Los idiomas, las diferentes maneras que se comunican los hombres, hay 6000 idiomas y numero todavía no determinado de dialectos. No hay duda que si la tierra hubiera sido plana, hubiéramos tenido más idiomas, más dialectos, pero es la misma redondez de la tierra la que nos limita, la que al caminarla, al recorrer su superficie, llega un momento que nos volvemos a encontrar.
Por ahora sabemos que nuestro origen fue el África, desde ahí nos expandimos por algo más de 500.000 años. Desde entonces el espíritu de este tipo de animal, fue expandiéndose, fue adentrándose en bosques, en desierto, valles, quebradas, y porque no cruzando mares también.
Tal vez por cambios climáticos o demasiadas aventuras, fueron los que rompieron los cordones umbilicales que unían a las tribus y quedamos aislados; entonces he allí el nacimientos de los dialectos, de los distintos idiomas.
En nuestros días el Ingles se está imponiendo en forma natural sobre todos los demás idiomas; es cada vez mayor la integración. Las comidas, las costumbres, los deportes, el cine, la televisión, el internet, todo está influyendo para que este idioma se imponga. Y en verdad no nos debe interesar cuál, sino el más conveniente para la comunicación, el más flexible. Creo que este es el idioma del futuro de la humanidad.
El más simple de traducir es el idioma, el lenguaje técnico, el de las ciencias; y, en el otro extremo la dificultad de traducir el Idioma poético.
Traducir un poema, es perder buena parte de su ritmo, de lo que se quiere expresar, decir.
Pero no sé porque razones la poesía se está mutando también; se está perdiendo la que tiene rima, se impone la poesía libre. Aquella que se dice sin ataduras que impone la rima.
La poesía épica está desaparecido, la romántica de una manera u otra se mantiene, por lo florida, lo agradable, ella es la más difícil de traducir. La que realmente se está imponiendo es la poesía que va en busca de nuestro ser, de ese ser que está brotando de ésta conjunción de razas, de culturas, de idiomas.
Este hilo de sangre está siendo más común, se está purificando; y, así como las costumbres y las culturas están siendo uno, también este tipo de poesía; por lo tanto es la más común, la más fácil de ser traducida.
No se puede saber si es que la poesía está volviéndose única, una, y así influye para que el ser del mundo se forme; ó es la necesidad de ese ser que se está formando para ser uno.
Si bien ya no nos es muy difícil imaginar como se fue formando el ser humano, o un animal, no nos debe resultar difícil imaginar cómo se está formando el ser del mundo, compuesto por cada uno de nosotros; aquí, el lenguaje hace el papel de sangre, de la sangre de este nuevo organismo.
Destilándose, componiéndose, destilándose como se destila el vino. Es bueno ver la transformación del agua con la tierra, a través de esa planta, generadora de uva y cómo ésta al ser molida, entrega un jugo que después se convierte en vino.
¿No es así también el lenguaje? Él brotó del grito, se esparció por la tierra y extrajo de la misma costumbres, formas de ser puestas en esos cántaros llamados palabras, que ahora al ser juntadas, molidas, entregan su esencia, su jugo, el cual con gusto bebemos y eso es ahora el entendimiento.
Compartimos alrededor de una mesa un buen vino y hasta nos llegamos ha embriagar, así también compartimos una conversación y nos llegamos a embriagar de eso que nos llega desde tierras lejanas, como ser la poesía china, un libro griego clásico, un libro alemán, ingles, polaco, ruso.
Toneles de embriagadoras culturas compartimos y realmente ahora estamos borrachos de tanta lectura, tanta cultura.
La traducción, los traductores han sido y lo siguen siendo, puentes de ese trasvase, mejor si decimos que son agricultores de segundo orden, porque ellos primero entienden, plantan dentro de sí lo recibido, luego cosechan y entregan lo traducido.
Si bien se mantiene como estructura el idioma ingles, pero es un idioma ingles ramificado, lo que ponemos dentro de las palabras es una sustancia cada vez más universal, es la sustancia que cada raza, cada cultura, están aportando.
El ser del mundo esta ahí en el lenguaje único; fusión, destilación, del de todos los idiomas.
Es una cosa curiosa e interesante, porque el ser de cada uno de nosotros está dentro del individuo; pero el ser del mundo esta ahí en los idiomas, y se está trasvasando en uno solo. Realmente está dentro del mundo porque el idioma lo está, porque el lenguaje lo está; pero él mismo es sacado de cada uno de sus partes, de cada uno de sus componentes, de cada uno de los individuos y colocado en el lenguaje.
Los libros sagrados, las constituciones, los reglamentos, las leyes, la estructura en sí de este nuestro mundo está impresa, está escrita en los libros y ellos no rigen, por ellos nos regimos, nos ordenamos; y, cada uno de nosotros está permanentemente aportando algo, para que siga formando ese espíritu del mundo, esa forma de ser del mundo.
Son palabras, pensamientos, ideas, que nos rigen; y ellas, todo ello está guardado en palabras, en letras, en signos, que cada vez son más comunes. He ahí la verdadera comunión, común - unión: el lenguaje.
Lo que solemos decir importante es al significado, eso es lo que el signo quiere decir; y, en realidad lo guardado con signos se está originando constantemente. Está bien que hubo un tiempo primero como toda cosa del universo, pero el significado se está mutando constantemente, no es que sea uno, si no que crece con nosotros, cada uno de nosotros va aportando algo, va aclarando algo, para que esto sea.
Es muy cierto para que sea, pero ¿que sea qué? El ser del mundo. Y en realidad no tenemos otra cosa que los idiomas, el lenguaje que está como cimiento, como único, como algo central.
Eso central es además etéreo, virtual. ¿En dónde esta físicamente? Podríamos decir en las bibliotecas, en las universidades, en los parlamentos, museos. Realmente es tan difícil como identificar en qué parte de nuestro cuerpo está el yo, el yo entero como lo se lo suele nombrar.
Con esto es la segunda vez que el hombre se encuentra con esta dificultad, no sabemos en donde está nuestro ser, ni el ser del mundo.
Deberíamos redefinir al ser del hombre, como al ser del mundo.
Comencemos por decir que el ser del hombre está dentro de su cuerpo mudo, ya es algo. El ser del mundo esta ahí dentro del mundo, si mundo lo entendemos como aquello que está formando por “los hombres, por la tierra, por el cielo, y por los dioses”: Heidegger
Genes y hombres como componentes almacenadores del ser. Células.
Algo etéreo, algo virtual; aglomeración de elementos que dan como resultado algo virtual, podríamos intentar por este camino, por este sendero.
Todo nuestro cuerpo participa para emitir un sonido y enviarlo al aire casi como un satélite, pero ese satélite vuelve con una respuesta, un mensaje y a así sé hace un vinculo, una sinapsis, un lenguaje, se comunican seres asilados, separados y se tratan de unir, de reunir, es decir buscan una unidad perdida, un paraíso perdido.
Eso es el ser del hombre y del mundo, un intento por volver, por ser otra vez aquello que algún día fuimos y que tal vez con la muerte volvemos a donde somos.
Semillas derramadas, que son flores y frutos después, y así en una inacabable transformación, somos y dejamos de ser, como luciérnagas nos encendemos en la noche de los tiempos, vagamos.
Y lo que buscamos es ser, ser nuevamente lo que algún día fuimos, dioses echados de un paraíso, y tenemos una herramienta para por lo menos intentar reconstruir aquí en la tierra ese paraíso, o por lo menos una imitación de él, bueno ese es el idioma; los idiomas, el lenguaje.
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe
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