miércoles, 24 de diciembre de 2008

Frases Celebres sobre el Mundo

1.- En la lucha entre uno y el mundo, hay que estar de parte del mundo. (Franz Kafka)

2.- La experiencia del mundo no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto. (Leibniz)

3.- El mundo es de quien nace para conquistarlo y no de quien sueña que puede conquistarlo. (Fernando Pessoa)

4.- Todo lo que hay ha existido siempre. Nada puede surgir de la nada, y algo que existe tampoco se puede convertir en nada. (Parménides)

5.- Los niños no son el futuro del mundo. La verdad viviente, lo es. (D.H.Laurence)

6.- El que observa al mundo como si fuera a sí mismo es capaz de controlar al mundo; pero el que ama al mundo como a sí mismo es capaz de dirigir al mundo. (Anónimo)

7.- Todos los cerebros del mundo son importantes contra cualquier estupidez que esté de moda. (La Fontaine)

8.- No existe en el mundo un tema que no sea interesante; lo que existen son personas que no lo son. (G.K. Chesterton)

Las Frases Célebres sobre el Mundo o Citas Célebres sobre el Mundo fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Mundo y Citas de Mundo)

Poema - Brindis

Corrugada está la tierra
y
en sus quebradas, valles
y montañas

el hombre la cultiva

sabe que es su madre
porque de ella se alimenta

camina sobre ella
y cada paso es un
retorno

sueña en otros mundos
pero se adormece
en su vientre

y cuando bebe
de ese sudor embalsamado

levanta el cáliz
y
brida por ella.

Karigüe

Poema - Un día

Camino, veo
recuerdo
luego escribo
después olvido

vuelvo como aquel agricultor
cansado de la faena
y huelo en el dintel de la puerta
la comida recién preparada

converso, comparto
y duermo

me despierto, eso sí
antes del alba
cuando la escarcha
todavía
acaricia la hierva

Un día circular visto de afuera

pero, tan profundo para mi

que al escribir yo callo
y mi mano solo bendice.

Karigüe

Poema - El Habla

Sí está ahí
es como el aire
vida,
pero una vida
para la cual
tu eres sólo piel

una piel, que vibra
y separa

un ojo que ve
lo que es diminuto
tendiendo a desaparecer,
brota afuera
como lo inmenso
que te abarca

No te quedó otra cosa
que hablar.

Karigüe

domingo, 14 de diciembre de 2008

Poema - Dividido

Hay que tocar fondo
para ver el lodo

cuando vuelves a la superficie
¿no lo sientes al aire más puro?

ya vives, convives
con el aire
en él está el secreto nuevo,
es el telón que no deja
ver las estrellas
para que recuerdes

Sin embargo
es barro más liviano
solamente

tu alma bebe de él
pero tus pies, agarrados a la tierra
aún están.

Karigüe

Frases Celebres sobre el Conocimiento (II)

1.- Lo que se recibe se recibe al modo de recipiente. (Anónimo)

2.- No es sabio el que sabe muchas cosas, sino el que sabe cosas útiles. (Esquilo)

3.- Nada más peligroso que una idea, cuando no se tiene más que una. (Ghartier)

4.- Los perros sólo ladran a quienes no conocen. (Heráclito)

5. En el círculo se confunden el principio y el fin. (Heráclito)

6.- Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla, la mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas. (Buda)

7.- La inteligencia consiste no solo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos a la práctica. (Aristóteles)

8.- Sobre las cosas que no se conocen siempre se tiene mejor opinión. (Leipniz)

9.- Cuando se sabe una cosa sostener que se sabe, y cuando no se sabe admitirlo; ese es el verdadero conocimiento. (Confucio)

10.- El que no conoce la historia, toda la vida será un niño. (Cicerón)

Las Frases Célebres de Conocimiento o Citas Célebres de Conocimiento fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Conocimiento y Citas de Conocimiento)

Poemas Memorables - J. Santos Chocano

José Santos Chocano

Orquídeas

Ánforas de cristal, airosas galas
de enigmáticas formas sorprendentes,
diademas propias de apolíneas frentes,
adornos dignos de fastuosas salas.

En los nudos de un tronco hacen escalas;
y ensortijan sus tallos de serpientes,
hasta quedar en la altitud pendientes,
a manera de pájaros sin alas.

Tristes como cabezas pensativas,
brotan ellas, sin torpes ligaduras
de tirana raíz, libres y altivas;

porque también, con lo mezquino en guerra,
quieren vivir, como las almas puras,
sin un solo contacto con la tierra.

Poema - Latir

Quieres, por mementos
dejar como está;
porque lo perfecto
es algo que cambia
con la luz del sol
o con las penumbras
de la oscuridad

Pero hay algo que te insita
a avanzar,

Calma corazón - dices

Sin embargo él no deja de
latir,
no deja de ser eco
del universo en ti.

¡Ay, si pudiese algún día

latir!

Karigüe

domingo, 7 de diciembre de 2008

Poemas Memorables - Parménides

Del libro: Historia del Pensamiento. Ediciones Orbis S.A.
Traducción del griego por José Antonio Miguez.


Sobre la Naturaleza

Los caballos que me llevan consigo cumplen, al hacerlo,
toda la plenitud de mis deseo,
pues no hay duda que son ellos, mis verdaderos guías,
los que condujeron por la famosísima ruta de la diosa,
que encamina al hombre en la posición de las luces del saber
a través de todas las ciudades.
Pero esta ruta que veía llevado, y, ciertamente,
los caballos a cuyo impulso marchaban eran muy diestros,

ya que tiraban del carro y permitían a la vez
que jóvenes doncellas nos mostrasen el camino.
El eje se desplazaba sobre el buje de las ruedas,
haciéndolo enrojecer con un agudo chirrido
- dos círculos torneados lo empujaban
velozmente a uno y otro extremo –
cuando ya nuestra carrera hacia la luz era espoleada
por lo jóvenes hijas del sol que. Habiendo la mansión de la Noche,
recogían con sus manos la los velos que cubrían sus cabezas.
Allí se encuentran las puertas que guardan lo caminos de la Noche y el Día;
un dintel y un umbral de piedra las mantiene separadas,
en tanto ellas mimas, allá, en la pureza del éter, se materializan en dos grades jambas. En poder de la severa Justicia se hallan las llaves compensadoras;

y he aquí que las jóvenes doncellas le dirigen palabras melifluas
persuadiéndola lo solícitamente de que descorra
en un vuelo los cerrojos que sujetan las puertas.
En ellas, en efecto, produjeron una gran abertura
tras su rápido asenso por los aires,
haciendo girar alternativamente sobre su gozmes
las ricas jambas de cobre,

sembradas aquí y allá de clavos y de broches.
Así, pues, a través de éstas las jóvenes doncellas
llevaron rectamente por el arduo camino el carro y los caballos.
Y de la diosa ne recibió con benevolencia
tomo mi mano derecha entre las suyas, y,
dirigiéndose a mí, me habló de esta manera:
¡Oh, joven, compañero de las inmortales conductoras!,
Bienvenido seas, tú, que llegas a nuestra mansión con los caballos que te traen,
pues no es un hado infausto el que te movió a recorrer
este camino – bien alejado por cierto de la ruta trillada de los hombres –
sino la ley divida y la justicia.
Es necesario que conozcas toda mi revelación,
y que se halle a tu alcance el intrépido corazón de la Verdad, de hermoso cerco,

tanto como las opiniones de los mortales, que no encierran creencia verdadera.
No obstante, a ti te será dado aprender todo esto,
y cómo las apariencias tendrían que aparecerse para siempre
como la realidad total

Voy a decírtelo ahora mismo, pero presta atención a mis palabras,
las únicas que se ofrecen al pensamiento
de entre los caminos que reviste a la búsqueda.
Aquella que afirma que el Ser es y el No–ser no es,
significa la vía de la persuasión – puesto que acompaña a la Verdad -,

y la que dice que el No-Ser existe y que su existencia no es necesaria,
ésta, no tengo reparo en anunciártelo,
resulta un camino totalmente negado para el conocimiento,
Porque no podría jamás llegar a conocer el No-Ser- cosa imposible –
y ni siquiera expresarlo en palabras.

… porque el pesar y el ser son una y la misma cosa.

Observa, pues, cómo lo que parece más lejano
Se hace fírmemele presente para el espíritu,
que no se verá dividido por la unión del Ser con el Ser,
ni para dispersarse enteramente en contra del orden del universo
ni para reunirse.

Indiferente será para mi el lugar por dónde comience,
porque a este punto tendré que volver de nuevo.

Hay que decir y pensar que el Ser existe,
ya que es El a quien corresponde la existencia,
en tanto es negada a lo que no es.
Te invito a que consideres todo esto,
pero, a la vez, quiero prevenirte acerca de esta vía de búsqueda
y en cuanto aquella otra por la que se lanzan los mortales ayunos de saber,

que marchan errantes en toda direcciones,
cual si de monstruos bicéfalos se tratase.
Porque es la perplejidad la que en el pecho de estos dirige su espíritu vacilante.
Y así se ven llevados de aquí para allá.
Sordos, ciegos y llenos de asombro, como turba indecisa
para la cuál el Ser y el No-Ser parecen algo idéntico y diferente,
en un caminar en pos de todo que es un andar y un desandar continuo.

Porque jamás fuerza alguna someterá el principio: que el No-Ser sea.
Pero tú, no obstante, aleja tu pensamiento de esta vía
y no te dejes llevar sobre ella por la fuerza rutinaria de la costumbre,
ni manejando tus ojos inflexivamente, ni tus oídos que recojan todos lo ecos,

ni acaso tu lengua; juzga, por el contrario, con razones que admiten múltiples pruebas,

como las que yo te he mostrado.
Solo nos queda ahora el de hablar de una última vía,
la de la existencia del Ser.
Mucho indicios que ella nos muestra permiten afirmar
que el Ser es increado e imperecedero, puesto que posee todos los miembros,
es inmóvil y no conoce fin.

No fue jamás ni será, ya que es ahora, en toda su integridad,
uno y continuo. Porque en efecto, ¿qué origen podrías buscarle?
¿De donde vendría si crecimiento? No te permitiré que me digas o que pienses
que haya podido venir del No-Ser, porque no se puede decir ni pensar
que el Ser no sea. ¿Qué necesidad, pues , lo habría hecho surgir

en un momento determinado, después y no antes, tomar su impulso de la nada y crecer?
Por lo tanto, o ha de existir absolutamente o no ser del todo.
Jamás una fe vigorosa aceptará que, lo que no es, pueda nacer una cosa distinta;
así, tanto para nacer como para perecer la justicia no le considera licencia
relajando los lazos

con lo que lo retiene. La decisión sobre este punto descansa en esto:
es o no es. Pero una vez decidido, como es necesario,
el abandono de uno de los caminos por su carácter de impensable e innominado
–porque no es el verdadero –,
habrá que considerar el otro como real y auténtico.
Porque, ¿cómo en el curso del tiempo podría ser destruido el Ser?
¿Cómo podría llegar a existir?

Ya que, si alcanzó la existencia, no es,
y lo mismo ocurre si alguna vez debe existir.
Así se extingue el nacimiento y queda ignorada la destrucción.
No es igualmente divisible, puesto que es todo él homogéneo.
Nada hay demás que llegue a romper su continuidad, ni nada de menos,
Puesto que todo está lleno de Ser.

De ahí su condición de todo continuo, ay que el Ser toca el Ser.
Inmóvil, por otra parte, en el límite de sus grandes vínculos,
carece de principio y fin, puesto que nacimiento y destrucción
aparecen muy alejados, rechazados ya por la verdadera fe.
Como lo mismo que permanece en lo mismo, en sí mismo descansa

y así prosigue inmutable en el mismo lugar, porque la poderosa Necesidad
lo mantiene en los lazos del límite que aprisiona su contorno.
No queda, pues, permito al Ser el puro inacabamiento,
ya que está claro que no carece de nada, porque,
de carecer de algo, carecería de todo.
Es una y la misma cosa el pensar y aquello por lo que hay pensamiento,

pues si acudir al Ser, en el cual se encuentra expresado,
¿podría acaso encontrar el pensar? Nada hay ni habrá fuera del Ser,
ya que el Destino lo encadenó en una totalidad inmóvil.
No es, por tanto, más que puro nombre
todo lo que los mortales instituyeron persuadidos de que era verdad:

nacer y parecer, ser y no ser,
cambiar de lugar o mudar de tono en relación con el color.
Además, y dado que posee un ultimo límite, el Ser está terminado
por todas partes, semejante a la masa de una esfera bien redondeada,
igual en todas direcciones a partir del centro. Ni mayor

no menor podría ser en cualquiera de sus partes.
No hay en efecto un No-Ser que le impida alcanzar la homogeneidad,
ni Ser alguno que pueda aumentarlo o disminuirlo,
ya que por entero se manifiesta inviolable.
Así, pues, idéntico por todas partes a sí mismo, alcanza igualmente sus límites.

Sobre lo cual dejo de pronunciar mi discurso digno de fe y ceso en mi pensamiento.
referente a la Verdad. En adelante, serán las opiniones de los mortales
las que tú podrás aprender al dar oídos a la ordenación engañosa de mis versos.
Porque fijaron y ofrecieron nombre a dos formas de conocer,
de las cuales una sola no es lícita – en lo cual se engañaron completamente -

Esta armazón fue para ellos dividida en contrarios,
con caracteres precisos y separados unos de otros:
a uno quedó asignado el fuego etéreo de la llama,
que es dulce y en extremo ligero, idéntico así mismo en todas partes,
pero no en el otro. Este otro es el contrario de aquel, como noche incapaz
de conocer y estructura compacta y posada.

Te declaro, pues, como sistema universal toda esta serie de cosas verosímiles,
para que ninguno de los mortales pueda sobrepasarte con su facultad de conocer.

Y puesto que ya todo ha sido nombrado como luz y tiniebla,
que ejercen su acción según su respectivo poder,
todo también se vuelve a un tiempo lleno de luz y noche invisible,
y ambas formas se mantienen igualadas
puesto que nada hay que no dependa de ellas.

