Las palabras son como botes, inclusive algunas tienen hasta motor propio, y llegan a ser comandadas a control remoto.
Pero he ahí que con ellas podemos capear tormentas, cruzar océanos, navegar río arriba; pero, pero también a veces son canoas; canoas que cuando están sobre un lago tranquilo, nos muestran, nos hacen sentir parte del paisaje, parte de éste universo, de éste mundo, de este cosmos; del cual, o mejor dicho de los cuales ellas son como las venas, las arterias; sus venas, sus arterias.
Por ellas, a través de ellas, llegamos a los otros, llegamos a nosotros mismos también.
La función de comunicarse con el otro, con los otros, es clara y profunda. Son cientos, miles de formas, de idiomas, dialectos, que hemos sido capaces de construir; pero es uno el que se ha impuesto, tal vez por su sencillez, su lozanía, pero más que todo por su libertad y ese idioma es el Ingles, cada vez más vamos hacia él, es cómo aquel Esperanto que soñamos.
Es aquí como se puede ver el río de vida, nosotros quisimos imponer el Esperanto, hasta lo diseñamos; pero ella se impuso, esa fuerza conque ella, la vida, avanza. Es decir que lo que hacen los hombres que conducen a este mundo, es solo el papel de pilotos; el motor, las mares, la estructura, parecería que no son nuestras, pertenece a la suma de cuerpos mudos, de genes, de células, las cuales no solo forman a los cuerpo sino también al mundo.
Pero a la vez la palabra nos ha fundado. Si nos miramos podremos ver imágenes, cosas que vivimos, que recordamos. Es como si cuando mirase el yo, saltara a las palabras y entrara a un mundo de imágenes, de sentimientos, de pensamientos, de ideas. Es como otro mundo, un mundo para nosotros, para cada uno de nosotros.
Un mundo que es como un trasatlántico, que tiene estructura, motor, tripulación, sistemas: como para el agua, la electricidad, el gas, las comidas, el desagüe, los libros, los entretenimientos, los bailes, etc., etc.
Lo interesante es que entre la tripulación se comunican. Tenemos la impresión o la idea, que es el yo el que dirige, coordina, y que todo pasaría por el. Como si cada cosa que existe dentro nuestro tuviera un compartimiento estanco ¿es así?
Creo que no. Entonces ¿Cual seria la forma de comunicación entre ellas, entre la tripulación? Idiomas no creo, porque estas cosas de las cuales estamos formados, no hablan.
Para poder avanzar, imaginemos que ese cuerpo virtual está formado por elementos, y metafóricamente imaginémoslos como elementos similares a los genes, a las células.
¿Cuáles ó quienes, podrían ser ellos?
Ideas, por ejemplo, conceptos, preceptos, instintos, pensamientos, temores, miedos, esperanzas; cosas así como sombras. No nos debería extrañar, ahora que nuestras ciencias están indicándonos que el universo está compuesto, su 85%, de materia oscura, de energía oscura.
Bueno es así, existe y tenemos que ir avanzando en su conocimiento, en su desmenuzamiento. Hace solo unos 2000 años que comenzamos a ver, nuestro cuerpo, nuestro cuerpo mudo, no nos debe sorprender entonces que todavía no hemos comenzado a conocernos.
Tenemos a la Filosofía, a la Psicología, como puntas de lanza, como flechas lanzadas al vacío, a esa oscuridad que somos, que no hay duda no es vacío, aunque aparenta estar vacío.
Por eso particularmente en las artes, esa oscuridad destila, se muestra, es real; se muestra como cosa presente. La música es una de ellas, la más mística, ya que no usa palabra, sino sonidos, percepciones, sentimientos, imágenes, recuerdos o simplemente plenitud. La pintura también, ella capta en rasgos, en colores, las cosas que están ahí, pero a través de su pincel el pintor las capta; muestra, lo que él ya vio, pero las vio con los ojos del alma.
Así llegamos a la poesía, el arte de la palabra, a través de ella, de ellas, el poeta extrae lo que está más allá, del otro lado del espejo. Es como si el poeta entrara dentro de un túnel y así ha oscuras, dejara que su emoción, su talento, su percepción capture las cosas, sensaciones, percepciones y las ponga en unas pocas palabras, porque no tiene tiempo, solo son instantes, y él hace como cuando se extrae de la tierra un dinosaurio, solo son pedazos, que después al juntarlos, nuestra imaginación y otros sentimientos del alma, hacen la figura que se representa, dentro de cada lector.
Aquí más que nunca la palabra cumple la función de pala que abre, que extrae, que lleva, que porta, como un canasto, como una vasija; y, el milagro es qué al juntarlas ellas brillan por sí solas. Un poema es como una nueva criatura, un nuevo ser que llega al mundo e ilumina por sí mismo. Está ahí embotellada en un libro y cuando el lector atento la lea, es como si ella saltara del libro y se internara, se depositara en el alma del lector, dándolo, convirtiéndose en su alimento y tal vez fecundándolo para otras vidas, o simplemente como agua que riega lo que ya tiene dentro de si, el lector.
Es decir nuevamente aquí en el mundo interior, son como venas, como depósitos, como arterias, que nos traen vida, energía de vida, materia oscura, de la cual estamos hechos,
Algunas veces decimos que las palabras nos fundan, nos dan fundamento, pero en realidad ellas nos traen, nos extraen, lo que somos; esa materia de la cual está hecho el universo y ahora de ella estamos construyendo una nueva morada: mundo.
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe
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