debe haber, debe existir
un nuevo amanecer
despertar en el jardín de mi niñez
allí en donde el paraíso era
mi sueño, era lo que yo
vivía con esa inquietud
con la que hoy busco
ya no quiero bajar a la
ciudad, en donde la gente
en lugar de caminar corre,
en donde en lugar de
hablar gritan
quiero escuchar su voz, ver
sus ojos melancólicos llenos
de ternura
y sentirla cerca, como la
tuve por un tiempo, en el
que estuve ausente.
Karigüe
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