Llegarás a conocer asimismo la naturaleza del éter y todos los signos
que en él se encuentran, y no menos la acción destructora de la pura llama
del luminoso sol, así como la fuente de donde proviene.
Y conocerás también la acción envolvente de la luna, de apariencia redonda,
y su propia naturaleza. Sabrás, en fin, en cuanto al cielo que lo rodea todo,
de donde nació y cómo la Necesidad que actúa de conductora lo forzó
a imponer sus límites a los astros.

… cómo la tierra, el sol y la luna,
el éter que es de todos, la vía láctea celeste y el Olimpo,
que es el más alto de lo montes, y la cálida fuerza de las estrellas
fueron lanzadas hacia el nacimiento.

Porque los más estrechos círculos se llenaron de fuego puro,
los que venían después, de noche, en tanto discurre entre ellos el fulgurante destino.
Pues en medio de éstos se encuentra la diosa que lo gobierna todo,
y ella misma preside el parto doloroso y la unión sexual,

enviado la hembra al macho para que conviva con él y,
recíprocamente el macho a la hembra.

Eros fue el primero de todos lo dioses concebido por ella…

Luz extraña que brilla durante la noche, vagando alrededor de la tierra.

Siempre dirigiendo sus miradas hacia los rayos del sol

… de raíz ascuática…

De modo que cada uno encierra en sí una mezcla de órganos engañosos,
por lo cual el pensamiento se establece en los hombres. Porque es lo mismo
para los hombres lo que piensa y la sustancia de sus órganos
en todos y para todo. Lo que manifiesta superioridad, eso es el pensamiento.

A la derecha los mancebos, a la izquierda las doncellas..

Así según la opinión, todo nació y existe todavía,
y continuará creciendo hasta que un día muera.
A todo esto los hombres asignaron un nombre,
que es como la señal característica de cada uno.

Poema - Savia

He amado tanto
como he odiado también

en los entretiempos
he soñado

Me dijeron que el pasado es pasado
sin embargo soy por él,
¡Cómo podría olvidarlo!
seria un desagradecido

He ahí el error,
el convertirse astro errante
como la cosa

Si tengo raíces
y pelos absorbentes desde
donde tomo la vida, desde la tierra

Seré flor y fruto
pero sigo siendo savia.

Karigüe

Libros recomendados para Diciembre

Libro recomendado N° 1
Nombre del libro: El Ser y El Tiempo
Publicado por: Fondo de la Cultura Economica S.A. de C.V
Autor: Martin Heidegger



Comentario sobre el libro

El existencialismo, que tanto estruendo ha causado en los últimos años, dista mucho de ser una simple moda intelectual. En Parménides empezó la filosofía a ser realmente lo que Aristóteles definiría como filosofía primera: “ existencia del ente en cuanto ente”. Pero tan pronto como la mente trata de aprehender el ser mismo, éste se le descompone en ser algo y en ser algo, en “esencia” y “existencia”. Así la historia entera de la filosofía puede interpretarse como una bimilenaria gigantomaquia entre filosofemas del primado de la esencia sobre la existencia y filosofemas del primado de la existencia sobre la esencia, entre “esencialismo” y “existencialismo”. El primero llegó en Hegel a un punto tan difícil de superar dentro de su propia línea como provocativo de un nuevo existencialismo. Este es, en efecto, el que – iniciado por Kierkegaard en los días inmediatamente posteriores a Hegel- reanudo en los nuestros Heidegger con El Ser y El Tiempo. De esta obra se puede decir que es la más influyente de la filosofía contemporánea y predecir que quedará incorporada a la historia de la filosofía como la original de uno de sus periodos, en el doble sentido de más nueva con relación al pasado y de punto de partida de la evolución posterior a ella. Su traducción, emprendida por José Goas con dedicación ejemplar y profundo conocimiento de tan complejos temas, constituyó sin duda, un acontecimiento determinante en la información filosófica en lengua española. Sigue en la actualidad, siendo válida y oportuna.



Libro recomendado N° 2
Nombre del libro: El Señor Presidente
Publicada por: Editorial Lozada
Autor: Miguel Ángel Asturias



Comentario sobre el autor

Miguel Ángel Asturias (1899 - 1974)
Escritor Guatemalteco premio Novel 1967
Sus Principales obras: Hombres de Maíz, Mulata de Tal, Sien de Alondra, Ventana, Leyendas de Guatemala.



Comentario sobre el libro

Uno de los mas grandes escritores de la lengua Española; un conocedor profundo de la naturaleza humana así como la de su pueblo. El hecho de poder observar desde afuera, y con la distancia que no es solo física sino de la realidad misma, lo convierte en un imparcial observador solo para la narrativa, solo para hacer un descripción de un sociólogo, que a través de su pluma nos brinda una bella y cruda realidad. Se convierte así en uno de los más brillantes narradores Latinoamericanos de todos los tiempos.

Poema - Para Ti

(Colaboración de Giovanni Anfossi)

A veces el tiempo sin querer regresa
y alguna vieja historia renace en la memoria,
consumiendo horas de sueño y glorias,
derribando ilusiones que sin querer te ahogan …

Quisiera encontrarte hoy a la mitad del camino, y
recuperar tanto tiempo perdido,
hoy que no sé a donde voy,
y mis huellas ya no guían tu camino …

Ahora que te busco y ya no estás,
te siento más lejana en mi destino,
pero aquellos besos que soñaba al comenzar,
estoy seguro me esperarán al final del camino,
con un gesto de nostalgia y quizás …

con un suspiro ahogado en una copa de vino ...


Estas líneas fueron enviadas por Giovanni Anfossi a quien agradecemos por su aporte. Si usted escribe y quiere compartir su material, puede enviárnoslo a info@karigue.com.ar y lo publicaremos en la sección “Amigos”.

Poema - Las palabras

La palabra única
la palabra primera
la palabra con alas

al final todas ellas
nos acompañan

son como bastones
para tocar y relacionarnos
con las cosas

a veces imaginamos

pero ellas nos la traen
como cuando se caza
una perdiz

están a nuestro lado,
contemplamos el horizonte
y las estrellas
juntos

Y de vez en cuando

nos decimos cosas.

Karigüe

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Poema - Decidir

Por momentos las decisiones
sobre tu persona
las tienes que tomar tú

ya que no hay nadie
que sepa de ti como tú

Eres capitán, piloto
y navío

imagínate que el agua
es la vida y que tú
en la tierra sólo vas
de un punto a otro

¿Me entendiste, no?

ya se,
no te asustes

pero aunque sea por una vez
lo tienes que hacer.

Karigüe

jueves, 27 de noviembre de 2008

Poema - Ventanta

Si pudieras ver,
si tan sólo te tomaras
el tiempo para ver

Sabrías que tienes tantos
tentáculos
que se aferran a las cosas,
como alas que quieren volar,

¿Por qué entonces te limitas?

Y más que pensar, sientes
que el último tren
es el que acaba de pasar

Pero gracias a la vida,
a la cual tienes que bendecir,
en el pueblo no hay puertas
sólo ventanas

Y una
eres tú.

Karigüe

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Frases Celebres sobre la Alegría (II)

1.- Nuestra alegría es igual que el agua movediza de los ríos, que solo deben su frescor a su constante jugosidad. (André Gide)

2.- Para lograr todo el valor de una alegría haz de tener con quien repetirla. (Mark Twain)

3.- Se puede experimentar tanta alegría al proporcionar placer a alguien, que se siente ganas de darle las gracias. (Henry de Montherlant)

4.- Tienes derecho a llorar; pero, aún entre las lagrimas, no tienes derecho a renunciara la alegría. (Michael Quoist)

5.- Yo os digo que la alegría y la tristeza son inseparables. (Gibran Khalil Gibran)

6.- La prueba más clara de la sabiduría, es una alegría continua. (Michel de Montaigne)

7.- La alegría de ver y entender es el más perfecto don de la naturaleza. (Albert Einstein)

8.- El que hace reír a sus compañeros merece el paraíso. (Mahoma)

9.- Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el mundo la tiene seguramente el hombre de corazón puro. (Thomas De Kempis)

10.- Siempre me ha parecido hacer mejor en aprender a alegrarme más. (Friedrich Nietzsche)

11.- La persona que tiene mucha alegría es necesariamente buena: pero tal vez no sea la más lista, aunque consigue precisamente aquello que la más lista trata de conseguir con toda su tristeza. (Friedrich Nietzsche)

12.- ¿Sería posible que este mundo nos diera alegría si no estuviéramos refugiados en él? (Franz Kafka)

13.- Entre todas las alegrías, la absurda es la más alegre, es la alegría de los niños, de los labriegos y de los salvajes; es decir, de todos aquellos seres que están más cerca de la naturaleza que nosotros. (Azorín)


Las Frases Célebres sobre La Alegría o Citas Célebres sobre La Alegría fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de la Alegría y Citas de la Alegría)

martes, 25 de noviembre de 2008

Poema - Tiempo

Amo y en verdad
siempre he considerado
que amo poco

Afuera el universo
vive sin amor,
su amor es la función

Es como tener un pie en una orilla
y con el otro tratar de avanzar
con el ritmo que tiene
el río

Somos eso, tal vez
algo que quiere permanencia
y otro quiere la
aventura de la tierra
para ser mar

Pero en el fondo lo que pido
es
Tiempo.

Karigüe

Poema - La Metáfora

Salta montes,
en un momento en un lugar
en otro, otro

Sin caminos, ni senderos
por donde caminar;
Aunque la mente no vuele
con seguridad salta;

Y de tanto saltar
es como sembrar un árbol
cada metro

Luego cuando crecen
son frondosos, porque
las raíces tienen espacio

El suficiente espacio
para no dividir.

Karigüe

sábado, 22 de noviembre de 2008

Poema - La Existencia

La vida es como una mujer,
para el hombre

Si la amas,
y aguantas disfrutando lo que es,
ella se abre y te entrega
lo que ella ha cosechado
para ti.

Si la sientes sin tocarla,
ella se desvanece como nube,
y tú la buscas
entre las estrellas.

Si luchas palmo a palmo
la existencia,
la sueles ver de madrugada
despertarte

Y de noche se duerme
contigo y te dice:

¡Otro día juntos!

Karigüe

martes, 18 de noviembre de 2008

Poema - Escribir

Ahora ya
cuando salgo a caminar por el campo
o por el amplio cielo de mis
pensamientos

es indiferente

ya que la tierra, la naturaleza
el mar, los montes
y las flores

están

la única diferencia, sutil
tal vez

es que cuando escribo
las dos son una

una fuente que brota
como oasis
en el desierto que soy

una palabra
una flor
una melodía

que mi mano
entrega al papel.

Karigüe

domingo, 16 de noviembre de 2008

Poemas Celebres - René Char

Del libro: La palabra en archipiélago. Ediciones Hiperión

La Biblioteca en Llamas

Por la boca de este cañón está nevando. Teníamos el infierno en la cabeza. En el mismo instante, la primavera en la punta de los dedos. Son las andanadas de nuevo permitidas, la tierra enamorada, las hierbas exuberantes.

También el espíritu, como todo lo demás, ha temblado.

El águila está en futuro.

Toda acción que comprometa al alma, incluso si ésta lo ignora, tendrá como epílogo arrepentimiento o pesadumbre. Es menester consentir en ello.

¿Cómo vino a mí la escritura? Como plumón de pájaro contra mi ventana, en invierno. Al punto se levantó en el hogar una batalla de ascuas que todavía hoy no ha concluido.

Sedosas las ciudades de la mirada cotidiana, insertadas entre otras ciudades, de calles que trazamos nosotros solos, bajo el ala de relámpagos que responden a nuestros cuidados.

Todo en nosotros no debería ser sino fiesta jubilosa cuando algo que no hemos previsto, que no iluminamos, que va ha hablar a nuestro corazón, por sus propios medios se cumple.

Sigamos lanzando nuestras sondas, hablando con voz igual, agrupando las palabras; acabaremos por hacer callar a todos esos perros, por lograr que se confundan con el herbazal, vigilándonos con ojo borroso mientras el viento borra su espalda.

El relámpago me parece largo.

Solamente mi semejante, la compañera o el compañero, puede despertarme de mi torpeza, desencadenar la poesía, arrojarme contra los límites del viejo desierto para que triunfe sobre él. Nadie más. Ni cielos, ni tierra privilegiada, no cosas que nos estremecen. Antorcha, solamente bailo con él.

No es posible comenzar un poema sin una parcela de error acerca de sí mismo y del mundo, sin una brizna de inocencia en las primeras palabras.

En el poema, cada palabra o casi cada palabra ha de ser empleada en su sentido original. Algunas, desligándose, se vuelven plurivalentes. Las hay amnésicas. La constelación del Solitario está tendida.

La poesía me robará mi muerte.

¿Por qué poema pulverizado? Porque al cabo de su viaje hacia el País, tras la oscuridad prenatal y la dureza terrestre, la finitud del poema es luz, aportación del ser a la vida.

El poeta no retiene lo que descubre; habiéndolo transcrito, en seguida lo pierde. En eso radica su novedad, su infinito y su peligro.

Mi oficio es oficio de adelantado.

Nacemos con los hombres, morimos desconsolados entre los dioses.

La tierra que recibe la semilla está triste. La semilla que tanto va a arriesgar es feliz.

Hay una maldición que no se parece a ninguna otra. Parpadea con una especie de pereza, es de naturaleza afable, pone cara de rasgos tranquilizadores. Pero una vez acabado el fingimiento. ¡qué nervio, que inmediata carrera hacia el objetivo! Probablemente – pues que la sombra en la que construye es maligna, la región perfectamente secreta – se sustraiga a una denominación, sepa zafarse sierre a tiempo. Dibuja, en el velo celeste de algunos clarividentes, parábolas harto aterradoras.

Libros sin movimiento. Pero libros que se introducen con agilidad en nuestros días, deslizan en ellos una queja, abren bailes.

Como decir mí libertad, mi sorpresa, al cabo de mil rodeos: no hay fondo, no hay techo.

A veces la silueta de un caballo joven, de un niño lejano, avanza exploradora hacia mi frente y salta la berrera de mi cuidado. Entonces bajo los árboles la fuente vuelve a hablar.

Deseamos permanecer desconocidos para la curiosidad de aquellas que nos aman. Las amamos.

La luz tiene edad. La noche no. ¿Pero cual fue el instante de esta fuente entera?

