qué paz, qué plenitud
te da el volar en las alturas
como el cóndor
el planear,
jugar con la respiración
de la tierra
con el viento que brota
en el cielo y baja por
las montañas meciéndote
ver, como te visita
cada mañana el sol y
cómo se va para entregarte
la noche
allí, si allí ere uno mas
un astro en el latido de
la nada
un eco
tal vez
solamente.
Karigüe
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