lunes, 4 de abril de 2011

Libro “El arte"– Capítulo 2

CONFIANZA

En la medida que vamos avanzando, vamos creciendo, es como aquellos misioneros que se internaban en la selva amazónica, tratando de convertir, de evangelizar, dar a conocer la palabra de Jesús, a los nativos, a los salvajes; tratando hacer conocer su religión.
Nos encontramos, no tanto podemos decir con paredones, sino con la oscuridad, el silencio, la niebla, que no nos deja ver, no distinguimos; como es por ejemplo en tratar de entender otra forma de ser, otra forma de pensar como la que tiene los pobladores del Amazonas; mucho más nos va a costar entender a los animales, a los fenómenos, como el rayo, el trueno, el viento y más aún a lo estruendoso que es el universo.
Por lo menos tenemos a la palabra, ese sonido con significado; allí ponemos lo que queremos, lo que deseamos, lo que tememos; nuestras angustias, nuestras esperanzas, nuestros sueños.
Pero aun más, desde los Griegos antiguos, desde el despertar de la humanidad, como fueron lo Presocráticos, hemos comenzado a pensar, a crear ideas; a tratar desde Parmenides al Ser, a aquello que es desde donde todo es, aquello que nos contiene, que nos da vida, que nos da la posibilidad de ser, de estar por un tiempo en esta nuestra morada llamada tierra.
Esiodo cuando encuentra un pez petrificado en las colinas de Grecia, se imagina que algún día el agua cubrió la tierra e imagina que el animal, el hombre en sí brotó del barro; de ese barro que se forma cuando el mar se retira, cuando el agua se va; desde entonces tratamos de imaginar que hay un elemento primero, como Tales nombra al agua, Heráclito al fuego; Empedocles al viento y Parmenides al Ser.
Han pasado más de dos mil años, desde entonces hemos avanzado, hemos crecido, con los conocimientos que han brotado del diálogo, del pensar.
Comenzamos siendo hermafroditas, luego nos separamos; para más adelante a través del pensamiento otra separación: la del yo y el tu; nos hemos preguntado, hemos creado un dialogo entre el alma con ella misma, es decir entre el tu y el yo.
Ahora en nuestra era de Platino se está produciendo otra separación; es bueno aclarar aquí que el universo en sí es una constante separación, desde su creación, desde el big bang.
El tu es lo almacenado, aquello formado por la experiencia, lo vivido, lo que hemos ido digiriendo; primero el grito, luego el nombre, la palabra, para terminar nuevamente en el silencio.
Desde hace no mucho el hombre, no sólo salió a descubrir nuevas tierras, nuevos astros, nuevas galaxias, sino que está adentrándose en el y va encontrando otro universo tan maravilloso como el exterior. Los sueños son recuerdos, ellos nos traen como en cuenta gotas aquello que hemos olvidado.
Si bien con los conocimientos adquiridos, vamos sabiendo, descubriendo lo que somos, como es el caso del Psicoanálisis, como es el caso de describir la conciencia, mejor deberíamos decir creándola, haciendo como un claro en el bosque sin ser bosque, el bosque en si es lo oscuro, lo inconsciente, aquello que permanece en la oscuridad y en el silencio.
Bueno, pero estas son solo palabras que indican limites de algunos de nuestros sentidos, como es el del oír, escuchar y el de ver. Dos sentidos que lanzamos hacia afuera y hacia adentro con el fin no solo de devorar sino de describir, de conocer, de saber de nosotros.
Frente a estas dos palabras creadas, inventadas; mejor deberíamos de decir atrás de estas dos palabras está lo desconocido que late.
Está lo que somos, por lo que somos. Somos como ese trasatlántico que cruza el mar del tiempo; pero nuestra conciencia, nuestro yo es el piloto, ni siquiera el capitán, solamente el piloto, aquel que está cuidando el instante, aquel que tiene que estar despierto para que este navío no encalle; para llevar a este navío a su destino.
Pero ¿quién indica el destino? ¿quién indica el camino, la ruta? Se podría decir el instinto, la percepción, la imaginación, las fantasías, etc. es decir un parlamento, un conjunto de partes, de partes nuestras, en las cuales está indicado, está incluido lo divino.
¿Que es lo divino? Es aquella sombra que está siempre adelante nuestro; a medida que avanzamos avanza la sombra, sin poderla alcanzar nunca; sólo hay una forma de saber de ella, de saber algo de ella: es abriendo camino, siguiendo un camino el cual está de acuerdo, un acuerdo, un arreglo, una armonía con lo que siente el corazón de cada uno de los hombres que conformamos este mundo.
Pareciera que existe como un sol y que ese sol irradia una sombra, que da sobre la tierra, una sombra de cada cosa, de cada animal, de cada hombre
Está vedado aún para el hombre de saber, de conocer ese sol, pero si sabemos que existe, que está, que está presente siempre; pero tenemos solamente esa sombra con la que al acordar, sabemos, más aún presentimos el camino a seguir, el único camino.
El diálogo con esa sombra es lo humano, más aún es el arte. El conocer nuestro perfil, por ejemplo, nuestra forma física proyectada; el ponerlo en palabras, eso que cambia, no en si la sombra sino la percepción de la sombra, del perfil de esa sombra.
Nos podemos hundir en la nieve, pero la sombra seguiría flotando en ella y, a veces cuando nos perdemos, cuando estamos o creemos estar perdidos, es cuando ese sol nos deja de iluminar; porque muchas veces nos encerramos, en nosotros mismo y no dejamos que ese sol nos ilumine, no dejamos que ese sol que es la fuente de vida nos acompañe, esté con nosotros. No confiamos.
Solo en la confianza, en la entrega, es cuando el arte es arte, es cuando oscuridad y silencio disienten ya sea a través de la palabra, de la melodía, es decir del sonido con placer del alma y del espíritu o simplemente a través de las formas y los colores percibidos y atrapados.

Karigüe

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Gracias. Karigüe

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