lunes, 31 de marzo de 2008

Poema - La huella

El mundo
no es la creación del espíritu;
sí la natural defensa,
reacción del universo,
la elemental sustancia
que se retira.

Se aleja cada vez más.

Y desesperado, el hombre ve
en el fuego,
en la luna,
en el Sol,
al Dios.

Los niños y los profetas
lo comprenden.

El vacío por llenar

¡La Huella!.

Karigüe

domingo, 30 de marzo de 2008

Libro “El silencio” – Capítulo 7

LA PALABRA

El río de las cosas llega, viene, avanza, con sus aguas claras, transparentes, regando, refrescando sus orillas, en donde brotan, crecen, árboles como sentimientos, rosas como pensamientos, cultivos como cultura. Todo como si fuera otro río, un río más transparente, más grande, inmenso, que avanza sobre el desierto, la llanura, las montañas, los cielos; sobre el mundo.
Es la vida, el universo, en sí lo que avanza constantemente; como queriéndose elevar de sí, buscando algo, siempre es algo diferente. Todos fuimos echados de un paraíso de plenitud para ser ahora capa, parte, peldaño, por donde un espíritu que nos habita busca, anhela, a través de nosotros, lo que aún ignoramos.
Punta de lanza somos, avanzando sobre la serena oscuridad y en el silencio. Morada compartida es nuestra verdadera morada.
Todo sonido es un balbuceo, un rugir, un alarido, un grito o simplemente una oración; sólo después que el alma se arrobe a si misma y en su ensimismamiento de morada al espíritu, brotará la melodía.
Una melodía es el canto de la vida sobre el muro de silencio; es el lamento, es el eco de un aliento que nos llega desde muy lejos. Es como sí ese aliento fuera el mar que se eleva de sí y se queda suspendido; solo para que la rotación de la tierra permita que lleguemos a él y seamos tiempo.
Tiempo y silencio, de eso estamos formados.
Algo que permanece, algo que a lo que llegamos sólo porque nos movemos, sólo porque caminamos, porque avanzamos. Este es el secreto del beduino; cuando él camina, la vida, los seres, los hechos que permanecen quietos le llegan. Es como si él viviera en un vaivén, por un lado sigue por su inquieto camino mientras las cosas lo retienen, y en ese retener brota una vida, otra vida que es paz, que es plenitud en su alma; en el alma del gitano y en sí, en la del hombre común también.
Es el silencio lo que está, él es el que contiene y retiene a todos los sonidos. Pero a la vez contiene a los universos que nacen, viven y que mueren. Y contiene a la vida, al mundo, a los hombres, a las ideas.
Pero es ahí cuando en las noches los vientos conversan con las flores, cuando las nubes juegan como fantasmas por el bosque, y cuando sobre la mano extendida, como una hoja del árbol, se deposita lo nuevo y es. Morada abierta es el alma, es el mundo en donde lo recién llegado se cristaliza, se vuelve presencia, cristalina transparente, que el sol convierte en arco iris, en esos colores puros, en esos rayos que iluminan traspasando inclusive lo que todavía no somos.
Es una gota de rocío sobre el pétalo de una rosa roja bañada por el sol de un amanecer andino; allí en donde el sol es más puro, en donde sus rayos llegan y rebotan en el muro de lo vivo; en esa piel verde, flexible, que se mece con las caricias del viento que baja de las altas montañas; de aquellas montañas cubiertas de una capa blanca, de ese manto sangrado con el que el agua cubre la desnudez de la tierra.
Todo un mundo que el silencio hace callar nuevamente, aún a la alondra, aún a los jilgueros o al ruiseñor que canta en la niebla.
Las palabras, el canto, el poema, son como flechas lanzadas al vacío en busca del otro, en busca de un muro para que su eco sea lo que dure. Para que el silencio permanezca.
El silencio es un templo; somos sólo sus sacerdotes, sus feligreses que oran, que rezan, y que en nuestro tiempo se elevan como portentosas letanías que nadie escucha; porque el templo esta cerrado, está sellado para aquel que solo quiere escuchar.
Más allá, allá a lo lejos, se escucha como el murmullo de un riachuelo, pasando por un pedregal, lo que ya está llegando.
Por nuestras ciudades las maquina emiten sonidos que se repiten; son sonidos como soldados que avanzan, que desfilan con paso uniforme y cadencioso; sonidos encadenados.
Desde hace mucho tiempo los sonidos del mundo exterior entraron y aún están entrando en el cuerpo del hombre; allí se almacenan, allí se maceran y vuelven, salen, del cuerpo convertidos en movimiento, en estremecimiento, en baile, en danza.
El cuerpo mudo danza como si hablara, se nueve como si en cada movimiento se expresara; expresara una forma de decir distinta, más sutil, pero cada vez más potente.
El silencio guarda también al movimiento para que de él brote nuevamente, ya con esa plasticidad que hace del hombre un escultor, un escritor, un pintor, y por que no también, hace brotar de él la danza.
O ese perfume del alma llamada la poesía; palabras con música, que pareciera que danzaran sobre el papel.
¿Por qué entonces el silencio no podría contener al tiempo? Si el tiempo sólo es un movimiento al revés. El movimiento es cuando se desplaza algo sobre algo; puede ser que una parte permanezca quieta mientras la otra se mueve, pero puede ser al revés también.
¿No será que el tiempo es el que permanece quieto? ¿No será que lo que mide, que en nuestro caso es el mono que piensa, es el que permanece quieto mientras lo otro avanza? ¿Qué sería lo otro? ¿No sería el silencio, como cuando lo que hace silbar al pajonal no es en sí la paja, sino le viento que pasa por ella?
¿No será así? ¿No será que la vida que pasa por nosotros nos hace decir, nos hace hablar, nos hace romper el silencio, ese silencio que somos?
¿No será que el tiempo es solo la medida, que el mono que mide ha creado sólo para registrar el paso de la vida, de su vida?
Tenemos cuerpo, sentidos, alma, espíritu, que se están haciendo, que se están creando, pero ¿No será que ese cuerpo es sólo lo que el paso de la vida nos deja, como cuando un río nos baña y nos deja los musgos? ¿No será que somos los cachalotes que se forman en el centro de los ríos, para después ser islas, continentes, tierra, mundo?
¿No será que nosotros somos los que permanecemos quietos, lo infinito, y que lo que pasa: la vida, el mundo, el universo, es sólo lo que nos forma, lo que nos da forma, presencia, para ser vistos, reconocidos por el animal que nos asecha, es decir por el tiempo?
No lo sé, solo sé que siento que aquella gota de rocío que se deposita en mi alma, calma mi sed, no sólo la de este, mi cuerpo mudo, sino de éste espíritu que por momentos vuela y por otros permanece adentro, como si él fuera el punto desde donde me erijo o desde donde rompo el silencio que soy, sólo para que tú me escuches.
Karigüe

Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a amigos@karigue.com.ar .
Gracias. Karigüe

domingo, 16 de marzo de 2008

Poema - El Idioma

Mi alma como el mar.

