sobre una ventana vertical,
abierta
la lluvia se convierte en sonido
y es como cuando las olas
irrumpen sobre las rocas
como si las casas hablasen
un idioma, intentaran
desarrollar un lenguaje
como alguien que toca la
puerta solo para peguntar,
y el dueño de la casa lo
hiciese pasar
una amistad con las cosas,
tal vez hasta cariño; como
vapor que brota desde el
abismo que nos separa.
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