No me he sentido separado
nunca
ya que de niño mi soledad
la compartía con lo que me rodeaba
Ese cielo azul, ese río, ese
mar, esa montañas que al
crecer hacían brotar como
heridas a las quebradas
a los valles
inclusive el cóndor, los
pájaros, los claveles y las
rosas
todos me acompañaban desde
cuando jugaba con ellos
vivo ahora entre muros
de acero y cemento, pero
qué importa ya
ellos viven dentro de mi
¡Cómo voy a estar solo!
Karigüe
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