LA VIDA
Puede uno con la imaginación volar por el tiempo, puede uno con la imaginación volar por el espacio sin siquiera mover un dedo. ¿Es la mente, aquello que reemplaza a la naturaleza?
¿Es la naturaleza misma, esa costumbre mantenida y potenciada con el tiempo, la que a través de nuestra mente se vuelve invisible; invisible por lo menos para nuestros sentidos?
La segunda parte, es él eje de este tema, de esta cuestión: “Nuestros sentidos, nuestros benditos sentidos, aquellos con los cuales sentimos, registramos; ojos son, poros son por donde entrar y por donde extraemos algo del mundo, del mundo exterior. Pero ¿Qué es ese algo?
Las cosas, los sucesos, lo que sucede a nuestro alrededor; como si ellas y ellos fueran el alimento para un segundo cuerpo, un cuerpo dentro de otro cuerpo: el alma. Allí se produce la digestión; pero como el cuerpo también el alma en sí es un organismo, compuesto, formado de órganos; pero ahora sí, los órganos son invisibles. Cada uno una función. Podríamos encontrarnos y por cierto que nos encontramos, en una situación similar a la de Hipócrates, el padre de la medicina. El se encontraba con un cuerpo que no había sido abierto, se lo consideraba una unidad, por lo tanto los remedios o medicamentos que se aplicaba, era para el cuerpo en si, sin poder identificar la parte como lo hace ahora la medicina moderna.
Lo mismo nos pasa a los modernos, hablamos del alma como si ella fuera una unidad, única; a lo sumo lo poetas dicen: “los andariveles, las galerías del alma” ó lo Psicólogos hablan sobre el yo, el super yo, la mismisidasd, etc.; pero todavía no nos hemos atrevido a diseccionar al alma, abrirla, verla, estudiarla como sí ella fuera una cosa mas; como ahora en si es considerado por la medicina, nuestro, agradable y algunas veces no agradable, cuerpo físico.
Así, luego de diseccionar el alma, pasaremos a diseccionar el espíritu. No hay duda que esta es una tarea para la ciencia, para los científicos, no para nosotros que lo único que tratamos de hacer, es ver, describir, y luego avanzar. No hay duda también que esto último es una tarea de exploradores, de aventureros por y en el campo de nuestra ignorancia, que sin lugar a dudas está muy denso, muy poblado, por cosas que se han ido adhiriendo a lo largo de tiempo, como se adhiere el polvo sobre el cuerpo cuando caminamos. Lo único que estamos tratando de hacer es desempolvarnos.
De alguna manera estamos mirando para atrás, estamos sacudiéndonos el polvo adherido, aquello que no nos deja ver bien lo que ahora somos: los mitos.
Pero hay un aspecto interesante. El polvo, aquello que tratamos de superar, de sacar de nuestra vista, de nuestra mente, es aquello mismo que no solamente sirvió para proteger, para proteger nuestra evolución, nuestras nuevas pieles; sino que las hizo madurar, sino que además las alimentó.
Esto quiere decir que, hemos ó mejor dicho la vida o lo superior a ella, llegó invisible y se va constantemente de forma invisible y se terminará yendo de una forma tan invisible como la que llegó.
Y que la naturaleza, el hombre, etc., sólo son formas creadas, solo son formas de ser, inclusive erigidas, formadas con cosas tomadas del medio, de la tierra, del universo, y que luego se devuelven.
Si bien va quedando una forma labrada como es la cultura, las ciencias, es decir conocimientos; que en último caso podrán quedar o no, el resultado resulta irrelevante. Por lo tanto lo que vemos, lo que tratamos de ver, de saber, de conocer, es lo que somos, lo que hemos logrado ser, lo que eso invisible ha logrado tomar del medio, para ir representando, haciéndose presente, presencia en presente, sobre la tierra.
Quedan dos materias o temas a seguir: ¿La evolución, es decir la forma que va tomado esto a lo que podemos llamar espíritu, tiene un sentido, un fin, un determinado fin? La segunda lo que ve, lo que toma conciencia ¿es realmente el mismo espíritu ó algo ó alguien diferente ya, el hombre? Vallejos dijo: “Tu no tienes Marías que se van, por lo tanto el hombre es el dios…” Algo que se está haciendo presente y algo ó alguien que ve. Dos partes que tranquilamente parecieran que son partes del mismo espíritu, esta deducción se ha hecho con el fin de presentir o intuir que también el espíritu está compuesto de partes, que es un sistema también.
Sistema sobre sistema, encadenados, eslabonados, unidos unos a otros, como si fueran lo mismo; y que nosotros lo presentimos, lo sentimos, inclusive lo pensamos, porque es algo que esta extendido en el tiempo.
Es decir que el tiempo es aquello en lo que se extiende y por lo tanto se puede ver, no sólo lo que somos sino aquello de lo que somos, lo sagrado: El Dios. Solo en el tiempo el espacio puede ser, puede estar presente. Que pasaría sí se detuviera el tiempo, sí todo estuviera quieto. La quietud permanente, no habría movimiento, ni latidos, ni hambre, ni deseos, ni miedos.
Un espacio quieto puede lograr ser infinito, puede lograr ser eterno, silencio puro, cosas, pero no sucesos, no hechos. Estar, solamente estar.
Pero he allí el primer latido, he allí el big bang, he allí el pensamiento, la idea, el sentimiento. Suelto el espíritu, se convierte en tiempo y traspasa las cosas de otro mundo, de otro universo anteriormente brotado, así podemos introducirnos a lo largo del tiempo, y llegar al tiempo original, por lo menos a imaginarlo. El Dios, de él dios al dios, de la vida a la muerte, del silencio al ruido; en el medio la vida, en el medio la fiesta, el carnaval.
El regalo, el presente, divino que nos brinda Dios: la vida.
PRÓXIMO CAPÍTULO: lunes 1 de Octubre
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Gracias. Karigüe
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