sábado, 18 de abril de 2009

Libro “Mi amigo el Poeta” – Capítulo 11

Julián.- Aquí hay dudas; no se realmente quien es el poeta, si yo o tu, ya que este tema lo has expuesto en forma poética. Así que ahora voy a hacer un análisis mental, con esa la herramienta que nuestra civilización ha creado para poder sobrevivir: ella es la razón.
La razón es una conquista genuina del hombre; pero, como siempre, nos sentimos como un niño con juguete nuevo. Dándole mucho valor o desvalorizándola perdemos la posibilidad de apreciar en su verdadero valor. Para mi la razón es solamente como el bastón de un ciego; en honor a la verdad, yo me siento ciego, más aun, lo soy; sin embargo, no niego la función y la gran ayuda que me presta esta herramienta, pero a la vez la limito. Es solamente eso, un bastón.
El hombre es mucho más que su razón; más aun, te reitero, es una cosa exterior a el. He aquí el punto de quiebre de la humanidad, muchos de nosotros nos consideramos razón; por lo tanto, toda nuestra existencia la pasamos acompañados de ese bastón, y nos mimetizamos con el. Algún día deberíamos sentarnos y hacer descansar también al bastón, y escuchar música, por ejemplo.

Rubén.- Me has llevado como un niño en brazos y me has entregado a lo que la música significa para ti; pero, por favor, continua, ya estoy sentado.

Julián.- No fue mi intención esa, solamente trato con palabras de expresarte lo que siento, pero también resulto esclarecedor por mí. Es decir, lo que estaba como en tinieblas ahora esta más claro; creo que ésta es una de las consecuencias más agradables que tiene el dialogo; ella es la formación, la creación, de la actividad clarificadora a través de pensar con el otro.
Ya podemos ver tres temas para nuestra conversación. Ellos son: la música, la razón y el pensamiento. Comenzaremos por los dos últimos.
El pensamiento es la actividad del hombre que le permite ver con un poco más de claridad su existencia. La razón es el bastón con el que el monitorea su lento avanzar; es el consenso de lo alcanzado y compartido. Para darte una figura: el pensamiento es el cazador, el comensal es la razón.
La música, querido amigo, pertenece a la oscuridad, a aquello que esta lejos del alcance de tu bastón; por lo tanto, tú tienes que sentarte y escucharla solamente.
La luz, querido amigo, es tan, tan pequeña comparada con la oscuridad; para ello basta ver al Universo. La oscuridad es aquello que nos sustenta, que nos sostiene y de donde nos alimentamos.
La música despierta en nosotros lo misterioso, lo que permanece en la oscuridad; lo que no entendemos, pero existe. La música profunda nos transporta a esa nube, a esa niebla que es la melancolía, en donde se siente el canto enmudecido de un ruiseñor.

Rubén.-Ahora, basta, mi amigo, no puedo entender nada más. Es como si me hubiera servido un gran festín que ha colmado mi capacidad de entendimiento. Me siento en este instante pleno; primero por haber entendido mis lagrimas, y luego, por haber entendido la música como una más de las notas de la sinfonía que en este momento para mi es el mundo, la vida.

Julián.- Ahora si, el silencio no solamente para escuchar música; escuchar, sentir, aunque sea por un instante (no se nos esta permitido mas). Tal como una piedra o una rosa, solamente estar; ser, como un átomo mas de este Universo, en este mundo que vive en armonía y del cual cada uno es una nota en la gran sinfonía, que en este momento siento en mi corazón, yo también.

