lunes, 12 de julio de 2010

Libro “La Vida – Capítulo 6

DOMINIO

Grandes hombres, como Lau Tze; Confucio; Zoroastro; Heráclito; Parménides, etc., que no deben ser más de cincuenta; hombres que han sabido ver, verse en el vacío, sin una sola respuesta; llegaron eso sí a darse caminos, como aquel que nos dio Demócrito: “solo hay átomos y opiniones”
Somos hechos de opiniones, suposiciones que luego fueron asentándose con el tiempo, decantándose, solidificándose. Me viene a la memoria, cuando en medio del río se va juntándose algunas ramas que atrapan a otras y así lentamente surge una isla en medio del río.
Si bien el hecho de estar vivos significa que estamos presentes aquí, ahora, es porque una seria de fenómenos se tienen que llevar a cabo. Primero que un espermatozoide y un óvulo se junten, maduren en un vientre, que se nazca, se críe, se eduque, se respire, se alimente, se beba, etc. etc.
La vida como presencia aquí en la tierra, en este siglo XXI. En un tiempo me gustaba ver las miradas, la forma de ver de los animales, de las personas; en realidad no encontraba mucha diferencia; algunas esquivas, otras indiferentes, otras furiosas, etc.; era la expresión de alguien que está ahí, que tiene un cierto mundo interior, que se muestra a través de esas miradas, como si los ojos fueran una ventana, un poro.
Pensaba, alguien está ahí adentro, está sintiendo. Los animales de caza tienen una mirada segura, como si sintieran su peso, su poder; como si se sintieran superiores a los demás. La forma de caminar es otra forma de expresar ese poder; la agilidad, la flexibilidad, la velocidad con que corren, son muestras o son las razones de su poder.
Parecería que la vida tiene tentáculos y como es caníbal, es decir que se come a ella misma, ya sea una planta o un animal, se cierra como en un circulo, como es el círculo de la sangre.
Los primeros animales se devoraban así mismos; el hombre en sus primeros tiempos fue caníbal; pero es como si ella misma se espantara de sí misma, como sí se alejara de lo cercano, tal es así que en nuestro tiempo hay cada vez más vegetarianos, pero se olvidan que un vegetal también es vida; tal vez llegaremos algún día en el que nos alimentaremos con componentes químicos sacados de laboratorio.
Es como si la vida misma, en y con nosotros, se comenzara a respetar, a amar. A medida que el hombre se eleva de sí, se respeta más, admira el milagro que es, toma conciencia de que si ha llegado a donde está es porque fue una obra titánica, de todos los que lo precedieron, desde el LUCA hasta Zoroastro y hasta la Madre Teresa de Calcuta.
También pareciera que la vida se respeta a través de nosotros y a través de nosotros se cuida; somos como una especie de jardinero, cuidador del medio ambiente; aunque la razón o el hueso, la zanahoria, sea nuestra salud y la de nuestros descendientes.
Si bien la vida se cuida a través de nosotros, la tierra también, el universo por qué no. Lo que pasa es que no podemos ver; no debe haber pasado un millón de años, que nosotros no mirábamos, no teníamos ojos, como los que tenemos ahora, ni mente que pueda comprender, ver las cosas con el alma, porque tampoco teníamos alma. Todo se fue formando, lo fuimos haciendo.
Y ahora sucede que estamos aquí, hablamos del ser ahí. Es decir que el mismo ser, nuestro ser es producto de nuestra creación, el pensar, el sentir, el tener la capacidad de discernir, de ver lo bueno o lo malo, deberíamos decir lo conveniente o no.
Estamos llegando a ver que somos como un producto del universo, como si el universo se estuviera creándose así mismo, como si la evolución fuera un camino, arduo, por donde transitamos para lo conveniente, lo adecuado; y, es un cuidado encadenado, el universo, las galaxias, los sistemas, los planetas, la naturaleza, el animal, el hombre, el alma y por último el espíritu.
Lo más ardiente que podemos sentir dentro de nosotros es el espíritu, porque es como la punta de una flecha lanzada al vacío. Vacío para nosotros, pero en realidad es entrar en otros mundos, universos, infinitos universos. Es lo incandescente, es el fuego, es la energía motriz que nos lleva a avanzar, a penetrar, a fecundar; porque solo así está asegurándose la permanencia, solo así se logra la seguridad.
Pero debería haber una meta, deberíamos tener una meta como nos decía Lau Tze. Pero el tema es que no tenemos meta, por lo menos que nosotros conozcamos. Lo que sí podemos tener es la certeza de que lo conveniente es lo adecuado, lo seguro.
He ahí una verdad, para los fenómenos, para esa cadena interminable de seres que estamos ahora aquí.
La única verdad que yo puedo ver, es que ahora, en este instante estamos aquí presentes, una serie de seres; para no ir muy lejos, podemos decir la tierra, la naturaleza, el cuerpo, el mundo, el alma.
Y que tenemos que hacer lo conveniente para estar vivos, para que la vida se encienda como una lámpara dentro de nosotros, en nosotros y estemos vivos.
Es decir vida es estar aquí, tenerla es un regalo de algún dios, verla en las miradas de los seres vivos, verla como nos mira en eso espejos multiplicados al infinito. Ella es, tal vez, digo tal vez el Dios, el mismo Dios presente aquí, ahora.
Si sumamos, si unimos esa interminable cadena de fenómenos que suceden, como la luz, la tierra, el relámpago, el trueno, el viento, las montañas, los ríos, los mares, las estrellas, los sentimientos, los pensamientos, las ideas, podríamos tener un huella, un rastro, de la existencia de un ser superior presente.
Bueno, bueno creo que eso es la vida, la presencia del Dios aquí, ahora, ya sea como lo llamemos, universo, materia oscura, galaxias, soles, planetas, plantas, animales, todos como parte de ese ser inconmensurable.
No debe, ni hay diferencia entre un átomo, una opinión ó monada, todo se reduce a materia y energía; la energía no es mas que materia en movimiento.
Si podríamos viajar como un quartz, veríamos solo cosas que giran alrededor de otras; sólo es la forma, las formas que vamos tomado, o que se va erigiendo como una planta dentro de la tierra, como un árbol, como el árbol de la vida, desde donde se desprenden hojas, hojas con alas que al caer se elevan de sí, en vuelo raudo hacia los cielos, hacia el espacio abierto.
Como si fuéramos un patrón de estancia que recorre, que comienza a recorrer sus dominios, es la existencia tal vez, solo eso: la salida del espíritu para ser espíritu nuevamente.

Karigüe

PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 19 de Julio

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Gracias. Karigüe

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando crees que todo ha acabado, tienes razon, empieza.
buruskawa@hotmail.com