lunes, 4 de julio de 2011

Libro “El Corazón" – Capítulo 4

ESTAR ALLÍ

Las cosas de todos los días suceden, pasan; cada una con su particularidad, y nos van dejando experiencias, conocimiento; pero a la vez nos van desgastando, como una cosa que se usa.
Lo mejor seria vivir en un paraíso, aislado, sin estar contaminado, por las cosas que suceden, que pasan entre los hombres; y, en verdad somos creadores de cosas bellas, pero también de mucha basura, de envidia, venganza, odio, resentimiento; tantas son que es como si se formara una nube de polución; y, nosotros estuviéramos adentro.
Es el mundo, es la realidad, es la vida; a tantas otras cosas podemos culpar; pero somos nosotros; y cuando decimos nosotros incluimos a lo vivo, es decir a los demás hombres, animales, plantas, microbios, bacterias, etc., etc.
Dejaríamos de lado a lo demás, es decir a los fenómenos, a los astros, el aire, al agua. Es como si hubiera una cortina de un lado lo vivo, del otro lo que sostiene, y desde donde brota lo vivo.
Lo vivo se alimenta de los otros; lo hacemos nosotros al alimentarnos de otros animales, de plantas; pero es que no tenemos otra alternativa; necesitamos de proteínas y las proteínas lo tienen los otros; es fuerte cuando nos acordamos que nos solíamos alimentarnos de otros hombres.
Este es un punto álgido, extremo, al cual no tratamos, no queremos tratar; si bien somos más agua que otra cosa, necesitamos de alimentos, de los otros.
A veces es mas fácil, y conveniente decir así es la vida y que me importa lo demás; es un ciclo, un tiempo y después será otro lo cual no se que es, pero sea lo que sea lo que me interesa ahora es lo que soy, lo que tengo; tengo vida y no me importa lo demás.
Estamos tratando un tema de que dentro de nosotros hay como una conciencia de lo que somos, de lo que fuimos y siempre, por lo menos esta parte trata de que tengamos mas conciencia de todo eso; más, hacer de que esta nuestra vida, nuestra existencia, nuestro mundo, sea cada vez mejor, más agradable.
Es como una parte, una zona, algo así como el corazón físico que recibe la sangre y la distribuye; es un órgano que relaciona, que está relacionado con todos los otros órganos y los sostiene, los mantiene vivos; si bien todos lo otros órganos son necesario, es el cerebro con quién tiene una relación más directa, más estrecha; la mente y el corazón físico, son por lo que somos.
Así debe ser, tan estrecha, la relación entre el alma y el corazón. Es todo un organismo, no podemos decir virtual, no invisible, pero más real que el físico. Tenemos pensamientos, sentimientos, valores, sueños, deseos, que están ahí en ese mundo; no los podemos tocar con nuestros cinco sentidos; pero los sentimos, los percibimos, muchas veces están ahí y los podemos modificar, transformar, enriquecer o simplemente olvidarlos.
Es como si tendríamos un escenario en donde llevamos un determinado tema y luego salen a representar, a actuar, distintas partes como recuerdos, conocimientos, el espíritu como voluntad de acción, de obrar, de hacer, pero hay otras partes como el amor, la bondad, la caridad, la compasión que actúan, que toman parte.
Podemos llamar a esa representación un momento de reflexión, en el cual o después del cual hay como un resultado, hay algo así como se produce en la decantación. Muchas veces nos queda como una solución, como una respuesta, una decisión a tomar en nuestra vida activa o solamente decir está bien dejemos que las consecuencias sean, que las cosas pasen ó porque no podemos cambiarlas o por que es lo conveniente.
Pero muchas veces también, tenemos que tomar decisiones, tenemos que actuar.
Todo eso se produce dentro de nosotros de una manera real, pero a otro nivel que el físico, debemos acostumbrarnos a llamarlo dentro de un mundo espiritual. Es el espíritu hacedor del hombre, el director de tamaña representación; pero el publico es el corazón, aquello que observa aquello representado, que si bien es copia o representación de lo que pasa en la vida diaria; es algo más purificado, actúa la memoria, los recuerdos, es la experiencia, los miedos, temores, esperanzas, son representados allí, más aún son actores.
Pero hay alguien que mira, que es el mismo que mira nuestros sueños cuando soñamos; somos nosotros también pero en un nivel más profundo y más adelantado también.
En el escenario el corazón ve, parecería como si lo fuéramos alimentando; pero en sí es el mismo que alimentase de lo que vivimos y está siendo, está creándose, formándose.
Da la sensación que es otro, otro ser, tal vez un ser superior a lo que creamos, pensamos, o sentimos, que somos; como si todo lo que somos los hombres fuera una serie de yoes, y este corazón sea el tu, lo referencial.
Confiamos en el, y el es como si estuviera conectado, relacionado con algo semejante a él; pensamos, sentimos, lo puro; lo puro, lo agradablemente humano en esa parte nuestra, en ese corazón que tiene un cielo; ese es el cielo en el cual quiero estar, quiero vivir cuando estoy vivo.

Karigüe

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Gracias. Karigüe

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