Sentimiento,
ola de vida que el rayo excita.

Brazo extendido,
cae
como instinto,
como pensamiento,
como lluvia.

Estado inmenso
que en el infinito,
se pierde.

Placenta viva.


II

Se rompe el ciclo de la savia.
Nace el beduino.

Mar excitado
por las estrellas;
sueño hecho carne.

Dolor, grito, palabra.
Olas de sangre.

Idioma.

Karigüe

sábado, 15 de marzo de 2008

Reflexiones Celebres - Karl Popper

Del libro: “ El porvenir está abierto" de Karl Popper y Konrad Lorenz.

Lorenz:

Yo diría más bien: de algo que actúa aparentemente desde arriba. En realidad el universo entero ha sido fabricado de antemano de tal suerte que existe al menos la posibilidad de tener una actividad, una “voluntad”, como acaba de decir karl. Es erróneo al menos produce una sensación equivocada, afirmar que la vida anda ensayando a tientas en todas direcciones, y que, sin embargo, sigue una trayectoria ascendente. Parece más convincente y adecuado, desde un punto de vista humano, decir que la vida es un proceso de búsqueda de conocimientos. “Vivir” es aprender”, fue el título que pusimos a nuestra charla televisada. La vida ha sido establecida de tal moda a través de la selección – así podemos afirmarlo, sin apartarnos de Darwin – que alimenta, por utilizar un vocablo del leguaje cibernético, el sistema vital con datos relativos a su entorno. Si dentro del organismo surge una imagen cada vez más completa del entorno, ello se debe precisamente a un andar ensayando siempre de una manera activa. Ese ensayo constante en todas las direcciones constituye una actividad vital, no una espera pasiva. La vida emprende una tarea, afronta un riesgo. Nada importa que se es riesgo parezca una equivocación. La vida se arriesga, experimenta. También cualquier consorcio químico invierte buena parte de sus ganancias en el laboratorio, pues sabe con toda seguridad que acabará por resultarle rentable. He aquí uno de los procesos que determinan el paso acelerado que lleva la evolución; de lo contrario no tendríamos bastante con los pocos miles de millones de años que los radiólogos nos conceden.

Reflexiones Celebres - Konrad Lorenz

Del libro: “ El porvenir está abierto" de Karl Popper y Konrad Lorenz.

Popper:

La mala filosofía perjudica el arte

No sé cuántos años llevo ya defendiendo a Bühler a este respecto, pero hasta la fecha no he encontrado eco. Por eso me gustaría repetirlo ahora una vez más. Muy propio de la superficialidad intelectual de estos tiempos es el hablar de la lengua en todo momento como si solo fuera comunicación, simple comunicación, o bien simple expresión. El hincapié que se ha hecho en la simple expresión que supone el lenguaje ha desembocado por lo demás en el expresionismo. ¿Y qué es el arte en su acepción general? El arte es la expresión de la personalidad: Yo, el artista, soy importante en lo que es el arte; yo no tengo más remedio que expresarme y eventualmente no tengo más remedio que comunicarme. Eso es lo único que importa en el arte. Y eso es lo que lo ha condenado a su destrucción. Al fin y al cabo, los artistas sólo son seres humanos, y si oyen decir que todo es expresión, acaban por expresar simplemente sus sentimientos o quizás incluso el espíritu de su época. A eso se reduce la verdad en torno a la decadencia del arte: los filósofos superficiales son culpables de la decadencia del arte.

Proverbios

1.- Planta, siembra y cría y vivirás con alegría. (Proverbio Español)

2.- La barca pasa, pero el río queda. (Proverbio Malayo)

3.- Ser amable es ser invencible. (Proverbio Chino)

4.- Olla con gallina, la mejor medicina. (Proverbio Español)

5.- Fruta nueva…¿quién no la prueba?. (Proverbio Español)

6.- Comida gustosa, un poquito de cada cosa. (Proverbio Español)

7.- Si el mar fuera vino, todo le mundo sería marinero. (Proverbio Español)

8.- Panza llena, quita pena. (Proverbio Español)

9.- A nadie le amarga un dulce. (Proverbio Español)

10.- El camino de la boca, nadie lo equivoca. (Proverbio Español)

11.- No habiendo lomo, de todo como. (Proverbio Español)

12.- Pescado de buen comer, del mar ha de ser. (Proverbio Español)

13.- Un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero. (Proverbio Español)

14.- Carne blanda y vino puro, alimento seguro. (Proverbio Español)

15.- El sabio habla de ideas, la inteligencia de hechos, el vulgar de lo que come. (Proverbio Español)

16.- El mejor espejo es un ojo amigo. (Proverbio Español)


