Sufrimos, es cierto; pero ¿qué es sufrir? La respuesta seria obvia por lo que nos enseñaron: dolor; nos pasan cosas con nuestra dignidad, con nuestros seres queridos, con las enfermedades, con la muerte, la pobreza. Lo que nos causan dolor, sería la respuesta.
Holan nos decía, que el dolor del mundo tiene que entrar en nuestro corazón y que el gran problema es, que no tenemos la capacidad de soportar tanto dolor.
Queremos vivir, gozar de ésta vida, en esta vida, no sufrir; pero está presente siempre el dolor; además él conmueve, despierta, nos hace actuar, emprender, etc.
Es como un tábano que nos anima a más, a salir de eso pozos en donde el mundo y la vida nos llevan y en donde muchas veces no sabemos como actuar, nos aturdimos, nos confundimos; y, todo eso nos causa dolor.
El dolor nos causa sufrimiento, el sufrimiento es causado porque algunas veces tenemos ambiciones de alcanzar cosas, y en otras simplemente porque llegan.
Es decir que esperamos cosas de la vida, que la vida nos dé porque nos las hemos ganado o por lo menos consideramos que las merecemos.
Se trata de que casi siempre, a la vida, la hacemos responsable de nuestro sufrimiento; ya que no tenemos a quién reclamar, clamar.
Por otro lado decimos: el que planta batatas, recibe de la tierra, te entrega la tierra: batatas; es decir consideramos que las cosas que pasan son consecuencia de lo que hacemos. Cosechamos lo que sembramos.
Nos sentimos culpables de todas las cosas malas que nos pasan. La culpa, el sentirnos todo el tiempo culpables de nuestros sufrimientos.
En un poema escribí; que estaba en un bosque y veía al cielo como desprendiéndose de los árboles altos. Todo como una consecuencia, como un devenir, como una evolución, el cielo como desprendiéndose de los árboles. Aquella cima, aquello inalcanzable, como esperanza, como posibilidad de algún día estar ahí, estar con los ángeles, con los dioses, es decir en un paraíso.
Pero lo que dice el poema, es un paraíso desprendido de los árboles altos, de las ideas puras, de los ideales, de los sueños; como pensamiento, imaginación de las cosas, de lo estados, de la vida, como perfecta.
Pero la vida, el mundo, inclusive el universo, se están haciéndose. No digo que están como nosotros, pero no andan muy lejos en la realización, en el siendo. Nos llega ese poema grandioso de Pesoa:”… nada es verdad, todo es imaginación, rodéate de rosas, ama, bebe y calla, lo demás es nada”
Si hay dioses o no es muy difícil saberlo, pero los necesitamos, ya que no soportamos estar solos construyéndonos. Y si hay dioses o un dios, ¿cómo participan? No lo sabemos.
Vemos nuestra historia llena de héroes, de santos, de sabios, de aventureros, etc., hacedores de mundo, de esta choza imperfecta, pero la única que fuimos capaces de construir.
Hablamos de conocimiento, pero ¿qué conocimiento? ¿El de nuestras ciencias, el de nuestro corazón? Estas preguntas nos van llevando arrastrándonos a pensar que sea cualquiera la razón de nuestra existencia, todos los días depende de nosotros, de la atención que le pongamos a nuestra existencia, a nuestra vida, para que esto ande un poco mejor, para que estemos aquí sanos, despiertos, atentos y por qué no gozosos de estar aquí, porque estamos viviendo, compartiendo esta existencia con eso que llamamos vida y que pasa por nosotros.
Podría agregar a lo de Pesoa lo siguiente: actúa, en el mundo, en uno mismo, para que este mundo sea mejor, para que esta vida sea mejor y llegamos a las palabras de Kafka “hasta el ultimo momento de mi vida luchare para hacer este mundo algo mejor”.
Es decir ésta nuestra realidad, nos cuesta verla, una porque hay que dedicarle esfuerzo y tiempo, y otra porque en sí no la queremos ver, porque es un dolor doble, una vez nos hiere y otra al verla, al darnos cuenta nos hiere por segunda vez.
He ahí entonces el esfuerzo, pero el esfuerzo como el de despertarse cada mañana con un entusiasmo nuevo, porque la vida nos da lo que sembramos.
Es y está en nosotros hacer de esta vida, de este mundo algo mejor y ella y él no nos lo da sino es con un esfuerzo, sano de alma, de espíritu y corazón.
Parece que es tiempo ya de caminar con ellos, como si ellos fueran las tres patas de una mesa en donde todos los días nos sentamos para trabajar, para comer y para conversar.
Un vals peruano dice así: “alma para conquistarte, corazón para quererte y vida para vivirla junto a ti” y ¿el espíritu? es la canción.
Como se puede ver, desde hace mucho lo estamos tratando de hacer a este mundo algo más agradable y en verdad lo estamos consiguiendo por mas que lloremos como plañideras, por mas que nos rasguemos las vestiduras, pero eso si sin dejar nunca de respetar el dolor de uno y el dolor de los demás, porque es el precio que la vida nos pide por y para que ella permanezca con nosotros. Los carniceros dicen que la carne viene con hueso y la verdad que a veces el hueso pesa más que la carne, bueno pero esas son las reglas del juego que nos impone la vida, solo hay que aprenderlas y jugar con ella y eso si a veces perder, otras ganar y aquí viene la máxima de uno de los pensadores mas naturales, que más han escrito con el corazón, que con la mente. Nietzsche quién dijo: “hasta la cosa más mala tiene dos caras buenas”
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe
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