martes, 21 de octubre de 2008

Poemas Memorables - Miguel Hernández

Poema dedicado a Miguel Hernández:

Hay hombres
como bosques
en donde en cada mañana
en todo momento

Se escucha el canto de los pájaros
el rumor del bosque mismo
en donde los animales
aún salvajes
intenta cantar
hablar

solo así, los escucha
y cada palabra además
de ser sonido
es sentimiento de su corazón

la sangre es la tinta
en la mano

en forma directa
la mueve
su corazón.

Karigüe



Poemas
Del libro: Miguel Hernández Antología
Editorial: Lozada
Dirección y Selección: Ernesto Sábato



El Sudor

En el mar halla el agua su paraíso ansiado
y el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje.
El sudor es un árbol desbordante y salado,
un voraz oleaje.

Llega desde la edad del mundo más remota
a ofrecer a la tierra su copa sacudida,
a sustentar la sed y la sal gota a gota,
a iluminar la vida.

Hijo del movimiento, primo del sol, hermano
de la lágrima, deja rodando por las eras,
del abril al octubre, del invierno al verano,
áureas enredaderas.

Cuando los campesinos van por la madrugada
a favor de le esteva removiendo el reposo,
se visten una blusa silenciosa y dorada
del sudor silencioso.

Vestidura de oro de los trabajadores
adorno de las manos como de las pupilas.
Por la atmósfera esparce sus fecundos olores
una lluvia de axilas.

El sabor de la tierra enriquece y madura:
caen los copos del llanto laborioso y oliente,
maná de los varones y de la agricultura,
bebida de mi frente.

Los que no habéis sudado jamás, los que andáis yertos
en el ocio sin brazos, sin música, sin poros,
no usaréis la corana de los poros abiertos
ni el poder de los toros.

Viviréis maloliendo, moriréis apagados:
la encendida hermosura reside en los talones
de los cuerpos que mueven sus miembros trabajados
como constelaciones.

Entregad al trabajo, compañeros, las frentes:
que el sudor, con su espada de sabrosos cristales,
con sus lentos diluvios, os hará transparentes,
venturosos, iguales.



Sepultura de la imaginación

Un albañil quería…No le faltaba aliento.
Un albañil quería, piedra tras piedra, muro
tras muro, levantar una imagen al viento
desencadenador en el futuro.

Quería un edifico capaz de lo mas leve.
No le faltaba aliento. ¡Cuánto aquel ser quería!
Piedras de plumas, muros de pájaros los mueve
una imaginación al mediodía.

Reía, Trabajaba. Cantaba. De sus brazos
con un poder más alto que el ala de los truenos,
Iban brotando muros lo mismo que altazos.
Pero los aletazos duran menos.

Al fin, era la piedra su agente. Y la montaña
tiene valor de vuelo si es totalmente activa.
Piedra por piedra es peso y hunde cuanto acompaña
aunque esto sea este un mundo de ansia viva.

Un albañil quería… pero la piedra cobra
su torva densidad brutal en un momento.
Aquel hombre labraba su cárcel. Y en su obra
fueron precipitados él y el viento.



Vuelo

Sólo quién ama vuela. Pero ¿quién ama tanto
que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
quisiera remontarse directamente vivo.

Amar… Peor, ¿quién ama? Volar… ¿quién vuela?
Conquistaré el azul ávido de plumaje,
pero el amor , abajo siempre, se desconsuela
de no encontrar las alas que da cierto coraje.

Un ser ardiente, claro de deseos, alado,
quiso ascender, tener la libertad por nido.
Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.
Donde faltan plumas puso valor y olvido.

Iba tal alto a veces, que le resplandecía
sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.
Ser que te confundiste con una alondra un día,
te desplomaste otro como el granizo grave.

Ya sabes que la vida de los demás son losas
con que tapiarte; cárceles con que tragar la tuya.
Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.
A través de las rejas, libre la sangre afluya.

Triste instrumento alegre de vestir; apremiante
tubo de apetecer y respirar el fuego.
Espada devorada por el uso constante.
Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.

No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas
por estas galerías donde el aire es mi nudo.
Por más que te debatas en ascender, naufragas.
No calmarás. El cuerpo sigue desierto y mudo.

Los brazos no aletean. Son acaso una cola
que el corazón quisiera lanzar al firmamento.
La sangre se entristece de debatirse sola.
Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.

Cada ciudad, dormida, despierta, loca, exhala
un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve
como un élitro ronco de no poder ser ala.
El hombre yace. El cielo se eleva. El aire mueve.

1 comentario:

Profundistas dijo...

El Arte Contemporáneo dice: Ey, si la vida no tiene sentido, cada uno a construirle uno y que sea de vuestro agrado. El Profundismo replica: tenéis razón, el hombre anhela un sentido de vida para dotarla a ésta de existencia, pero seamos honestos también: no podemos vivir sólo para cada uno de nosotros como indolentes autosuficientes. Esto quiere decir dos cosas:

EL ARTISTA(POETA, ESCULTOR, PINTOR, ESCRITOR, ARTESANO, MÚSICO, ETC) DEBE DEJAR DE EXHIBIRSE COMO UN MENDICANTE DE LA FAMA Y EL ÉXITO INVIDIVIDUAL. EL ARTE NO ES NINGÚN PRODIGIO, NO ES NADA SUBLIME, ES UNA MANIFESTACIÓN MÁS DEL INSTINTO HUMANO/ANIMAL POR COMPRENDER SU CONTINGENCIA TEMPO-ESPACIAL.

EL COMPROMISO DEL ARTISTA CON SU REALIDAD CIRCUNDANTE NO CONVIENE A UN DEBER “COOPERATIVO”, SINO A UN DEBER POLÍTICO ELEMENTAL PARA CON SU PROPIA OBRA. ES MENESTER QUE SE ENFRENTE CON SU INEVITABILIDAD HISTÓRICA QUE COMPARTE CON LOS DEMÁS. SU VOZ AUNQUE MUERDA INDIVIDUALIDAD PERMANECE EN LA RETINA DE UNA SOCIEDAD.