Estos Proverbios o Refranes fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Proverbios y Refranes)

viernes, 14 de marzo de 2008

Libro “El mar” – Capítulo 7

MUNDO

La arena de la playa, tan semejante a la del desierto. El viento la lleva, la trae, y ella todo mansa se deja suspender por garras invisibles que la hacen formar figuras, montañas móviles, ¡ciénagas tan semejante al agua!; y a donde el beduino cae, se sumerge, como en un pozo de agua.
Y de vez en cuando una isla, un oasis.
Algo diferente que se eleva de sí; como cuando dos amantes intercambian dones, sus presencias. El agua y la arena, dos nombres, dos elementos tan presentes. Uno puede tomar formas: ser lluvia, río, hielo, témpano; el otro, médano, roca, tormenta; los dos movidos por esa mano potente que es el viento; lazo, brazo.
Como si el viento fuera vida; un elemento nuevo, un elemento brotado de la naturaleza que los une, que los separa sólo para volverlos a unir con más fuerza.
Una tormenta de arena, tan semejante a un huracán. Dos remolinos de viento; uno sobre el mar, el otro sobre la tierra. ¡Cuánta vida, cuánta energía puesta de manifiesto! Como en el hombre es la ira, la cólera. Y después siempre la quietud. Mientras nosotros esperando respuestas de los dioses, cada vez más lejanos, más oscuros; y a la vez, en nosotros, cuanto deseo de descansar, cuanta necesidad de quietud.
Con las ideas nos vamos a descansar. No pensamos más, ni buscamos.
Decimos así es, la vida es así. Y no nos detenemos a verla, a observarla, a contemplarla, a disfrutarla. Así como decimos, no doy más, estoy cansado; solemos decir señor que se haga tu voluntad. ¡Cómo acortamos camino! No somos capaces de observar, de mantenernos en pie frente a la tormenta, frente al sol, caminar con la frente en alto y decir: yo soy como ustedes, tengo dentro de mí la tormenta, la calma, el cielo y el infierno. Mi sangre gira ya en círculos. Estoy tratando de acercarme hacia vosotros. Tengo, he construido y estoy construyendo herramientas, zancos con los cuales algún día estaremos tan cerca que podremos hablar, podremos compartir un reino, una comarca que no es de dioses, sino de aquellos que son capaces de desafiar las leyes de la naturaleza, del mundo. Mundo que es nuestra creación y la naturaleza es de lo que estamos hechos.
¡Cuantas cosas por hacer, por decir! Pero nos demoramos con las palabras, más aun, con el pensamiento; ya que ellos nos han encantado. Creemos que a través de ellos podemos saber de nosotros, podremos saber algo, solamente algo; nosotros somos más que palabra, más que pensamiento. Nuestro ser no es pensar, tal vez pensar es solo un tentáculo con el que hemos avanzado hasta ahora.
Este es el tiempo del tejido. De unir relaciones como lo hacen los poetas, los científicos, los artistas. Ni Van Gogh, ni Bach fueron pensadores; ellos fueron relacionadores. Ya el pensamiento nos ha dejado frente a las cosas, frente al ser de las cosas, a lo que son ellas; no solo apariencias, sino elementos constitutivos de un tejido muy especial, llamado mundo.
Mundo es la morada desde donde nos estamos elevando hacia las cosas más profundas, más elementales. Ya no tenemos como dioses al sol, ni a la luna, ni menos a las estrellas. Ellos son elementos constitutivos del universo como nosotros. Así también, ni nuestro yo, ni nuestra conciencia, ni menos nuestra alma, son divinas, llegadas de los cielos; todos brotaron del barro, y lo seguirán haciendo.
Y nuestro ser, nuestro bendito ser no es otra cosa que lo que vamos siendo; aquello que estamos haciendo brotar de nosotros, como sentimientos, deseos, necesidades, sueño, anhelos, afectos, ideas, pensamientos. Todo un conglomerado de cosas, de miembros, de tentáculos, como los del cuerpo. ¿Qué son nuestros brazos, nuestros ojos, nuestros oídos, sino tentáculos, con los cuales nos queremos relacionar con lo otro, con lo que está frente a nosotros?
Somos astros formando una constelación, un mundo, una humanidad. Una zona del universo es nuestra, es nuestra morada, desde donde nos erigimos. Decimos presente, no solo porque estamos sino porque somos hijos legítimos del universo, por que cumplimos su primera ley: nos expandimos dentro de un planeta que solo es vientre. Contamos con una herramienta tan efímera como real: la imaginación. Si inclusive podemos observar, contemplar con ella al universo. Contenerlo, aunque sea con nuestra mente, en nuestra mente como imagen.
Pero ahí no queda nuestro sueño. Ahora sabemos su edad, sabemos la cantidad aproximada de galaxias, de soles que tiene cada galaxia. Ahora preguntémonos, ¿Cómo podemos pensar que el universo se desarrolla en el vacío? Seria ingenuo pensar así. Nuestro universo se desarrolla, se expande, dentro de otro, y así aunque nuestra imaginación no llegue, nuestra razón nos dice que es imposible que exista el vacío. Siempre hay algo desde donde se erige algo.
¿Porqué entonces ahora no pensar en mundos y universos superpuestos, paralelos, englobados, interiores y exteriores? Tememos no pensar así porque sobrepasa nuestra capacidad de entendimiento con las cosas hasta ahora conocidas. Sucede algo similar a cuando no podíamos ver más allá de mil metros. Entonces tuvimos que inventar el telescopio. Ahora entonces, ya estamos escarbando en nuestra materia por medio de nuestras ciencias, los quartz, los genes, las sinapsis y tantos otros elementos que nos circundan, que nos sostienen.
Sin embargo, a una tormenta, a un tornado, los consideramos fenómenos; como si todo lo de afuera fuera de otro, fuera extraño, no fuera nuestro también. Solemos decir lo nuestro es lo que está dentro de nuestra piel. ¡Qué manera simple de ver, de sentir la vida! Algún día debemos comenzar a pensar que lo exterior también es nuestro; que una tormenta, un tornado, el agua, la arena, son parte de nosotros; son elementos que nos constituyen, nos forman.
Estamos comenzando a ver con nuestra mente, a ver lo que somos, lo que es nuestro medio ambiente. Estamos dándonos cuenta que nuestro vientre real es lo exterior, ya que de ahí hemos brotado, hemos nacido, para ser más claros.
Si te digo somos universos, somos el universo, tú saldrías espantado, corriendo, como cuando te rebalsa el mar, como cuando un Tsunami te sumerge en el desierto de tu ignorancia.
Estamos comenzando a tejer las cosas que nos rodean, pero no solo por la parte de adentro de la piel de nuestra alma, sino por afuera también.
Somos como una delgada capa invisible que vibra, que registra esa vibración y emite sonidos, pensamientos, ideas. Y con esas ideas formamos mundo.
El mundo es algo virtual. Una morada que sin ella el hombre desaparecería inexorablemente; así como los bosques sin las plantas, sin los árboles, serían otra cosa, no bosques.
Somos niños todavía. Niños que están aprendiendo a ver, a pensar, a relacionar lo que realmente somos. Estamos comenzando a tener conciencia, a conocer las cosas de las cuales estamos formados, a conocer al mundo exterior, es decir, al universo, encontrando en cada componente del mismo una parte, una pieza del rompecabezas que somos, que estamos tratando de unir, para ver.
Estamos como en el tiempo del carreteo. Hemos pensado, estamos pensado, pero a la vez ya hemos comenzado a tejer, a relacionar las cosas dispersas para formar el manto, la base, la plataforma desde donde saldremos a lo otro, a lo diferente, a aquello que nos de la plenitud, que seremos capaces de crear, de formar: El hombre espiritual.
Karigüe


Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a amigos@karigue.com.ar .
Gracias. Karigüe

jueves, 13 de marzo de 2008

Frases Celebres - El Pensamiento

1.- Cuando examino los métodos de pensamiento, llego a la conclusión de que el don de la fantasía me ha significado más que mi talento para absorber el conocimiento positivo. (Albert Einstein)

2.- Las cosas más gratas en el mundo son los pensamientos agradables. El gran arte de la vida consiste en tener tantos de aquellos pensamientos como sea posible. (Michel de Montaigne)

3.- Hacer verdaderos los pensamientos significa no engañarse a sí mismo. (Confucio)

4.- Quien piensa poco, se equivoca mucho. (Leonardo Da Vinci)

5.- Pensar, sin aprender, es cansador y peligroso. Aprender, sin pensar, es vano. (Confucio)

6.- ¿Pensaron alguna vez que si no fuera por todos, nadie sería nada?. (Quino)

7.- No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice. (Quino)

8.- Nunca te expreses más claramente de lo que eres capaz de pensar. (Niels Henrik David Bohr)

9.- Investigar es ver lo que todo el mundo ha visto, y pensar lo que nadie más ha pensado. (Albert Szent Gyorgi)

10.- La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella. (Marco Aurelio)

11.- El pensamiento y la palabra son sinónimos. (Breton)


Las Frases Célebres de El Pensamiento o Citas Célebres de El Pensamiento fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases del Pensamiento y Citas del Pensamiento)

martes, 11 de marzo de 2008

Poema - El Arte

“Alrededor del héroe, la tragedia,
Alrededor de Dios, ¿El mundo?”
Nietzsche

Alrededor del hombre, la belleza.

Tierra, agua,
fuego y éter.

Mar como sentimiento.
Nube como pensamiento.

Y
el rayo
la idea,

Iluminando al hombre.

Convirtiéndolo,

en belleza.

Karigüe

Libro “El mar” – Capítulo 6

SENTIDO

Cuan hermoso es recibir la brisa del mar cuando está amaneciendo, cuando todavía las gaviotas caminan por la arena, por esa arena mojada, por esa arena húmeda que descubre la ola cuando se retira, dejando a su paso burbujas, huellas, rastros dejados por almejas presurosas de no quedar a la intemperie, mientras las gaviotas picotean lo que dejan las olas.
Se pueden ver así sobre las orillas, las bandadas de cangrejos, bancos de cangrejos amenazantes con sus patas hechas pinzas, avanzando como las tropas de Atila. Pueden caminar sobre la arena, como nadar en el mar; seres que todavía conservan la habilidad de vivir en el agua como en la tierra.
El cangrejo realmente no es una criatura agradable para la vista; el sólo ver las patas, como mordazas, como las mordazas de un escorpión, de un alacrán, nos impresiona. Nos estremece además esos ojos rasgados, como los de los chinos, pero más alargados aún, con ese cuerpo de camarón cuadrado.
Son espectaculares todas esas especies de animales que caminan con varias patas y brazos–mordazas; dan la impresión que fueran articulados, cómo si sus cuerpos estuvieran hechos de a pedazos, por secciones, de formas alargadas como tienen los lagartos, como las culebras.
Lo que lo hace aún más especial al cangrejo es que camina tanto para adelante como para atrás, con igual habilidad y velocidad.
Cuando se lo contempla, imaginamos aquel lejano tiempo en el que los animales comenzaron a quedar sobre la tierra; cuando las aguas del mar se retiraban. En aquel entonces había un sólo mar que cubría toda la faz de la tierra.
Es la necesidad lo que nos hizo caminar, lo que nos hizo respirar, aunque siempre tuvimos que contar con nuestra astucia para poder sobrevivir. El quedar al descubierto fue algo fuerte y diferente.
Algunos debimos haber quedado sobre un charco, dentro de un lago, de una laguna, que luego lentamente se fue secando. El barro fue nuestra placenta, vientre desde donde comenzamos a caminar.
Una cosa es nadar, otra caminar. Nadar es desplazarse en un medio familiar; un poco de esfuerzo sobre el cuerpo nos suele impulsar suavemente sobre y dentro de esa masa uniforme; pero al salir al aire, a la intemperie, necesitamos respirar, necesitamos tragar cierta cantidad de aire. Un material distinto al de nuestro cuerpo; y además tenemos que lograr introducirlo en él para que purifique la sangre en nuestro pulmones.
Las branquias solo hacen o permiten el intercambio de medios acuosos; un cambio relativamente tenue: agua y sangre, líquidos muy similares. Mientras que el aire y la sangre son diferentes; uno es gaseoso y el otro liquido, aunque ambos tienen oxigeno, pero sus estructuras en sí son diferentes.
Al caminar estamos siendo sometidos por la gravedad, la fuerza de gravedad sobre nosotros, en los pies. Cada paso es vencer a esa fuerza y luego ceder, para así avanzar, caminar, correr, por lo general distancias cortas; recorridos de un puñado de kilómetros, nada comparables con los realizados por el vuelo de los pájaros
Todo este esfuerzo titánico tuvo que sostener por mucho tiempo el animal. Si observamos con detenimiento a la evolución de la forma de desplazamiento, notaremos que fue lenta, desde la de la serpiente, la del gusano, la de la lagartija, la del cocodrilo, hasta llegar al mono, que comenzó a caminara con cuatro patas, para luego lograr ponerse erguido, y caminar en dos.
Todo un proceso casi continuo. Hay algo curioso: a los primeros ascendientes del hombre se los está encontrando en Tanzania. Allí se encuentra también la reserva más completa de animales sobre todo el planeta. Debe haber comenzado ahí a caminar la especie que dio origen a los hombres. Debe haber habido alguna razón para que el agua haya comenzado a dejar al descubierto a la tierra en esa zona.
Solo después, el mono que piensa se comenzó a desplazar; comenzó a moverse hasta llegar a la actual Europa; luego a Asia, y por último a América. Ya han pasado unos quinientos mil años desde que el mono comenzó a hacer, a tener cultura, a cultivarse así mismo.

