Cuando uno medita, es una manera, una forma de atención, de tener la mente fija en algo o simplemente vacía, mejor dicho tratar de que esté vacía. Es un camino, una forma de percibir a nuestro ser, a eso que está ahí y que tal vez somos en realidad. Lo que hacemos es ir desmenuzándonos, haciendo que eso que está ahí en nosotros sea, sea presente.
Otro camino es el de la poesía, pero aquí lo que sucede es que a medida que uno se va adentrándose, va dejando fluir eso que es. En el momento de la inspiración se deja que eso que ya es sea, sea dicho en el poema, de una forma natural, de una forma sencilla y hasta agradable.
Con respecto a la poesía nos podemos remontar a Esiodo, lo que realmente hace es imaginar a los dioses, les da un orden; una fantasía realmente. Fue como crear un depósito a donde ir poniendo, mejor si decimos a donde vaya fluyendo eso que ya está en nosotros, que tal vez estuvo desde siempre o se fue formando, me inclino por esto último.
De todas maneras hay un ser que está en nosotros y quiere ser. Tenemos herramientas como el yo, la conciencia, el intelecto en si, como para que eso sea. También tenemos la meditación, como a la poesía. Es decir tenemos una serie de caminos para que sea.
Pero eso está también afuera; ya sea que fue puesto ó se fue destilando por lo vivido, por lo experimentado, a través de la vida del mundo o de nuestra vida personal. Ello se fue haciendo de una manera directa e indirecta y en realidad está fuera, es nuestro mundo exterior.
Uno el personal y el otro el que compartimos con lo demás.
Nuestra alma en sí estaría en el medio, seria como un puente entre estos dos mundo, en realidad son universos.
El mundo occidental está tratando de obtener su armonía a través, por ejemplo, del Psicoanálisis u otros métodos. El mundo oriental a través, por ejemplo, del Budismo. Lo que trata, en ambos casos, es obtener equilibrio, paz, armonía.
Le Budismo en si es una Metafísica, respuesta a un mundo que aún permanece desconocido.
De todas maneras son métodos respuestas a través de las religiones, de sistemas o procesos metafísicos, tanto occidente como oriente están tratando de encontrar puntos comunes e intermedios, y con seguridad será así, las respuestas que necesita nuestro ser no son muy diferentes.
Para nuestro interés, es situar al alma como puente, como medio, como camino a que eso que está dentro nuestro sea y eso que está afuera el mundo sea también. Es como tener dos pies para caminar, dos manos para agarrar. No olvidemos que la palabra humano viene de manos, un ser que tiene manos, que obra.
En este caso para el alma, para el alma del hombre sus manos son: una de ellas un ser ahí, la otra un ser allí, el ser del mundo exterior. Bueno he aquí las dos manos, con las que el alma obra, y lo está haciendo, en todo momento, constantemente.
Es una piel flexible, que vibra. El ser del hombre no es solo su mismisidad, es el mundo, es la presencia del mundo lo que hay ahora. Para ser un poco asépticos es un fluir, un fluir entre dos opuestos, en esto no hay mucha diferencia a lo que nos decía Heráclito, no sólo por los opuestos; sino por el fluir como un río, además por algo que estamos dándonos cuanta en estos nuestro tiempo de velocidad, es aquello que: la armonía invisible es superior a la visible.
Y no es que solamente la armonía invisible está en el alma, también lo está en el mundo; y es la que por estar expuesta ante los otros, el no ser nuestra únicamente (nuestra como consideramos a nuestra alma) la rehuimos, le tememos simplemente, porque es nueva. Eso que hoy es, es lo que hoy está y además es nuestro próximo paso; ya no es pasar del agua al aire sino del mundo interior al exterior, al mundo, que allí está fresquito y coleando, como se dice.
De alguna manera el equilibrio, la paz, hasta ahora se logra con la meditación, podemos poner como ejemplo al Budismo, no estamos hablando de religiones. Pero ello es como andar con una sola pata, tratar de obrar con una sola mano, tenemos que encontrar nuestro equilibrio, paz, armonía en el mundo, en nuestro mundo exterior; con los otros ya que formamos parte de un organismo llamado humanidad.
Me imagino lo que pueden estar pensando nuestros formadores, los seres por los cuales somos, es decir nuestros genes. Ellos podrían decir: ahora les toca, les toca perder su individualidad en pos de algo superior: el mundo. Así como nosotros los formamos a Uds., bueno ahora tienen la tarea, la obra, de formar al mundo; ó creen que en Uds. se termina la obra divida de la creación; la obra divina de la creación es una obra inacabable, infinita, eterna, y Uds., solo son nuestros descendientes, por no decir hijos.
Hay un libro muy hermoso de John Paul: “La edad del Pavo”. Realmente esa es mi percepción, estamos en esa edad, en la edad del pavo, estamos tironeados como hijos de padres separados. Y aunque es un poco fuerte esta figura, es así; pero no es que los padres se hayan separado sino que nosotros no sabemos como convivir con los dos, no nos damos cuenta.
La armonía invisible está también en el mundo exterior; pero lo que en realidad está es el medio como estuvo el aire y las circunstancia de que el mar se retiraba, ello nos llevo ha que teníamos si o si que fabricarnos los pulmones, ahora no es muy diferente, el animal que piensa, es decir el hombre, tiene que fabricarse, construirse elementos, órganos, capaces de convivir y en armonía con el otro, con los otros, dentro de este nuevo medio ambiente llamado mundo.
Se ve en los hijos únicos que no pueden o tienen dificultad más que los otros en perdonar porque nunca compartieron cosas, ya que no tuvieron hermanos, el hombre en la medida que se encierra en sí mismo y no comparte con el otro, con los otros, no sabe perdonar y lo más importante no saber perdonarse, aceptarse, comprenderse.
La primera vez que vimos nuestro rostro fue en un charco de agua, pero antes ya presentíamos cómo éramos por la opinión de los demás, los demás eran una especie de espejo para nosotros, y lo siguen siendo, pero ya en una órbita superior, en una órbita como la hélice del ADN o la forma como avanza un tornillo. En este caso nos tenemos que ver en el otro, pero ya como un eco; la empatía, el saber interpretar al otro, lo que el otro está sintiendo, pensando, esa es la órbita superior, eso es el avance desde la primera vista u opinión.
Nos vemos en el rostro del otro, pero el que mira ese rostro ya no soy yo solamente sino que es otro también, mi mirada es ahora una mirada en común unión, en comunión, el corazón ya no sólo está adentro sino es como un fogón alrededor del cual nos sentamos, como en los tiempos de fuego, alrededor de él.
Es ese el corazón de mundo una comunión de los corazones de los hombres, un corazón más grande, de un ser que nos superará, eso realmente es el fluir; nosotros fluiremos.
Si ha leído este capítulo, me gustaría escuchar sus comentarios, enviando un mail a pensamientos@karigue.com.ar.
Gracias. Karigüe
2 comentarios:
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