Nos aliamos, buscamos alianzas, tratamos de convivir de la mejor manera; construimos ideas, palabras, frases, integradoras, creadoras de ese sentido común, el más extraño y raro de los sentidos.
“La desmesura es enemiga del éxito y de la felicidad” Todos estos pensamientos han salido de nuestra historia, como aquel punto medio, la prudencia que tan bien la supieron tratar los Griegos Clásicos; y, ha llegado a nuestros tiempos como la forma de pensar, de vivir, de sobrellevar esta vida en comunidad.
Hay tareas difíciles de llevar acabo, de cumplir, poro hay que hacerlas: los mandatos.
Dentro de nuestra estructura mental, cerebral, que está en las neuronas, en las sinapsis; es, debe ser, tan complejas; pero más aún los legados culturales, aquello que nos imponen una cierta comunidad, la comunidad en donde vivimos. Esto es muy fuerte en los emigrantes, aquello que cambian de país, de ciudad, de gente, de grupos de gente.
Son códigos, maneras de comportarse, de relacionarse, de comer, de hablar, de conversar, que para el del lugar es una cosa común, pero el llegado tiene que hacer un gran esfuerzo para poder adaptarse.
Cuando se presenta una crisis, a todos afecta, se produce algo así como un hecho revoltoso, en estos casi se empareja; porque los llegados a veces tiene soluciones, formas de enfrentar crisis, que resultan hasta victoriosos. Los famosos anticuerpos, que pueden ser físicos, mentales o culturales.
Pasa así con nuestros genes, nuestras benditas células, ellos y ellas tienen que estar en constante atención, a posibles ataques, a formas de comportamiento extrañas, como debe ser una enfermedad, un cáncer por ejemplo.
Más aún las crisis, o simplemente las funciones que cumplen aquello almacenado en las neuronas, aquello ó sector de cerebro que tiene que dar, aportar ideas, soluciones a conflictos, que muchas veces son personales, éticos, o simplemente de creatividad, artística.
O sea que la vida es todo eso también, esas relaciones, esas interrelaciones entre el mundo fisco y el metal; entre el hombre y el mundo.
Un entretejido tal que para algunos es hacerlo o tenerlo, o recibirlo de herencia; y, es como una hamaca paraguaya, desde donde viven, desde donde comparten la vida con los demás.
Viene entonces la actitud, aquella decisión que solemos tomar, ese animo, ese espíritu, capaz de tomar todas estas cuestiones de relación y ordenarlas, canalizar y tener lo que se dice una personalidad, una actitud para enfrentar la vida, la vida con uno mismo y con los demás.
Eso ¿dónde está? Con seguridad en el cerebro, en alguna parte del cerebro está nuestra voluntad, esa fuerza capaz de mover montañas, arrasar pueblos, como construir fortalezas y ciudades, comunidades, en donde habitar, en donde morar.
Y ahí ese misterio llamado vida, que nos sobrepasa, es algo que no está a nuestro alcance, como si la vida fuera un dios, un ser, capaz de ver, de agradecer e inclusive castigar aquello que atenta contra su existencia, su durabilidad.
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe
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