Uno de los sentidos más especiales que tiene el hombre es el de vista. El que le permite captar imágenes.
Es verdad que los cuerpos emiten una cierta forma de energía que hoy en día se pueden captar por medio de los rayos infrarrojos; pero a la vez el receptor tiene que tener un instrumento capaz de registrarlo.
¿No sucede lo mismo con el sentido del pensar y el Ser?
Veamos como:
El sentido de la vista capta imágenes que son enviadas al órgano llamado cerebro. Allí son registradas, guardas, almacenadas; pero también procesadas, ordenas y relacionadas.
Cuando el animal vivía aún en agua, en donde la claridad es poca, casi nula, los sonidos, las vibraciones eran más nítidas; para ello tenía la piel como elemento receptor y porque no, l informador del incipiente cerebro.
El cerebro, de tantas imágenes, sonidos, sabores, olores, recibidos, de tanta información almacenada, fue relacionándolos y formando algunos tipos de conexiones entre las neuronas. Tal vez en las primeras etapas del hombre, todo ello era como la informática de nuestros días; el cerebro era una máquina procesadora de datos y de imágenes.
Pero en algún momento, ésta máquina muy especial, además de procesar los datos, comenzó a crearlos ella misma; y ello fue la imaginación. Comenzó a imaginar cosas nuevas, que no existían. Comenzó a crear.
Este es un paso tan grandioso como el de la transformación del ARN en ADN. Allí comenzó a reproducirse y a tener memoria activa. Con nuestro incipiente cerebro comenzamos a imaginar, a relacionar las cosas. Debe haber sido una cantidad impresionante de datos que ésta bendita máquina tuvo que identificar, ordenar. Indudablemente no tenía mucho con que.
Entonces comenzó a nombrar en silencio, sin palabras. Comenzó a identificar, a marcar, a almacenar ordenadamente. Es allí y no con las primeras palabras salidas de su boca, cuando el hombre comienza a separar lo que es mundo de lo que es universo. En otras palabras allí comenzó a crear su choza, es decir, el mundo.
Solo después, mucho después, aprovechando el grito (aquel que empleaba para defenderse o para atacar), el animal comenzó a identificar a los otros, a las otras cosas, a través de esta nueva herramienta o tentáculo. El grito o alarido, fue perfeccionándose, puliéndose así hasta llegar al canto; sabemos como eran las canciones, las primeras danzas. Ya ahora las podemos comparar, podemos ver entonces la diferencia.
Bueno, así también avanzamos en el campo de la palabra
Pero ese nombrar, ese identificar para poner orden, fue teniendo o tomando otro cariz. El nombrar las imágenes, los sentimientos, es decir, toda aquello que nos incumbía, fue tomando color, forma. Eso separado que crecía, ese mundo nos identificaba como grupo, como diferente a los demás. Surge entonces la necesidad de identificar a este mundo, a esto diferente.
La evolución natural del cerebro como órgano coordinador, va creciendo en número de datos, que a la vez se van trasmitiendo por medio de los genes, y de la cultura; ya que cultura no solo se debe al pensar, sino al obrar. Cultura es el cultivo de nuestra alma.
¿Teníamos alma antes de hablar? Sí. El alma es la que llega ha hablar, por necesidad de decir, de expresar aquello que ya estaba dentro del cuerpo del animal, en el cerebro, almacenado.
Este es el cerebro que llegó a decir: ser y pensar es lo mismo ó pienso luego existo. Ha comenzado desde hace no mucho tiempo a creer que el pensar, este diálogo del alma con ella misma, lo ha hecho y lo está siendo parte del Ser.
En honor a la verdad, no creo que los otros animales no estén incluidos dentro del Ser.
El pesar es simplemente otro sentido; como el de la vista al cual lo estamos desarrollando. Si bien es uno de los últimos sentidos, pero no veo que tenga que ser el último.
El animal tuvo el tacto como primer sentido, luego el del oído, el del gusto, el del olfato y por último, mucho después, fue la vista: sentido que le proveyó imágenes al cerebro, que solamente sirve de poro por donde entran imágenes.
El cerebro fue el creador de la imaginación, creó además la palabra, el lenguaje, etc.
Nos encontramos ahora con que dentro del cuerpo del hombre hay un cuerpo mundo que guarda toda la historia de la evolución, del cual nuestra ciencia nos informan que sus genes no desaparecen, sino que quedan como acorazados hundidos, que de vez en cuando participan de la vida diaria, de los conatos eventuales. Tenemos además un alma y un espíritu, es decir un ánimo que salió y ahora se vuelve hacía adentro, hacía la oscuridad, tratando de perforar el muro del silencio.
Estas tres partes, cuerpo, alma y espíritu, tiene cada una de ellas, sus propios sentidos. Del cuerpo ya lo sabemos, del alma es la reflexión, las virtudes, el amor, los sentimientos, inclusive los pensamientos. Y está el espíritu, animo que traspasa los sentidos del alma y del cuerpo, les das vida, les da fuerza. Es entonces el espíritu una fuerza que está presente durante nuestra existencia, y dentro de nosotros.
Es ese fuego permanente que se mantiene como una tea encendida y misterioso, cuyas raíces, cuyo combustible, viene de las profundidades, no sólo de la naturaleza, ni del universo, sino de todos los universos.
El ser es todo. No es sólo el acto de pensar, ni menos está compuesto de pensamientos. Observemos al acto de pensar como un sentido más del alma; como es el de la vista para el cuerpo; pero sólo un sentido.
La pregunta inmediata sería ¿Cuál es el sentido nuevo que está surgiendo o está por surgir? No lo podemos identificar, porque nosotros siempre caminamos algunos pasos más atrás de los de la naturaleza.
Karigüe


Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a amigos@karigue.com.ar .
Gracias. Karigüe

sábado, 8 de marzo de 2008

Frases Celebres - El Hombre

1.- El hombre perfecto debe ser teóricamente, profundo en sus pensamientos y práctico en sus acciones. (Plutarco)

2.- El hombre no es sino lo que sabe. (Bacon)

3.- El hombre sabio querrá estar siempre con quién sea mejor que él. (Platón)

4.- En media hora de juego podremos descubrir mejor a una persona que en año de conversación. (Platón)

5.- Estas tres señales describen al hombre superior: La virtud, que lo libra de la ansiedad; la sabiduría que lo libra de la duda; y el valor que lo libra del miedo. (Confucio)

6.- Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes lucha muchos años y son muy buenos, pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Brech)

7.- La experiencia nos ha demostrado que a la persona no le resulta nada más difícil de dominar que su lengua. (Spinoza)

8.- La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer, busca excusas. (Maugham)

9.- La más grande victoria es la que el ser humano obtiene sobre sí mísmo. (Aristóteles)

10.- La primer tarea que tiene el ser humano en la vida, es darse luz a sí mísmo. (Fromn)

11.- La verdadera nobleza se adquiere viviendo y no naciendo. (Bouchet)

12.- Los hombres han construido demasiados muros y no suficientes puentes. (Pire)

13.- Los hombres son como los vinos; la edad agria a los malos y mejora a los buenos. (Cicerón)

14.- Solo hay un mandamiento para ti: sé puro. (Nietzsche)

15.- Un fracasado es un hombre que ha cometido un error y no es capaz de convertirlo en experiencia. (Hubard)

16.- Son muchos los que se obstinan en seguir el camino elegido, pocos los que persiguen un objetivo. (Nietzsche)

17.- El cuerpo humano es el carruaje; yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento, las riendas; los sentimientos, los caballos. (Platón)

18.- El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos. (Pitágoras)

19.- El hombre es un Dios cuando sueña y un pordiosero cuando reflexiona. (Hölderlin)

20.- El hombre no es desdichado a causa de la ambición, sino porque esta lo devora. (Mostequieu)

21.- Los hombres son tan simples, y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar. (Nicolás Maquiavelo)

22.- A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro. (Chesterton)

23.- El hombre se cree siempre ser más de lo que es, y se estima menos de lo que vale. (Goethe)

24.- Así como el ignorante está muerto antes de morir, el hombre de talento vive aun despúes de muerto. (Publio Siro)

25.- Cuando la necesidad nos arranca palabras sinceras, cae la máscara y aparece el hombre. (Lucrecio)

26.- Cuántos hombres se precipitan hacia la luz, no para ver mejor sino para brillar. (Nietzsche)

27.- El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos. (Pitágoras)

28.- El hombre es mucho más complicado que su pensamiento. (Paúl Valery)

29.- El hombre es rico desde que ha familiarizado con la escasez. (Epicuro)

30.- El hombre poco claro no puede hacerse ilusiones; o se engaña a sí mísmo o trata de engañar a otros. (Stendhal)

31.- El hombre sapiens, la única criatura dotada de razón, es también el único ser que aferra su existencia a cosas irracionales. (Henri Bergson)

32.- El hombre superior es el que siempre es fiel a la esperanza; no perseverar es de cobardes. (Eurípides)

33.- No debe afligirnos el que los hombres no os conozcan. Lo lamentable es que no seáis dignos de ser conocidos por los hombres. (Confucio)

34.- El buen general vence, y allí se queda. Vence y no se jacta, vence porque es su deber. (Lao Tse)

35.- Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre. (Platón)

36.- Todos los hombres se parecen por sus palabras; solamente las obras evidencian que no son iguales. (Molière)

37.- Nada es suficiente para el hombre para quien lo suficiente es poco. (Epicuro)

38.- Si eres flexible, te mantendrás recto. (Lao Tse)

39.-Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros. (Confucio)

40.- Hay que pensar como hombre de acción y actuar como hombre pensador. (Henri Bergson)

41.- No tarda nueve meses sino sesenta años en formarse un hombre. (André Malraux)

42.- Equivocarse, y a pesar de ello, deber otorgar confianza a su ser interior, esto es el hombre. (Gottfried Benn)


Las Frases Célebres de El Hombre o Citas Célebres de El Hombre fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases del Hombre y Citas del Hombre)

El Poeta - Rubén Fernández Rienzi

No había en el mundo, un solitario
que habitase los reinos de la nada
con la misma maestría y tolerancia
que mi amigo poeta,
el gran hidalgo.


Tomaba de las cosas lo más bueno,
de los hombres, solamente la nostalgia
y de todas las mujeres su sustancia.
Sólo compartía con los vinos,
su talento.

Recorría las calles con el viento,
se sentaba a la orilla de los bares,
cómo en las playas de alucinantes mares
detenía el agua de los valles,
con su solo pensamiento.

Evocaba poetas y escritores
que igual a él, en una orilla soñaron
de todos los tiempos, los sueños mejores,
convenciendo a las damas del pasado
que era mejor amar que ser amados.

Día y noche le eran iguales
como la vida surgiendo a manantiales.
Sólo durmió cuando el sueño quería
jamás pensó en dormir,
para él proponérselo era igual que morir
y a morir, el no pensaba ni temía.

Aun así,
seguramente a través del tiempo,
en alguna arriesgada jugarreta del destino,
se le escapara la vida, pero nunca su alma de poeta.


