lunes, 24 de mayo de 2010

Libro “El Lenguaje” – Capítulo 9

EL LENGUAJE POÉTICO

Alguna vez dije que la poesía, es un pequeño poro del mundo interior del hombre.
Y a medida que avanzo, a medida que voy escribiendo lo que veo, en este viaje por los caminos del lenguaje, se va haciéndose cada vez más nítido que el lenguaje, es, no solamente un poro por donde el alma del hombre respira, sino que un poro por donde aspira aire del mundo exterior, en el cual está incluido todos los mundo interiores de los demás.
Deberíamos decir que es un cierto aire, un cierto éter, una cierta atmósfera que está ahí, que cada vez va siendo más intensa; no debe ser muy diferente a como se formó alrededor de la tierra su atmósfera, poco a poco, oxigeno, hidrogeno, nitrógeno etc.; así también, pero ahora dentro del hombre, alrededor de su alma, en el cielo de ella.
Ahí está todo un nuevo mundo, otro mundo más etéreo, más sutil, componente de ese mundo interior; más aún ahora formado como atmósfera del mundo.
Esta pequeña atmósfera que hay en ti y en mi, es como si se unieran, se vincularan, haciendo un entretejido a través de la palabra poética, de las palabras poéticas; usando como vena o como arteria, la palabra hablada, la palabra escrita, el libro, internet.
He ahí como flotando en el aire, están estas palabras con alas, cantándonos, contándonos, la experiencia, lo vivido, lo soñado, lo fantasiado, por un conjunto de hombre a los cuales se les ha dado el don de hacer cosas bellas a través de las palabras y a la vez, lo podemos ver si miramos con precisión, que ellas son las que fundamentan al mundo.
No es que lo creen, sino que forman, a través de sus venas, alrededor de él, un aire, un éter en donde respira él, su alma, pero más aun su espíritu.
Permite que el hombre salga de las profundidades, o del mar, en el cual ha permanecido por mucho tiempo; lo saca, lo lleva ha algo más libre, más puro; y, lo hace ver con otros ojos, unos ojos más potentes, de mirada clara y transparente, lo que es en sí el mundo, que hemos sido capaces de crear, entre todos.
He ahí la arbitrariedad del lenguaje, el lenguaje cambia de estado; para una fácil comprensión podemos decir que el lenguaje de todos los días, el común, es como el agua; el lenguaje poético es como el aire, como si el lenguaje se convirtiera ahora, en algo etéreo, algo que podemos respirar; y, vernos cada vez con más intensidad. Todos los hombres del mundo respiraran este éter, en si la evolución del hombre va hacia ahí, en ese sentido.
Podemos ver ahora que el lenguaje es otra vida, es una vida, como nos dice, Wittgestain.
Algo vivo que vive en nosotros, como esas enredaderas que viven en árboles, que son como familiares; pero esperemos que no nos consuma. Una vez ví en Córdoba, que una enredaderas de flores de color amarillo consumía a arbustos duros que crecen en las sierras.
¿No es como ver a la vida, ver como ella alrededor de nosotros, en nosotros, trata de seguir viviendo? Y como lo sabemos, también se puede alcanzar ello con un cierto grado de seguridad, si se crece, si se crece en un sentido, en el sentido en que la vida por ser más vieja que nosotros, nos indica.
Por un lado lo podemos ver al lenguaje, y más aún al lenguaje poético, como punta de lanza de la vida que ahora es mundo; pero a la vez ese fluir de sonidos, ese intercambio de sentidos, de significados, de sentimientos, de pensamientos, está como destilándose en el alma del hombre, depositándose en la hoja temblorosa de su alma; y, va siendo como una fuete, como un oasis, como una gota de rocío, la cual calma la sed de los nuevos hombres, de los hombres que cada día, día a día se van formándose, formando la vida, esa otra vida que está brotando en el hombre, la vida espiritual, la vida de su espíritu.
Tal vez en una época fue un animo, una voluntad, una espada que el hombre mantuvo en alto, por mucho tiempo; pero ahora ya es como un cierto estado del alma, una cierta comodidad, una morada en la cual el hombre respira un aire más claro, más puro.
Podría uno preguntarse: ¿cuál fue primero: la sed o el agua? ¿No es el hombre un ser formando gran parte de agua, por lo tanto requiere de ella? Ó ¿La sed, es porque el ser vivo primero, el LUCA, necesitaba de algo para sobrevivir, comenzó a tomar agua por que era lo que había más a la mano; para luego eso si tener, después, la necesidad de agua, es decir la sed?
¿No pasa lo mismo con la necesidad del mundo espiritual del hombre? ¿Qué fue primero el espíritu o el mundo espiritual? ¿El hombre creo este mundo o ya había, ya existía un mundo espiritual que lo absorbía, que lo atraía, que lo lleva hacia si?
Preguntas que solo podremos ir dando respuestas a través del lenguaje, más aún a través del lenguaje poético.
Una cosa más, este nuevo aire, este éter, si bien nos hace vivir, nos hace estar, convivir con el mundo espiritual, es una herramienta también, para perforar, para ir más allá, más profundamente, escarbar; como si se fuera a escarbar las capas de la tierra, para poder estudiar, imaginar o investigar los orígenes de ella. Bueno con la palabra poética escarbamos el origen de nuestro ser, cómo se fue formando y tal vez como meta inalcanzable, el origen.

Karigüe

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Gracias. Karigüe

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