DE OPINIONES A CONJETURAS
El hecho de avanzar, de seguir, conseguir, continuar, es un signo vital; es el sentido real de la vida.
La vida es un impulso, es nuestro impulso. Es el deseo de estar, de estar aquí sobre la tierra, el de ver, el de oler; de sentir que las cosas nos rozan y nosotros rozamos con ellas, en ellas. El hecho de escuchar al viento, al rumor de los ríos, de las olas; de contemplar el cielo, los montes, el mar. Los paisajes, aquella naturaleza y aquello que supimos pulir, copiar de lo que ya está, y con los que hemos hecho catedrales, monumentos, dibujos, pinturas, melodías, poemas.
Tanto es la vida que pareciera que es todo para nosotros; sin embargo la vemos, la podemos describir, la podemos describir como los existentes, aquello que está y a demás ven, describen lo que son.
No; hay algo que es más que vida. Somos por la vida y ella esta aquí sobre la tierra siendo musgo, pasto, árboles, animales. La vida es un ser que quiere vivir, que quiere estar aquí en la tierra y permanecer también todo cuanto pueda, todo cuando los fenómenos que la rodean y además la forman, se lo permitan.
Como una garrapata ella se sostiene, se mantiene, se sujeta, siendo hormiga, siendo dinosaurio, siendo hombre, siendo inteligencia, pensamiento, idea, concepto. La vida mantiene nuestro fulgor, nuestras fuerzas, potencias o espíritu, con la lucha, con el combate permanente que tenemos que lidiar, primero con nuestro semejantes, luego lentamente con los que nos rodea. A través de esta lucha, de ese combate, es que el hombre pudo llegar a donde llegó.
Ha creado un castillo transparente llamado ciencias, allí se refugia, allí construye sus armas, sus herramientas, no solo para imponerse al medio, para asegurase una morada, su morada; sino que con ellas forma o trata de formar una cierta común - unión, es decir una comunidad.
Si bien ello lo vemos en algunas especies de una forma clara, como en las abejas, en las hormigas, en las manadas de animales de mayor tamaño, y con mayor evolución; no nos dejara de sorprender lo maravillo de las formas alcanzadas, de la organización física de sus cuerpos, de sus sentidos, de sus sentidos de comunidad también. Solo a través de nuestras ciencias estamos alcanzando a ver, a comprender, a estudiar, sus naturalezas y nuestra naturaleza.
Lo alcanzado, lo logrado, se está tratando de ver así mismo, de comprenderse, de conocer los mecanismos del conocimiento, del aprendizaje, de ese micro mundo que habita dentro del cerebro del hombre.
Tormentas luminosas, reacciones químicas, eléctricas, electrónicas, microscópicas a niveles de átomos, a niveles de electrones, de memorias, de recuerdos que se acumulan, se guardan; como si fuera acorazados hundidos, abatidos por otras fuerza superiores, pero que de vez en cuando pareciera que se despertaran y lanzaran sus misiles, sobre blancos estudiados, sobre blancos inimaginables para los hombres.
Y es que la vida, la naturaleza, la tierra, los astros, los universos, se manejan por leyes desconocidas, ignoradas; y tal vez nunca logremos desentrañar sus principios, sus leyes, sus formas de relacionarse como elementos y como fuerzas.
Decía Demócrito “En el universo hay átomos en movimiento y opiniones” No deja de separar las aguas. Desde entonces parecería que para nosotros los seres que describen, son los hombres, aquellos que crean sus propias relaciones de fuerzas y tratan de comprender aquellas que desde siempre los forman.
Estos monos que piensan han dividido al universo: el universo visible y el invisible; pero sabemos ya a través de nuestras ciencias que tanto los universos visibles como los no visibles se relacionan estrechamente. Son cosas, mundos, concurrentes.
Hemos dividido la materia, la energía, las fuerzas, Einstein creo la formula E= mxc2. Es decir que si viajásemos por el universo hechos o convertidos en un quartz, ¿veríamos a otros quartz nada más? Bueno inclusive nuestra imaginación no nos da para contestar esta pregunta.
Pero veamos que tenemos hoy. Sabemos que la materia es energía acumulada, que energía es una fuerza, contenida acumulada dentro de una forma, que al ser liberada se convierte en lo que es capaz de mover a otros cuerpos, de movilizar también.
Desde este punto de vista el líder actúa sobre sus seguidores como si este tuviera la energía suficiente o por lo menos superior a la de los demás; así como cuando un dique acumuló agua, ésta agua puede ser liberada y así no solamente producir inundaciones, sino que pueden ser empleadas para al riego, si se la utiliza de una manera racional.
Si en el sistema solar, si en nuestra galaxia, si en nuestro universo hay astros que se relacionan a través de la masa, de sus fuerzas, porque no, o mejor dicho ¿por qué no seria esta forma la de la relación de los hombres?
