veo al mundo con los ojos
de un águila cansada
aquel mundo que hervía
en mi corazón hoy está
afuera, mi alma volvió
a ser el desierto de siempre
¡Ay vida!
sagrado ángel que te posas
por un tiempo en mi corazón
qué tiempos aquellos, de
primavera, de cosecha
y siembra a la vez
levanto mi mirada al cielo
profundo y mi corazón
respira con él la inmensidad
callo, es como si ya no tuviera
alma.
Karigüe
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