No tener varias muertes suspendidas y como cubiertas de nieve. No tener sino una, de buena arena. Y sin resurrección.

Detengámonos cerca de los seres que pueden renunciar a sus recursos, aunque no existan para ellos más que poco repliegue o ninguno. La espera excava para ellos un insomnio vertiginoso. La belleza les pone un sombrero de flores.

Pájaros que confiáis en vuestra gracilidad, vuestro sueño peligroso a una hacina de cañas, cuando viene le frío, ¡cómo nos parecemos a vosotros!

Admiro las manos que colman y, para emparejar, para unir, el dedo que rechaza el dado.

Se me ocurre a veces que la corriente de nuestra vida es poco aprehensible, ya que sufrimos no solamente su facultad caprichosa, sino también el fácil movimiento de brazos y piernas que nos harían allí donde nos sentiríamos felices yendo, en la orilla anhelada, al encuentro de amores cuyas diferencias nos enriquecerían; este movimiento no se cumple, rápidamente decae hasta una imagen, como un perfume enfurecido sobre nuestro pensamiento.

Deseo, deseo sabio, no sacamos provecho de nuestras tinieblas sino partir de ciertas soberanías verdaderamente provistas de invisible llamas, de invisible cadenas que, revelándose paso a paso, nos hacen brillar.

La belleza hace su cama sublime completamente sola, extrañamente construye su renombre entre los seres humanaos, a su lado pero apartada de ellos.

Sembramos las cañas y cultivemos la viña en las laderas de la orilla de las llagas de nuestro espíritu. Dedos crueles, manos precavidas, este chistoso lugar es propicio.

Quien inventa, al contrario de quien descubre, no añade a las cosas, no aporta a los seres sino máscaras, separaciones, una papilla de hierro.

¡Por fin toda la vida, cuando arranco la dulzura de tu verdad enamorada de tu profundidad!

Permaneced cerca de la nube. Velad cerca de la herramienta. Toda semilla es detestada.

Acción bienhechora de los hombres, ciertas mañanas estridentes. El hormigueo del aire que delira asciendo, me encierro, insecto indevorado, seguido y perseguidor

Frente a estas aguas, de formas duras, por las que pasan en ramillete estallados todas las flores de la montaña verde, las Horas se desposan con los dioses.

Fresco sol cuyo bejuco soy.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Poema - La mente

La mente
es algo, que cuando la ves
sólo te sorprendes
con el corazón,

Ella es una niña bonita
libre y traviesa,
de rostro siempre
lleno de entusiasmo

de ojos maduros,
como si ella dentro de sí
guardara la historia del universo
y su misterio.

Nosotros dos, digo
yo y mi corazón

La vemos como una hermana
y una hija

Que está
para alegrarnos la existencia.

Karigüe

lunes, 10 de noviembre de 2008

Poema - Fisura

Cuánta vida
cuánto ánimo
se recibe
con cada poema
que brota del corazón.

No sólo los ahuyentaron
a los dioses del hombre,
sino que en él sembraron
el odio, el rencor
y la amargura.

Pero algunos quedaron
sumergidos como acorazados
en su corazón

Esos torpedos
esos misiles
que estremecen
aún a las costras más duras

las han figurado, sólo a algunas

Por ellas

Volvemos a respirar.

Karigüe

sábado, 8 de noviembre de 2008

Poema - Lugar

Cada vez, a medida que pasan los años
me doy cuanta
que todo era
para que yo fuese

Sí, solo había que esperar
el viento propicio,
mirar al cielo
para encontrar el rumbo

¡Ay! no creo que el problema
sea reconocer en nosotros
sino
no ver que aquello
que está al alcance de
nuestras manos

es lo que necesita el cuerpo
el alma

El espíritu
sólo es el vuelo
el aleteo de colibrí
para permanecer
en tu lugar.

Karigüe

martes, 4 de noviembre de 2008

Poema - Lo maduro

Cuando estamos llegando a la meta
somos de aquellos
que miran para atrás

Arrepentimiento
Remordimiento

algunos, con tanta carga
¿para qué? – se preguntan

entonces, no solo quieren decir,
quieren ser escuchados

Pero la vida es algo caprichosa
sino lo entregaste a tiempo
no lo quiere recibir

Entonces

¡Viva el carnaval, la vida,
el hombre!

Lo maduro
es el instante.

Karigüe

Poema - Viajes

He venido, desde lejos,
un viaje largo
arriba de un avión,
a otro, a otro más

Las distancias parecían
lecturas, conversaciones
buena comida y sueño

Luego otra gente,
otras costumbres,
otros idiomas

Mundo hermoso,
maravilloso,
eres mío

y

Yo tu sangre.

Karigüe

domingo, 2 de noviembre de 2008

Poema - Mis niños

Despacio,
como caminado
en punta de pie

me fui acercando,
dormían,
los vi dormidos;

Habían jugado,
correteado, reído,
y yo los llevaba
a caballito

niños
mis niños,
cómo quisiera
que el tiempo se detuviera

y

Yo con ellos,
como ahora
disfrutando.

Bendición y regalo
del cielo.

Karigüe

Poemas Memorables - Rimbaud

Del libro: Poesía Francesa del Siglo XIX.

El Barco Ebrio

Cuando yo descendía los ríos impasibles,
De pronto me sentí libre de sirgadores
Los habían cazado piles rojas horribles
Y clavado desnudos en postes de colores.

A mis tripulantes siempre fui indiferente,
Con mis trigos flamencos o mi algodón inglés.
Cuando todo tumulto cesó con esa gente.
Los ríos me dejaron en libertad después.

Entre los movimientos de mares bizarras,
¡Yo en invierno, más sordo que un cerebro de infante,
Corrí! Y las Penínsulas que soltaron amarras
No padecieron nunca un caos mas triunfante.

Las tempestad bendijo mis auroras marítimas.
¡Más liviano que un corcho dancé sobre las olas
Que se llaman eternas portadoras de victimas,
Sin añorar el ojo tonto de las farolas!

Más dulce que a los niños las manzanas primeras,
El agua verde entro en mi casco de pino
Y dispersó el timón y lavó mis maderas
De vómitos y manchas azuladas de vino.

Y desde aquel entonces me bañé en el Poema
Lactescente del Mar, por astros penetrado;
Trague el azur verdoso donde, absorto en su tema,
Flota y a veces baja pensativo un ahogado.

Donde tiñen de pronto el azul que delira
En ritmos lentos bajo el diurno esplendor,
Más fuetes que el alcohol, más vastos que la lira,
Al fermentar, los rojos amargos del amor.

Los cielos en relámpagos he mirado estallar
Y también las resacas, las trombas, las corrientes:
La noche, el Alba hirviente como un palomar,
¡Y vi lo que creyeron ver algunos vivientes!

Vi el sol bajo tiznado de místicos horrores
Iluminar con coágulos enormes y violetas
Parecidos, en viejos dramas, a los actores,
A las olas que huían con sus fiebres secretas.

Soñé la noche verde con nieves infinitas
Que besaban los ojos de un mar que se levanta
En la circulación de savias inauditas,
¡Y el azul amarillo del fósforo que canta!

Seguí meses enteros, como las vaquerías
Histéricas, la ola hacia escollos apáticos
Sin pensar que los pies ígneos de las Marías
Pueden tirar de los Océanos asmáticos.

¡He topado, sabéis increíbles Floridas
Donde asomaban ojos de panteras con pieles
De hombres¡ Arco iris tirando con bridas,
En cielos submarinos, de verdosos tropeles

¡Vi fermentar pantanos enormes, como trampas
Donde se pudre en medio del junco el Levitán!
Vi deslizarse el agua por misteriosas rampas
Y vi los horizontes que hacia el abismo van.

¡Soles de plata, cielos de brasa encendidas,
Glaciares, varaduras en los golfos traidores
Donde boas gigantes por la chinches comidas
Se caen de los árboles entre negros olores!

¡Ah, mostrar a los niños esas criaturas vivas,
Esos peces de oro, eso peces catantes!
Espumas de colores mecieron mis derivas
Y vientos inefables me halaron por instantes.

A veces, mártir harto de polos y ecuadores,
El sollozo del mar calmaba mi rolido
Y subía hacia mí sus prodigiosas flores,
Y yo era una mujer, de rodillas caído…

Isla casi, meciendo las disputas eternas
Y el estiércol de rápidas aves de ojos dorados,
Yo navegaba cuando, por entre mis cuadernas,
Caminando hacia atrás bajaban los ahogados.

O bien, barco perdido en bahías apáticas
Que hacia el éter sin pájaros arrastró el huracán,
Yo, a quien los monitores y la naves hanseáticas
El casco ebrio del agua nunca reflotaran:

Libre, ardiente, trepado por las brumas violetas,
Yo que al igual que un muro hendí el cielo de sur,
Que llevo, dulce grato de los buenos poetas,
Sarpullidos de sol y gargajos de azur;

Que corría, manchado de lúnulas eléctricas,
Tabla loca escoltada por negros hipocampos,
Cuando el varano hundía con trompadas frenéticas
El cielo ultramarino en los ardientes campos:

Yo que temblé al sentir en otras latitudes
El celo del Behemot y los Maelströms inquietos,
Hilanderos sin fin de azulas quietudes
¡Hoy añoro la Europa de antiguos parapetos!

Vi siderales archipiélagos, e islas
Con cielos delirantes libres al remador:
- ¿Duermes en esas noches sin fondo, allí te aíslas,
Millón de aves de oro, oh futuro Vigor?-

¡Tanto lloré! Las Albas son siempre melancólicas,
Toda luna es atroz y todo sol amargo:
El acre amor me hinchó de torpezas alcohólicas.
¡Oh, que mi quilla estalle! ¡Y yo siga de largo!

Si algún agua de Europa deseo es esa charca
Oscura y fría donde hacia el rojo poniente,
En cuclillas un niño triste suelta una barca
Tan frágil como una mariposa reciente.

Olas, no puedo ya, lánguidas compañeras,
Seguir a los airosos cargueros de algodones,
Ni pasar a través de orgullosas banderas
Ni afrontar los horribles ojos de los pontones.

Poema - Caminos

He caminado sobre desiertos
ávidos de compañía,
de ese cariño que se siente
por los seres que se ama.

Poco a poco caminé,
y una vez llegué a un oasis;
era como lo extranjero
lo extraño.

Comencé entonces
a cultivar,
a cuidar esa agua fresca
que brotaba cada mañana

Luego sin darme cuenta
brotó una ciudad
llena de gente
y miradas maduras

Mire hacia el desierto
y de allí
un niño me sonreía.

Karigüe

viernes, 31 de octubre de 2008

Por qué no

No se si no hay destino

Alguna vez pensé
en los animales domésticos,
de cómo lo criamos y para qué

¡Me estremecí
cuando pensé en lo eslabonado
que es el universo,
que es la vida también!

Me pregunté –

¿Y si para alguien somos
domésticos

pastoreando en una
naturaleza virgen...

y haciendo además el papel
de títeres?

Karigüe

Reflexión sobre la Poesía II

Edgar Allan Poe

La Poesía lírica como la recreación rítmica de la Belleza.
Su único árbitro es el Gusto. Con el intelecto o con la Conciencia tiene únicamente colaterales relaciones. C0mo no sean incidentalmente, no se relaciona de modo alguno con el Deber, o con la Verdad.
Unas palabras, sin embargo, de explicación. Aquel deleite que es a un tiempo el más puro, elevado e intenso de los deleites, proviene, afirmo yo, de la contemplación de lo bello. Únicamente en la contemplación de lo bello creemos posible alcanzar aquella suprema elevación o exaltación del espíritu, que reconocemos comos Sentimiento poético, y que tan fácilmente se distingue de la Verdad, que es la satisfacción de la razón, o de Pasión, que es el excitante del corazón. Hago por consiguiente, de lo bello, usando la palabras como sinónima de lo sublime, el dominio propio del poema, simplemente por que es una evidente regla del Arte que los efectos emanen tan directamente como sea posible de sus causas: nadie hasta ahora ha dejando de reconocer que la peculiar elevación de que se trata es más fácilmente asequible en el poema.

Poema - Aún

La delicadeza,
La ternura,
son el perfume
de almas que vuelan
alto.

Una es el trato de las
cosas del espíritu
con el mundo

La otra es la dulzura
del corazón
cuando ama;

Alas, horizontes
divinos

Estrellas que nos guían
en ese mar tormentoso

Que aún somos.

Karigüe

miércoles, 29 de octubre de 2008

Poema - Unidad

Aquel jardín,

El de las rosas rojas
el de los geranios
el de los claveles blancos

ya no está.

Pero aún, cuando
respira aires puros
tu alma,

vueles a verlos.

Ellos son como una puerta

de aquella niñez

que no quieres olvidar.

Ves todo lo demás,

aquellos eucaliptos
que se doblaban y bramaban
con los vientos de agosto,

aquel cielo azul,
aquellas montañas.

Te das cuenta entonces

Que tú,
eres ellos,

También.

Karigüe

domingo, 26 de octubre de 2008

Poema - El paraíso

Ser alguien,
que pueda sumergirse
en el tiempo,
sin ahogarse.

Entrar y salir del espacio,
sin forma

y

luego habitar
en un lugar en donde
el universo es un
latido como el de
tu corazón, como
el de una rosa,

Es estar en el paraíso

¡Perdido!

Karigüe

sábado, 25 de octubre de 2008

Libros recomendados para Octubre

Libro recomendado N° 1
Nombre del libro: Ética Nicomaquea - Política
Publicado por: Editorial Porrua, S.A.
Autor: Aristóteles


Comentario sobre Aristóteles:
(384 aC – 322 aC)
Su padre Nicómaco, era Médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo y por lo tanto abuelo de Alejandro Magno.
Su padre pertenecía a la familia de los Asclepiados, que se declaraban descendientes del dios fundador de la medicina, y cuyo saber se trasmitía de generación en generación. Por ello se pude deducir que Aristóteles fue iniciado de chico en los secretos de la medicina, de allí nace su afición a la investigación experimental y a la ciencia positiva.
Funda su propio sistema filosófico, fundándose en una critica profunda al platónico. Las dificultades de Platón por insertar su mundo eidético, el de las ideas, en el mundo real, lo obliga a Aristóteles ir perfilando términos como "sustancia" "esencia", "forma".
Hegel lo considera, como el fundador de todas la ciencias.
La amplitud de su conocimiento fue tan amplio, que fue necesario 2000 años para que surgiera alguien de su talla.
De sus 170 obras solo se pudo rescatar 30.