En realidad no es diferente sino que pareciera que la energía, y sus consecuencias, las fuerzas, se están convirtiendo sutiles en los hombres. Las sinapsis que tienen en el cerebro los hombres, es una metáfora o mejor dicho se repiten de una forma casi simétrica por no decir similar en las relaciones de grupo, en las relaciones sociales.
Es la forma en la que se crea el mundo; pero además como si fuera una contra ola del mundo, vuelven fuerzas, formas de relacionar que influyen sobre las sinapsis en el cerebro de los hombres.
Esta realimentación es lo formidable que tiene nuestro mundo, una generación autosuficiente. El hombre crea a sus dioses, crea a sus opiniones, pero estas a la vez cuando se abren, se expanden, golpean sobre las orillas de la materia, la riegan, y de ese cultivo se alimenta, pero no solo físicamente sino espiritualmente también, como es el caso de la belleza, como es el caso de los paisajes cultivados.
Este batir de alas que es el mundo. Las alas casi no se ven. Es como el colibrí. Vemos a un mundo aparentemente quieto, pero en si es un mundo inquietantemente inestable, en movimiento permanente para sostener lo que hemos logrado hacer, nuestro vuelo. Ese mundo tan agradable, tan bello, tan informe, tan injusto, tan honesto, tan amargado, tan dulce, tan amable, lleno de cariño, honor, amor y fidelidad; como los opuestos.
Si por algunos segundos observáramos con claridad lo maravilloso que es el cuerpo de un gusano, de una mariposa, de una abeja y por supuesto de un hombre también; no creo que lo podamos resistir en su totalidad, es demasiado para la poca capacidad de nuestra mente, de nuestro corazón y más aun de nuestra capacidad de sorprendernos.
Heráclito, aparece en nuestra memoria y nos dice. “La armonía invisible es superior a la visible” Que infantil ahora nos resulta esta frase si pudiéramos proyectarla al conocimiento logrado desde que Heraclito nos la dijera. ¿Cuanta armonía invisible se ha hecho visible desde entonces?
Inconmensurables, y ¿cuanta se nos hará visible en diez años, en cien, en miles de años? No es posible ni siquiera suponer.
Nos adentramos a un mundo cada vez más denso, más rico en cosas, en hechos, en ideas, en conceptos, en fuerza que vemos y presentimos, en creaciones. Los Da Vince de nuestro tiempo deberán estar trabajando mucho, deben estar imaginando lo que vendrá.
Crecemos a medida que comenzamos a ver, a vernos, a comprendernos, con ese nuevo sentido del alma, del espíritu que es el pensamiento, creador de las ideas, de las ciencias.
Pero está naciendo uno nuevo, un sentido que tal vez ni siquiera aún lo percibimos, él que tenga subordinado al pensamiento.
Es interesante ver, comprender, como el sentido de la vista, un sentido superior dentro de la evolución haya quedado subordinado al pensamiento, a la razón, a las ideas, a los conceptos.
Que pasa si ahora dejamos volar sin retenerlo a nuestro pensamiento, ya que el ahora, en este nuestro tiempo el pensamiento es como lo único que tenemos para avanzar, es como si él fuera nuestro bastón.
Que pasa si dejamos ese bastón, si nos largamos a caminar sin el. Y observamos, pero ya no con los ojos del cuerpo, ni los ojos del alma como es la reflexión desde donde broto el pensamiento.
Ahora deberíamos comenzar a caminar con los ojos de nuestro espíritu. Observar, dejar que entren las cosas, los hechos del mundo, sin tener que retenerlos con los centuriones que solemos tener o contar como son los preceptos, los conceptos. Un mundo libre sin fronteras, sin fronteras entre lo visible y lo invisible, entre lo vivo y lo inerte, entre la materia y las ideas, entre lo eterno y lo presente, entre el tiempo y el espacio.
Como si el universo, la falla, la herida producida en el silencio, en la oscuridad, se contrajera, se comprimiera y quedara solo el origen, como si el mundo se callase, la luz se apagara.
No estamos pensando en la muerte, aunque ella sea así, sino en una vida plena, en una vida en donde la vida sea solo un latido, unido a la muerte. Un latido, una herida, que se abre y se cierra.
Ver a la vida por ejemplo, como lo que se abre, como el día, como el universo, y ver a la noche, al silencio, a la oscuridad, como la muerte en donde la vida solo vuelve a donde partió.
Como el corazón, un poco para adentro otro poco para afuera; pero para ésta función, para ésta nuestra existencia desde algún lugar llega el aliento, esa fuerza que es capaz de movilizar a nuestros pulmones, y extraer el aire, la luz, del medio en donde estamos.
Ola y contra ola, espíritu y universo, desde las y con las cuales aleteamos para estar aquí, todo lo demás son conjeturas.
PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 10 de Diciembre
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Gracias. Karigüe
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