
ni menos pescado
por supuesto

Abres los ojos y ves
como el rayo ilumina

Sales rápido, escribes

La luz
sólo muestra
no señala.

Karigüe

miércoles, 13 de mayo de 2009

Poema - Instantes de luz

¡Cuánto amor brota
del corazón de las cosas!

Tú dices: belleza,
porque sólo crees que tú
eres el que tiene corazón.

Ves una rosa, arrancada
de su tallo
sabe de su muerte,
pero la vida, el espíritu
de ella
la hacen brillar, como un astro,
hasta el último instante,
aún si no la ves.

El sol martilla con su látigo
de fuego las montañas.

Sin embargo
tú crees que amas
porque sientes.

Karigüe

martes, 12 de mayo de 2009

Poema - Segmento

Algunos ríos
son de agua clara
y transparente

otros permanecen secos
como dormidos
y sólo despiertan
cuando llueve

¿Te preguntaste alguna vez
si el río es la cuenca
o es el agua que pasa?

Te subes a un puente
y ves pasar el agua
de una manera infinita

Como si sólo estuvieras viendo
un segmento del círculo

Lo tuyo
lo vivo
¿no será así
también?

Karigüe

lunes, 11 de mayo de 2009

Poema - Las palabras

La palabra única
la palabra primera
la palabra con alas

al final todas ellas
nos acompañan

son como bastones
para tocar y relacionarnos
con las cosas

a veces imaginamos

pero ellas nos la traen
como cuando se caza
una perdiz

están a nuestro lado,
contemplamos el horizonte
y las estrellas
juntos

Y de vez en cuando

nos decimos cosas.

Karigüe

domingo, 10 de mayo de 2009

Poema - La palabra

Sería tan hermosamente bello
encontrar la palabra
desde donde todas brotan

No, no; no creo que tenga
que ver con el Dios
él no tiene necesidad de hablar

Pero tú y yo
construimos venas, arterias
sinapsis para que de un
lado se diga y del otro se
entienda

algo que no sabemos qué es
aunque lo tratemos
todos los días

la palabra ¿es vínculo
o sangre que va
de un corazón a otro?

¿o es lo único
sobre lo que nos podemos parar
sin hundirnos?

Karigüe

sábado, 9 de mayo de 2009

Poema - Volverás

El barro es amigable sólo
cuando tienes que construir
tu morada

esa capa.
esa caparazón
que te separa de la intemperie

lo abierto te mira
como te encierras cada vez más
de una manera tan aséptica
que sólo te crecen los pelos
y las uñas

Volverás- dice
cuanto te ve, tan atrevido
que inventas hasta tus dioses

y cuando de vez en
cuando sales,
caminas por el bosque
hablando como un loco

¿Quién soy?
¿De dónde vengo?

Karigüe

viernes, 8 de mayo de 2009

Poema - La sombra

Los árboles se abrazan
cuando están cerca

hacen como una morada
donde la sombra reina
donde la vida se cría
lejos del sol

las flores amarillas
que brotan y caen en primavera
forman una alfombra

El sol abre
La naturaleza se cierra
como la tierra

de ese vientre hemos brotado

El espíritu es el sol
El alma la naturaleza

Sin embargo

es la sombra
lo que permite.

Karigüe

jueves, 7 de mayo de 2009

Poema - Arte

La verdad
es una actividad continua
de ver algo nuevo
siempre

Es un camino de tiempo,
allí
el espíritu recoge la cosecha
que siembran los pájaros
en el bosque

de allí la melodía
los colores y las formas
las palabras con alas

Un mundo vertical
que se eleva de las cosas
de las ciencias, de la verdad

y es

arco iris, crepúsculo
y aurora.

Karigüe

miércoles, 6 de mayo de 2009

Poema - Lo natural

Dime
¿acaso serias capaz tú
de crear
de formar
una sola gota de rocío

y

luego depositarla en la madrugada
sobre una hoja tierna
que se mece al son
de la brisa que baja
de la montaña?

y si además esperas
que el sol con su rayos
se abra en ella

Veras una fiesta de colores
que tú
jamás podrás pintar.

Karigüe

martes, 5 de mayo de 2009

Poema - La alegría

Sales
y una flor es un poema;
los árboles, el bosque
lleno de colores
es la alegría de tu corazón

la alegría tiene una raíz
tan profunda, que ni
el fuego del mundo
puede llegar ahí

por eso después
brota

es eterna
como una tea encendida
cuyo leño
es el mismo que el
de tu corazón

y del universo
también.

Karigüe

lunes, 4 de mayo de 2009

Poema - Deberías decir

Lo humanamente ancestral
es la cosa

Un astro, el universo
una idea, el alma
la esperanza, el espíritu

todo dentro de un cuerpo
construido por seres
que no sólo nos habitan
nos sostienen también

Soy – dices
deberías decir:
soy la destilación de seres
que han hecho posible
que hable, que diga

la palabra se refiere
pero tu prefieres
el nombre.

Karigüe

domingo, 3 de mayo de 2009

Poema - Lo oscuro

Hemos invertido
las inimaginables corazas
de las valvas

es nuestra columna.

También,

ahora el alma nos
circunda
somos cuerpo mudo
atrapado en ella

vela
como es mundo y tú
un gen, una célula
y por suerte tal vez una neurona

es el latido de lo oscuro
que se abre
para ser más profundo
en ti.

Karigüe

sábado, 2 de mayo de 2009

Poema - Partir

Los caminos que emprendemos
en el alba
en nuestra tierna adolescencia
en nuestra juventud

pareciera que tienen alas
como los arroyos que se forman
en el deshielo

luego la roca, la realidad
las costumbres
el castillo de murallas altas

ya adentro intentas salir
puentes levadizos

Y ya en la noche cuando
quieres entrar

el castillo
es una isla que ha partido

¡partido en dos!

y ninguna de las dos
eres.

Karigüe

viernes, 1 de mayo de 2009

Poema - Aquello

Cada mañana
es un despertar nuevo

nuestro sueño es sólo un latido
que nos lleva
a extraer el alimento
para el próximo paso

luego ya allí afuera
arriba del peñón

las olas de la vida
nos hablarán

que allí en el fondo
de aquello que son palabras

se vela aún al fuego
que se quiere ir

pero, tu hablas al viento
porque quieres volar.

Karigüe