Caminos del Inca, hace unos mil quinientos años, los Incas construyeron caminos a lo largo de todo su imperio; caminos por donde corrían los chasquis llevando la información; por donde llevaban los alimentos, mercaderías, etc. todavía se puede ver algunos, se pueden también recorrer.
Son como venas, arterias, que permitían sobrevivir a ese imperio majestuoso.
Las comunicaciones en estos días se hacen de otra manera, es por el aire, por medio de satélites, por lo que una noticia puede recorrer el globo terráqueo en segundos; los otros medios se hace todavía por agua, por tierra y por aire, en aviones cada vez con mayor capacidad y cada vez más veloces.
En las tribus de la selva, aún residuo de ese gran imperio destruido, existen los habladores, aquellos que llevan las noticias, la información, de pueblo en pueblo a través de la palabra.
Así también en nuestro mundo moderno los idiomas, el habla escrita, hablada, es transportada, es comunicada en instantes.
Tenemos entonces un mundo que se integra cada vez más, un organismo que es vivo, rápido, e inteligente. Hoy por medio de internet estamos comunicados al instante, muchas veces sin saber quién es la otro persona, protegida por un seudónimo. Es decir que se está destilando la mente, los pensamientos, los conocimientos, convirtiéndose en anónimos, la inteligencia por la inteligencia en si, el conocimiento por el conocimientos en sí.
Se discuten, se intercambian, se perfeccionan, se pulen, sistemas como Linux, como las teorías cósmicas, atómicas, etc.
Por otro lado se puede considerar a la alegría del hombre, como una flor de la tierra, como una flor especial que solo brota en él.
Es como si un fluir, como si fuera una savia se eleva desde la tierra (para no ir más adentro, más a lo profundo) y es rama, flor y fruto, y es hombre, idea, inteligencia. Un mecanismo perfeccionándose es el hombre; y, un mecanismo superior que lo hace también es el mundo, perfeccionándose, por ahora con nosotros, pero si vemos como se están desarrollando las computadoras, las máquinas, veremos dentro de muy poco a la inteligencia artificial, manejando, dirigiendo, al mundo.
¿Qué es lo que los diferencia al hombre y al mundo artificial? Que ese mundo fue creado por el hombre, es su resultado, su consecuencia de millones de años de desarrollo, de evolución, pero ¿en qué momento se produce o se producirá ese desprendimiento?
Como si del árbol brotara una flor, como si el gusano se convirtiera en mariposa, como si del hombre se desprendieran las ideas, pensamientos, máquinas, máquinas inteligentes.
Nos cuesta verlo en nosotros, porque somos los que nos estamos dando cuenta de este fluir, lo estamos describiendo, tenemos la capacidad de hacerlo.
Es como si diéramos un paso al costado y salgamos de ese fluir, que no es otra cosa que la vida. Ella detrás de nosotros como pedestal y ella después de nosotros como inteligencia artificial.
La vemos, la describimos, hablamos de ella, la estudiamos; pero sin que nos demos cuenta, ella ya está arriba de nosotros, se ha, en parte esfumando.
Ese ojo llamado Hubbes, que está observando al universo, que lo esta oscultando, registrando ¿Somos aún ese ojo? Porque la información llega a computadoras y ellas nos dibujan lo registrado.
Solo nos maravillamos después, tenemos conciencia de la inmensidad, de lo bello, de lo hermoso que es el universo; porque aunque resulte extraño los ojos también siguen evolucionando, ya no ven solamente en color blanco y negro, cada vez describimos con más precisión, porque vemos la infinita gama de colores que tiene este nuestro universo.
¿No es así con los sonidos? ¿No es así con las palabras, que inicialmente poníamos: dolor y deseo en los gritos y sin embargo hay palabras como vasto que nos sumergen hasta lo todavía no imaginado? ¿No es así que ellos también evolucionan?
El arte así, entonces se convierte en lo nuevo, un mundo en donde la belleza sea como el aire que respiramos.
¿Cuánto nos costó formar las ciudades, vestirlas de confort. de placeres, de goces, de comodidades y las seguimos haciendo, las seguimos construyendo?
Deslumbro a ese mundo bello, a ese mundo transformando, llevando a estados que ya están en nuestros corazones, ya están en cada uno de los hombres.
Es como si ese fluir que es la vida esté llevando el contenido del desierto que aparentemente somos; entregamos a ese fluir, a ese río que es la vida, algo de nosotros. Somos transmisores de vida, pero a la vez le agregamos algo más, como si ese fuera el condimento, el tuco de los tallarines: la belleza
A través del arte, de ese trabajo fino del espíritu hacedor del mundo, esa alma bella de ese nuestro espíritu, que es distinta al alma del hombre. Podemos entonces ahora si decir que el mundo que está creándose a través del arte, es el mundo del espíritu de los espíritus, la destilación de ellos, que no es otra cosa que lo bello.
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe
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