Estas líneas fueron enviadas por Rubén Fernández Rienzi a quien agradecemos por su aporte. Si usted escribe y quiere compartir su material, puede enviárnoslo a info@karigue.com.ar y lo publicaremos en la sección “Amigos”.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Libro “El silencio” – Capítulo 6

MANIFESTACIÓN

El hombre lleva su medio ambiente a cuestas. Pero él en sí está libre, no es tan dependiente como el animal, quien es realmente dependiente de su medio.
Si bien el hombre, ama, quiere, llora, sufre, se ilusiona, tiene esperanzas, miedos, temores; es decir toda un reacción frente a lo exterior; tiene también aquello que lo compensa, que le da equilibrio.
Ese algo dentro de sí, es una organización interna tan poderosa, tan sofisticada, que recién la estamos deslumbrando; estamos presintiendo, por ahora, que el yo, la conciencia, el espíritu, solo son como punta de lanza o Iceberg de algo portentoso y superior.
El cuerpo mudo del hombre es aquello que está abierto, es lo abierto; es en donde no sólo se inicia el mundo, sino desde donde se construye, desde donde se erige, constantemente.
Por ahora, tímidamente las ciencias se atreven a decir, a suponer, que los genes, las células, los órganos, son productos de la evolución; pero el tema es que esta palabra es muy amplia, significa que estos componentes están cambiando, modificándose, mejorando, incrementándose. Pero todo este acontecer, está siendo medido por el mono que mide, y es él el que a la vez, observa, piensa, analiza, y crea.
El pequeño y el primer mundo del hombre es su alma. Aquello en donde se junta lo experimentado, un recinto en donde se almacena lo vivido. De dentro de ella ha surgido el pensamiento como la herramienta que destila, que trasforma lo visiblemente natural, informado por los sentidos, en algo invisible y oscuro.
Por una parte está algo en nosotros que quiere ser. Por otra parte, lo logrado, lo alcanzado, el cuerpo, el alma, el espíritu. Sólo el espíritu es como la Luna que mira a la tierra o un ojo que observa a todo lo logrado, y además actúa, resumiendo, frenando, incitando a la maduración, a la precisión; pero a la vez, es el que permite que el hombre se observe y se contemple a sí mismo.
El hombre, a través del tiempo de su existencia, está habitando su historia, una vida vivida, y cuya característica en sí es el desafío; un atrevimiento constante que le permite avanzar a través de aventurase en lo desconocido.
Y si vemos desde cierta distancia y afuera de él, observamos a un ser lanzado, echado al vacío, a la intemperie; y que por su debilidad, sumada a la incertidumbre que le da esta debilidad frente al medio que cambia y evoluciona como él, se defiende, y de esta defensa, de este frenarse constante a lo que le incita el medio, crea su alma, crea su mundo, crea al mundo.
Decía Nietzsche: “El mundo es una boca abierta”. Debemos agregar: “el hombre es también una boca abierta; pero una boca que para existir tiene que devorar a parte de la vida, y además, se tiene que adaptar constantemente a su medio, como sucedió cuando salió del agua y tuvo que comenzar a respirar.
Primero existió la tierra, luego el medio ambiente desde donde surgió el hombre. Podemos decir entonces que el hombre es una consecuencia, un producto consecuencia de ellos.
Pero a la vez observamos que la vida está presente más de lo que nosotros creemos que está. Si abrimos la tierra y tomamos un trozo de ella, comprobaremos que hay millones de seres vivos, bacterias, microbios, etc.. Hay más vida de lo que nosotros pensamos que hay.
¿Qué pasa si la tierra está compuesta de vida; que la vida fue lo anterior? Así como las teorías modernas de la evolución, como la de Arnold Helhen, dicen: el hombre desciende del mono; ¿podríamos atrevernos a decir que la tierra es vida, es una consecuencia de la vida, es un descendiente de la vida?
Cosa nueva y atrevida. Pero veamos rápidamente por qué. Las tres terceras parte de la superficie de la tierra es agua. Además ella está sujeta, ya sea en estado de vapor, liquido o sólido, está sometida a los avatares, a las fuerzas que la rodean de una manera claramente expuesta; una de ellas, la fuerza de la gravedad.
Según las ciencias, el agua llegó y se está yendo, está de paso, digamos. Por otra parte, el planeta tierra antes de que llegue el agua estaba incandescente, es decir, era o estaba formada por componentes materiales y fuego.
Además, el fuego como el agua es escaso, se desvanece rápidamente, muta, se mueve, se traslada.
La tierra en sí se formó por concentración parcial de pedazos, escombros, de la gran explosión (del Big Bang).
La gran explosión fue energía, fuego que fue condensándose dentro de una sustancia que existía ante de la explosión. Los astros son refugios del fuego, almacenado dentro de esferas, de esferas logradas, extraídas de ese vacío anterior.
Casi algo similar a la palabra; aquel recinto, aquel canasto, aquella morada dentro de la cual se almacena un cierto significado. Algo que se quiere decir y que por ahora, hasta ahora, nos hemos arreglado transportándolo en esos canastos llamados palabras.
Sigamos con nuestro ejemplo.
Un planeta es un recinto que almacena fuego, energía que ya sabemos que se está alejando, se está enfriando.
Por otro lado, sabemos que el agua llegó a la tierra, la fecundó como cuando un espermatozoide fecunda a un óvulo, y de esta fecundación nació, brotó, la naturaleza.
Entonces, podemos ver que algo primero fue arremetido por el fuego. El fuego llegó y lo usó de refugio temporal; luego continuó con su camino. Mientras tanto, llegó el agua, y está haciendo lo mismo que el fuego, está siguiendo su camino, se está yendo.
Bueno, pero algo existe en donde estos dos elementos, inicialmente pensados como primeros por Tales y por Heráclito, se contienen. Es decir, hay un vientre en donde estos pájaros de un verano se anidan, y luego continúan. Podríamos pensar que algo que es vacío se solidifica al paso del fuego; el fuego lo hace visible, lo vuelve visible; más aún, primero lo licua y luego lo solidifica
Metafóricamente sería como el agua que tiene tres estados.
Por otra parte sabemos que el universo está compuesto de los 130 elementos de la tabla de Mendeleyev, que ellos se mezclan, se unen, transitoriamente, para formar los cuerpos, a los otros elementos compuestos, inclusive al agua. Así llegamos hasta los átomos, los electrones, los quartz, etc. Podremos imaginar que si seríamos un quartz, y viajaríamos por el universo, veríamos solo elementos que giran, unos alrededor de los otros.
Son fuerzas, de eso no hay duda, todo lo que existe en el universo.
La pregunta la podríamos plantear así: ¿La vida, los seres vivos, no seríamos sólo como el fuego, como el agua, etc., que nos componen?, o ¿no deberíamos ser otra cosa que es consecuencia de lo que nos compone?
Hay un componente nuevo, nuevo sólo para nosotros que todavía no podemos ver, aunque si ya presentir. Un elemento sin movimiento, un elemento que existió y existirá, antes y después de la gran explosión. Un centro catalizador alrededor del cual lo demás se aglutina, se forma las formas, los cuerpos, las ideas, los pensamientos, los sentimientos.
Un animal se especializa y por eso se detiene, se queda en la especialización; pero un hombre jamás. El hombre, es un ser que se desliza como lo hace la sabia por el tronco del árbol; el tronco es el conductor y a la vez es creado por esta savia que se eleva, que sigue su camino, un camino como cualquier otro que toman los elementos del universo.
El hombre es más savia que tronco, la vida también; pero más importante que ellos juntos es el vacío que resiste; y mientras más estemos hechos de ese vacío, más la vida será sólo algo que pasa.
Si bien la culminación del hombre es el espíritu (el arte es solo una manifestación de él) es a la vez el vacío que lo retiene. Es la muerte lo que lo demora, lo que le impide movimientos rápidos, bruscos.
La paz, la plenitud, la felicidad que el hombre siente por momentos en su corazón, no es otra cosa que ese acercarse a su centro, aquel centro que une la raíz y la flor, aquel centro del cual el universo es solo su manifestación, y la vida también...
Karigüe


Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a amigos@karigue.com.ar .
Gracias. Karigüe

domingo, 2 de marzo de 2008

Poema - El Yo II

Un niño que crece.
jugando,
vibrando
y adormeciéndose

como el mar
como la noche
como la muerte.

El "yo"
broto
del alma de un animal,
de los pedestales consecutivos del universo.

como una bandera, una flor.
como un pájaro en vuelo suspendido.
como la alta cresta de la ola.
como la lava que sube de un volcán en erupción.

Como el profundo canto del ruiseñor que la niebla apaga.
Como la belleza que la primavera entrega y el verano desvanece..

El "yo"
nube,
galaxia en formación
que el poeta cuando contempla nombra:
"El yo es la imagen del Dios en el vació".

Karigüe

Poema - El Yo

No habla la naturaleza
ni el mar
ni la portentosa armadura del hombre,

habla el "yo".

Nueva vida invisible.

Célula
del mundo que palpita
en cada hombre
en cada animal
en cada cosa.

Ojo periscópico que contiene
al universo.

Donde la ignorancia sagrada se retira
el dios real de los hombre
crece.

Karigüe

Pensamientos Celebres - Henri Bosco

Del libro: “Malicroix”

Una lengua viva subía, balanceándose en el aire negro como el alma misma del fuego. Esta criatura vivía al ras del suelo, sobre su viejo hogar de ladrillos. Vivía allí pacientemente, con la tenacidad de los pequeños fuegos que duran y ahondan despacio las cenizas. Era uno de esos fuegos de un antiguo origen que nunca han dejado de ser alimentados, y cuya vida persiste, al abrigo de la ceniza, sobre el mismo hogar, desde años innumerables. Esos fuegos tiene tal poder sobre nuestra memoria que las vidas inmemoriales que dormitan más allá de los más viejos recuerdos se despiertan en nosotros ante su llama, revelándonos los territorios más profundos de nuestra alma secreta. Ilumina por sí solos, más allá del tiempo que preside nuestra existencia, los días anteriores a nuestros días y los pensamientos incognoscibles de los cuales nuestro pensamiento no es quizá sino una sombra. Contemplando esos fuegos asociados al hombre durante milenios de fuego, perdemos el sentido de la huída de las cosas; el tiempo se sumerge en la ausencia; y las horas nos abandonan sin sacudimiento. Lo que fue, lo que es, lo que será, devienen, fundiéndose, la presencia misma del ser; y nada más, en el alma encantada, la distingue de si misma, salvo quizás la sensación infinita pura de su existencia. No afirmamos para nada que somos; pero queda todavía un resplandor ligero de que somos. ¿Seré?, murmuramos, y solo quedamos aferrados a la vida de este mundo por esa duda, apenas formulada. De humano en nosotros sólo queda el calor, porque ya no vemos la llama que lo comunica. Somos nosotros mismos ese fuego familiar que arde a ras del suelo desde la aurora de los tiempos, pero del cual siempre se levanta una punta viva por encima del hogar donde vela la amistad de los hombres.

Frases Celebres de Conocimiento

1.- El conocimiento se debe adquirir por medio del estudio; la sabiduría por medio de la observación. (Vos Sa Vant)

2.- No hay mayor señal de ignorancia que creer imposible lo inexplicable. (Bilard)

3.- Aquel que está en la luz nunca comprende los que están en la sombra. (Macal)

4.- Lo maravilloso de aprender algo es que nadie puede arrebatárnoslo. (B.B. King)

5.- El hombre no es sino lo que sabe. (Francis Bacon)

6.- La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender. (Leonardo Da Vinci)

7.- Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá. (Hipatia)

9.- Sin el conocimiento libre, sin comprender el trabajo y las funciones de "la máquina", el hombre no puede ser libre, no puede gobernar a sí mismo y siempre va a seguir siendo un esclavo. (George Gurdjieff)

10.- El mejor profeta del futuro es el pasado. (Lord Byron)

11.- El saber es la parte más considerable de la felicidad. ( Sófocles)

12.- La soberanía del hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos. (Francis Bacon)

13.- El ave canta aunque la rama cruja porque conoce lo que son sus alas. (Chocano)

14.- Si quieres conocer el pasado mira el presente que es su resultado. Si quieres conocer el futuro, mira el presente que es su causa. (Buda)

15.- Lo que no comprendemos no lo poseemos. (Goethe)


Las Frases Célebres de Conocimiento o Citas Célebres de Conocimiento fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Conocimiento y Citas de Conocimiento)

sábado, 1 de marzo de 2008

Poema - Lo que permanece

Si es por dentro, aún
hierves en el crisol
del tiempo.

Si es por fuera,
sólo latido
eres.

Lo más grande
y lo más pequeño
formas tienen,
pero de lo mismo.

La energía que mides
es sol de noche;

pero lo que sostiene,
la cera desde donde
el fuego es,

permanece aún en ti;

pero luego olvidas,
y dices:

Soy.

Karigüe