domingo, 7 de diciembre de 2008

Poemas Memorables - Parménides

Del libro: Historia del Pensamiento. Ediciones Orbis S.A.
Traducción del griego por José Antonio Miguez.


Sobre la Naturaleza

Los caballos que me llevan consigo cumplen, al hacerlo,
toda la plenitud de mis deseo,
pues no hay duda que son ellos, mis verdaderos guías,
los que condujeron por la famosísima ruta de la diosa,
que encamina al hombre en la posición de las luces del saber
a través de todas las ciudades.
Pero esta ruta que veía llevado, y, ciertamente,
los caballos a cuyo impulso marchaban eran muy diestros,

ya que tiraban del carro y permitían a la vez
que jóvenes doncellas nos mostrasen el camino.
El eje se desplazaba sobre el buje de las ruedas,
haciéndolo enrojecer con un agudo chirrido
- dos círculos torneados lo empujaban
velozmente a uno y otro extremo –
cuando ya nuestra carrera hacia la luz era espoleada
por lo jóvenes hijas del sol que. Habiendo la mansión de la Noche,
recogían con sus manos la los velos que cubrían sus cabezas.
Allí se encuentran las puertas que guardan lo caminos de la Noche y el Día;
un dintel y un umbral de piedra las mantiene separadas,
en tanto ellas mimas, allá, en la pureza del éter, se materializan en dos grades jambas. En poder de la severa Justicia se hallan las llaves compensadoras;

y he aquí que las jóvenes doncellas le dirigen palabras melifluas
persuadiéndola lo solícitamente de que descorra
en un vuelo los cerrojos que sujetan las puertas.
En ellas, en efecto, produjeron una gran abertura
tras su rápido asenso por los aires,
haciendo girar alternativamente sobre su gozmes
las ricas jambas de cobre,

sembradas aquí y allá de clavos y de broches.
Así, pues, a través de éstas las jóvenes doncellas
llevaron rectamente por el arduo camino el carro y los caballos.
Y de la diosa ne recibió con benevolencia
tomo mi mano derecha entre las suyas, y,
dirigiéndose a mí, me habló de esta manera:
¡Oh, joven, compañero de las inmortales conductoras!,
Bienvenido seas, tú, que llegas a nuestra mansión con los caballos que te traen,
pues no es un hado infausto el que te movió a recorrer
este camino – bien alejado por cierto de la ruta trillada de los hombres –
sino la ley divida y la justicia.
Es necesario que conozcas toda mi revelación,
y que se halle a tu alcance el intrépido corazón de la Verdad, de hermoso cerco,

tanto como las opiniones de los mortales, que no encierran creencia verdadera.
No obstante, a ti te será dado aprender todo esto,
y cómo las apariencias tendrían que aparecerse para siempre
como la realidad total

Voy a decírtelo ahora mismo, pero presta atención a mis palabras,
las únicas que se ofrecen al pensamiento
de entre los caminos que reviste a la búsqueda.
Aquella que afirma que el Ser es y el No–ser no es,
significa la vía de la persuasión – puesto que acompaña a la Verdad -,

y la que dice que el No-Ser existe y que su existencia no es necesaria,
ésta, no tengo reparo en anunciártelo,
resulta un camino totalmente negado para el conocimiento,
Porque no podría jamás llegar a conocer el No-Ser- cosa imposible –
y ni siquiera expresarlo en palabras.

… porque el pesar y el ser son una y la misma cosa.

Observa, pues, cómo lo que parece más lejano
Se hace fírmemele presente para el espíritu,
que no se verá dividido por la unión del Ser con el Ser,
ni para dispersarse enteramente en contra del orden del universo
ni para reunirse.

Indiferente será para mi el lugar por dónde comience,
porque a este punto tendré que volver de nuevo.

Hay que decir y pensar que el Ser existe,
ya que es El a quien corresponde la existencia,
en tanto es negada a lo que no es.
Te invito a que consideres todo esto,
pero, a la vez, quiero prevenirte acerca de esta vía de búsqueda
y en cuanto aquella otra por la que se lanzan los mortales ayunos de saber,

que marchan errantes en toda direcciones,
cual si de monstruos bicéfalos se tratase.
Porque es la perplejidad la que en el pecho de estos dirige su espíritu vacilante.
Y así se ven llevados de aquí para allá.
Sordos, ciegos y llenos de asombro, como turba indecisa
para la cuál el Ser y el No-Ser parecen algo idéntico y diferente,
en un caminar en pos de todo que es un andar y un desandar continuo.

Porque jamás fuerza alguna someterá el principio: que el No-Ser sea.
Pero tú, no obstante, aleja tu pensamiento de esta vía
y no te dejes llevar sobre ella por la fuerza rutinaria de la costumbre,
ni manejando tus ojos inflexivamente, ni tus oídos que recojan todos lo ecos,

ni acaso tu lengua; juzga, por el contrario, con razones que admiten múltiples pruebas,

como las que yo te he mostrado.
Solo nos queda ahora el de hablar de una última vía,
la de la existencia del Ser.
Mucho indicios que ella nos muestra permiten afirmar
que el Ser es increado e imperecedero, puesto que posee todos los miembros,
es inmóvil y no conoce fin.

