lunes, 28 de marzo de 2011

Libro "El arte” – Capítulo 1

"A partir del día de hoy comenzaré a publicar todos los lunes los primeros diez capítulos del libro "El arte"."

Karigüe
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MUNDO ESPIRITUAL

El arte es la manifestación más íntima, más genuina, del ser humano.
Dentro de la evolución de las especies tenemos no sólo grados, no sólo Darwines, sino profundidad también. Un mundo exterior acompañado de un mundo interior.
No tenemos mucho ya de que hablar sobre el mundo exterior, está a la vista, lo podemos ver todos los días, sus adelantos, las relaciones, los descubrimientos; las ciencias, las tecnologías, etc. que están creando, por así decir un mundo exterior maravilloso. ¡Que hay mucho que hacer! Lo habrá siempre.
Pero éste muestro mundo interior, es un conjunto de cosas, intimas, personales, profundas; tal vez con la Psicología estamos conociendo algo más, el Psicoanálisis y todo tipo de ciencia que nos vayan dando conocimiento de ese nuestro mundo interior, de esa nuestra alma.
¿En dónde esta? Debe estar esparcida en todo el cuerpo, en todas nuestras células, en todos nuestros genes; pero presentimos, por experiencia personal que la gran parte de esa alma, debe estar en el cerebro.
Una experiencia importante fue la que comentó Chopra: En una Universidad de USA se realizó un trasplante de corazón a una mujer joven; esta mujer soñaba, y también como recuerdos difusos, un bar y un accidente con una moto. Se siguió profundizado y se descubrió que el corazón donado era de un joven que después de haber estado bebiendo en un bar, el mismo que la mujer joven recordaba, murió en un accidente de motos.
La pregunta inmediata es ¿el corazón, es decir ese órgano formando por células, genes, tejidos, tenía memoria, era capaz de recordar?
¿No estará sucediendo lo mismo en todas las partes de nuestro cuerpo? Por qué solamente darle al cerebro ese privilegio de recordar, de pensar.
Por otro lado el cerebro formando por neuronas, por sinapsis, es como la superficie de la tierra. En la tierra se producen tormentas, nicroclimas, mareas, vientos, temperatura, presión, etc. es allí, también, en donde se produce el rayo, el trueno.
¿No será lo mismo que en el cerebro? Porque allí se produce, la idea, y la palabra como sonido. Nos cuesta, mejor dicho, no comprendemos lo que quieren decir los animales, menos las olas del mar, los truenos, lo rugidos de la tierra; menos por supuesto los sonidos que no llegan del exterior de la tierra, es decir del universo.
Nos daría la sensación, a través de ello, de que el cerebro, que en el cerebro, se están produciendo, fenómenos cuyo resultado es la conciencia, el pensamiento, los sentimientos. Es decir todo un universo se está gestando, se está desarrollando, se está formando en este mundo interior.
Y el arte como expresión, como perfume, como algo que se destila de una manera inconsciente y consciente, por separado y a la vez. Así como nació, broto, el grito, el alarido, para luego ser palabra; así también se está gestando el arte, primero como rayo, trueno, como idea, como palabra; ahora como color, como sonido, como palabras que expresan no solo nuestros deseos, sino aquello que se está gestando dentro de nuestra alma, que no es otra cosa que el ser, nuestro ser. El arte es la expresión, es como si éste ser intentara, tratara aún, de expresarse y lo hace a través de la palabra poética, a través de la poesía, el arte de las artes.
Si bien el músico traduce, hace como una metáfora de lo que escucha en el mundo exterior y al llegar a su alma, eso que escucha vuelve como eco, como eco también de ese ser; pero como si en la melodía estuviera allí, sin decir, convertido en una agradable sensación, agradable percepción de que existe, de que hay un mundo nuevo, un agradable mundo nuevo que convive con el exterior a través de esas melodías. Es como si ese eco, ese maravilloso eco que es la música volviera, entrara y nos fecundara, sembrara en nosotros semillas de eso que ya se hizo en el músico, por medio de su talento y que ahora está en nosotros, como un campo cultivado, como un jardín.
La figura, los colores, los matices de los colores, no hacen mas que reflejar lo exterior, como un crepúsculo, cómo un rostro, como un paisaje; pero eso es como el envase, el pintor pone adentro la historia, su historia, lo que para el significa, lo que lo estremece, podemos decir, a través y por su talento. Es por el talento almacenado, por toda la historia del hombre y trasmitida, destilada en el alma de artista, en el alma del pintor.
Es como volcar dentro de esas formas esos colores, aquello que está brotando como reflejo, como cuando se refleja la luz del sol sobre las hondas que el viento eleva del lago, del mar, como si el mismo viento lo encrespara, lo despertase y así, de esa forma juegan el lago, el mar, con lo rayos del sol. Ahora nuevamente ese encrespar de nuestra alma juega con los rayos del sol, que ahora es luz; son como si desde adentro lo atrapado, que no es otra cosa que la manifestación de nuestro ser ve, vemos como en un cierta comunión nuevamente, un paso mas, un pasito más, en este despertar, en este surgir de nuestro ser en el mundo.
Es entonces en la palabra poética en donde nuestro ser se expresa, es como si el hablase por nosotros, somos realmente nuestro ser; pero como si nuestro cuerpo fuera el capullo desde donde está saliendo, brotando la mariposa, que levantará vuelo, que llevará inclusive a nuestro cuerpo por un mundo más puro, más habitable, porque éste ya está viejo, ya no tiene el oxigeno necesario para que nuestra alma respire.
Ese mundo nuevo es el mundo espiritual, al cual la palabra poética lo funda, como si ellas fueran como las piedras con las cuales estamos levantando nuestra futura morada.
Es nuestro ser, es el ser; pero no como ultimo paso sino como un paso más, en la continua evolución, creciendo, que es nuestra presencia aquí en la tierra, habrá y vendrán nuevas cosas, nuevos mundos; pero este para los hombres de siglo de Platino es suficiente, y necesario, allí podemos respirar esta nueva vida, ya no solo con el cuerpo, este acorazado maravilloso, sino con algo nuevo también llamado espíritu.
No teníamos un cuerpo como el que tenemos ahora; no teníamos un alma como la que tenemos ahora. Ahora el ánimo por existir, por vivir, por estar presente se ha convertido como un ave, le hemos puesto el nombre de espíritu, porque él nos llevara a eso mundo todavía no inventado, creado; para que es niño, niño aún, pueda estar mejor, pueda vivir mejor, pueda ser más pleno, más feliz; ese niño aunque resulte a la vez que extraño y repetido se llama corazón.
Un corazón que es llevado por esa ave divina, maravillosa y nueva, a su mundo, el mundo del espíritu, el mundo espiritual.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 4 de Abril

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Gracias. Karigüe

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