Sabes,
porque sólo presientes
estas como en un salón oscuro
en donde escuchas la música
pero no distingues los instrumentos,
Tan compacta es
que cubre las puertas
y las ventanas; te encuentras
así, nuevamente, como
aquella primera vez
que abriste los ojos al
mundo
eco rebotado permanentemente
sobre las montañas azules,
sobre lo celeste del cielo
y del río
latidos de tu corazón.
Karigüe
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