lunes, 17 de septiembre de 2012

Libro "Z" – Capítulo 2


INCONMENSURABLE

La idea era que el mundo, los otros, la gente, aquellos con los que trataba, eran por lo general personas con las que tenia que lidiar, competir. Eran un obstáculo, eran alguien con los cuales tenía ante todo que compartir.
Como ahora. Están algunos de los cuales no nos podemos descuidar, son como perros hambrientos. En cualquier momento por un pedazo de carne o de pan o de dinero, nos pueden hacer desaparecer de la faz de la tierra.
Además siempre será así. La vida nos impone reglas, leyes, las cuales tenemos que cumplir. Lo vemos a diario entre la gente, entre los pueblos, entre las razas, entre las naciones. Algunas más fuertes, otras más audaces, más atrevidas; más temerosos por lo tanto más agresivas.
“El fuerte cuando es fuerte no necesita ser agresivo. El agresivo sí, porque no es fuerte”. El mundo está hecho, está formando por hombres, son sus células, son sus genes. Es un organismo vivo, separada, formando por elementos con movimiento propio, elementos que se unen cada vez más; cada vez más son más compactos, pero no de una compacticidad física, sino de una compacticidad metafísica, virtual.
Así como los seres vivos han evolucionado formando animales, formando al hombre, así también estos hombres, ahora casi como elementos, están formando a la humanidad, al mundo.
Antes, los genes se unían para formar células, a fuerza de repetirse, de recordar. De repetir, hasta que esa costumbre de repetir se convierte en naturaleza. Lo mismo pasa con los hombres a fuerza de estar unidos alrededor del fuego, de la plaza del pueblo, de los conflictos, del placer, de los vicios, de la religión, van creando otra naturaleza, una naturaleza de costumbres físicas también. Como son las sinapsis, como es la lengua, el leguaje, la traducción del lenguaje.
La unión, la relación, la conversación; la información, la herencia genética, la herencia cultural, es un río paralelo, es un rió invisible, el verdadero río de la vida.
Somos transmisores de vida, de esa vida que transformó el ARN en ADN, de esa vida que transformo a la naturaleza, su naturaleza temporal, en algo virtual. Cada vez más invisible, cada vez más etérea, más sutil.
Del sentimiento al pensamiento, como cuando el agua líquida de los mares se fue convirtiendo en vapor, nube, atmósfera, lentamente buscando el equilibrio, buscando esa relación que dio origen a la vida, a que el animal pueda salir del mar, de las aguas, del vientre, de la placenta de una tierra embarazada.
Fue el sol el que permito que el agua comience a abandonar el planeta tierra. Es el fuego la fuerza, la sangre, la que impulsa, la que hace circular el agua; para crear esa atmósfera, ese lugar, esa morada, eso abierto, ese claro en el bosque, a donde el animal salió, y desde donde miro el horizonte, el cielo.
Así también el mono, uno de los monos irrumpió en lo abierto, en el claro de su bosque, de su mente, de su ignorancia. Debido ahora sí a una fuerza, ya no exterior, sino, ahora sí a una fuerza interior llamada espíritu.
El espíritu, como el cuerpo, como el alma también evolucionan; también van subiendo escalones, eslabones. Aquel impuso ciego de repetirse, de conservarse, de almacenar experiencias, hora en el animal, en el animal que ve, es imagen, es imaginación, es copiar lo que ve, lo que oye, lo que siente. Así almaceno por mucho tiempo, así se batieron las olas de su mar, hasta que el rayo cercano, aquel que iluminó la tierra por primera vez, iluminó también la noche, la oscuridad y el silencio que reinaba en el alma de los animales.
Broto el sol, broto el rayo y ahora está brotando dentro del alma, dentro del cuerpo del animal, otro sol, otro centro; desde los cuales se forman los sistemas. Primero el sistema solar, luego la naturaleza vegetal, animal superpuesta a la primera; luego el sistema, el sistema que ordena al animal, el sistema alrededor de su espíritu. Los últimos sobre los primeros. Capa sobre capa, corteza sobre corteza.
Así como el sol eriza el agua para ser nube y de la nube brota el rayo; así el espíritu eriza los sentimientos para luego ser pensamientos, para luego ser idea.
Solo soles, solo centros de iluminación para ver aquello que nos rodea, aquello que nos forma, que nos alimenta, y desde el cual somos.
Luciérnagas en la noche de los tiempos. El universo también es así. Solo una luz, una fuerza que se abre en la serena oscuridad.
Todo lo nuevo inclusive la vida es una herida abierta sobre la oscura serenidad. Una luz que irrumpe, que abre, que ilumina, que hace un claro en el bosque, para luego lentamente o rápidamente desaparecer.
Eso es la vida, el universo, el mundo: un latido, unos latidos de animales que se están muriendo; pero que sin embargo zapatean, luchan reclaman aquello que no les pertenece, aquello que no nos pertenece.
¿Lo que produce la herida, aquello que irrumpe, aquello que crece, que intenta ser, es la misma serena oscuridad ó es otro ser, otro de los seres que quiere devorar, como lo hace el hombre a la tierra? ¿Así lo hará esa fuerza nueva a la serena oscuridad? Qué infinito, que inconmensurable es lo que nos contiene.
Karigüe

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Gracias. Karigüe

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