sábado, 21 de marzo de 2009

Libro “Cuando se retira la ola” – Capítulo 4

EL PARAÍSO
Cuando uno se va adentrando en sí mismo, cuando uno lentamente, poco a poco, paso a paso, se introduce allí; no podemos hablar de oscuridad sino de desvelamiento; cuando no sólo se recuerda lo de niño sino que se vuelve a vivir, a sentir, lo que ese niño sentía.Se encuentra con lo natural, con las cosas que nos rodean pero vistas con la mirada de ese niño; no es entonces recordar sino volver a vivir.Lo que se encuentra es un mundo maravilloso, un mundo natural, bello; pero que el mundo lo cubrió con ese polvo que el espíritu del hombre en su rauda carrera, raudo avanzar, levantó del desierto; o tal vez la tierra misma cómo queriendo detener a ese niño, cómo si ella misma no quisiera que sea grande, que se convierta en hombre; se elevaba de sí entonces y lo cubría con su manto.Se vive, ya sea como adolescente, como joven, como hombre, construyendo su porvenir, su futuro y por lo general lo logra; luego se encuentra, se vuelve a encontrar, las vuelve a mirar a las mismas cosas, a la misma ciudad, a los mismo árboles, montañas y ríos, pero con otros ojos, unos ojos melancólicos, cubiertos por esa niebla, esa tristeza, de nos ser mas así.Volver a ser niño, el volver a ver, con los ojos del niño que no se fue, es lo que se hace con la poesía.La poesía es un vuelo, una elevación de sí. Decía Beethoven: “El hombre conoce a su espíritu, solo, cuando está contra el suelo”El estar en el suelo, el sentir el peso del mundo materializado por las dificultades, las perdidas, las enfermedades, lo transforman, lo hacen sentir incapaz de poder sobrellevar tamaña cruz, tamaño, peso.Por alguna razón o sentido ya sea religioso o real, es decir de la propia realidad de lo existente, la presencia de Jesús, su vida su obra nos muestra la cruz.La cruz hace abrir las manos, los brazos, a la fuerza; y como si fuera poco es clavado así, coronado con una corona de espinas, símbolo del pensar, del desafiar, del desafío del Prometeo.Elevado, mostrado como debe ser, deberíamos decir como es, como es nuestra realidad; pero surge más aun el dolor del hombre cuando Vallejos le dice a Dios: “… Tú no eres el dios, tu no tienes Marías que se van…”Es el dolor, ese sentimiento que se va agrandándose con el paso de los años, con el transcurrir de la vida; pero está lo otro, aquello con lo que podemos ver, sentir, dilucidar a través de las lágrimas, con él se aclara nuestro dolor, nuestro destierro.Es el levantar la espada. “El yo con la espada levantada”: Goffried Benn. Es como si tratásemos de construir un mundo, construir un paraíso en el mundo, convertirlo al mundo, una reconstrucción de él, una transformación, un nuevo renacer, nuevos Saratrustas.Si bien la naturaleza en sí no es benévola, hemos batallado con ella, desde hace mucho tiempo y abrimos claros en el bosque, levantamos ciudades hasta en los desiertos, construimos catedrales, monumentos símbolos de nuestra presencia y de nuestro desafío.Alcanzamos ya a cruzar las fronteras, estamos llegando afuera de las puertas, estamos en el espacio vacío, aunque por cortos tiempos; pero lo hemos logrado, así como fuimos capaces de lograr un corazón que volviese a la savia de color rojo y se quedara circulando dentro de nuestro cuerpo, así hoy hemos roto ese cordón umbilical que es la gravedad.Estamos ahí y hemos enmudecido, no hemos sentido, tal vez, como si fuera por primera vez: uno, una sola humanidad, un solo mundo.Ahora si, nos estamos sintiendo como un solo cuerpo, aunque relinchamos, nos queremos sacar al jinete de nuestro lomo; pero finalmente otro paso, un paso que está costando mucho dolor a cada uno de sus partes.Es como un parto, como si fuera un big bang, pero al revés, una concentración, una contracción, un volver a ser uno.Pero ha habido y hay aún, un centro catalítico, algo alrededor de lo que nos estamos uniendo, juntando.Basta ver, recorrer, nuestro desarrollo, para darnos cuenta que primero fue el cuerpo, luego el alma y por ultimo lo espiritual. El mundo del espíritu representado hoy por el arte, la belleza y sentimientos tan puros como es el amor.Ahora lo vemos al mundo, a la humanidad como a un cuerpo, una masa compuesta por unas células especiales llamadas hombres, que ya rondan por lo seis mil millones solamente.El alma, su alma la estamos percibiendo; tal vez comenzó a formarse con Zoroastro, Buda, Confucio, Lau Tze, Heráclito, Parménides, Esiodo; Jesús, Mahoma y tantos hombres más. Cuántas especies de genes, que se multiplicaron en miles, en millones.Pero ahora ya la belleza, ya Bach, Beethoven, Van Go, Nietzsche; Baudelaire, Poe, Holan, Milosz, etc., etc.Un paraíso. Estamos creando, construyendo, un paraíso en la tierra; porque él está dentro de nosotros, fuimos desterramos, pero nunca hemos olvidado al Dios que llevamos adentro, del cual somos una parte.Un paraíso, a fuerza de pulmón; porque es lo mismo que cuando salimos del agua, cuando el agua se retiró y quedamos en el barro, en el charco, que se fue secando, no debemos olvidar las palabras de Jesús: “…Por qué me has abandonado…” y en realidad es como cuando un padre suelta las amarras para que el hijo se haga hombre.Así como en esa oportunidad, fuerte por cierto, fuimos capaces de crearnos, de hacernos crecer los pulmones, así hoy también tenemos que crear unos órganos capaces de hacernos respirar el éter de la espiritualidad, de la belleza, del paraíso.Se retira el mundo, la mismísima humanidad, como si fuera una ola y queda al descubierto lo bello, la belleza vuelta a conquistar. Pero sin embargo no dejamos de quejarnos, de llorar el tiempo pasado, lo seguro, el vientre materno, la casa paterna.Hoy ya estamos a la intemperie, casi nos debemos sentir como un niño abandonado y solo; pero un niño que puede volver a jugar, un niño despojado ya de ese ego que tuvo que llevar a cuestas y de esa cruz que por mucho tiempo nos tuvo clavados en el Sinaí, en esa montaña alta, sólo para ver.Para ver el mundo que estaba llegando, nuestro mundo: el paraíso, aquí, sí aquí en la tierra.
Karigüe

Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.Gracias. Karigüe

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