Allí arriba,
entre la quebrada y las montañas altas,
se elevan como hongos,
como tumbas,
cargadas de estremecimientos tempranos.
Centinelas de las alturas,
duermen.
Toda una vida hierve en sus entrañas,
lavas de ríos subterráneos son sus raíces.
Desde lo más hondo respiran,
se elevan cerca, columnas de vapor
como cuando una locomotora de carbón, avanza.
El silencio allí,
lleno de presagios y recuerdos
estremecen al visitante.
El cual,
calla también.
Karigüe
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