Los ruidos de las ciudades
de las máquinas
aturden
mientras a lo lejos
el cielo permanece inmóvil
sobre esas cúpula azul
como si el hombre tuviera
que obrar,
abrir como tules de niebla
entre la espesura del bosque
allí construye sus moradas
temporales
pero vela en lo abierto
como las montañas
el río y el mar
Y si hay algo común
algo que nos une
es el anhelo, una esperanza
que madura lentamente.
Karigüe
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