Comentario sobre Ética Nicomaquea: Parte de la Introducción de Antonio Gómez Rebolledo:

Suele entenderse por “ética”, la parte de la filosofía que mira el valor de la conducta humana: no al “hacer”, sino al “obrar”; al bien y al mal, en suma, sin ulterior calificación. Solo que – y es lo primero en que debe repararse – la axiología de la conducta humana cubre en la ética antigua un territorio mucho más amplio que el de la época moderna, y por más que en la ética contemporánea, en Max Scheler y Nicolai Hartmana principalmente, haya vuelto a ensancharse considerablemente el campo de la ética , en un retorno real, si no tal vez buscado, al aristotelismo, por obra del influjo concurrente de la axiología y la fenomenología.


Libro recomendado N° 2
Nombre del libro: Los Buddenbrook
Publicada por: Editorial Edhasa
Autor: Thomas Mann



Comentario sobre Thomas Mann:

Thomas Mann (1875 - 1955)
Escritor Alemán premio Novel 1929 y premio Goethe 1949
Sus Principales obras: Los Buddenbrook (1901), Muerte en Venecia (1913), Montaña Mágica (1924), José y sus Hermanos (1933 – 1949), Carlota de Weimar (1939), Doctor Faustus (1947), Confesiones del aventurero Félix Krull (1954)

Uno de los mas grandes escritores de nuestro tiempo.
No fue ajeno de la influencia de Schopenhauer y Nietzsche, lo que le permitió profundizar aún más, la relación del artista creador con el mundo real, de la vida de contemplación y la de acción.
A través de toda su obra, nos fue presentando con una prosa exquisita, precisa y detallada, la problemática moderna; lo logro haciendo un profundo análisis intelectual, sobre las ideas y personajes de sus obras; pero desde un punto distante e irónicamente trágico.


Comentario sobre: Los Buddenbrook:
Los Buddenbrook fue su primera obra maestra. En ella describe la historia de las sucesivas generaciones de una familia Burguesa, de su ciudad natal, desde el esplendor hasta la desgarradora decadencia. Una historia que nos muestra la complejidad, ideológica, social, de la sociedad Alemana; realizando un retrato con gran profundidad Psicológica de los conflictos centrados entre la inteligencia y la vida.

Poema - Murmullo

Ve al mundo
escucha la voz del pueblo

Allí se dice
lo que se está haciéndose.

En el cielo las estrellas nos acompañan,
de la tierra brota el calor
que mantiene suspendido
tu vuelo.

Y tú, sí tú
escucha y traduce
el murmullo que brota de la multitud
que se reúne en la plaza de la ciudad

Destílalo en tu alma;
destilar no es cambiar
es madurar

Sólo algo del él
será palabra.

Karigüe

NIETZSCHE y el budismo.

(Colaboración de Juan Castilla.)

El interés de Nietzsche por la filosofía oriental y, en especial, por el budismo, tiene su origen, como es sabido, en la herencia dejada por su "maestro" Schoppenhauer, por su amigo Paul Deussen (traductor al alemán de Los Sutras del Vedanta), y por la lectura de varias obras especializadas, entre las cuales figura Buda, su vida y su obra, su comunidad, de H. Oldemberg. En casi todas las obras de Nietzsche hay referencias a los Vedas y al budismo, con una hondura y un poder de síntesis sorprendente. Podemos citar a modo de ejemplo los parágrafos 20 a 23 del Anticristo, donde expone "su" postura frente al budismo. Nietzsche reconoce un síntoma de decadencia y de nihilismo, tanto en el cristianismo como en el budismo, aunque seguidamente comienza haciendo una enumeración de las virtudes de éste: el budismo se ha originado después de un gran movimiento filosófico, por lo que llegó cuando el concepto de "Dios" había sido eliminado. Nietzsche piensa que el budismo es una religión "tardía, para el acabamiento y el cansancio de las civilizaciones", y lo define al budismo como "...una religión para hombres tardíos, para razas que se han vuelto bondadosas, mansas, superespirituales, que con demasiada facilidad sienten dolor..." (1).
Nietzsche veía un síntoma de salud en la idiosincracia propia del budismo, un presupuesto de condiciones fisiológicas que lo acercaría a su propio modo de vida: la vida al aire libre contra la depresión, la moderación y la selección en las comidas, la no utilización del alcohol (que para los budistas es un narcótico, dado que no les permite obtener una recta meditación, dejándolos a medio camino de la meditación), el clima suave donde ha nacido, la liberalidad de las costumbres, la ausencia completa de militarismo (recordemos que el budismo nace como reacción contra el anquilosamiento y el rigor de las ceremonias y los extenuantes rituales hindúes), el hecho de haber nacido en los estamentos aristocráticos y doctos de la India (el mismo Buda era un príncipe). Podríamos trazar un paralelo con las causas que el mismo Nietzsche da en su autobiografía, en sus primeros tres capítulos: Por qué soy tan sabio, Por qué soy tan inteligente y Por qué escribo tan buenos libros, acerca de la "salud". Será en este mismo texto donde encontramos una explicación en la cual Nietzsche reconoce al budismo el abandonar y desechar el resentimiento y la venganza, ambos ya síntomas de buena salud: "El resentimiento constituye lo prohibido en sí para el enfermo -su mal, por desgracia, también su tendencia más natural-. Esto lo comprendió aquel gran fisiólogo que fue Buda. Su 'religión', a la que sería mejor calificar de higiene- ... hacía depender su eficacia de la victoria sobre el resentimiento: liberar el alma de él -primer paso para curarse. 'No se pone fin a la enemistad con la enemistad sino con la amistad'. Esto se encuentra al comienzo de la enseñanza de Buda -así no habla la moral, así habla la fisiología" (2).
En este punto podemos advertir el profundo conocimiento que Nietzsche tenía del budismo, ya que ha resumido en una sola sentencia toda la doctrina moral que enseñó Buda: "no se pone fin a la enemistad con la enemistad sino con la amistad". Aquí descansa el fundamento moral del budismo, que proviene de la sentencia del Dhammapada: "No obréis el mal, obrad el bien; mantened pura vuestra mente: he ahí la enseñanza de Buda" (3).
Cuando Nietzsche toma a Buda como un "fisiólogo", lo hace partiendo del axioma del budismo "la existencia es dolor". Esto le permite distinguir entre el "yo pienso", meramente teórico, y el "yo sufro" budista, que Nietzsche ve más veraz, más objetivo, más "decente" con uno mismo.
La grandeza que Nietzsche le reconoce a Buda, es que su doctrina está exenta de coaaciones, de exigencias de lucha contra quienes piensan de otro modo, devolviendo a la persona sus intereses más espirituales: "En la doctrina de Buda el egoísmo se convierte en un deber: el 'una sola cosa es necesaria', el 'cómo te liberas tú del sufrimiento' regulan y limitan la dieta espiritual entera..." (4). Pareciera oírse al mismo Buda, cuando dice: "Solamente el mismo hombre puede ser señor de sí mismo; ¿qué otra persona de afuera podría ser su maestro? ... Uno mismo se hace el daño y es uno mismo quien lo sufre... lo puro y lo impuro proceden de uno mismo: ningún hombre puede purificar a otro" (5).
Buda nos enseña que uno mismo es quien tiene que cuidar de sí y trabajar para su propia salvación. Si yo no me salvo, no puedo esperar que me salven los demás; el individuo es el único responsable de sus acciones. Buda nunca invocó a otro salvador, ni siquiera él mismo se presentó como tal. Este principio sirvió para desarrollar el autocontrol y el sentido de la responsabilidad dentro del budismo. Paralelamente, oigamos lo que nos dice Nietzsche: "En el ideal del budismo se percibe la aspiración a librarse de toda coacción moral, que coincide con la esencia de toda perfección, bajo el supuesto de que las mismas buenas acciones sólo son necesarias provisionalmente, como meros medios, para llegar a renunciar a toda acción" (6).
El budismo ha puesto un énfasis decisivo en el esfuerzo individual, lo que implica una reafirmación de la individualidad como única fuente de nuestras acciones, de nuestra responsabilidad y de nuestra perfección.
Buda no quiso ser tomado como "salvador" ni como "santo". En su último sermón, llamado "La Despedida", pronuncia estas palabras: "Sed vuestras propias lámparas. Descansad sobre vosotros mismos, y sobre ningún auxilio exterior. Mantenéos firmes en la verdad de vuestra lámpara. Buscad la libertad únicamente en la verdad, y no pidáis auxilio a nadie más que a vosotros" (7). Estas palabras nos recuerdan aquellas de Zaratustra, cuando nos dice: "Ahora yo me voy solo, discípulos míos! También vosotros os vais ahora solos! Así lo quiero yo ... Se le recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo ... No os habíais buscado aún a vosotros: entonces me encontrastéis. Ahora os ordeno que me perdáis a mí y que os encontréis a vosotros..." (8).
Zaratustra es llamado "el distinto", al igual que Buda es "el despierto". Ambos comparten los mismos ideales, las mismas metas: despertar a los hombres de su angustioso sueño y arrojarlos hacia la humana perfección, que no se encuentra sino dentro de ellos mismos: "el budismo no es una religión en que meramente se aspire a la perfección: lo perfecto es el caso normal" (9).
Hasta aquí las coincidencias de pensamiento son casi totales, salvo por una discrepancia que será insalvable: lo que no le perdona Nietzsche al budismo es su concepción de la compasión.
La compasión y la sabiduría son inmanentes al budismo. La compasión fluye de la sabiduría, y la sabiduría de la compasión. En realidad, las dos cosas no son más que una para los budistas, aunque desde un punto de vista dualista debamos hablar de ellas como dos. La compasión es el sentimiento más elevado para un budista, pero con ello se quiere significar no sólo el "sentir con", meramente pasivo, sino que encierra también un carácter activo, ya que se trata de facilitar el acceso a la iluminación de todas las personas (incluso a los animales). Esto se refleja claramente en la figura paradigmática del bodhisattva. El bodhisattva es aquella persona que ha llegado a la iluminación, quien estando a las puertas del nirvana, pronto al cese de todo dolor, enuncia a este fin egoísta y "regresa" para indicar el camino a todos los demás seres vivientes. Ha preferido su tarea a su propia salvación, no aspira a la felicidad, aspira a su obra. De forma similar, Zaratustra señala el camino al superhombre, sin importarle su sufrimiento. Pero a él le está reservado sortear la prueba más difícil: la compasión por el hombre superior. Este es el último "pecado" que le ha sido reservado para el final, su última prueba, la prueba. Y el encargado de tentarlo seráa su viejo "maestro", Schoppenhauer, quien en la figura del "adivino del gran cansancio", le anuncia que "todo está vacío, todo es idéntico, todo fue! ... todos los pozos se nos han secado, también el mar se ha retirado. Todos los suelos quieren abrirse, mas la profundidad no quiere tragarnos! ... En verdad, estamos demasiado cansados incluso para morir..." (10).
Será precisamente éste el punto de quiebre entre el Zaratustra y Buda: la compasión los une y a la vez los separa. Para Buda, es la parte fundamental de su doctrina; para Zaratustra, un abismo que exige un gran salto, el peor de los pecados contra el hombre mismo.
Nietzsche ve la compasión como negadora de la vida, sería un instinto depreviso y contagioso, contrario a la elevación de los sentimientos vitales: la praxis del nihilismo.
Esta compasión es la que persuade a los budistas a entregarse al nirvana, a un aniquilamiento, a un no-lugar, para no caer definitivamente en la rueda eterna del samsara. En primer lugar, Nietzsche no le encuentra sentido a este "perderse en la pura nihilidad: ofrecido por el nirvana; en segundo lugar, tampoco a la reencarnación, cuyo fin sería "limpiar" las malas acciones acumuladas en vidas anteriores. Para él, este planteo es similar al "más allá" cristiano, negador del "más acá" del mundo. este instinto niohilista del budismo marca un síntoma de "decadencia": "la compasión persuade a entregarse a la nada! ... no se dice 'nada': se dice, en su lugar, 'más allá' o 'Dios', o 'la vida verdadera', o nirvana, redención, bienaventuranza..." (11).
Tanto Zaratustra como Buda respiran los aires fuertes de montaña, ya que cada uno ha subido la suya. Ambos se rebelan contra el orden establecido, se sublevan contra los antiguos dogmatismos. Cada uno es en su propio ámbito, un creador. Zaratustra nos dice: "quien tiene que ser un creador en el bien y en el mal, en verdad, ése tiene que ser un aniquilador y quebrantar valores..." (12).
¿Sería posible, desde aquí, pensar en una encrucijada, al superhombre, creador de nuevos valores, en relación con el iluminado budista?
La iluminación consiste "solamente" en llegar a comprender que todo es transitorio, que todo está es un eterno devenir, que las cosas son como se nos presentan, sin ninguna sustancia o sujeto metafísico detrás de ella. De esta forma cortaríamos el vínculo que nos mantiene atado a ellas, y así nos asumiríamos nosotros mismos como "eterno devenir". Este es el camino que nos lleva directamente al cese del dolor, y a trascender el mundo de los opuestos, construido con distinciones intelectuales y contaminaciones emocionales. Comprender esto, "hacerlo carne" en nosotros, ya es estar muy cerca de la iluminación. En otras palabras, es haber podido trascenderse como hombre, abandonando los límites de lo meramente humano, es un "ir más allá:, un ultra del hombre, es llegar a ser ultrahombre.
Este "poder trascenderse a uno mismo", esta liberación, es la misma que siente aquel pastor al morder la serpiente que lo asfixiaba, y que al hacerlo, no fue el mismo, "ya no pastor, ya no hombre, -un transfigurado, iluminado, que reía!" (13), que reía, quizás, con la misma sonrisa inocente y vital de los budistas.
Vivimos tiempos de cambios, y todo cambio implica elección. Nos toca elegir y elegirnos, en medio de una velocidad que todo lo devora. Habrán llegado esos tiempos "... en que el hombre dejara de lanzar la flecha de su anhelo más allá del hombre, y en que la cuerda de su arco no sabrá ya vibrar" (14).
Pienso que esta es una buena época para pensar, una buena época para los equilibristas, para los que gustan caminar por los bordes, para los amantes del vértigo, para los que no temen caer.
Vivimos entre extremos y se hace necesario cruzar a la otra orilla, a paso firme, sin mirar hacia abajo. Se trata de balancearnos sobre nosotros mismos, de ir más allá de nuestros límites, de experimentar una sensación de caída contínua, de caída a lo más hondo de nosotros mismos.
Caminamos sobre la cuerda tensa de un arco, el arco de la vida, que ansía dispararnos a lo eterno que hay en nosotros.


