es la pista de aterrizaje de
los pensamientos; la ciudad,
el campo que los rodea, el alma
por allí despegan lo que el hombre
hace, lo que el hombre quiere, inclusive
su inconsciente; es decir su espíritu
el que luego como los ojos de
un águila ve a los dos desde
la altura que va tomando
pero aun nos rodea como
una coraza, ese cuerpo mudo
que nos da morada, alimentos
que tiene almacenados desde
hace mucho
de tal manera que si te preguntas
¿quién eres?
bajas la mirada
y callas.
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