martes, 1 de abril de 2008

Libro “El silencio” – Capítulo 8

DEMORAR ES RETORNAR

Las cosas, los seres, las pasiones, las angustias, los sueños, las esperanzas, etc., son universo, son partes de él.
El tema que nos deberíamos plantear es: ¿qué es el universo? Lo más simple es decir: es todo lo que nos rodea, todo lo que somos. La cuestión ahora es ¿quién es el que mide? El mono que piensa, el mono que mide; pero a la vez sabemos que es un ser que está haciéndose.
Sin embargo, trata de saber, intenta saber; para ello ha creado herramientas fantásticas como son las ciencias, las técnicas, la mente, la reflexión, la percepción, el análisis, etc. Todas estas, tentáculos externos e internos, con distinto nivel de evolución.
Ampliemos un poco mas este tema.
El hombre ha creado herramientas como las máquinas, las computadora, etc. Todas estas son herramientas sofisticadas, que tienen la particularidad de ser cada vez más autónomas, más automáticas.
Además, ha creado, ha cultivado, otro tipo de herramientas que siempre lleva consigo, las porta; estas a la vez son cada vez más sofisticadas y automáticas también; ellas son: la reflexión, el entender, el comprender, el pensar, el analizar.
A ambos tipos de herramientas no se los debe ver muy diferente.
Este ser tiene conciencia de los dos mundos. La conciencia viene de la palabra ciencia, es con – ciencia. Es la ciencia la que le ha aportado al hombre la conciencia y no al revés. La ciencia viene o ha brotado del conocimiento, de aquello que es lo más cercano a la esencia de su ser.
El conocimiento no es otra cosa que el saber más profundo y casi completamente automático, introducido como raíz.
La conciencia en sí es como la punta de este portentoso Iceberg llamado conocimiento.
No debemos olvidar que este ser no es una unidad compacta; está formando de partes que se intercambian, que se interrelacionan mutuamente y constantemente. Basta para ello ver su cuerpo, sentir su alma y contemplar su espíritu.
El conocimiento sería como la sangre de su ser, que circula por todo su cuerpo y tiene por corazón, el corazón su alma.
Al ser el conocimiento lo que circula por su alma, a ella la purifica, la irriga, y lo interesante de todo esto es que incluye en su paso, purificación y alimentación de su espíritu.
Veamos qué es el espíritu. La palabra espíritu proviene de pira, una pira que se enciende. Es pira, espiral, pero esa espiral es él. Espíritu es algo que crece de la naturaleza, brota de ella como brota un árbol que después es leña, para luego ser fuego. Leña que se quema en la atmósfera, en el aire, que cubre la faz de la tierra. En el hombre esa atmósfera es su alma.
Esa luz, ese calor que brota de la pira quemada, encendida, es con lo que está presente el hombre; pero además de ser presencia, es la mano que lo alimenta con la acción, con el actuar, con el vivir, con el existir.
Cuerpo, alma, espíritu, inclusive conocimiento, mente, conciencia, son como cáscaras de cebolla; necesita de ésta figura metafórica, para entender. Cáscaras oscuras, silenciosas, que cubren algo, algo similar a lo que es un agujero negro en el universo; capas con poros transmisores, puentes, pasajes, túneles a otros universos, a otros mundos.
Un poro del cuerpo es el que une al mundo interior, al cuerpo interior con lo exterior. Es un elemento transmisor, conector, que mantiene vida, que trata de hacer y de convertir a las cosas, a los cambios de cosas, en cambios, en cosas lentas, en cosas que se demoren.
El hombre es eso, es sólo un poro que demora y en ese demorar logra conocimiento, sabiduría, más vida. En ese demorar construye, se construye, es una forma que late como late su corazón: un poco para afuera un poco para adentro, un vaivén permanente, constante, una corta oscilación para permanecer como el colibrí suspendido, extrayendo, chupando la savia de la vida que crece, que brota de la naturaleza.
Nos hemos olvidado de muchas cosas, como es este latir permanente, este aleteo que nuestro ser tiene que hacer permanentemente. No sólo no lo vemos, sino más aún, lo hemos olvidado.
Pero en alguna parte de nuestro ser, de nuestras células, de nuestros genes está guardado este secreto que de vez en cuando nos llega, nos hace recordar que el camino recorrido es un camino que va en sentido contrario al camino de la vida, del universo, y de los universos.
Un camino de retorno.
Karigüe

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Gracias. Karigüe

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