lunes, 21 de diciembre de 2009

Libro “El Mundo” – Capítulo 9

EL MUNDO COMO IDEA

El mundo es una cosa que se forma, que se está formando; nosotros también.
Esto significa que nada está acabado, todo y todas las cosas y los seres están en camino, como el universo en sí, un camino, una vida, una existencia, que se presiente, se percibe, como hacía la precisión, hacia la perfección.
Sin embargo, tanto un gen como una célula, un órgano, un sistema, un hombre, una comunidad, un país, la humanidad, el mundo; sufrimos, sentimos los dolores de un parto, de un nacimiento constante, cada instante, cada día, cada año, de nuestra existencia.
El existir, es el estar aquí, el estar presente, junto a lo que nos rodea; sufrimos y por qué no disfrutar también de sus cambios.
El permanecer atento con la mente lo más clara posible y observar, ayuda, ayuda solamente a ver. El sufrimiento en sí lo tenemos que padecer, vivir; aunque sabemos que muchas veces es injusto; nosotros no dejaremos de luchar contra ello. Tal vez como decía Kafka: “No dejare de luchar, hasta el último día de mi existencia, contra el mal”
Como en este caso, estamos describiendo, analizando, tratando de comprender, a nuestro mundo. No debemos de olvidar que dentro de él vive y siempre estará, la injusticia, lo todavía no bien hecho, lo todavía por conquistar, ver y digerir.
Supongamos, solo supongamos, que este nuestro mundo sea perfecto. ¿Cuál sería nuestra tarea? Sí, tal vez solo vivir, existir, la verdad no seria tan malo, es decir podríamos vivirlo.
Este fuego que nos lleva a obrar, ha hacer cosas nuevas, ha experimentar, se apagaría; como se apagaría la tierra, como si la lava que está, que está hirviendo, latiendo, tratando, y por supuesto lográndolo muchas veces salir, ser expulsada, para convertirse en cenizas, renovándose. Sí, la tierra renueva su piel de vez en cuando, tal vez cada sesenta ó quinientos millones de años; pero como su tiempo de existencia es de uno cinco mil millones de años, su tiempo de renovación parecería poco.
¿Por qué nosotros, el mundo, deberíamos dejar de cambiar, de renovar nuestra piel, nuestra forma?
Esas pequeñas y suaves tormentas en la naturaleza, la ira en el hombre, los conflictos en el mundo, son y deben ser, esos cambios; ese cambio que late en el universo y que en cada cosa es solo un eco.
La vida, el pensamiento mismo han brotado como un big bang; se están expandiendo y llegara a su contracción, a la muerte en sí, pero ¿desaparecemos? No lo creo, debe quedar estampado en la materia oscura todo lo que, aunque sea en un instante, vive dentro del universo. Un vientre que almacena, lo vivo, lo existente. Se extrae de ese vientre y lo convertimos en presente, presencia, por un tiempo está como obra, luego se pierde, aunque deberíamos decir que se almacena en ese vientre oscuro. ¿Será así también nuestra existencia?
Si vemos el camino del agua, como un movimiento espiralado; pero que avanza, que avanza como lo hace un tornillo. Llegó a la tierra, se queda por algún tiempo, como para hacer, como para fecundar varias veces a este óvulo llamado tierra, llamado planeta tierra, y de ahí brotar, ser naturaleza, hombre, mundo.
De lejos se vería cómo la tierra se prende y se apaga, como una luciérnaga, una vida más que titila, cómo las estrellas que laten, cómo las galaxias; como ese latido inmenso que tiene la materia oscura y al que hemos llamado big bang.
Todo esto aunque sea por un momento, por instante, no solo imaginarlo, sino percibirlo que está aquí presente; y, nosotros y la tierra, sólo como órganos a los que les llega ese o esa sagrada sangre que es el agua, sangre del universo Sentir, eso sí sentir que somos parte de algo más grandioso que inclusive el mundo, ya que para eso el mundo solo seria como una idea.

Karigüe

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Gracias. Karigüe

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