No fue jamás ni será, ya que es ahora, en toda su integridad,
uno y continuo. Porque en efecto, ¿qué origen podrías buscarle?
¿De donde vendría si crecimiento? No te permitiré que me digas o que pienses
que haya podido venir del No-Ser, porque no se puede decir ni pensar
que el Ser no sea. ¿Qué necesidad, pues , lo habría hecho surgir

en un momento determinado, después y no antes, tomar su impulso de la nada y crecer?
Por lo tanto, o ha de existir absolutamente o no ser del todo.
Jamás una fe vigorosa aceptará que, lo que no es, pueda nacer una cosa distinta;
así, tanto para nacer como para perecer la justicia no le considera licencia
relajando los lazos

con lo que lo retiene. La decisión sobre este punto descansa en esto:
es o no es. Pero una vez decidido, como es necesario,
el abandono de uno de los caminos por su carácter de impensable e innominado
–porque no es el verdadero –,
habrá que considerar el otro como real y auténtico.
Porque, ¿cómo en el curso del tiempo podría ser destruido el Ser?
¿Cómo podría llegar a existir?

Ya que, si alcanzó la existencia, no es,
y lo mismo ocurre si alguna vez debe existir.
Así se extingue el nacimiento y queda ignorada la destrucción.
No es igualmente divisible, puesto que es todo él homogéneo.
Nada hay demás que llegue a romper su continuidad, ni nada de menos,
Puesto que todo está lleno de Ser.

De ahí su condición de todo continuo, ay que el Ser toca el Ser.
Inmóvil, por otra parte, en el límite de sus grandes vínculos,
carece de principio y fin, puesto que nacimiento y destrucción
aparecen muy alejados, rechazados ya por la verdadera fe.
Como lo mismo que permanece en lo mismo, en sí mismo descansa

y así prosigue inmutable en el mismo lugar, porque la poderosa Necesidad
lo mantiene en los lazos del límite que aprisiona su contorno.
No queda, pues, permito al Ser el puro inacabamiento,
ya que está claro que no carece de nada, porque,
de carecer de algo, carecería de todo.
Es una y la misma cosa el pensar y aquello por lo que hay pensamiento,

pues si acudir al Ser, en el cual se encuentra expresado,
¿podría acaso encontrar el pensar? Nada hay ni habrá fuera del Ser,
ya que el Destino lo encadenó en una totalidad inmóvil.
No es, por tanto, más que puro nombre
todo lo que los mortales instituyeron persuadidos de que era verdad:

nacer y parecer, ser y no ser,
cambiar de lugar o mudar de tono en relación con el color.
Además, y dado que posee un ultimo límite, el Ser está terminado
por todas partes, semejante a la masa de una esfera bien redondeada,
igual en todas direcciones a partir del centro. Ni mayor

no menor podría ser en cualquiera de sus partes.
No hay en efecto un No-Ser que le impida alcanzar la homogeneidad,
ni Ser alguno que pueda aumentarlo o disminuirlo,
ya que por entero se manifiesta inviolable.
Así, pues, idéntico por todas partes a sí mismo, alcanza igualmente sus límites.

Sobre lo cual dejo de pronunciar mi discurso digno de fe y ceso en mi pensamiento.
referente a la Verdad. En adelante, serán las opiniones de los mortales
las que tú podrás aprender al dar oídos a la ordenación engañosa de mis versos.
Porque fijaron y ofrecieron nombre a dos formas de conocer,
de las cuales una sola no es lícita – en lo cual se engañaron completamente -

Esta armazón fue para ellos dividida en contrarios,
con caracteres precisos y separados unos de otros:
a uno quedó asignado el fuego etéreo de la llama,
que es dulce y en extremo ligero, idéntico así mismo en todas partes,
pero no en el otro. Este otro es el contrario de aquel, como noche incapaz
de conocer y estructura compacta y posada.

Te declaro, pues, como sistema universal toda esta serie de cosas verosímiles,
para que ninguno de los mortales pueda sobrepasarte con su facultad de conocer.

Y puesto que ya todo ha sido nombrado como luz y tiniebla,
que ejercen su acción según su respectivo poder,
todo también se vuelve a un tiempo lleno de luz y noche invisible,
y ambas formas se mantienen igualadas
puesto que nada hay que no dependa de ellas.

Llegarás a conocer asimismo la naturaleza del éter y todos los signos
que en él se encuentran, y no menos la acción destructora de la pura llama
del luminoso sol, así como la fuente de donde proviene.
Y conocerás también la acción envolvente de la luna, de apariencia redonda,
y su propia naturaleza. Sabrás, en fin, en cuanto al cielo que lo rodea todo,
de donde nació y cómo la Necesidad que actúa de conductora lo forzó
a imponer sus límites a los astros.

… cómo la tierra, el sol y la luna,
el éter que es de todos, la vía láctea celeste y el Olimpo,
que es el más alto de lo montes, y la cálida fuerza de las estrellas
fueron lanzadas hacia el nacimiento.

Porque los más estrechos círculos se llenaron de fuego puro,
los que venían después, de noche, en tanto discurre entre ellos el fulgurante destino.
Pues en medio de éstos se encuentra la diosa que lo gobierna todo,
y ella misma preside el parto doloroso y la unión sexual,

enviado la hembra al macho para que conviva con él y,
recíprocamente el macho a la hembra.

Eros fue el primero de todos lo dioses concebido por ella…

Luz extraña que brilla durante la noche, vagando alrededor de la tierra.

Siempre dirigiendo sus miradas hacia los rayos del sol

… de raíz ascuática…

De modo que cada uno encierra en sí una mezcla de órganos engañosos,
por lo cual el pensamiento se establece en los hombres. Porque es lo mismo
para los hombres lo que piensa y la sustancia de sus órganos
en todos y para todo. Lo que manifiesta superioridad, eso es el pensamiento.

A la derecha los mancebos, a la izquierda las doncellas..

Así según la opinión, todo nació y existe todavía,
y continuará creciendo hasta que un día muera.
A todo esto los hombres asignaron un nombre,
que es como la señal característica de cada uno.

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