Rubén.- Recuerdo cuando comenzamos nuestras conversaciones, nos habíamos encontrado después de mucho tiempo. Recuerdo con mucho afecto los años de nuestra niñez; parecía que no existía diferencia entre nosotros, salvo por tu tendencia a la soledad. Pertenecíamos a un grupo, pero solo a nosotros nos gustaba leer algunos libros. Tal vez era sólo ese punto el que nos reunía.
Reconozco que soy una persona que ha tenido éxito en su carrera profesional. Recurro a ti como a un medico que cura los problemas del alma. A esta altura de mi vida, después de vivir una vida muy combativa, muy luchada, por así decir, lo que he conseguido, lo conseguí en un combate palmo a palmo, cuerpo a cuerpo y sin armas, con la vida.
Cuánto me hubiera gustado volver a encontrarte mucho tiempo atrás, tal vez hubiera disfrutado más de la vida, más de mi mismo; en otras palabras, hubiera vivido mas plenamente.
Cada palabra tuya es más luz, más conciencia para mí. Creo encontrar aquí el placer importante de mi vida que es conocer más, conocerme más. Para mi, esta expansión que tu me dices que es la vida del hombre, significa conocimiento.
A lo largo de mi vida he aprendido que son necesarios los bienes materiales para vivir, para vivir sin sobresaltos. Hay un límite para todo, y creo que el acumularlos en exceso nos lleva tanto tiempo, que parte de nuestra energía, de nuestra vida, se va en ello Y además muchas cosas interesantes, bellas, hermosas, se nos van de la mano, pasan a nuestro lado sin que nos demos cuenta.
Te diré ahora cuales son las cosas nuevas y aprendidas en nuestros diálogos. En primer lugar, creo que yo no sentía afecto hacia mi persona ni afecto hacia los demás; no sabia que significaba afecto, porque directamente no lo sentía dentro de mí. Todo lo vivía casi como por obligación. El tener una conciencia más clara de lo que uno es y lo que es el mundo que nos rodea, permite presentir que existe una cierta armonía universal; que no todo depende de nosotros y que hay una razón básica por la cual este mundo existe y cada vez es mejor.
La relación con los seres esta basada en el convivir, en el compartir la existencia sobre esta tierra con los demás. Tenemos pulmones para respirar el aire que nos rodea; tenemos la reflexión para respirar lo puro que brota desde nuestro ser; tenemos una voluntad para respirar el éter que emana nuestro espíritu. Creo que estamos entrando en la era de la aristocracia del espíritu. Un mundo nuevo, invisible para los que no lo quieren ver, pero real y palpable para aquellos que pertenecen a esta aristocracia.
Es muy corto tiempo el de nuestra existencia para permitir observar estos cambios, para observar la obra del hombre. Hemos sido capaces de crear nuestro cuerpo como animales, nuestra alma como los monos que piensan, y nuestro mundo espiritual como animo, como espíritu que nos anima, que llega como aliento desde la serena oscuridad que nos rodea.
También he comenzado a disfrutar de las cosas; ya no dejo pasar un crepúsculo sin verlo, ni la belleza de la primavera, ni la melancolía del otoño. Disfruto de la música, de la pintura, de la lectura de los grandes escritores que formaron nuestro pensamiento.
Uno de los obstáculos que tuve que superar, fue encontrar en las diferencias lo bello, lo agradable. Las diferencias que tanto nos llevan a la no aceptación, son las que muchas veces nos dan las mejores satisfacciones. Cuando hablamos de sinfonía está referido a esto, cada ser humano tiene su función sobre la tierra, su destino, su meta; pero nuestra débil mente no nos permite entender.
Los poetas, los empresarios, los albañiles, los filósofos, son necesarios en este nuestro mundo, cada uno cumple su función y nadie tiene ningún derecho de sentirse superior al vecino. Siempre recuerdo lo que nos decía Borges: ‘’Los seres humanos nos parecemos más de lo que nosotros creemos que nos parecemos’’
Contamos con un alma formada sobre la montaña de huesos de todos los que nos precedieron, contamos también con una naturaleza que nos demanda su supervivencia, su existencia, sus satisfacciones; y un espíritu libre que nos demanda avanzar, expandirnos.
Siempre recuerdo tu pensamiento, aquel que dice que fuimos célula, pez, reptil, mono y hombre. Todo ó casi todo fue una conquista nuestra, que si tenemos ojos es porque quisimos ver y si tenemos brazos es porque quisimos abrazar. Tú no sabe lo que eso produjo en mí ser la primera vez que me lo dijiste y lo que sigue produciendo; me siento más humano, pienso que he participado y estoy participando en mi creación.
Me siento orgulloso de que como raza estemos sobreviviendo y superándonos. Todo ello como un hermoso fuego artificial que se expande en el Universo en forma de mundo. Tu no te imaginas que placer y que orgulloso (como un niño) me siento de esta alma heredada, con todas las miserias, que no las niego, más aun, las acepto como el desafió para mi y para los que vendrán. Hay una tarea tan pero tan grande, que pasaran milenios antes de que nuestras miserias sean superadas.
Continuando con lo que te quería comentar, heredar y más aun compartir el alma humana con nuestros semejantes es una fuente de unión constante. Las diferencias como un talento asignado, una fortuna heredada o conseguida, el color, el idioma, las costumbres, la cultura, los odios, los rencores, las envidias, se diluyen ante lo inmenso del corazón humano.
De este corazón es de donde brota lo puro de nuestra alma humana, como la libertad, la humildad, el amor, la caridad, la piedad, el perdón.
Todas esas virtudes o cosas del alma son como sentidos, si uno quisiera compararla con el cuerpo. Nuestro vocabulario es escaso en este campo; tenemos que poner nombres a la cosas del alma. Se me ocurre un nombre, diamantinas del alma; estas diamantinas del alma son las que determinan las diferencias entre los hombres. Ahí radica su grandeza o su miseria en el paso por esta vida. Bueno, Julián, creo que has despertado en mí la flama poética, pero ahora solo quiero escuchar.
Karigüe


Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe

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