Lanza tu flecha
no importa dónde vaya.
Tú eres el blanco.

Arturo García Astrada


NOTAS

1. Nietzsche, Friedrich; El Anticristo, ed. Alianza, 1996, Madrid, parag. 22, p.47.
2. Nietzsche, Friedrich; Ecce Homo, ed. Alianza, 1996, madrid, parag. 6, p.30.
3. Mascaró, Juan; El Dammaphada, ed. Diana, 1976, México, v.183, p.103.
4. Nietzsche, Friedrich; El Anticristo, op. cit., parag. 20, p.45.
5. Mascaró, Juan; El Dammaphada, op. cit., v.160 y 165, p.95 y 96.
6. Nietzsche, Friedrich; La Volonté de Puissance, Mercure de France, París, 1923, T1, parag. 137, p. 186 (traducción propia).
7. Carus, Pablo; El evangelio de Buda, Librería Española y Extranjera, Madrid, 1915, v. 13 y 14, p. 225.
8. Nietzsche, Friedrich; Así habló Zaratustra, ed. Alianza, Bs.As., 1995, pp.122-123.
9. Nietzsche, Friedrich; El Anticristo, op. cit., parag. 21, p.46.
10.Nietzsche, Friedrich; Así habló Zaratustra, op. cit., p.197-198.
11.Nietzsche, Friedrich; El Anticristo, op. cit., parag. 7, p.32.
12.Nietzsche, Friedrich; Así habló Zaratustra, op. cit., p.172.
13.Nietzsche, Friedrich; Así habló Zaratustra, op. cit., p.228.
14.Nietzsche, Friedrich; Así habló Zaratustra, op. cit., p.38.

martes, 21 de octubre de 2008

Poemas Memorables - Miguel Hernández

Poema dedicado a Miguel Hernández:

Hay hombres
como bosques
en donde en cada mañana
en todo momento

Se escucha el canto de los pájaros
el rumor del bosque mismo
en donde los animales
aún salvajes
intenta cantar
hablar

solo así, los escucha
y cada palabra además
de ser sonido
es sentimiento de su corazón

la sangre es la tinta
en la mano

en forma directa
la mueve
su corazón.

Karigüe



Poemas
Del libro: Miguel Hernández Antología
Editorial: Lozada
Dirección y Selección: Ernesto Sábato



El Sudor

En el mar halla el agua su paraíso ansiado
y el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje.
El sudor es un árbol desbordante y salado,
un voraz oleaje.

Llega desde la edad del mundo más remota
a ofrecer a la tierra su copa sacudida,
a sustentar la sed y la sal gota a gota,
a iluminar la vida.

Hijo del movimiento, primo del sol, hermano
de la lágrima, deja rodando por las eras,
del abril al octubre, del invierno al verano,
áureas enredaderas.

Cuando los campesinos van por la madrugada
a favor de le esteva removiendo el reposo,
se visten una blusa silenciosa y dorada
del sudor silencioso.

Vestidura de oro de los trabajadores
adorno de las manos como de las pupilas.
Por la atmósfera esparce sus fecundos olores
una lluvia de axilas.

El sabor de la tierra enriquece y madura:
caen los copos del llanto laborioso y oliente,
maná de los varones y de la agricultura,
bebida de mi frente.

Los que no habéis sudado jamás, los que andáis yertos
en el ocio sin brazos, sin música, sin poros,
no usaréis la corana de los poros abiertos
ni el poder de los toros.

Viviréis maloliendo, moriréis apagados:
la encendida hermosura reside en los talones
de los cuerpos que mueven sus miembros trabajados
como constelaciones.

Entregad al trabajo, compañeros, las frentes:
que el sudor, con su espada de sabrosos cristales,
con sus lentos diluvios, os hará transparentes,
venturosos, iguales.



Sepultura de la imaginación

Un albañil quería…No le faltaba aliento.
Un albañil quería, piedra tras piedra, muro
tras muro, levantar una imagen al viento
desencadenador en el futuro.

Quería un edifico capaz de lo mas leve.
No le faltaba aliento. ¡Cuánto aquel ser quería!
Piedras de plumas, muros de pájaros los mueve
una imaginación al mediodía.

Reía, Trabajaba. Cantaba. De sus brazos
con un poder más alto que el ala de los truenos,
Iban brotando muros lo mismo que altazos.
Pero los aletazos duran menos.

Al fin, era la piedra su agente. Y la montaña
tiene valor de vuelo si es totalmente activa.
Piedra por piedra es peso y hunde cuanto acompaña
aunque esto sea este un mundo de ansia viva.

Un albañil quería… pero la piedra cobra
su torva densidad brutal en un momento.
Aquel hombre labraba su cárcel. Y en su obra
fueron precipitados él y el viento.



Vuelo

Sólo quién ama vuela. Pero ¿quién ama tanto
que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
quisiera remontarse directamente vivo.

Amar… Peor, ¿quién ama? Volar… ¿quién vuela?
Conquistaré el azul ávido de plumaje,
pero el amor , abajo siempre, se desconsuela
de no encontrar las alas que da cierto coraje.

Un ser ardiente, claro de deseos, alado,
quiso ascender, tener la libertad por nido.
Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.
Donde faltan plumas puso valor y olvido.

Iba tal alto a veces, que le resplandecía
sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.
Ser que te confundiste con una alondra un día,
te desplomaste otro como el granizo grave.

Ya sabes que la vida de los demás son losas
con que tapiarte; cárceles con que tragar la tuya.
Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.
A través de las rejas, libre la sangre afluya.

Triste instrumento alegre de vestir; apremiante
tubo de apetecer y respirar el fuego.
Espada devorada por el uso constante.
Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.

No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas
por estas galerías donde el aire es mi nudo.
Por más que te debatas en ascender, naufragas.
No calmarás. El cuerpo sigue desierto y mudo.

Los brazos no aletean. Son acaso una cola
que el corazón quisiera lanzar al firmamento.
La sangre se entristece de debatirse sola.
Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.

Cada ciudad, dormida, despierta, loca, exhala
un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve
como un élitro ronco de no poder ser ala.
El hombre yace. El cielo se eleva. El aire mueve.

Poema - Traductor

Piel que vibra

y de ese vibrar
brota la voz

eco del bosque.

Si bien un pájaro
es una hoja desprendida
que se eleva

y

tú al escuchar su canto
recuerdas al bosque,
a la oscuridad del bosque,
desde donde brotaste

Envidias el vuelo del pájaro
sin embargo
aclaras su canto.

Karigüe

domingo, 19 de octubre de 2008

Poema - El Lenguaje

Ve como el lenguaje
desvela,
aquello que ha sido
almacenado desde
el origen de los tiempos,

Pero ve, también
como el guarda, sumerge
formando lo que eres,
lo desde donde
te eriges;

Pero velo también en el mundo
como siendo su sangre
de ti
brota nuevo
en cada verso.

Karigüe

jueves, 16 de octubre de 2008

Poema - El Campesino

De chico preguntabas
- cómo vivir -
No tuviste respuesta,

¿Hasta cuando sentado
en el borde de una
acequia,

Por donde pasaba
una agua cristalina
y fresca?;

Viste que ella con
Alegría, bajaba
y se perdía en los
surcos que el
campesino labraba.

Desde entonces, vives
y por momentos sientes
que tu vida
es como esa agua
cristalina de tu niñez

Y, tú el campesino.

Karigüe

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Poemas Memorables - Friedrich Hölderlin

Del libro: Poesía Completa. Libros de río nuevo del Siglo XIX.

Valor Poético

¿No estás ligado a todos los vivos?
¿No te nutre la Parca en su propio
beneficio? Ve, atraviesa la vida
sin armas, pues nada debe atemorizarte.

Bendice cuanto te sucede,
sé propenso a la alegría. ¿Qué podría
ofender tu corazón?¿Qué impide
que sigas marchando en tu camino?

Pues desde que la poesía brotó de humanos labios
propagando la paz,
desde el día en que nuestro canto
benéfico en el dolor y la alegría,
regocija el corazón de los hombres,

también a nosotros, poetas del pueblo,
nos gusta mezclarnos con lo viviente,
con el amistoso gentío; felices, amigos de todos.
abiertos a cada uno. Tal
nuestro antepaso, el dios Sol,

a ricos y pobres da su gozosa luz
y, mientras el tiempo huye, nos ayuda,
efímeros como somos, a seguir en pie
con su andador dorado, así como nosotros
guiamos los pasos infantiles.

Y cuando llega la hora, es esperado
recibido por oleaje púrpura. Entonces,
sabiendo que todo es pasajero,
va declinando, con ánimo invariable

¡Qué así perezca nuestra alegría
cuando suene la hora y el espíritu triunfe;
que así se hunda en la grave plenitud de la vida,
y tanga tan hermosa muerta!

Poema - Testigo

Estaba tan cansado
que me senté sobre una piedra
que había rodado de la montaña,

Era mediodía,
por la altura
el sol quemaba
pero hacia frío.

No había nadie,
excepto el río que no dejaba
de bajar y gruñir entre
las piedras.

El cielo azul, casi oscuro,
lo veía asomarse
entre las montañas.

Tenía unos mechones blancos
esponjosos y trasparentes,
que pasaban tan rápido,
¡qué parecido eran a la gente de la ciudad!

Contrarrestaba estas nubes
y el río,
con el respetuoso silencio del lugar

Pensé, pero más que pensé
Sentí

Que las cosas se mueven
a diferente velocidad

y del roce
brota la vida,

De ello,
mi corazón es testigo.

Karigüe

Poema - Poro

Lo tienes
porque lo viste con los ojos del alma

Lo percibes
porque está compuesto
de las mismas partes
que tu corazón

Se abre la noche
y el espíritu sale a
recorrer sus dominios

Juventud, juventud,
divino tesoro.

Pero ahora tienes que escribirlo

Tus pies tienen que estar en la tierra,
Lo otro te lo exige

Dices cantar,

realmente cada palabra
es lava
que tienes que entregar, incandescente...

luego, tal vez
se solidificará.

Karigüe

jueves, 11 de septiembre de 2008

Poemas Memorables - Charles Baudelaire

Del libro: Poesía Francesa del Siglo XIX

El Albatros

Por divertirse, suelen cazar los marineros
A los albatros, vastas aves de altura
Que siguen, indolentes, por rumbos traicioneros
Al barco que se adentra en las aguas oscuras.

Y no bien en cubierta estos reyes supremos
De lo azul quedan sueltos, otrora tan airosos,
Arrastran tras de sí, como inútiles remos,
Sus grades alas blancas, torpes y vergonzosos

Esta criatura alada, ¡cuánto sufre y se opaca!
Antes tan esplendente, ¡qué ridícula y fea!
Uno acerca su pipa al pico y la sofoca
¡Otro, para imitare el enfermo, cojea

El Poeta, com0o este príncipe de las cumbres,
Puede habitar tormentas y al arquero burlar.
Exilado en la tierra, entre las muchedumbres,
Sus alas de gigante le impiden caminar.

Poema - Rumor

El metal líquido
fundido en su crisol,
es más frío
que lo que en mi alma
hierve.

La historia
de los antepasados
y la nuestra
se funden

y en ese vapor
que es nube, después
en el cielo de tu alma

está escrito,
dice aunque no lo leas

Soy eso,
de lo que tú solo
eres el rumor.

Karigüe

martes, 9 de septiembre de 2008

Poema - Canto

Las imágenes son mudas
Las fantasías tienen alas

Una parecer ser la hija de la otra
pero no sabes cual

Lo que haces para saber
es lanzar palabras
como dardos

Tantos son ya
que alguno debe haber
dado en el blanco;

Escuchas el canto de un pájaro,
no lo entiendes
pero te gusta

Algún día entenderás
que la imagen y la palabra
brotan
del canto de los pájaros.

Karigüe

domingo, 7 de septiembre de 2008

Frases Celebres sobre el Arte (II)

1.- En el poeta y en el artista existe el infinito. (Víctor Hugo)

2.- La belleza artística no consiste en representar una cosa bella, sino en la bella representación de una cosa. (Immanuel Kant)

3.- La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no de copiar su apariencia. (Aristóteles)

4.- La obra de arte es un medio gracias a la cual el hombre exterioriza lo que es… (Friedrich Nietzsche)

5.- La obra de arte en una variedad de milagro. (Víctor Hugo)

6.- Los espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma. (George Bernard Shaw)

7.- Pintar es fácil cuando no sabes cómo; pero muy difícil cuando sí lo sabes. (Edgar Degas)

8.- El arte del pintor es el arte de ver lo bello. (Novalis)

9.- Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple. (Lao Tse)

10.- Sólo los artistas y los niños ven la vida tal como es. (Hugo Von Hofmannsthal)


Las Frases Célebres sobre El Arte o Citas Célebres sobre El Arte fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases del Arte y Citas del Arte)

Reflexión sobre la Poesía

Edgar Allan Poe

Dividiendo la esfera de la mente en sus tres manifestaciones más definidas, tenemos el Intelecto puro, el Gusto, y el Sentimiento moral. Sitúo el gusto en el medio, porque es precisamente ésta la posición que ocupa en la mente. El Gusto mantiene intimas relaciones con ambos extremos; pero del Sentido moral los separa una diferencia tan leve que Aristóteles son vaciló en clasificar algunas de sus operaciones entre las mismas virtudes. Con todo, encontramos las funciones de cada uno delimitadas con suficiente precisión. Exactamente como el Intelecto se preocupa de la Verdad, así también el Gusto nos informa de la Belleza, al paso que el Sentido moral sugiere la noción del Deber. Acerca de esto último, observamos que mientras la Conciencia nos nuestra la obligación, y la Razón la utilidad que de ella se deriva, el Gusto se contenta con desplegar sus hechizos, siempre en guerra contra el Vicio, basándose únicamente en su deformidad, su desproporción, su animosidad hacia lo que es digno y adecuado y armónico, en una palabra, hacia la Belleza.
El sentido de la Belleza es un instinto inmortal arraigado en el espíritu del hombre. A este sentimiento se debe a que nos deleitamos en la multitud de formas y sonidos y fragancias y sentimientos, entre los cuales nos novemos. Y exactamente como el Lirio es reflejado en el lago, o los ojos de Amarilis en el espejo, así también la simple repetición oral o escrita de aquellas formas y sonidos y colores y fragancias y sentimientos, constituyen un duplicado manantial de goce. Pero la poesía no consiste en una mera repetición. Aquel que simplemente lleva a cabo, aun con el mayor entusiasmo o siquiera con vehemencia, una descripción fiel de las perspectivas y sonidos y fragancia y colores y sentimientos, que comparten en común con el género humano, ése, digo yo, habrá fallado, no obstante, la manera de probar su divino título. Hay todavía un cosa que él no ha sido capaz de alcanzar. Nosotros experimentamos siempre un sed inextinguible, y él nos ha mostrado la cristalinas fuentes donde mitigarla. Me refiero a nuestra sed de inmortalidad. Este afán es a la vez una consecuencia y un testimonio de nuestra perdurable existencia. Es el mismo anhelo que siente la polilla por al estrella. No es el mero deseo de contemplar la Belleza entre nosotros, sino el loco empeño por alcanzarla en lo alto. Inspirados en una estática presciencia de los esplendores del más allá, forjamos multitud de combinaciones con las cosas y pensamientos temporales a fin de alcanzar una brizna de aquella sublimidad cuyos verdaderos elementos pertenecen quizás únicamente a la eternidad. Y así, cuando bajo el influjo de la poesía o de la música – el mas arrebatador de los instrumentos poéticos -, nos deshacemos en llanto, lloramos entonces no, como el Abate Gravina supone, por exceso de goce, sino por una especie de amargura, fruto de nuestra impaciencia y petulancia, ante nuestra incapacidad de cautivar desde ahora, por entero, aquí en la Tierra, y de una vez para siempre, aquel júbilo divino y arrebatador de que a través del poema o a través de la música nos sentimos penetrados sólo por un breve e impreciso momento.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Poema - Caricia

Será la armonía
un camino,
en donde cada uno

una pieza que danza
al compás de una batuta
que sólo indica,

más aún
es nuestro rastro
que va por delante

Siente la brisa
fresca del mar

un mar generoso
cuyas olas son sólo
manos extendidas

¡Ay si pudieras sentir
que la brisa es una caricia!

Karigüe

Frases Celebres - La Reflexión

1.- El tiempo de la reflexión es una economía de tiempo. (Publio Siro)

2.- El hombre que no reflexiona no tiene tiempo de juzgarse a sí mismo. (Paul Valery)

3.- La práctica debería ser producto de la reflexión, no al contrario. (Hermann Hess)

4.- La reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos. (Mac Millan)

5.- La reflexión es el ojo del alma. (Benigne Bossuet)

6.- El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona. (Aristóteles)

7.- Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las cuales posees muchas; no sobre tus penas pasadas de las cuales, todos tiene algunas. (Charles Dickens)

8.- La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida - (André Malraux)

9.- Reflexiona con lentitud, pero ejecuta rápidamente tus decisiones. (Sócrates)

10.- Aprender sin reflexionar es malgastar la energía. (Confucio)

11.- Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar - (Mark Twain)


Las Frases Célebres de La Reflexión o Citas Célebres de La Reflexión fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Reflexión y Citas de Reflexión)

jueves, 4 de septiembre de 2008

20.000 Almas

El 2 de septiembre último este blog sobrepasó las 20.000 visitas en lo que va del año, hecho que nos llena de satisfacción.

En tiempos en los que parece que la reflexión, la poesía y la literatura tienen poca importancia para nuestras sociedades, todavía hay personas interesadas en enriquecer su mundo interior.

Queremos agradecer a todos aquellos que nos han dejado sus comentarios, que nos han escrito, a los amigos que han aportado sus trabajos y a todos los visitantes de más de 60 países diferentes que han hecho de este sitio su rincón de lectura.

¡Gracias!

Karigüe y Leandro (su hijo)

Poema - Unidad

Si me preguntas
qué tipo de vida
quiero llevar

Bueno, bueno...
¿pero llevar a dónde?,

No veo un destino,
no quiero siquiera
pensarlo,

Tal vez lo que quiero
es amar,
quiero paz y armonía

recuperar mi corazón,
reconstruirlo.

Volver el camino andado
y llegar al momento
en el que perdí
La unidad.

Karigüe

Poemas Memorables - Stéphane Mallarmé

Del libro: Antología. Visor Madrid S.A

Saludo

Nada, esta espuma: verso es
virginal: apenas la copa
Tal se hunde, lejos, la tropa
de sirenas; cuál, de revés.

Así boga nuestro bauprés,
oh amigos: mientras yo en la popa,
vuestra proa en fausto galopa
de invierno y rayos al través.

En gozosa embriaguez me ayudo,
y – sin miedo a tumbo y procela –
os lanzo de pie mi saludo:

- soledad , arrecife, astro –
a cuanto valgan nuestro rastro
y el blanco afán de nuestra vela.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Poema - Instantes de luz

¡Cuánto amor brota
del corazón de las cosas!

Tú dices: belleza,
porque sólo crees que tú
eres el que tiene corazón.

Ves una rosa, arrancada
de su tallo
sabe de su muerte,
pero la vida, el espíritu
de ella
la hacen brillar, como un astro,
hasta el último instante,
aún si no la ves.

El sol martilla con su látigo
de fuego las montañas.

Sin embargo
tú crees que amas
porque sientes.

Karigüe

Poemas Celebres - Emily Dickinson

“Transparentemente profunda,
nos lleva
nos mece
con sus suaves versos
hasta dejarnos
en lugares que sólo
ella pudo estar.” Karigue


Poemas de su libro Poemas

SABOREO UN LICOR COMO NUNCA LO HICIERON

Saboreo un licor como nunca lo hicieron
en los jarros con perlas es servido.
Ni con todas las tinas del Rhin podrá lograrse
alcohol parecido.

Estoy ebria de aire,
bebida de rocío, y voy con pie inseguro,
en estos largos días de verano,
por posadas de azul fundido y puro.

Cuando los dueños echan la abeja que a la puerta
de alguna digital parece adormecida,
yo querré más bebida.

Hasta que agiten ángeles sus sobreros de nieve
y los santos acudan corriendo a la ventana,
para ver, pequeñita, a la beoda,
que en los rayos del Sol se está apoyada.


ES LA ESPERANZA EL SER CON PLUMAS

Es la esperanza el ser con plumas
que se posa en el alma
y sin palabras su canción entona
y ya nunca se calla,

y es más dulce su voz en el gran viento.
Habrá de ser muy dura la borrasca
para abatir al pájaro chiquito
que a tantos dio su llama.

Oí su voz en las más frías tierras
y en el mar más extraña,
pero nunca en los días de miseria
me pidió una migaja.


RECORRIMOS GRAN PARTE DEL CAMINO

Recorrimos gran parte del camino.
La extraña encrucijada
en el ruta del Ser estaba cerca:
Eternidad se llaman.

En torno a nuestros pasos surgió el miedo de pronto;
los pies iban más lentos.
A lo lejos había ciudades, pero antes
el bosque de los muertos.

Para retroceder era ya tarde:
a nuestra espalda una cerrada senda;
delante, enarbolaba la Eternidad su blanca
bandera y Dios estaba a cada puerta.


SUAVE, SIGUE AL SOL LA MARGARITA

Suave sigue al Sol la margarita,
y cuando ha terminado su paseo de oro,
a sus pies se acurruca, tímida. Y él despierta
y ve la flor cercana.
“¿Cómo has venido por aquí merodeando? Dime.”
“Porque el amor es dulce”, le contesta.

Tú eres el Sol, la flor somos nosotros.
Perdónanos si, cuando ya declinan los días,
furtivamente a Ti nos acercamos,
con enamoramiento del ocaso que huye,
de la paz y del vuelo y de la amatista,
y de lo que la Noche puede darnos.

domingo, 31 de agosto de 2008

Poema - El tono

He encontrado mi tono,
el tono es como el foco
para el canto

Allí, al ver con claridad
puedes describir
inclusive la sombra
que destila el sol
en ti.

Juegas entonces,
aunque es un juego
al que juegas
sintiéndote en un templo

Ahora, si comprendes
que tú eres el vino del cáliz
que se ofrenda,

Niebla eres ahora

En donde un ruiseñor
canta
con tu tono.

Karigüe

Poema - Máscaras

Todas las cosas y los seres
tenemos rostros,
esas máscaras
que nos protegen

Compuertas blindadas
que gruñen y sonríen

Las manos son para la ronda
en círculo que se danza
girando, expeliéndonos,

y al no lograrlo,
porque el fuerza de tu mano
es el amor,

lágrimas, liquido blanco
que funde a la roca
como al acero.

Aún necesitamos
la mirada del otro
para vernos.

