El entorno ¿Qué es el entorno? ¡Algo tan simple! No, no lo es.
Podemos decir la familia, los amigos, el trabajo, el barrio, la ciudad; desde el punto de vista afectivo, social, está bien. Podemos agregar al medio ambiente, es decir el paisaje, la casa, las cosas, que tenemos y usamos, el Sol, la Luna, las Estrellas. Vamos bien.
Pero lo miles y millones de otros seres vivos, como lo ácaros, los microbios, las bacterias, etc. para ser más precisos ó mejor dicho para poder entender este tema, podemos decir que en la punta de un clavo limpio, hay miles y miles de seres vivos. Más aun en una pala de tierra hay miles y millones de seres vivos.
O sea que la vida está presente, tan presente sobre la tierra que deberíamos considerar a ella misma como la fuente de vida, el almácigo.
Ya el vacío en si, no es tan vacío, está la energía y la materia oscura; nuestros científicos nos están informando que ellas son el 85% del peso del universo.
Cosas que no vemos, seria las palabras, comparándolas con las cosas visibles.
Por otra parte ya están siendo estudiadas las benditas sinapsis, esos cables diminutos, que conectan una célula llamada neurona con otra. Estas son como tubitos, en donde se encienden y se apagan luces, a las cuales les llaman fotones, tan igual como los que se encuentran en la luz, como elementos básicos.
Parecería que los fotones son elementos básicos del universo.
El universo es algo más que lo que vemos, allí la máxima de Heráclito: “La armonía invisible es superior a la visible”
Y como el cerebro es lo superior en el hombre; debemos deducir, eso sí, que este ser llamado hombre, éste desarrollo elevado de lo que es vida en la tierra, se está conectando, como lo elemental, lo básico, lo que es en realidad el universo.
A través de esas nuestra sinapsis, lo logramos; mejor si decimos estamos comenzando a lograrlo. Y ¿qué seria un rastro, una huella de ello? : la idea, el pensamiento.
Por otro lado es cierto ya que el hombre es un ánimo; que de él ha hecho brotar, ha organizado, partes, algunas de sus partes, para desarrollar los órganos, sistemas y sentidos, tanto del cuerpo, como del alma, como los del espíritu.
Nos encontramos con un espectáculo nuevo y fantástico, por no decir fantasioso: el idioma del hombre no solo lo está conectando al universo, no solo ha creado al mundo, sino que se está conectando consigo mismo. El Hombre está conviviendo.
Porque una cosa es comprender, entender, y hasta conocer, otra cosa es compartir la vida, convivir.
Esta palabra, si bien empleada a diario es una palabra común, es una palabra que está tomando vida cada vez más. Por ejemplo la convivencia con los otros, por lo general lo aprendemos en el hogar, en el trabajo, en la sociedad; pero a través de las convenciones, del acuerdo, de los tratados; por así decir: por el trato.
Digamos ahora que el idioma es para el humanidad, como las sinapsis es para el cerebro.
A través de los idiomas no solo nos conectamos con el otro, sino que, casi en la misma proporción de la energía oscura con la visible, estamos uniéndonos de tal manera que, la humanidad no sólo está formada, está unida, por los idiomas, sino que, está solidificándose de una manera inconsciente.
Y si tocamos este tema: el inconsciente. Podemos pensar en el inconsciente colectivo de Jung, más aun y he aquí lo importante, en el inconsciente universal.
Y no es tocar o sacar la pelota afuera del campo, como se suele decir en el futbol, sino comenzar a pensar, que el mismo pensamiento se nutre (sus raíces chupan, como hacen los pelos absorbentes) del fondo de ésta energía oscura.
Ahora salgamos a la superficie, es saludable, y veamos: el arte. El arte es el resumen de lo que es vida, de lo que es mundo; pero, pero como expresión.
Esto ¿qué quiere decir? que lo representado, lo que fue representado por Shakespeare o Sófocles, es aquello que sucede en la vida diaria, pero dentro de un escenario. Es ver allí lo que nos pasa todos lo días, pero que por estar atareados, no lo podemos ver, no lo podamos ver.
El arte entonces es como el cuarto ojo del hombre; si bien una tragedia de Sófocles, es una representación de la realidad, pero está representado bellamente, es decir al explicarla, mejor si decimos al exponerla, la pinta, la adorna de tal manera, que salimos no sólo entendiendo sino embellecida nuestra alma, mejor si decimos nuestro espíritu. El arte es describir, encontrar parte de eso invisible, de esa armonía invisible de la que nos hablaba Heráclito.
Saliendo ahora al campo abierto, vemos que el arte no solo nos hace ver, sino que a través de él, iluminamos al mundo y a la vez, como rebote lo devoramos, es nuestro alimento; más aun, sí es más crudo, más fuerte, como aquello que nos causa dolor, sufrimiento.
He aquí las palabras que resuenan todavía sobre el mundo las que dijo Hölderling: “Bendice todo lo que te sucede y sé propenso a la alegría”
Todo lo que te sucede, es decir lo que eres y dices rechazar como el sufrimiento, el dolor; son los que te sumergen, son el lastre que te sumerge para que tu espíritu, que no es más que el motor y su hélice, te impulsen por reacción, el mismo mar, la misma vida.
Eso que no vemos, eso que no queremos y es vida, es muy difícil separarlo de lo que nos destruye. He ahí, la atención, la precisión, que tiene que tener el hombre, cuando avanza en y sobre la vida, con ese bastón, con punta de acero y mango de nácar, llamado razón; pero, pero la razón es solamente una guía, un palpador que nos vuelve más precisos.
Pero todo lo demás, lo que no podemos ver y entender por medio de la razón es esa armonía invisible y que poco a poco la sacamos a la superficie, principalmente por el arte y así embellecemos a está nuestra criatura, a este nuestro mundo, que todavía está en pañales.
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.Gracias. Karigüe
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