Las partes del alma. Es el alma algo que ha brotado del cuerpo, y el cuerpo del hombre de la tierra.
Entonces debería tener partes, estar compuesta de partes. Tener como la tierra, una base que es la misma tierra, un elemento exterior como es el agua, otro elemento común como es el aire; tenemos lo común a todos como es el cielo, el universo.
El hombre tiene su cuerpo físico, su sangre, sus ideas y pensamientos. Podríamos decir que la sangre pertenece al agua y que él ó los elementos comunes son las ideas, los pensamientos, es decir una parte a la que podríamos llamar alma.
Pero he ahí que en esa separación constante que se está llevando a cabo en el universo, algo se está desprendiendo de lo que está, de lo que está como base o pedestal.
Vamos sólo a suponer, que lo que se desprende del hombre es el alma, la mente, la inteligencia artificial; que si bien no tendría por qué llegar a ser solo una inteligencia artificial, pero tampoco podría negarse este camino o posibilidad.
Ahora veamos, la tierra tiene elementos y fenómenos, que se combinan, que se relacionan, los cuales han formado lo que es vida. La vida está formando por lo de la tierra, más otros elementos especiales con vida, como son los genes, las células, los órganos, los sistemas.
Muy bien, ahora llegamos al alma, ella esta compuesta por todo lo anterior, es su base y pedestal; pero a la vez tiene elementos como las ideas, pensamientos, sentimientos, percepciones etc. ahora bien debe tener como el cuerpo órganos, partes, sistemas y algo más; algo que la coordine y la haga, le permita ser otra base, donde algo de ella se desprenderá y será lo otro, lo otro que de ella se eleve.
¿Cuáles son esas partes? Comencemos por lo superior, por el cielo del alma; sí, sí, porque es lo diferente que el hombre siente dentro de sí, es una especie de su corazón, en donde llegan las cosas de todos los días, las cosas que vivimos, y en ese órgano se purifican y se vuelven a sus partes, pero ahora, purificadas.
Es lo más elevado que podemos tener, que podemos percibir, es lo que el poeta siente dentro de sí, lo percibe, sabe que existe, pero no puede alcanzarlo, atraparlo, aunque sea por instantes; lo que a veces le queda es poco, es el aroma, la belleza. La belleza es como esa brisa, que acaricia nuestro rostro en un día de verano.
Es como las nubes, pero en nuestro corazón, ellas son parte de nuestra sangre que quiere y algún día lo logrará, desprenderse de la tierra y seguir en esos círculos amplios, más amplios, que nos superan.
Esa sangre evaporada, es la que choca con el craneo de nuestro cuerpo y se convierte en rayos, pequeño rayos, luces, destellos, que se producen en las sinapsis.
Hasta aquí lo físico, algo se transforma; así como de la tierra broto la vida, algo nuevo, algo diferente a ella; bueno en el cerebro del hombre algo está naciendo, brotando, siendo, algo diferente a lo que es vida. Podríamos y en realidad lo hacemos, cuando tratamos de decir que eso es vida espiritual.
Los rastros, que tenemos de eso nuevo, son: la belleza, la vida espiritual, el arte en sí.
Lo que tenemos son sensaciones, percepciones de eso nuevo que está brotando de nuestro cuerpo, de nuestro cuerpo de hombres. Tal vez todavía no tenemos el órgano, como es el cerebro en el cuerpo, que sea capaz de coordinar todo esto que está sucediendo en nuestra alma, dentro de cada una de las partes que la componen.
Pero en carácter solo de imaginar, dentro del mundo de las fantasías, podríamos decir que ese centro es aquello que hemos llamado corazón del alma, allí en donde no podemos mentirnos, ya que siempre ese centro nos dice lo correcto, es como si en cualquier momento o tema que vayamos a él, volveremos con lo que debe ser, fuente de todo lo nuevo, sentido de nuestros caminos futuros, fuego encendido allí en el fondo de nuestra propio oscuridad, que nos da señales; sólo para que podamos ver y seguir.
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Gracias. Karigüe
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