Karigüe

Conferencia sobre el Budismo - Borges

El budismo
Una conferencia por Jorge Luis Borges

Recopilado por Juan Castilla

El tema de hoy será el budismo. No entraré en esa larga historia que empezó hace dos mil quinientos años en Benares, cuando un príncipe de Nepal - Siddharta o Gautama -, que había llegado a ser el Buddha, hizo girar la rueda de la ley, proclamó las cuatro nobles verdades y el óctuple sendero. Hablaré de lo esencial de esa religión, la más difundida del mundo. Los elementos del budismo se han conservado desde el siglo v antes de Cristo: es decir, desde la época de Heráclito, de Pitágoras, de Zenón, hasta nuestro tiempo, cuando el doctor Suzuki la expone en el Japón. Los elementos son los mismos. La religión ahora está incrustada de mitología, de astronomía, de extrañas creencias, de magia, pero ya que el tema es complejo, me limitaré a lo que tienen en común las diversas sectas. Éstas pueden corresponder al Hinayana o el pequeño vehículo. Consideremos ante todo la longevidad del budismo.
Esa longevidad puede explicarse por razones históricas, pero tales razones son fortuitas o, mejor dicho, son discutibles, falibles. Creo que hay dos causas fundamentales. La primera es la tolerancia del budismo. Esa extraña tolerancia no corresponde, como en el caso de otras religiones, a distintas épocas: el budismo siempre fue tolerante.
No ha recurrido nunca al hierro o al fuego, nunca ha pensado que el hierro o el fuego fueran persuasivos. Cuando Asoka, emperador de la India, se hizo budista, no trató de imponer a nadie su nueva religión. Un buen budista puede ser luterano, o metodista, o presbiteriano, o calvinista, o sintoísta, o taoísta, o católico, puede ser prosélito del Islam o de la religión judía, con toda libertad. En cambio, no le está permitido a un cristiano, a un judío, a un musulmán, ser budista.
La tolerancia del budismo no es una debilidad, sino que pertenece a su índole misma. El budismo fue, ante todo, lo que podemos llamar un yoga. ¿Qué es la palabra yoga? Es la misma palabra que usamos cuando decimos yugo y que tiene su origen en el latín yugu.
Un yugo, una disciplina que el hombre se impone. Luego, si comprendemos lo que el Buddha predicó en aquel primer sermón del Parque de las Gacelas de Benares hace dos mil quinientos años, habremos comprendido el budismo. Salvo que no se trata de comprender, se trata de sentido de un modo hondo, de sentido en cuerpo y alma; salvo, también, que el budismo no admite la realidad del cuerpo ni del alma. Trataré de exponerlo.
Además, hay otra razón. El budismo exige mucho de nuestra fe. Es natural, ya que toda religión es un acto de fe. Así como la patria es un acto de fe. ¿Qué es, me he preguntado muchas veces, ser argentino? Ser argentino es sentir que somos argentinos. ¿Qué es ser budista?
Ser budista, es, no comprender, porque eso puede cumplirse en pocos minutos, sentir las cuatro nobles verdades y el óctuple camino.
No entraremos en los vericuetos del óctuple camino, pues esa cifra obedece al hábito hindú de dividir y subdividir, pero si en las cuatro nobles verdades.
Hay, además, la leyenda del Buddha. Podemos descreer de esa leyenda. Tengo un amigo japonés, budista zen, con el cual he mantenido largas y amistosas discusiones. Yo le decía que creía en la verdad histórica del Buddha. Creía, y creo, que hace dos mil quinientos años hubo un príncipe del Nepal llamado Siddharta o Gautama que llegó a ser el Buddha, es decir, el Despierto, el Lúcido -a diferencia de nosotros que estamos dormidos o que estamos soñando ese largo sueño que es la vida -. Recuerdo una frase de Joyce: "La historia es una pesadilla de la que quiero despertarme." Pues bien, Siddharta, a la edad de treinta años, llegó a despertarse y a ser el Buddha.
Con aquel amigo que era budista (yo no estoy seguro de ser cristiano y estoy seguro de no ser budista) yo discutía y le decía: "¿Por qué no creer en el príncipe Siddharta, que nació en Kapilovastu quinientos años antes de la era cristiana?" Él me respondía: "Porque no tiene ninguna importancia; lo importante es creer en la Doctrina". Agregó, creo que con más ingenio que verdad, que creer en la existencia histórica del Buddha o interesarse en ella seria algo así como confundir el estudio de las matemáticas con la biografía de Pitágoras o Newton. Uno de los temas de meditación que tienen los monjes en los monasterios de la China y el Japón, es dudar de la existencia del Buddha. Es una de las dudas que deben imponerse para llegar a la verdad.
Las otras religiones exigen mucho de nuestra credulidad. Si somos cristianos, debemos creer que una de las tres personas de la Divinidad condescendió a ser hombre y fue crucificado en Judea. Si somos musulmanes tenemos que creer que no hay otro dios que Dios y que Muhammad es su apóstol. Podemos ser buenos budistas y negar que el Buddha existió o, mejor dicho, podemos pensar, debemos pensar que no es importante nuestra creencia en lo histórico: lo importante es creer en la Doctrina. Sin embargo, la leyenda del Buddha es tan hermosa que no podemos dejar de referirla.
Los franceses se han dedicado con especial atención al estudio dé la leyenda del Buddha. Su argumento es éste: la biografía del Buddha es lo que le ocurrió a un solo hombre en un breve periodo de tiempo. Puede haber sido de este modo o de tal otro. En cambio, la leyenda del Buddha ha iluminado y sigue iluminando a millones de hombres. La leyenda es la que ha inspirado tantas hermosas pinturas esculturas y poemas. El budismo, además de ser una religión, es una mitología, una cosmología, un sistema metafísico, o, mejor dicho, una serie de sistemas metafísicos, que no se entienden y que discuten entre sí.
La leyenda del Buddha es iluminativa y su creencia no se impone.
En el Japón se insiste en la no historicidad del Buddha. Pero sí en la Doctrina. La leyenda empieza en el cielo. En el cielo hay alguien que durante siglos y siglos, podemos decir literalmente, durante un número infinito de siglos, ha ido perfeccionándose hasta comprender que en la próxima encarnación será el Buddha.
Elige el continente en que ha de nacer. Según la cosmogonía budista el mundo está dividido en cuatro continentes triangulares yen el centro hay una montaña de oro: el monte Meru. Nacerá en el que corresponde a la India. Elige el siglo en que nacerá; elige la casta, elige la madre. Ahora, la parte terrenal de la leyenda. Hay una reina, Maya. Maya significa ilusión. La reina tiene un sueño que corre el albur de parecernos extravagante pero no lo es para los hindúes.
Casada con el rey Suddhodana, soñó que un elefante blanco de seis colmillos, que erraba en las montañas del oro, entró en su costado izquierdo sin causarle dolor. Se despierta; el rey convoca a sus astrólogos y éstos le explican que la reina dará a luz un hijo que podrá ser el emperador del mundo o que podrá ser el Buddha: el Despierto, el Lúcido, el ser destinado a salvar a todos los hombres. Previsiblemente, el rey elige el primer destino: quiere que su hijo sea el emperador del mundo.
Volvamos al detalle del elefante blanco de seis colmillos. Oldemberg hace notar que el elefante de la India es animal doméstico y cotidiano. El color blanco es siempre símbolo de inocencia. ¿Por qué seis colmillos? Tenemos que recordar (habrá que recurrir a la historia alguna vez) que el número seis, que para nosotros es arbitrario y de algún modo incómodo (ya que preferimos el tres o el siete), no lo es en la India, donde se cree que hay seis dimensiones en el espacio: arriba, abajo, atrás, adelante, derecha, izquierda. Un elefante blanco de seis colmillos no es extravagante para los hindúes.
El rey convoca a los magos y la reina da a luz sin dolor. Una higuera inclina sus ramas para ayudarla. El hijo nace de pie y al nacer da cuatro pasos: al Norte, al Sur, al Este y al Oeste, y dice con voz de león: "Soy el incomparable; éste será mi último nacimiento". Los hindúes creen en un número infinito de nacimientos anteriores. El príncipe crece, es el mejor arquero, es el mejor jinete, el mejor nadador, el mejor atleta, el mejor calígrafo, confuta a todos los doctores (aquí podemos pensar en Cristo y los doctores). A los dieciséis años se casa.
El padre sabe - los astrólogos se lo han dicho - que su hijo corre el peligro de ser el Buddha, el hombre que salva a todos los demás si conoce cuatro hechos que son: la vejez, la enfermedad, la muerte y el ascetismo. Recluye a su hijo en un palacio, le suministra un harén, no diré la cifra de mujeres porque corresponde a una exageración hindú evidente. Pero, por qué no decirlo: eran ochenta y cuatro mil.
El príncipe vive una vida feliz; ignora que hay sufrimiento en el mundo, ya que le ocultan la vejez, la enfermedad y la muerte. El día predestinado sale en su carroza por una de las cuatro puertas del palacio rectangular. Digamos, por la puerta del Norte. Recorre un trecho y ve un ser distinto de todos los que ha visto. Está encorvado, arrugado, no tiene pelo. Apenas puede caminar, apoyándose en un bastón. Pregunta quién es ese hombre, si es que es un hombre. El cochero le contesta que es un anciano y que todos seremos ese hombre si seguimos viviendo.
El príncipe vuelve al palacio, perturbado. Al cabo de seis días vuelve a salir por la puerta del Sur. Ve en una zanja a un hombre aún más extraño, con la blancura de la lepra y el rostro demacrado. Pregunta quién es ese hombre, si es que es un hombre. Es un enfermo, le contesta el cochero; todos seremos ese hombre si seguimos viviendo. El príncipe, ya muy inquieto, vuelve al palacio. Seis días más tarde sale nuevamente y ve a un hombre que parece dormido, pero cuyo color no es el de esta vida. A ese hombre lo llevan otros. Pregunta quién es. El cochero le dice que es un muerto y que todos seremos ese muerto si vivimos lo suficiente.
El príncipe está desolado. Tres horribles verdades le han sido reveladas: la verdad de la vejez, la verdad de la enfermedad, la verdad de la muerte. Sale una cuarta vez. Ve a un hombre casi desnudo, cuyo rostro está lleno de serenidad. Pregunta quién es. Le dicen que es un asceta, un hombre que ha renunciado a todo y que ha logrado la beatitud.
El príncipe resuelve abandonar todo; él, que ha llevado una vida tan rica. El budismo cree que el ascetismo puede convenir, pero después de haber probado la vida. No se cree que nadie deba empezar negándose nada. Hay que apurar la vida hasta las heces y luego desengañarse de ella; pero no sin conocimiento de ella.
El príncipe resuelve ser el Buddha. En ese momento le traen una noticia: su mujer, Jasodhara, ha dado a luz un hijo. Exclama: "Un vínculo ha sido forjado." Es el hijo que lo ata a la vida. Por eso le dan el nombre de Vínculo. Siddharta está en su harén, mira a esas mujeres que son jóvenes y bellas y las ve ancianas horribles, leprosas. Va al aposento de su mujer. Está durmiendo. Tiene al niño en los brazos. Está por besarla, pero comprende que si la besa no podrá desprenderse de ella, y se va.
Busca maestros. Aquí tenemos una parte de la biografía que puede no ser legendaria. ¿Por qué mostrarlo discípulo de maestros que después abandonará? Los maestros le enseñan el ascetismo, que él ejerce durante mucho tiempo. Al final está tirado en medio del campo, su cuerpo está inmóvil y los dioses que lo ven desde los treinta y tres cielos, piensan que ha muerto. Uno de ellos, el más sabio, dice:
"No, no ha muerto; será el Buddha". El príncipe se despierta, corre a un arroyo que está cerca, toma un poco de alimento y se sienta bajo la higuera sagrada: el árbol de la ley, podríamos decir.
Sigue un entreacto mágico, que tiene su correspondencia con los Evangelios: es la lucha con el demonio. El demonio se llama Mara.
Ya hemos visto esa palabra nightmare, demonio de la noche. El demonio siente que domina el mundo pero que ahora corre peligro y sale de su palacio. Se han roto las cuerdas de sus instrumentos de música, el agua se ha secado en las cisternas. Apresta sus ejércitos, monota en el elefante que tiene no sé cuántas millas de altura, multiplica sus brazos, multiplica sus armas y ataca al príncipe. El príncipe está sentado al atardecer bajo el árbol del conocimiento, ese árbol que ha nacido al mismo tiempo que él.
El demonio y sus huestes de tigres, leones, camellos, elefantes y guerreros monstruosos le arrojan flechas. Cuando llegan a él, son flores. Le arrojan montañas de fuego, que forman un dosel sobre su cabeza. El príncipe medita inmóvil, con los brazos cruzados. Quizá no sepa que lo están atacando. Piensa en la vida; está llegando al nirvana, a la salvación. Antes de la caída del sol, el demonio ha sido derrotado. Sigue una larga noche de meditación; al cabo de esa noche, Siddharta ya no es Siddharta. Es el Buddha: ha llegado al nirvana.
Resuelve predicar la ley. Se levanta, ya se ha salvado, quiere salvar a los demás. Predica su primer sermón en el Parque de las Gacelas de Benares. Luego otro sermón, el del fuego, en el que dice que todo está ardiendo: almas, cuerpos, cosas están en: fuego. Más o menos por aquella fecha, Heráclito de Éfeso decía que todo es fuego.
Su ley no es la del ascetismo, ya que para el Buddha el ascetismo es un error. El hombre no debe abandonarse a la vida carnal porque la vida carnal es baja, innoble, bochornosa y dolorosa; tampoco al ascetismo, que también es innoble y doloroso. Predica una vía media -para seguir la terminología teológica -, ya ha alcanzado el nirvana y vive cuarenta y tantos años, que dedica a la prédica. Podría haber sido inmortal pero elige el momento de su muerte, cuando ya tiene muchos discípulos.
Muere en casa de un herrero. Sus discípulos lo rodean. Están desesperados. ¿Qué van a hacer sin él? Les dice que él no existe, que es un hombre como ellos, tan irreal y tan mortal como ellos, pero que les deja su Ley. Aquí tenemos una gran diferencia con Cristo. Creo que Jesús les dice a sus discípulos que si dos están reunidos, él será el tercero. En cambio, el Buddha les dice: les dejo mi Ley. Es decir, ha puesto en movimiento la rueda de la ley en el primer sermón. Luego vendrá la historia del budismo. Son muchos los hechos: el lamaísmo, el budismo mágico, el Mahayana o gran vehículo, que sigue al Hinavana o pequeño vehículo, el budismo zen del Japón.
Yo tengo para mí que si hay dos budismos que se parecen, que son casi idénticos, son el que predicó el Buddha y lo que se enseña ahora en la China y el Japón, el budismo zen. Lo demás son incrustaciones mitológicas, fábulas. Algunas de esas fábulas son interesantes. Se sabe que el Buddha podía ejercer milagros, pero al igual que a Jesucristo, le desagradaban los milagros, le desagradaba ejercerlos. Le parece una ostentación vulgar. Hay una historia que contaré: la del bol de sándalo.
Un mercader, en una ciudad de la India, hace tallar un pedazo de sándalo en forma de bol. Lo pone en lo alto de una serie de cañas de bambú, una especie de altísimo palo enjabonado. Dice que dará el bol de sándalo a quien pueda alcanzarlo. Hay maestros heréticos que lo intentan en vano. Quieren sobornar al mercader para que diga que lo han alcanzado. El mercader se niega y llega un discípulo menor del Buddha. Su nombre no se menciona, fuera de ese episodio.
El discípulo se eleva por el aire, vuela seis veces alrededor del bol, lo recoge y se lo entrega al mercader. Cuando el Buddha oye la historia lo hace expulsar de la orden, por haber realizado algo tan baladí.
Pero también el Buddha hizo milagros. Por ejemplo éste, un milagro de cortesía. El Buddha tiene que atravesar un desierto a la hora del mediodía. Los dioses, desde sus treinta y tres cielos, le arrojan una sombrilla cada uno. El Buddha, que no quiere desairar a ninguno de los dioses, se multiplica en treinta y tres Buddhas, de modo que cada uno de los dioses ve, desde arriba, un Buddha protegido por la sombrilla que le ha arrojado.
Entre los hechos del Buddha hay uno iluminativo: la parábola de la flecha. Un hombre ha sido herido en batalla y no quiere que le saquen la flecha. Antes quiere saber el nombre del arquero, a qué casta pertenecía, el material de la flecha, en qué lugar estaba el arquero, qué longitud tiene la flecha. Mientras están discutiendo estas cuestiones, se muere. "En cambio -dice el Buddha-, yo enseño a arrancar la flecha." ¿Qué es la flecha? Es el universo. La flecha es la idea del yo, de todo lo que llevamos clavado. El Buddha dice que no debemos perder tiempo en cuestiones inútiles. Por ejemplo: ¿es finito o infinito el universo? ¿El Buddha vivirá después del nirvana o no? Todo eso es inútil, lo importante es que nos arranquemos la flecha.
