domingo, 6 de abril de 2008

Libro “El mar” – Capítulo 8

LA PALABRA

Es tan difícil vivir en los dos mundos: en el agua y en el aire, como lo es vivir en un mundo material y un mundo espiritual. Materias diferentes. ¡Tan diferentes!
Pero hay casos en que tenemos que hacerlo, pero no es lo natural.
¿Cuál es lo natural para un ser que está cambiando, que no tiene lo natural constante, que además su entorno está cambiando también?
Aún así tratamos de definir lo que es verdad, belleza, cosas, fenómenos, etc.
Más aún, cómo saber, cómo intentar saber sobre el ser del hombre, un ser inacabado cuyos límites se pierden en el infinito, pero los contiene a los dos.
¿Qué es entonces lo que vemos, lo que podemos ver de este ser? Sólo una estela que deja, que deja detrás de sí, cuando habla, cuando dice lo que piensa, lo que siente; cuando convierte la esencia en presencia.
Hacedor de palabras, de sonidos, en los cuales deposita lo que sus ojos, lo que su mente, lo que su corazón le dice; pero además tiene el don que le sale de una forma natural, las cosas que él no puede ver, decir, ni nombrar, ya que su conciencia en sí es solo una cierta luz que ilumina el escenario, una luz circular que solamente ilumina a los actores.
Así es que lo que ha hecho, con lo oscuro que lo habita, es imaginarlo, abstraerlo, pensarlo, estudiarlo. Eso no fue suficiente, ya que estas herramientas son consecuencias, tentáculos de él; pero la naturaleza avanza, avanza mucho más adelante; ahora ella es virtual, ella se esconde, ella va camuflada y avanza como ciencia.
Entonces tomó otro camino, el de sus ciencias. Todas ellas experimentales, todas posibles de ser estudiadas, analizadas, comprendidas y relacionadas. Con ellas hoy en día cree avanzar, de la mano de ellas cree comprender, entender a la naturaleza, lo que es y lo que le pasa.
Pensamientos, ideas, ciencias, descubrimientos, creaciones, invenciones y hasta suposiciones, percepciones e intuiciones.
Ahora todo cuanto está a su alcance, lo está usando, empleando. Sin embargo no alcanza, no logra lo que quiere conocer, saber, intuir. ¿Quién es? ¿Qué es el universo?
Es presuntuoso. Presuntuoso de creer, de saber, inclusive se mofa con una presunción encubierta cuando dice: sólo sé que no sé nada. Siempre fue así; cree alcanzar la gloria, cree que está a la vuelta de la esquina, en la esquina que va a doblar. Sin embargo ella se diluye, se diluye como una nube.
Porque eso es: una nube. Un producto de las relaciones de muchas fuerzas, fuerzas infinitas que actúan sobre un punto y ese punto es él; es su mente, su corazón y hasta su uña; inclusive sus sueños.
Fuerzas que actúan. Fenómenos; algunas veces los nombra así. Pero sólo lo que he hecho hasta ahora es nombrar, es crear un mundo representado, representado con nombres y figuras, que algunas veces llegan a ser imágenes.
Ha dicho por ejemplo, presión. Se ha acordado lo que es la presión, pero es solo una acuerdo, lo concordado para poder avanzar, para poder proseguir con las demás cosas. Ya que cada cosa es un fin en sí, es un abismo desde donde no saldría, un abismo del cual solo sabe algo sobre su piel, sobre su boca, sobre su superficie, y luego dice, que sabe lo que es, que sabe cómo es.
Pero la presión es una fuerza, una fuerza brotada de otras, variable, en movimiento, desaparece como puede volver a aparecer; puede ser intensa como liviana. Su dirección y su sentido son variables, depende de las fuerzas que le dan origen.
Sin embargo, ve los resultados porque no es un resultado solamente lo que provoca; es una fuerza, es un conjunto de fuerzas resultantes de movimientos, de cambios que provocan en las cosas. Puede decir que es la lluvia, el viento, el riego, el cultivo, y tantas otras cosas más. Las cosas que la presión da como resultado, las cosas posteriores que provoca.
Y si hay vida, si están vivos aún sobre este planeta, es por que hay algo, hay una cierta armonía de fuerzas que actúan sobre él y dentro de él, las que hacen posible su existencia; aquello que le hizo decir a un hombre muy especial como fue Descartes: Pienso, luego existo.
Sin embargo, cuando camina sobre la orilla del mar, puede contemplar su repiqueteo, puede sentir la brisa, ese viento tenue, fresco, que roza su frente y le hace sentir que algo en este mundo, en este mundo que nos rodea, algo ha logrado este remanso, ésta armonía que siente dentro del alma.
Y entonces se inclina en ese momento, frente a este momento, conjunción de fuerza que han logrado que las vea, que les cante.
Y en nombre de los genes que lo componen, en nombre de las células, de las neuronas, de los órganos, y de todos los que lo erigieron, que permitieron que llegue así, dice: gracias. Repite lo que uno de los más grandes poetas dijo: “Bendice todo lo que te sucede y se propenso a la alegría” Hölderlin.
Tal vez la alegría es el agradecimiento de lo que ha logrado en este corto tiempo de su existencia.
Todo un mundo Presocrático se eleva de sí, para que Epicuro lo aleje de los fantasmas, para que él lo lleve a la búsqueda de un equilibrio, de un una cierta paz. Porque ya no está totalmente perdido, tiene una, su morada, y aunque a veces lo niegue, es su morada en la cual está amparado. Esa morada no es otra cosa que el mundo que ha construido.
Puede pensarse, puede estudiarse y suponer que hay una ley divina, sin poderla comprobar; pero a la vez puede ver el paisaje puro del mar y sus alrededores. Puede imaginar cuántos hombres, animales, amebas, insectos, gusanos, células, han transitado por aquí, y lo siguen y lo seguirán haciendo.
Hoy al mundo lo encuentra bello, obra de todos ellos, obra de él también, porque trata de que viva más, aún en sus palabras. Un mundo que continúa, y los que vendrán lo continuarán; porque hay algo en cada uno de ellos que tiende a la continuidad. Hay algo que fue, es y será común. Una cierta comunión, una cierta común – unión.
Ya otro ser lo contiene. Se está desvaneciendo como una nube para que lo otro sea: La humanidad, la humanidad que habita el mundo, y del cual ya sólo es una nota.
Eso, esto es lo que hasta ahora ha podido hacer, lograr, conseguir, construir.
¡Qué cosa más maravillosa, construida alrededor del mar, con el mar acompañándolo como en estos momentos! El mar hasta ahora lo ha alimentado, lo está alimentando; hasta al cactus lo alimenta, quién toma su alimento desde al aire; siendo el aire parte del mar también.
Es y será de él, palabra, la palabra que el mar no puede pronunciar, no puede decir, solo balbucear, sólo bramar sobre la roca, sobre la playa.

Karigüe

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Gracias. Karigüe

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