agua correr
avanzaba como presurosa, como
si la pendiente, la caída, la
empujaba hacia abajo
como si escuchara el llamado
del mar, mientras la tierra
árida extendía sus tentáculos,
eran los hombres hambrientos
aquellos camayos que colocaban
piedras como dique para
que el agua se desvíe
la veía como cuando una
madre ve a su cría que la
devoran, la consumen
me imaginaba entonces la
razón por qué el mar rugía.
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