Se trata de un exorcismo, de una ley de salvación.
Dice el Buddha: "Así como el vasto océano tiene un solo sabor, el sabor de la sal, el sabor de la leyes el sabor de la salvación". La ley que él enseña es vasta como el mar pero tiene un solo sabor: el sabor de la salvación. Desde luego, los continuadores se han perdido (o han encontrado tal vez mucho) en disquisiciones metafísicas. El fin del budismo no es ése. Un budista puede profesar cualquier religión, siempre que siga esa ley. Lo que importa es la salvación y las cuatro nobles verdades: el sufrimiento, el origen del sufrimiento, la curación del sufrimiento y el medio para llegar a la curación. Al final está el nirvana. El orden de las verdades no importa. Se ha dicho que corresponden a una antigua tradición médica en que se trata del mal, del diagnóstico, del tratamiento y de la cura. La cura, en este caso, es el nirvana.
Ahora llegamos a lo difícil. A lo que nuestras mentes occidentales tienden a rechazar. La transmigración, que para nosotros es un concepto ante todo poético. Lo que transmigra no es el alma, porque el budismo niega la existencia del alma, sino el karma, que es una suerte de organismo mental, que transmigra infinitas veces. En el Occidente esa idea está vinculada a varios pensadores, sobre todo a Pitágoras. Pitágoras reconoció el escudo con el que se había batido en la guerra de Troya, cuando él tenía otro nombre. En el décimo libro de La República de Platón está el sueño de Er. Ese soldado ve las almas que antes de beber en el rio del Olvido, eligen su destino. Agamenón elige ser un águila, Orfeo un cisne y Ulises -que alguna vez se llamó Nadie- elige ser el más modesto y el más desconocido de los hombres. .
Hay un pasaje de Empédocles de Agrigento que recuerda sus vidas anteriores: "Yo fui doncella, yo fui una rama, yo fui un ciervo y fui un mudo pez que surge del mar." César atribuye esa doctrina a los druidas. El poeta celta Taliesi dice que no hay una forma en el universo que no haya sido la suya: "He sido un jefe en la batalla, he sido una espada en la mano, he sido un puente que atraviesa sesenta ríos, estuve hechizado en la espuma del agua, he sido una estrella, he sido una luz, he sido un árbol, he sido una palabra en un libro, he sido un libro en el principio." Hay un poema de Rubén Darío, tal vez el más hermoso de los suyos, que empieza así: "Yo fui un soldado que durmió en el lecho / de Cleopatra la reina..." La transmigración ha sido un gran tema de la literatura. La encontramos, también entre los místicos. Plotino dice que pasar de una vida a otra es como dormir en distintos lechos y en distintas habitaciones. Creo que todos hemos tenido alguna vez la sensación de haber vivido un momento parecido en vidas anteriores. En un hermoso poema de Dante Gabriel Rossetti, "Sudden light", se lee, I have been here before, "Yo estuve aquí". Se dirige a una mujer que ha poseído o que va a poseer y le dice: "Tú ya has sido mía y has sido mía un número infinito de veces y seguirás siendo mía infinitamente." Esto nos lleva a la doctrina de los ciclos, que está tan cerca del budismo, y que San Agustín refutó en La Ciudad de Dios.
Porque a los estoicos y a los pitagóricos les había llegado la noticia de la doctrina hindú: que el universo consta de un número infinito de ciclos que se miden por calpas. La calpa trasciende la imaginación de los hombres. Imaginemos una pared de hierro. Tiene dieciséis millas de alto y cada seiscientos años un ángel la roza. La roza con una tela finísima de Benares. Cuando la tela haya gastado la muralla que tiene dieciséis millas de alto, habrá pasado el primer día de una de las calpas y los dioses también duran lo que duran las calpas y después mueren.
La historia del universo está dividida en ciclos y en esos ciclos hay largos eclipses en los que no hay nada o en los que sólo quedan las palabras del Veda. Esas palabras son arquetipos que sirven para crear las cosas. La divinidad Brahma muere también y renace. Hay un momento bastante patético en el que Brahma se encuentra en su palacio. Ha renacido después de una de esas calpas, después de uno de esos eclipses. Recorre las habitaciones, que están vacías. Piensa en otros dioses. Los otros dioses surgen a su mandato; y creen que el Brahma los ha creado porque estaban ahí antes.
Detengámonos en esta visión de la historia del universo. En el budismo no hay un Dios; o puede haber un Dios pero no es lo esencial. Lo esencial es que creamos que nuestro destino ha sido prefijado por nuestro karma o karman. Si me ha tocado nacer en Buenos Aires en 1899, si me ha tocado ser ciego, si me ha tocado estar pronunciando esta noche esta conferencia ante ustedes, todo esto es obra de mi vida anterior. No hay un solo hecho de mi vida que no haya sido prefijado por mi vida anterior. Eso es lo que se llama el karma. El karma, ya lo he dicho, viene a ser una estructura mental, una finísima estructura mental.
Estamos tejiendo y entretejiendo en cada momento de nuestra vida. Es que tejen, no sólo nuestras voliciones, nuestros actos, nuestros semisueños, nuestro dormir, nuestra semivigilia: perpetuamente estamos tejiendo esa cosa. Cuando morimos, nace otro ser que hereda nuestro karma.
Deussen, discípulo de Schopenhauer, que quiso tanto al budismo, cuenta que se encontró en la India con un mendigo ciego y se compadeció de él. El mendigo le dijo: "Si yo he nacido ciego, ello se debe a las culpas cometidas en mi vida anterior; es justo que yo sea ciego".
La gente acepta el dolor. Gandhi se opone a la fundación de hospitales diciendo que los hospitales y las obras de beneficencia simplemente atrasan el pago de una deuda, que no hay que ayudar a los demás: si los demás sufren deben sufrir puesto que es una culpa que tienen que pagar y si yo los ayudo estoy demorando que paguen esa deuda, El karma es una ley cruel, pero tiene una curiosa consecuencia matemática: si mi vida actual está determinada por mi vida anterior, esa vida anterior estuvo determinada por otra; y ésa, por otra, y así sin fin. Es decir: la letra z estuvo determinada por la y, la y por la x, la x por la v, la v por la u, salvo que ese alfabeto tiene fin pero no tiene principio. Los budistas y los hindúes, en general, creen en un infinito actual; creen que para llegar a este momento ha pasado ya un tiempo infinito, y al decir infinito no quiero decir indefinido, innumerable, quiero decir estrictamente infinito.
De los seis destinos que están permitidos a los hombres (alguien puede ser un demonio, puede ser una planta, puede ser un animal), el más difícil es el de ser hombre, y debemos aprovecharlo para salvarnos.
El Buddha imagina en el fondo del mar una tortuga y una ajorca que flota. Cada seiscientos años, la tortuga saca la cabeza y seria muy raro que la cabeza calzara en la ajorca. Pues bien, dice el Buddha, "tan raro como el hecho de que suceda eso con la tortuga y la ajorca es el hecho de que seamos hombres. Debemos aprovechar el ser hombres para llegar al nirvana".
¿Cuál es la causa del sufrimiento, la causa de la vida, ya que negamos el concepto de un Dios, ya que no hay un dios personal que cree el universo? Ese concepto es lo que Buddha llama la zen. La palabra zen puede parecernos extraña, pero vamos a compararla con otras palabras que conocemos.
Pensemos por ejemplo en la Voluntad de Schopenhauer. Schopenhauer concibe Die Welt als Wille und Vorstellung, El mundo como voluntad y representación. Hay una voluntad que se encarna en cada uno de nosotros y produce esa representación que es el mundo.
Eso lo encontramos en otros filósofos con un nombre distinto. Bergson habla del élan vital, del ímpetu vital; Bernard Shaw, de the life force, la fuerza vital, que es lo mismo. Pero hay una diferencia: para Bergson y para Shaw el élan vital son fuerzas que deben imponerse, debemos seguir soñando el mundo, creando el mundo. Para Schopenhauer, para el sombrío Schopenhauer, y para el Buddha, el mundo es un sueño, debemos dejar de soñarlo y podemos llegar a ello mediante largos ejercicios. Tenemos al principio el sufrimiento, que viene a ser la zen. Y la zen produce la vida y la vida es, forzosamente, desdicha; ya que ¿qué es vivir? Vivir es nacer, envejecer, enfermarse, morir, además de otros males, entre ellos uno muy patético, que para el Buddha es uno de los más patéticos: no estar con quienes queremos.
Tenemos que renunciar a la pasión. El suicidio no sirve porque es acto apasionado. El hombre que se suicida está siempre en el mundo de los sueños. Debemos llegar a comprender que el mundo es una aparición, un sueño, que la vida es sueño. Pero eso debemos sentirlo profundamente, llegar a ello a través de los ejercicios de meditación.
En los monasterios budistas uno de los ejercicios es éste: el neófito tiene que vivir cada momento de su vida viviéndolo plenamente. Debe pensar: "ahora es el mediodía, ahora estoy atravesando el patio, ahora me encontraré con el superior", y al mismo tiempo debe pensar que el mediodía, el patio y el superior son irreales, son tan irreales como él y como sus pensamientos. Porque el budismo niega el yo.
Una de las desilusiones capitales es la del yo. El budismo concuerda así con Hume, con Schopenhauer y con nuestro Macedonia Fernández. No hay un sujeto, lo que hay es una serie de estados mentales. Si digo "yo pienso", estoy incurriendo en un error, porque supongo un sujeto constante y luego una obra de ese sujeto, que es el pensamiento. No es así. Habría que decir, apunta Hume, no "yo pienso", sino "se piensa", como se dice "llueve". Al decir llueve, no pensamos que la lluvia ejerce una acción; no, está sucediendo algo. De igual modo, como se dice hace calor, hace frío, llueve, debemos decir: se piensa, se sufre, y evitar el sujeto.
En los monasterios budistas los neófitos son sometidos a una disciplina muy dura. Pueden abandonar el monasterio en el momento que quieran. Ni siquiera -me dice María Kodama - se anotan los nombres. El neófito entra en el monasterio y lo someten a trabajos muy duros. Duerme y al cabo de un cuarto de hora lo despiertan; tiene que lavar, tiene que barrer; si se duerme lo castigan físicamente. Así, tiene que pensar todo el tiempo, no en sus culpas, sino en la irrealidad de todo. Tiene que hacer un continuo ejercicio de irrealidad.
Llegamos ahora al budismo zen y a Bodhidharma. Bodhidharma fue el primer misionero, en el siglo VI. Bodhidharma se traslada de la India a la China y se encuentra con un emperador que había fomentado el budismo y le enumera monasterios y santuarios y le informa del número de neófitos budistas. Bodhidharma le dice: 'Todo eso pertenece al mundo de la ilusión; los monasterios y los monjes son tan irreales como tú y como yo." Después se va a meditar y se sienta contra una pared.
La doctrina llega al Japón y se ramifica en diversas sectas. La más famosa es la zen. En la zen se ha descubierto un procedimiento para llegar a la iluminación. Sólo sirve después de años de meditación. Se llega bruscamente; no se trata de una serie de silogismos. Uno debe
intuir de pronto la verdad. El procedimiento se llama satori y consiste en un hecho brusco, que está más allá de la lógica.
Nosotros pensamos siempre en términos de sujeto, objeto, causa, efecto, lógico, ilógico, algo y su contrario; tenemos que rebasar esas categorías. Según los doctores de la zen, llegar a la verdad por una intuición brusca, mediante una respuesta ilógica. El neófito pregunta al maestro qué es el Buddha. El maestro le responde: "El ciprés es el huerto." Una contestación del todo ilógica que puede despertar la verdad. El neófito pregunta por qué Bodhidharma vino del Oeste. El maestro puede responder: "Tres libras de lino." Estas palabras no encierran un sentido alegórico; son una respuesta disparatada para despertar, de pronto, la intuición. Puede ser un golpe, también. El discípulo puede preguntar algo y el maestro puede contestar con un golpe. Hay una historia -desde luego tiene que ser legendaria- sobre Bodhidharma.
A Bodhidharma lo acompañaba un discípulo que le hacía preguntas y Bodhidharma nunca contestaba. El discípulo trataba de meditar y al cabo de un tiempo se cortó el brazo izquierdo y se presentó ante el maestro como una prueba de que quería ser su discípulo. Como una prueba de su intención se mutiló deliberadamente. El maestro, sin fijarse en el hecho, que al fin de todo era un hecho físico, un hecho ilusorio, le dijo: "¿Qué quieres?" El discípulo le respondió:
"He estado buscando mi mente durante mucho tiempo y no la he encontrado." El maestro resumió: "No la has encontrado porque no existe." En ese momento el discípulo comprendió la verdad, comprendió que no existe el yo, comprendió que todo es irreal. Aquí tenemos, más o menos, lo esencial del budismo zen.
Es muy difícil exponer una religión, sobre todo una religión que uno no profesa. Creo que lo importante no es que vivamos el budismo como un juego de leyendas, sino como una disciplina; una disciplina que está a nuestro alcance y que no exige de nosotros el ascetismo. Tampoco nos permite abandonarnos a las licencias de la vida carnal. Lo que nos pide es la meditación, una meditación que no tiene que ser sobre nuestras culpas, sobre nuestra vida pasada.
Uno de los temas de meditación del budismo zen es pensar que nuestra vida pasada fue ilusoria. Si yo fuera un monje budista pensaría en este momento que he empezado a vivir ahora, que toda la vida anterior de Borges fue un sueño, que toda la historia universal fue un sueño. Mediante ejercicios de orden intelectual nos iremos liberando de la zen. Una vez que comprendamos que el yo no existe, no pensaremos que el yo puede ser feliz o que nuestro deber es hacerlo feliz.
Llegaremos a un estado de calma. Eso no quiere decir que el nirvana equivalga a la sensación del pensamiento y una prueba de ello estaría en la leyenda del Buddha. El Buddha, bajo la higuera sagrada, llega al nirvana, y, sin embargo, sigue viviendo y predicando la ley durante muchos años.
¿Qué significa llegar al nirvana? Simplemente, que nuestros actos ya no arrojan sombras. Mientras estamos en este mundo estamos sujetos al karma. Cada uno de nuestros actos entreteje esa estructura mental que se llama karma. Cuando hemos llegado al nirvana nuestros actos ya no proyectan sombras, estamos libres. San Agustín dijo que cuando estamos salvados no tenemos por qué pensar en el malo en el bien. Seguiremos obrando el bien, sin pensar en ello.
¿Qué es el nirvana? Buena parte de la atención que ha suscitado el budismo en el Occidente se debe a esta hermosa palabra. Parece imposible que la palabra nirvana no encierre algo precioso. ¿Qué es el nirvana, literalmente? Es extinción, apagamiento. Se ha conjeturado que cuando alguien alcanza el nirvana, se apaga. Pero cuando muere, hay gran nirvana, y entonces, la extinción. Contrariamente, un orientalista austriaco hace notar que el Buddha usaba la física de su época, y la idea de la extinción no era entonces la misma que ahora: porque se pensaba que una llama, al apagarse, no desaparecía.
Se pensaba que la llama seguía viviendo, que perduraba en otro estado, y decir nirvana no significaba forzosamente la extinción. Puede significar que seguimos de otro modo. De un modo inconcebible para nosotros. En general, las metáforas de los místicos son metáforas nunciales, pero las de los budistas son distintas. Cuando se habla del nirvana no se habla del vino del nirvana o de la rosa del nirvana o del abrazo del nirvana. Se lo compara, más bien, con una isla. Con una isla firme en medio de las tormentas. Se lo compara con una alta torre; puede comparárselo con un jardín, también. Es algo que existe por su cuenta, más allá de nosotros.
Lo que he dicho hoy es fragmentario. Hubiera sido absurdo que yo expusiera una doctrina a la cual he dedicado tantos años -y de la que he entendido poco, realmente - con ánimo de mostrar una pieza de museo. Para mí el budismo no es una pieza de museo: es un camino de salvación. No para mí, pero para millones de hombres. Es la religión más difundida del mundo y creo haberla tratado con todo respeto, al exponerla esta noche.


Esta recopilación fue enviada por Juan Catilla a quien agradezco por su aporte. Si usted escribe y quiere compartir su material, puede enviárlo a pensamientos@karigue.com.ar y lo publicaré en la sección “Amigos”.