jueves, 1 de mayo de 2008

Poema al libro

Lo viste de niño.
Veías como tu padre, tus hermanos,
lo tenían como una Lámpara de Aldino entre las manos;
parecía que él, les hacia brotar sonrisas,
inclusive el llanto.

Solo después, cuando un profesor de Literatura
te leyó:
“.. los pocos sabios que el mundo han sido”

Creo que era de Calderón de la Barca.

Desde entonces te sumergiste como en un mar.

Cada libro es la historia del hombre,
de la humanidad;
sus sueños, anhelos, fracasos
y por qué no,
esperanzas también.

Lo veo en librerías,
en bibliotecas, almacenado.

Todos bebemos de sus entrañas el néctar.
Ese néctar
que ha brotado del alma de hombre,
como gotas de rocío sobre la hoja temblorosa de su alma.

Lo abro y es como de él saltara vida,
como si no solamente el escritor hablara
si no que la misma historia,
nuestra historia,
me inundara de vida.

He agregado algunas palabras a ese río de vida.
A ese bendito río de vida
que no sólo apaga la sed de nuestra pura ignorancia,
sino que nos alimenta y acompaña en ese vuelo
por los cielos puros del universo y del espíritu.

Nuestro mundo,
nuestro universo,

Nuestro espíritu.

Karigüe

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