Poesía,
¡Ay bendita poesía! que llegas,
que llegas como sirena arriba de la
espuma de las olas profundas
del alma
rozas solo como brisa
que despierta el animo y vuela
con el por el éter
puro que habita mi
corazón
he ahí las palabras como
centinelas, como centuriones
que cuidan que custodian
lo más sagrado del hombre
Su fe.
Karigüe
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