¿Qué es la vida? Lo que está vivo, las plantas, los animales, los hombres, los microbios, las bacterias; de alguna manera está marcada por el ARN ó el ADN; unas estructuras espiraladas, que tienen memoria, que se reproducen, se repiten; y que nacen y después de un tiempo mueren.
Son apariciones, apariencias temporales; que aparecen, se aparean, comen, beben; o son hermafroditas, o se alimentan del aire como los claveles del aire.
Podemos decir que un astro se forma, como la tierra; vive por un tiempo, es alumbrado y alimentado por otro astro y además sostenido, mantenido en órbitas. A la tierra llegó el agua y la inundo, la fertilizo, la fecundó, sería la palabra adecuada; y ahora el agua se está yendo, dejando sobre su superficie las plantas y los animales, la naturaleza.
Éste planeta se cubrió luego de aire, que no es otra cosa que una mezcla de tierra y agua. En esa atmósfera, o recinto, los seres vivos respiran y se alimentan también.
Podríamos rastrear lo que es vida y la verdad que es un camino arduo; ya lo está recorriendo nuestras ciencias, tratándola por lo menos de explicar, de entender.
Lo importante es, que tenemos a la vida en la tierra; qué haya brotado de ella, qué haya llegado de afuera, ese es otro tema.
Concentremos en el hombre, la vida del hombre. Nacemos, vivimos por un tiempo y luego nos vamos, desaparecemos. En este momento que estoy escribiendo, realmente estoy haciendo una descripción de la vida en los hombres; pero debería preguntarme ¿qué es estar vivo, para mí?
Es respirar, es ver, es entender, es aprender, es escribir, tomar mate; sentirme vivo; es esa conciencia de sentirse vivo, de estar aquí, de ser un hombre, que piensa, que siente, que sufre, que sueña, que odia, que tiene rencor, remordimientos, penas en el alma y en el corazón.
Es decir que dentro de la piel existe, hay un mundo; primero de genes, de células, de órganos, de sistemas, de miembros, de sentidos, de sentimientos, de pensamientos, etc., etc. Todo un mundo que late dentro de nuestra piel, un universo de cosas, de seres.
Cuando pienso que tenemos genes guardianes, glóbulos blancos, como defensas, instintos que responden inmediatamente a un ataque del exterior y del interior también, no me dejo de sorprender.
Luego miro afuera: los Médicos, los medicamentos que hemos creado, inventado, como defensas; unas defensas artificiales, pero defensas al fin; Psicólogos, Curas, Sacerdotes, Monjes, que calman a nuestro espíritu y llevan paz a nuestra alma.
Nos vamos dando cuenta que el mundo tiene una función importante, tal vez la más importante, la de cuidar a la vida, cuidar a nosotros en donde ella mora.
¿Nos atreveríamos a decir que una idea es vida? Una idea está viva. Veámoslo, creamos a través del pensar, diálogo del alma con ella misma, una idea, una idea bella, como un poema; lo escribimos, está en el papel, en un libro; luego el viaja, es llevado por los distintos medios de comunicación a los demás.
El otro lo lee, es decir es nuevamente el poema que creó el poeta, pero es revivido, es puesto a la luz por medio de la mente; y si gusta, es como si ese poema fuera alimento para el espíritu del lector, pero a la vez se siembra y tal vez con el tiempo brote otro poema en el alma del lector; así es como se crea el río de una vida espiritual, aunque no visible pero real.
Debe haber otros tipos de vida, además de los que conocemos hasta ahora.
Comencemos a nombrarlas: la vida animal, la particular vida del cuerpo mudo, el cuerpo que no habla con palabras; pero está vivo y tiene armada toda un estructura capaz de sobrevivir aunque no hable; además de lo físico, tiene sentimientos, sentidos como poros con los que se relaciona con lo exterior, pulmones, corazón que late, piel que protege además que comunica, un corazón que irriga, alimentando con ese río de sangre que vuelve y se purifica en los pulmones al contacto con el aire; toma agua, come.
Es decir que si bien podemos hablar del cuerpo mudo, pero no como un ente separado, porque son tantas las conexiones con el exterior, que solamente podemos saber de una manera clara y real si conocemos el entorno. Es realmente como si existieran sinapsis que unen lo exterior con lo interior. Si se dice que una neurona tiene mil sinapsis, bueno no terminaríamos nunca de contar las relaciones que tiene el cuerpo mudo con lo exterior.
Ahora, siguiendo con el cuerpo mudo, nos sorprenderemos si vemos la cantidad de sinapsis que puede haber entre dos hombres, entre dos seres vivos, más aun entre dos seres que conviven, que se aman por ejemplo.
Eso ¿qué es? ¿qué es ese entretejido maravilloso y no tan invisible que une a los seres y a las cosas?
Ahora, para hacerlo interesante larguemos o mejor dicho hagamos que un nuevo río de vida sea cree; que nazca arriba de la montaña; con el rugir de los animales en la jungla, unido al trueno, a los rugidos de la tierra.
Veremos que el animal solo imita; imita lo que su piel, lo que sus órganos, sus sentidos, sus sistemas almacenaron por miles de años, por millones de años seria mejor decir.
Es el golpeteo de las olas sobre las rocas, sobre la arena, entre ellas mismas; el ruido del viento ya sea tormentoso o cálido que hace inclinar a los árboles, batiéndolos, despertándolos, uniéndolos a través del polen, de las hojas, de las ramas; el rugir del fuego, cuando arrasa bosques, valles; la llagada inconmensurable de las cosas del espacio, del cielo abierto.
Porque en si estamos a la intemperie, no tenemos puerta, ni techo, lo que llega entra. ¿No será que la tierra vive, que la tierra creó la atmósfera para protegerse de esa intemperie, de ese abandono aparente?
¿No será que la vida, es hija de la tierra, que ella creo a sus descendientes no solo para asegurar su existencia sino la de la tierra también? Por eso tal vez formó, creó, a eso animales grandes, enormes y poderosos, pero que frente a un meteorito quedó al descubierto su debilidad.
Ahora la vida creó al hombre, a un animal que piensa, que tiene inteligencia, como para cuidarla y además cuidarla a la madre de todos: a la tierra.
¿No está creando ahora el hombre, un cohete nuclear, capaz de interceptar a un meteorito?
Se cuida el hombre, se cuida la vida, se cuida la tierra ¿no se está cuidando de esta forma el universo también? Considero que debe estar bajo sospecha también.
O sea que en la punta de un nuevo pensamiento, de una nueva idea, de una percepción aguda, de un poema, de un descubrimiento científico, filosófico, está el espíritu humano, el del hombre, aquel que solo tenemos conciencia del él cuando estamos contra el piso; pero, pero que está presente, no tengamos duda, presente en cada momento.
Entonces deberíamos hacer una pirámide, como base el universo, arriba la tierra, luego la vida, luego el hombre, luego la idea y por último flameando en los aires puros y virginales, el espíritu, como un estandarte, como una punta de flecha, avanzado hacía el vacío, en busca de la solidez, de la seguridad, de la serenidad, de la paz; es decir en busca del paraíso peridido, del que tanto nuestros antepasados hablaban.
¿No será el paraíso perdido aquello que está más allá del universo, tal vez es esa materia, esa energía oscura, de las que hemos comenzado no sólo ha hablar sino a escribir y ha investigar?
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe
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