Describir al mundo, es describirse así mismo y a su entorno. Nos toca de cerca; por un lado está bien que nos sintamos célula, gen, de él; por otro somos como una neurona, capaz de participar, enterarnos de lo que está sucediendo. Cuando uno ve al mundo, se siente además como su sangre que recorre todo su cuerpo.
Por un momento detengámonos en ver a la sangre en sí, sabemos que es en gran parte agua y que además en su estado más puro que es el líquido encéfaloraquideo es casi el 99% agua; sabemos también que las venas la traen al corazón, y el corazón la expulsa, la manda a los pulmones a purificarse; los pulmones vienen a ser como filtros.
Deberíamos ver en el mundo a estas partes. Podemos decir que el lenguaje es la sangre del mundo; si bien vemos claramente en donde se toman las decisiones importantes, que competan a la seguridad, al futuro del mundo, éste está en los países más desarrollados y que se muta, se mueve. Basta para ello mirar a nuestra historia y ver como éste centro de movió desde los Egipcios, a Grecia, a Roma, a España, a Inglaterra; y tal vez ahora este en USA y Europa, aunque en realidad no sabemos a dónde se está mutando, moviéndose, ahora.
Cada gen cumple su función, cada persona; cada célula, cada grupo; cada órgano, cada país; cada sistema, cada continente; se puede ver un paralelismo metafórico; pero la pregunta que nos tenemos que hacer es ¿Cuál es el corazón y los pulmones de este nuestro mundo?
Podemos decir que el corazón son la suma de los espíritu, de los habitantes; cada uno de nosotros formamos el espíritu del mundo, como una unión, un aunamiento de ánimos; cómo sí todos cantáramos, entonáramos una canción a la vez; aunque es virtual tiene su sentido; porque hay algo en cada uno de nosotros que tiende a lo mismo, un mundo mejor. ¿Cómo? Es cosa de ir avanzando, dando un paso construyendo primero antes de dar el próximo paso.
El hombre tiene su espíritu, su ánimo, y en esto no nos olvidemos que, con seguridad, para dar como resultado ese ánimo, han participan hasta las células y los genes de las uñas.
Cual es entonces los pulmones, ese filtro mágico; bueno ellos son las almas, como si cada alma filtrara algo, ese bendito grano de arena, de sentido común que tenemos los seres humanos, que se diferencia del ánimo.
Ver al mundo como algo vivo, como un organismo vivo que hasta tiene un sentido, una dirección, un destino. Puedo verse aquí que algo se forma, se eleva, crece, aunando partes; reunión de partes simples y elementales; como si ese algo quisiera ser, quisiera reunirse. Tal vez eso de lo que estamos hablando fue, fue una unidad, que ahora se está recuperando; una gran explosión, ahora una gran contracción, como un latido de nuestro corazón tal vez.
Y además, en el cual estamos participando activamente; lo estamos describiendo. Cuando decimos que la naturaleza se vuelve invisible en nosotros; no es que nosotros nos la devoremos, aunque es verdad, pero en parte; la principal función del hombre es hacer de esta tierra, de esta naturaleza, algo útil, que no es otra cosa que la cultura.
El arte, no hace otra cosa que empaquetarla a la naturaleza, a nuestra naturaleza, y ponerla en formol. ¿Qué se quiere decir con esto? Es que el hombre prolonga el tiempo de existencia de la naturaleza y la tierra, las tiende hacia la eternidad.
Es decir que ese algo, además de crecer, de tomar formas cada vez más extensas, más intensas, en forma y volumen, crece también en el tiempo.
Espacio y tiempo; aquí vendría ser como los dos ejes en donde se explaya, lo infinito y lo eterno; pero ¿el eje Z? Bueno eso es lo que nos debe interesar; es el espacio vacío, no en cuando a lugar sino en cuanto a destino, es como cuando un niño crece y juega, y hecho ya un hombre pregunta por su destino ¿Hacía adonde iré? ¿Habrá un comienzo y un final?
Ese ser puede preguntarse así mismo, por su destino. ¿Hay algo más allá de él, existe algo, alguien? Es ésta es la pregunta por el ser, el destino del ser.
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Gracias. Karigüe
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