lunes, 29 de agosto de 2011

Libro "Común Unión" – Capítulo 2

CON-CIENCIA

Hay tantas maneras, formas de pensar, no en cuanto al pensamiento en sí, sino en los temas, en los que uno puede pensar, puede poner su atención; es geométricamente las cantidades de haces, de rayos, de rectas que pueden pasar o desprenderse desde un punto.
Imaginemos que nuestra alma es como una piel, una capa delgada que envuelve ha algo interior, al cual podemos llamar mundo interior.
De esta manera se ampliaría tanto nuestras posibilidades de pensar, de temas a tratar; que geométricamente serian las rectas que pasarían por cada punto de esa piel, tanto para adentro como para afuera. Si además agregamos al tiempo, es decir tendríamos que considerar un eje más por donde se desplazaría nuestra alma. En otras palabras son casi infinitos los temas sobre los que tenemos que pensar, sobre los que podemos pensar.
Pensemos en un tema, y agreguemos un paso mas, es decir, una posibilidad de explayarse, de expandirse, y una vez llegados a ese lugar se vuelve a repetir las posibilidades de tomar cualquier dirección. La pregunta sería ¿Qué es lo que a nosotros los monos que piensan, nos hace tomar una cierta dirección, una cierta coherencia, un cierto sentido para pensar, para dirigir nuestros pensamientos?.
El pensar es una herramienta, es como si fuera un sentido más como es el de a vista, el del olfato. Lo cual significa que es un tentáculo más de nuestro ser, mejor sería decir de nuestro cuerpo.
Ya sabemos que todo tentáculo sirve para defenderse, para atacar, para avanzar, para mimetizarse con el medio, y por ultimo una función muy especial que es la de tentar, esto quiere decir probar el camino, tomar conocimiento de lo que está alrededor de nosotros; como lo hace un ciego con su bastón.
Esta es la figura metafórica más clara para poder comprender a nuestro pensamiento. El pensar es la actividad humana de reconocimiento del lugar en donde estamos, ya sea físicamente, mentalmente o espiritualmente (curiosamente, estas palabras nos indican que todas ellas están relacionadas con la mente).
La mente es un desarrollo, un producto resultante del pensamiento, de la actividad de pensar, de tratar de ver, de comprender, con algo interior al cual le hemos puesto el nombre de yo. Este yo tiene raíces profundas, es como si el yo fuera solo la flor de un árbol, cuyas raíces están sumergidas no solo dentro de nuestro ser, sino dentro del Ser también. Ellas son nuestro verdadero cordón umbilical.
La mente, la conciencia, es ahora (mejor dicho se ha convertido) en el corazón del alma del hombre, del alma del mundo. Es un claro en el bosque, si por bosque entendemos a esas infinitas posibilidades que tiene el pensamiento humano; que no es otro que el plasma que nos envuelve, que nos cobija, que nos protege del no ser.
De alguna manera ese es el límite de la frontera (por lo menos por ahora) en este nuestro tiempo de desarrollo. Este límite muy similar a aquel que tenía el mono cuando levanto su mirada al horizonte; no comprendía que era un horizonte circular; pero para él era una recta infinita; así es nuestra limitación, para comprender lo que está mas allá de nuestras narices.
De este lado, en nuestro territorio (que de por sí es muy amplio y ajenos; ajeno por que todavía no hemos sido capaces de tomar posición de ello) estamos creciendo lentamente como crece el pasto sobre un campo, o como avanza la humedad en una pared.
No sólo avanzamos sino que nos devoramos todo lo que encontramos a nuestro paso. No es que no crecía el pasto por donde había caminado Atila, sino que nosotros devoramos lo que encontramos a nuestro paso, sin tener en cuenta las consecuencias. Esta es un parte de nuestro rostro, una parte que no queremos ver, una arista de este poliedro que somos.
Basta ver como estamos devorando a nuestra propia madre, a nuestra Pacha Mama; pero es bueno además ver que no sólo somos nosotros los monos que piensan sino que también lo hacen todo lo que es vida, ya sea ésta animal o vegetal.
En algún momento de nuestro desarrollo tenemos que integrar y ver, reconocernos como un solo ser llamado vida; para lo cual tenemos que integrara a los seres inferiores como les solemos llamar.
Este acto es algo similar a cuando tratamos de reconocernos y vernos en un espejo, para tener una idea cabal de nuestro físico exterior tenemos que mirarnos todo el cuerpo entero, si nos falta algunas partes no podremos tener una idea acabada de lo que somos; así también tendremos que ver a nuestras otras partes, a nuestros otros miembros, como son los animales y las plantas; ya que por ello sabremos reconocer (no solo conocer) lo que somos.
La separación sólo esta hecha por el hombre, mejor dicho por el pensamiento del mono. El hombre cree (uno de esos infinitos caminos) que fue creado a imagen y semejanza del Dios, y por lo tanto es el elegido. ¡Tamaña manera de faltar el respeto al Dios!
Es decir que él está diciendo que sabe, no sólo lo que creó el Dios, sino como lo creó; además es capaz de ponerse un poquito antes de la creación, y dice “Dios creo al hombre a su imagen y semejanza” Semejante atrevimiento es comprensible dentro de estos infinitos caminos, infinitas posibilidades, que nos da la capacidad de pensar. Sería más correcto decir que este acto es un poco más primitivo que el pensar, ya que se trata solo de imaginar.
La continuidad, la unidad, la común unidad, es tan continua, que la única razón de no verla es por que no hemos salido de nosotros mismos; lo estamos tratando, estamos tratando de salir, para ello estamos enviando sondas, o satélites, o garfios para poder entrar a ese castillo de altas paredes que es el conocimiento. Todos los artificios para lograr entrar, es aquello a lo cual le hemos puesto el nombre de ciencias.
Desde ellas estamos comenzando a ver, a ver por ejemplo que la tierra es redonda; primero la imaginábamos así, ahora la podemos ver desde nuestro cómodo sillón del living.
Ya la teoría cuántica, la teoría atómica, celular, y tantas otras teorías nos están diciendo, nos están indicando que somos descendientes no solo de los monos sino de las plantas, sino del universo exterior también.
Bueno para no tener una indigestión deberíamos solo decir: “Tenemos que tener nuestra mente abierta de otra manera se nos pudre” Es decir quedamos marginados de esta caravana (cara y vana) que es cada vez más maravillosa; es un banquete, pero un banquete móvil, que sé está desplazando por delante de nosotros. Sólo se nos esta permitido comer; alimentarnos, sentados de este lado de la mesa (del único posible), y éste es mirando al lado de lo abierto, al lado de lo todavía desconocido; desvelando, sacando los velos que nos impiden ver el lado de la cocina.
Ver por ejemplo como cocina este cocinero, este cocinero de rostro oculto. Cómo no solamente nos sirve el banquete sino que además nos despierta el apetito ¿Qué más quieres? ¿Quieres que te de él, la boca también?.
Bueno, bueno ya creo que hemos dejado de ser bebes, ahora por lo menos deberíamos comer con nuestras manos, y no estar solo esperando.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 05 de Septiembre

Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe

No hay comentarios: